La democracia es un zoológico

Vivimos por suerte una sociedad llena de contradicciones.
Y cuando se acercan las elecciones afloran más que nunca.
Muchos grupos y personas muestran los temas que les preocupan.
Cada uno levanta sus reivindicaciones pidiendo soluciones rápidas.
Están quienes consideran los derechos de los animales y mascotas.
Otros ven a la a las diversas identidades como el tema principal.
Algunos se angustian por el dominio universal de la Agenda 2030.
El narcotráfico y la seguridad son para algunos el problema central.
La salud mental y el suicidio es primordial para otros colectivos.
Los movimientos sociales, grupos, grupitos y grupúsculos salen a la
palestra reclamando derechos por aquello del que no llora no mama
Y bueno, es lógico que surjan los cazadores de votos en todas
estas burbujas tratando de obtener el voto de los ciudadanos.
Hay quienes hacen culto de la ignorancia en la actividad política
pero consideran que tienen una chance que no pueden perder.
Otros a puro músculo apuntan a ganar voluntades como novedad.
Están quienes con megafónicos discursos buscan seguidores.
No faltan los iluminados escépticos de todos y de todo que
consideran que las elecciones no definen nada importante.
Acá juegan un rol fundamental los partidos políticos que son o
deberían ser los canalizadores de todas las demandas de la gente.
Para empezar, deberían ser los grandes cernidores de los
corruptos, los oportunistas o quienes buscan provecho personal.
En política no vale cualquier cosa y aceptar a cualquiera para no
perder un voto, es una jugada de patas muy cortas que no rinde.
En unos días los ciudadanos estaremos como en una visita al
zoológico mirando a bichos muy diversos, desde guanacos a
gorilas, desde focas a hienas y también algún que otro hipopótamo.
Hay para todos los gustos, como debe ser en la jungla democrática.
La cuestión es si sabemos elegir bien al próximo líder la manada.
Alfredo García