Los mensajes de la inseguridad por Ignacio Martínez
En la opinión de la mayoría de los uruguayos entre los que, por supuesto, me encuentro, la inseguridad ha ido en aumento y no se avizoran avances significativos en la vida cotidiana de nuestro país, principalmente en las ciudades.
En el primer trimestre de este año, se produjeron 96 homicidios. Somos 3 millones y medio de habitantes. Esos números de asesinatos suponen un 33% más que en el mismo período de 2021. Esa cifra marca una tendencia que podría llegar a significar un récord anual. Este es un mensaje de inseguridad.
Cuando se expide un pasaporte más rápido que ligero a un delincuente internacional del narcotráfico como Sebastián Marset; cuando se le da la libertad a un “exportador” de 4 mil toneladas y media de droga y, además, expendedor de cheques sin fondo, como ha sido el caso del empresario Martín Mutio, luego de que cumpliera una cómoda prisión domiciliaria; estos también son mensajes de inseguridad.
Los ciudadanos que andamos por las calles diariamente vemos poca vigilancia. Ha sucedido que en algunos barrios la violencia y los delitos han sido tan grandes que aparece la Policía unos días, pero después desaparece y se regresa a una condición de tierra de nadie. Así ha sido el caso de la barriada de Peñarol. Esto también nos llena de inseguridad, de precariedad, de que no se está combatiendo eficazmente los delitos y más aún, no se están ejerciendo presiones para prevenir que sucedan.
La prédica del ministro Heber es reiterativa. Dice “tenemos un plan” pero nadie conoce cual es ni lo ve en la práctica. Su discurso vuelve a marcar que lo que sucede viene de los tiempos del FA, que es el que pareciera tener la culpa de todo. Así, señor Heber, lo que Usted está haciendo es agregar fragilidad a su política. La debilidad de la autoridad que ostenta, referida a la seguridad es, lisa y llanamente, inseguridad.
En las cárceles se ve poco y nada. En el 2021 hubo un récord de 86 muertes en las cárceles de personas que estaban bajo custodia, sin contar las 224 personas que resultaron gravemente heridas y donde, en varios casos, se demuestra negligencia asistencial. Así lo ha informado Juan Miguel Petit, comisionado parlamentario para esta labor de contralor y vigilancia de la vida carcelaria y los derechos de las personas privadas de libertad. Esto también es un mensaje de inseguridad para toda la ciudadanía que no ve recuperación de detenidos para reingresar a la vida social. Lo que sí vemos es que muchos de ellos salen sin perspectiva, moran en la calle y se suman a muchas personas, principalmente hombres jóvenes, afectados por la droga, el alcohol o patologías psiquiátricas, que pernoctan en las veradas de las ciudades. Esto, señor Heber, es otro mensaje de inseguridad en conciliábulo con el MIDES.
También ha aumentado en un 11,20% la violencia doméstica y un 3,20% en los hurtos con respecto al año anterior.
Pero el aspecto más relevante y estratégico, es que la política pensada y expresada por el ministro Heber es más represión, más presupuesto para reprimir y ningún trabajo ni inversión para prevenir, para analizar las características de los delitos y la superación de sus causas y la recuperación efectiva de los presos.
Un indicador en serio de avance sería mejorar las condiciones en el INISA. No es con más horas de encierro. No es con más represión. No es reduciendo los trabajos socioeducativos con los muchachos allí detenidos. Esas prácticas solo indican más propensión al delito y más inseguridad.
Tenemos que ver con claridad la puesta en práctica de, al menos, cuatro áreas de trabajo: políticas educativas durante la detención y luego de ella; definir cómo va a salir el recluido en relación a un trabajo aceptable y sostenido; trabajo psicosocial con el individuo y trabajo psicosocial con la familia, procurando que el chico no vuelva al ámbito que lo formó para delinquir. Esas sí serían buenas señales de seguridad.
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