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Lo peor que tiene esta ley es el título por Roque García

Lo peor que tiene esta ley es el título  por Roque García
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El gobierno, en un gesto de dialogo y búsquedas de acuerdos, ha enviado a los senadores de la oposición el borrador de una propuesta de modificaciones a la Ley Orgánica Militar. Como quizás recuerde el lector, desde esta misma tribuna criticamos con firmeza el texto aprobado por el Frente Amplio al final de su tercer periodo de gobierno. Así que con júbilo y esperanza recibimos este borrador el que intentaremos analizar en su conjunto, es decir no solo los artículos que modifica sino los que no modifica y de alguna manera deja firmes porque habrán pasado el visto bueno de dos administraciones de signo político distinto.

Desde este punto de vista la nueva ley es mala y lo peor que tiene es el título. Se dice orgánica pero no organiza las FFAA.  Ni las reorganiza, es más las deja como están, tal cual, ancladas por intereses corporativos y desintereses políticos en una organización pensada para conflictos de los que ya no se producen más, desde hace 50 años.

¿Por qué decimos que no organiza? Porque si bien habla de dos organizaciones una administrativa y otra operativa no detalla ninguna de las dos. La organización administrativa es la actual, que no se modifica y en todo caso se establece que en las próximas leyes orgánicas de cada una de las fuerzas se abordaría. Es decir, se estudiarán por separado, fragmentadas, el legislador tendrá que recordar que decía la Ley de la Armada para ver si sus organizaciones son compatibles con la del Ejercito, por ejemplo, para responder a un todo armónico que no se determina.

De la estructura operativa, que es cuando las fuerzas cumplen su misión para las que están creadas, no se definen más que los principios y dos niveles operativo y táctico. No hay referencia a la confección de los Planes Militares de Defensa un documento fundamental en la conceptualización de todos los recursos de la nación, públicos y privados destinados a ella. De eso no se dice nada. Tres principios generales dos niveles y a otra cosa que se hace tarde.

Esto significa un retroceso muy importante con respecto a la Ley Marco de Defensa donde se estableció que es el Estado Mayor de la Defensa (ESMADE) de quien dependerá el Mando General de las operaciones conjuntas. Y también quien las coordina en su operación, el Jefe de Operaciones del ESMADE. Este cargo tan clave en la organización militar del país nunca se ocupó siendo una señal clara de la falta de voluntad política de avanzar en este aspecto.

Es una realidad poco agradable que tanto la actual ley como sus modificaciones planteadas significan un retroceso enorme en comparación con la Ley Marco de Defensa, la que fuera el fruto de un trabajo público, notorio, inclusivo en el que participo prácticamente cualquier ciudadano o grupo que tuviera algo para aportar. En ella se creó el ESMADE dotando al Estado de una herramienta imprescindible para afrontar los desafíos del futuro. Pues bien, desde ese entonces las dos leyes, la promulgada y la que propone el gobierno, han caminado en el sentido contrario, buscando mantener la autonomía e independencia de las fuerzas. Es importante recordar que para intentar romper esa lógica fragmentaria el entonces ministro Huidobro trabajo arduamente, su muerte le quitó el principal impulsor a una concepción moderna e integral de la Defensa, quien estaba convencido de la necesidad y con suficiente peso político para promoverla.

Como consecuencia de no detallar la organización operativa no es posible hablar de cuadros es decir de cuantos militares profesionales necesitamos, de que jerarquías y cuánto tiempo deben pasar en ellas o por ejemplo que cursos deben tener. ¿Contra qué se podrá comparar y decidir si la Armada necesita más o menos Capitanes de Navío por ejemplo? ¿Contra la organización administrativa? ¿No sería mejor tener una organización operacional? Es tanto el retroceso en la concepción conjunta que se sigue abundando en las jurisdicciones territoriales, detallando arroyos y ríos navegables en los cuales para los propósitos de defensa tendría jurisdicción la Armada Nacional, solo basta poner un mapa coloreado del territorio nacional de las dos jurisdicciones para entender la falta de lógica conjunta.

Tiene si, esta propuesta cosas muy positivas e interesantes pero que no pueden ser validadas a la luz de un concepto general de organización del que carece. Entendemos que hay algunos artículos que es necesario aprobar en forma urgente para remediar varias problemáticas planteadas por la ley actual, pero ¿no sería mejor incorporar estos en la ley de presupuesto y dejar para dar con tiempo y espacio político una discusión profunda sobre como organizamos las FF. AA. para operar?

Debemos abogar por una ley orgánica que profundice la Ley Marco de Defensa, detallando la organización de las fuerzas tanto la administrativa como sobre todo la operativa para llevar a la realidad la Defensa como algo integral del Estado

Desde estas páginas hemos insistido en la necesidad que por los menos el Jefe del ESMADE pueda ser llamado al senado para brindar las explicaciones técnicas que sean necesarios. Nada de esto está en la ley.

Por último, también notamos que se vuelva a soslayar la importancia del honor militar, que no se restituyan los tribunales de honor. El honor de la corporación de oficiales de la república es un activo intangible que debe ser celosamente custodiado por toda la sociedad. Nos llama la atención porque recordamos que el entonces senador Javier García en su cuenta de Twitter recogió la reglamentación del juramento de los Oficiales del Ejército que comienza “juráis por vuestro honor”. No comprendemos como ese concepto cardinal no aparece como una modificación urgente si se quiere.

En definitiva, querido lector los actores políticos de todos los partidos deben tomar cartas en el asunto y comprender que las definiciones sobre la organización de las Fuerzas Armadas son su responsabilidad. En algunos quizás deban dejar de pensar en que pasó hace 50 años, en otros quizás dejar de sentir las presiones de mantener el statu quo y en otros dejar de soñar que con plata se arregla todo.  Para que juntos, así como por unanimidad establecieron el Marco de la Defensa establezcan el Marco de la Organización Militar, determinando no solo los principios sino lineamientos operativos determinantes de los Planes Militares de Defensa lo que tendrán que ser revisados por el Parlamento en sesiones secretas para poder si hablar de una Defensa Nacional bajo control parlamentario.

Estimado lector, estos últimos meses la pandemia nos enseñó entre muchas otras cosas que el futuro puede traer amenazas que actualmente no imaginamos, y que solo se sale de ellas si la sociedad tiene los recursos humanos y técnicos necesarios para enfrentarlos. Se puede salir a comprar de apuro respiradores, pero no médicos, nurses ni enfermeros intensivistas, esos no se compran.  La Defensa Nacional es una cuestión política, pero no política partidaria, más allá de las lógicas diferencias, todos los actores tienen que ser conscientes de la enorme responsabilidad de la hora: establecer el mayor cambio en las estructuras militares desde 1940, que le permitirá a las fuerzas armadas avanzar en el siglo XXI en forma moderna conjunta integradas, preparadas para enfrentar lo que un mundo complicado nos depare.

Y si no lector, que por lo menos le cambien el título a la ley.

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