Los libros que hay que leer en abril

Las novedades editoriales del cuarto mes del año. Desde el nuevo libro de María Dueñas, hasta el ganador del Premio Alfaguara de novela. Desde Fernando Aramburu hasta Matías Mateus

“Por si un día volvemos”, de María Dueñas (Edita Planeta)

Orán. Años 20, siglo xx. En esta ciudad africana de origen árabe, pulso español y administración francesa desembarca una joven con el falso nombre de Cecilia Belmonte. En apariencia, ha cruzado el Mediterráneo para escapar de la miseria, como tantos compatriotas. Su razón, sin embargo, es más turbia. La urgencia por sobrevivir la obliga a dejarse la piel en plantaciones y lavaderos, como empleada doméstica y operaria de fábrica a destajo. Hasta que una madrugada, en la tabaquera Bastos, participa en un delito por el que paga con su sometimiento a un hombre despreciable. Su entereza será lo que la libere y le aporte el coraje para rehacerse y emprender un camino en ascenso, repleto de quiebros, logros y desafíos a lo largo de tres décadas vibrantes. Esta es la historia de una mujer que vivió el auge colonial y el trágico fin de la Argelia francesa. Y, en paralelo, sus páginas rescatan la memoria de los desconocidos pieds-noirs españoles que, arrastrados por la emigración y el exilio, formaron parte de aquel mundo.

“Hombre caído”, de Fernando Aramburu (Edita Tusquets)

Una mujer que deja de cuidar a sus padres enfermos para fotografiar ardillas en el parque, un joven que asegura a su hermano que le ha vengado de la paliza que le dieron, un padre que sale a comprar un gran peluche de segunda mano y se encuentra con una historia inesperada, un hombre caído al que no pueden ayudar los transeúntes… Los cuentos del nuevo libro de Aramburu van de la emoción al terror, del absurdo a la sorpresa y el humor, de la angustia a la más inquietante normalidad, y todas son inolvidables. El nuevo libro de Fernando Aramburu es una lúcida inmersión en la naturaleza humana: desde la soledad de quienes no son comprendidos hasta el comportamiento con nuestros vecinos caídos en desgracia, desde las interioridades de las parejas a rivalidades de por vida, las envidas o los sentimientos más inconfesables.

Sobre las obras de Fernando Aramburu:

«Aramburu consigue llegar al verdadero significado de las cosas y a la fascinación inagotable de la ficción.» Corriere della Sera

«Solo un novelista de la talla de Aramburu podría transmitir lo indescriptible.» La République des Idées

«Fernando Aramburu es la auténtica revelación de la literatura española de los últimos años.» La Repubblica

«Una obra literaria humana, memorable.» Kirkus Reviews

«Con su extraordinaria capacidad para ahondar en los pliegues del dolor, este es un libro que interpela. Se lee con una sensación de asombro suspendido.» Paolo Lepri, La Lettura

Arderá el viento” (Premio Alfaguara de novela 2025), de Guillermo Saccomanno

Los Esterházy, una pareja excéntrica sin un pasado claro, llegan a un pueblo de la costa argentina y comienzan a regentar un antiguo hotel. Estos dos seres (y sus dos hijos, una niña y un niño más inquietantes y enigmáticos que ellos) producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana, aparentemente calma. La pareja resulta ser un amplificador de los prejuicios, los deseos ocultos, las supersticiones, los temores y la violencia larvada en muchos de los habitantes del pueblo.

Arderá el viento es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes.

Escritaen un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo.

La crítica ha dicho sobre el autor:

«Una prosa tan afilada y ardiente como un cuchillo al rojo». Rosa Montero

«El triunfo del arte de novelar». Ricardo Menéndez Salmón

«Escritor pendiente del lector, con quien establece un vínculo fraterno, cómplice aunque sin esquivarle la incomodidad, no se permite frase sin que la apuesta por sus efectos inmediatos garantice un rebote fuerte y seco». Página/12

 

“”Marzo 1985: los últimos liberados”, de Matías Mateus (Edita Fin de Siglo)

«Arrancan, suben la rampa, y aquel mar de personas gritando, saltando, llorando», recuerda María Elia Topolansky. Desde la multitud, se le acerca un muchacho y le da un beso. «Tengo 80, y no he olvidado ese beso». Era el 10 de marzo de 1985 y se había aprobado la amnistía. Las cárceles políticas tenían los días contados. Pero ¿qué significa recuperar la libertad después de tantos años de encierro? Para Graciela Jorge, aceptar que personas que amaba estaban muertas o desaparecidas. Para Rodolfo Wolf, enfrentar el hecho de que su hijo no lo reconocía. Algunos salieron con la misión de denunciar el horror: las desapariciones, las torturas, las violaciones. Otros resignificaron el dolor a través del arte. Matías Mateus —ganador del Primer Premio Nacional de Literatura y el Juan Carlos Onetti— recoge los testimonios de 13 protagonistas, entre ellos Samuel Blixen, Henry Engler, Marcelo Estefanell y Alba Antúnez, los entreteje y los trae a la vida. Así, se remonta hasta los orígenes de la militancia, deteniéndose en el entramado político previo a 1973 para desmontar el mito del Uruguay como la Suiza de América: «Nosotros —dice la legendaria sindicalista cañera Chela Fontora, recordando Bella Unión— vivíamos en la semiesclavitud». La prisión política generó, en palabras de Alfredo Alzugarat, «una resistencia cultural de trece años desarrollada en el vientre mismo del enemigo». Fontora, que era analfabeta, fue puesta en la celda con una maestra que le enseñó geografía tallando un globo terráqueo en una naranja. Esos actos de amor, solidaridad y resistencia hacen a la esencia de este relato. La libertad, nos dice Mateus, no es un estado inmutable, sino una lucha continua. Y es esa lucha la bandera que reivindica, cuarenta años después, este libro.