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La visita de un miserable Lobo Gris por Ernesto Kreimerman

La visita de un miserable Lobo Gris  por Ernesto Kreimerman
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Qué tanto hemos avanzado en valores para que en este 2022 debamos ver a un canciller turco visitar nuestro país por unas pocas horas y burlarse de ciudadanos uruguayos de ascendencia armenia protestar por su presencia reproduciendo el saludo fascista de los Lobos Grises, prohibido, por ejemplo, en Alemania desde febrero de 2019.

Pero no sólo Alemania, también Austria prohibió el saludo del lobo gris por las mismas fechas. En un artículo publicado en la web del Comité Central Israelita, https://cciu.org.uy/el-grupo-extremista-de-derecha-mas-grande-de-alemania-es-turco-no-aleman-2o-parte/, de fecha 25 de junio de 2021, nos recuerda que hacia finales del 2020 el Consejo de Ministros francés disolvió a este grupo ultranacionalista turco, de extrema derecha, y lo hizo de acuerdo a “instrucciones del presidente de la República”, según lo informara el ministro de Interior francés, Gerald Darmanin. Obviamente, a quien no cayó bien esta resolución fue a Marine Le Pen, líder de la Agrupación Nacional, quien en su cuenta de Twitter escribió: “Esta disolución no es más que un golpe de Estado”.

La burla ante nuestras narices

Por lo pronto, el actual gobierno turco no ha terminado de digerir que Uruguay haya sido el primer país en el mundo (sí! el primero) en reconocer el genocidio armenio. Y lo hizo en 1965. Hasta hoy, el genocidio armenio ha sido reconocido por una treintena de países. 1,5 millones de armenios fueron asesinados por las tropas del Imperio Otomano, por entonces aliado de Alemania y Austria-Hungría. El año pasado, en otro hito histórico, Joe Biden ha sido el primer presidente de EE.UU. en calificar como “genocidio” las matanzas de 1915.

Lo que sucedió ahora lo vimos en televisión y también se reprodujo en todas las redes sociales (https://www.youtube.com/watch?v=3mkF4zjcy_c). El hecho concreto es que de visita en Montevideo, Mevlüt Çavuşoğlu, canciller turco, hizo con su mano la señal de los Lobos Grises, la organización paramilitar que niega la existencia del genocidio. La provocación sucedió a la salida de la inauguración de la Embajada de Turquía en Uruguay, en la Plaza Matriz de Montevideo, cuando Çavuşoğlu, que mantuvo el último sábado un encuentro con el canciller de nuestro país, Francisco Bustillo, pasó con su vehículo oficial frente a los activistas.

La burla fascista de Çavuşoğlu en nuestra plaza Matriz se produjo cuando un colectivo de conciudadanos de ascendencia armenia protestaba contra la “provocación” que significó la visita de este personaje se realizara justo el día previo a la jornada que marca los 107 años del inicio del genocidio. Una provocación y un desliz inexcusable de cancillería.

Esta provocación de uno de los hombres más importante del gobierno turco ha nuevamente puesto de manifiesto la burla antidemocrática que los motiva. El canciller Çavuşoğlu confirmó hace unas horas en Montevideo lo que su Ministerio decía en 2020 que no existía, que Europa estaba prohibiendo “una formación imaginaria, inexistente”. En aquel momento, también amenazaban: «Enfatizamos que reaccionaremos a esta decisión de la manera más dura».

Quienes son los Lobos Grises

Un movimiento fundado en los años 1960 por el fascista Alparslan Türkeş. Türkeş un partidario de Hitler y que pasó a ser una milicia del servicio secreto turco, y trabajó en la red terrorista secreta y anticomunista lanzada por la OTAN, conocida como «Stay Behind». Se trata de una organización racista, xenófoba, paramilitar de extrema derecha nacionalista originaria de Turquía y ligada al Partido del Movimiento Nacional (Milliyetçi Hareket Partisi, MHP), fundado por Alparslan Türkeş en 1961. Su nombre oficial en turco es ülkücüler (idealistas) y Ülkücü Hareket («Movimiento Idealista»).

Türkeş, el fundador de los Lobos Grises, colaborador de la Gestapo antes de fundar su propio partido, el MHP, forma gobierno con el AKP. La relación del gobierno turco con los lobos grises no es un secreto, fundamentalmente después del intento de golpe de estado de 2016, tras el cual Erdogan gira su alianza hacia los ultranacionalistas, abandonando su histórica sociedad con el islamismo radical.

Este grupo organizó decenas de ataques y asesinatos en suelo turco y también europeo siguiendo instrucciones, según coincidentes versiones, del estado turco. Para hacer un breve ejercicio de memoria, Mehmet Ali Ağca, el ciudadano turco que intentó asesinar a Juan Pablo II en 1981, era un simpatizante de esta organización ultranacionalista.

Y nosotros, ¿qué?

Lo cierto es que este inicio de conversaciones comenzó y acabó mal. Fue mal escogida la fecha de la visita del canciller y de la inauguración de la sede de la embajada; y doblemente peor, hacerlas coincidir. En términos diplomáticos, fue una burla a la decisión (valiente) de 1965 por la que Uruguay reconoce el genocidio armenio a manos de Turquía. Desde entonces, el 24 de abril para el estado uruguayo es el “Día de recordación de los mártires armenios”. Que en vísperas de tan significativa recordación, nuestro canciller reciba y celebre al canciller turco es, por lo menos, una decisión desafortunada. Un error de la cancillería que degrada a la propia cancillería y a la política de estado que tanto pretendemos todos, absolutamente todos, en nuestro país.

A la noche, en cadena nacional, el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, recordó que la Ley N° 13.326 impulsada por los diputados Hugo Batalla, Aquiles Lanza, Zelmar Michellini y Alberto Roselli, y promulgada el 22 de abril de 1965 por el presidente del Consejo Nacional de Gobierno, el Dr. Washington Beltrán, y apoyada por varios ministros de gobierno de la época. Así Uruguay se transformaba en el primer país en el mundo en reconocer la tragedia de 1915.

57 años después hemos retrocedido en valores. La historia del pueblo armenio y su diáspora, incluida la comunidad armenia residente en Uruguay no se merecían vivir estos insucesos, esta falta de cuidado e insensibilidad.

Tampoco todos aquellos legisladores y gobernantes que en 1965 encendieron la primera luz de dignidad democrática y humanista, y fundamentalmente, principista y solidaria. Y menos aún, se lo merecía nuestra democracia.

Sería prudente que hasta que no haya una sincera y seria disculpas del gobierno turco frente a esta burla nos olvidemos por un tiempo de cualquier instancia de acercamiento. Es cierto, a los países lo mueven sus intereses. Pero antes, a los pueblos, lo motivan los principios.

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