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Marta Gruni en el SODRE  

Marta Gruni en el SODRE   
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A medio siglo de su estreno la “ópera montevideana” vuelve a los escenarios

El sábado 10 de Junio tendrá lugar el reestreno de la ópera Marta Gruni, compuesta por Jaurès Lamarque Pons sobre texto de Florencio Sánchez. Es un hecho relevante que se cumple a 50 años del estreno y a 100 años del nacimiento de Lamarque Pons, un compositor que se nutrió de la música popular ciudadana al momento de generar su obra. Esa característica de Lamarque, la de establecer puentes entre el ámbito de la música académica y el ámbito de la música popular, es una característica también de Fernando Condon, quien tiene a cargo la dirección musical de Marta Gruni. Músico, compositor y director de orquesta, Condon fue el responsable de la dirección musical de la ópera Rashomón de León Biriotti con libreto y puesta en escena de Sandra Massera en 2015, pero también ha sido presidente del jurado de más de una edición del carnaval montevideano. Voces conversó con el director sobre algunos aspectos de la obra de Lamarque Pons en el hall de la misma sala en que se producirá el reestreno de Marta Gruni el próximo sábado.

 

Lamarque nació en Salto en mayo de 1917. Su padre tenía una confitería bastante famosa en donde había música en vivo y allí se dan los primeros encuentros del futuro compositor con la música. Estudió violín y piano en Salto, pero con menos de veinte años llega con su familia a Montevideo, donde continuará estudios con Guillermo Kolischer. Al tiempo que continuaba formándose, por ejemplo estudiando composición con Guido Santórsola y con el maestro español Enrique Casal Chapí, Lamarque Pons trabajaba como pianista en confiterías y cabarets nocturnos en los años 40 y 50 del siglo XX. Ese doble contacto con el universo de la música académica y con el ámbito de la música popular se vio reflejado en sus composiciones, siendo un punto de inflexión en su trayectoria como compositor la Suite de ballet según Figari, que incorpora una cuerda de tambores y se estrenara a comienzos de los años sesenta.

 

Lamarque Pons escribió música para teatro, para ballet, pero Marta Gruni es su única ópera ¿No?

 

Fernando Condon: Ópera en el sentido convencional si, pero como para poner distancia con la ópera clásica o la ópera académica la subtituló “ópera montevideana”. Y trabajó muchísimo en teatro. A principio de los años sesenta se crea, comandando por figuras de la talla de Antonio Taco Larreta, China Zorrilla y Enrique Guarnero, el grupo Teatro de la Ciudad de Montevideo (TCM). En un contexto en que estaba la Comedia Nacional y se producía el auge del teatro independiente el TCM era un grupo profesional que tuvo unos cuantos éxitos. Volviendo de una gira por Europa, con la necesidad de hacer finanzas como se diría ahora, Taco Larreta escribe una obra que se llama Un enredo y un marqués, a la cual Lamarque Pons le pone la música. Fue una comedia musical que tuvo un suceso formidable, y yo tengo la certeza de que ahí surge un poco la idea de Marta Gruni, que se estrenó en el Teatro Solís en 1967 pero no por el SODRE, ni por una compañía oficial sino por el TCM. Y estuvo en cartel desde principios de febrero hasta fines de abril del 67 con una función diaria, salvo los lunes que era el día de descanso, y dos funciones sábados y domingos, siempre a sala agotada. Y después se hizo varias veces a partir de su estreno, pero curiosamente hace 27 años que no se representa en Uruguay, cosa que es inexplicable. La última vez que se hizo fue en el año 90, aquí en esta misma sala, con una puesta de Jorge Curi, maravillosa. Es una obra muy abierta, si bien la trama es muy sencilla y mezcla sainete con melodrama tiene una vigencia particular en los años que vivimos porque uno de sus temas centrales, o el tema central, es la violencia doméstica. Yo creo que esto es un reestreno y de aquí en más le auguro a Marta Gruni una trayectoria y una proyección que trascienda fronteras.

 

No es lo más común en las temporadas de ópera montar obras que trasciendan el museo europeo del siglo XIX.

 

Claro, los clisés, las obras convencionales que crees, por lo menos en lo previo, que son éxitos asegurados. No hay nada que te garantice un éxito. El SODRE de hecho hace un par de años estrenó Rashomón de León Biriotti que fue todo un desafío. Pero entiendo que Marta Gruni es una obra que por sus características se puede montar en un gran teatro, con una gran producción, o se puede montar en un espacio no tan convencional con una producción digna y costos bastante accesibles, o sea, es una obra que perfectamente se puede llevar de gira al interior. Y además tiene un lenguaje absolutamente amigable con el público. Es una obra muy difícil desde el punto de vista de su ejecución, pero se disfruta como quien escucha algo que le es familiar, aunque el lenguaje sea otro.

Yo tuve la fortuna de conocer personalmente a Lamarque Pons, y de trabajar con él en dos instancias que para mi fueron de mucho aprendizaje. Una fue un montaje de Marta Gruni en el 81, el último que pudo ver en vida creo porque murió en 1982. La otra fue en el estreno de una serie de conciertos que son como las cuatro estaciones, que también se van a hacer ahora. En esos dos momentos trabajé con él e incluso eso me permitió acceder a un montón de información de Marta Gruni, de los pareceres de él, que no se conocen mucho. Él estaba llegando a la sublimación de un lenguaje donde con los mínimos recursos generaba una síntesis muy particular, única. No hay nadie que siga la estética de Lamarque Pons, hay muchos músicos populares que tienen una sólida formación pero ninguno desde el enfoque que le dio Lamarque Pons, esa es una deuda que tiene la continuidad de la creación musical de este país.

 

Me genera mucha curiosidad imaginar lo que habrá sido que apareciera una cuerda de tambores en el marco de una orquesta sinfónica o de cámara en los años sesenta.

 

Y fue un revuelo, sí, pero los tamboriles los usó antes incluso, hay una obra que se llama Tres danzas pintorescas y en una ya tiene los tambores, aunque no con la presencia que tiene en la Suite de ballet según Figari. Sin duda que fue un cachetazo, lo es aún hoy, pero uno se mueve a lo largo y a lo ancho de lo que es la música independientemente de las etiquetas. Encorsetarse en las etiquetas es perderse la mitad, sino más, del disfrute de lo que es el hecho musical. Desconocer las etiquetas es darse la cabeza contra la pared. Lo difícil justamente es tener la capacidad de bucear contra las etiquetas sin dejar de conocerlas. (Héctor) Tosar, que es otro de los grandes músicos de este país, decía: “si existe la música popular quiere decir que la que hacemos nosotros es impopular, y si nosotros hacemos música culta quiere decir que los otros hacen música inculta”. Y ni lo uno ni lo otro, la música es una, el producto musical es uno, y hay de buena factura o de mala factura. Cuanto más abierta tenga la cabeza uno más posibilidades tiene de disfrutar toda la oferta que hay. Por eso yo me puedo mover con el mismo respeto en el ámbito más académico del estreno de Rashomón como ir a escuchar cualquier conjunto de carnaval. Para mi es un hecho artístico en sí, y lo disfruto de la misma manera, obviamente me genera situaciones diferentes, y me gustan algunas cosas y otras no, en un ámbito y en el otro, pero el tema es no privarse de acceder.

 

¿Cómo ha sido el proceso de Marta Gruni?

 

En realidad esta Marta Gruni estaba programada para hacerse en el año 2007, viendo justamente que hacía muchos años que no se montaba. Lamentablemente no se puedo y quedó como asignatura pendiente. Yo hice la restauración del material tanto de canto y piano como de la parte de la orquesta, fue un trabajo bastante arduo, que me permitió meterme en el entramado más profundo de la obra, e incluso incorporar alguna cosa de las que recibí de primera mano. Alguna no la vamos a poder hacer ahora porque no daban los tiempos pero ya vamos a tener la oportunidad porque reitero, creo que este reestreno va a marcar el regreso de Marta Gruni a los escenarios de Montevideo, del Uruguay, y porqué no, fuera de fronteras.

 

 

Marta Gruni, de Jaurès Lamarque Pons, basada en la obra homónima de Florencio Sánchez. Dirección Musical: Fernando Condon. Dirección Escénica: Hugo Blandamuro. Elenco: Sandra Silvera, Kaycobe Gómez, Gerardo Marandino, Federico Sanguinetti, Marcelo Otegui, Álvaro Godiño, Fabián Villalba, Nicolás Zecchi, Mariella Nocetti, Leonardo Polakof, Carolina Rotela, Estefania Melonio, Fabián Milkewitz, Manuela Hernández y Jimena Crujeira.

Funciones: sábados 10 y 17 de junio a las 20:00 y domingos 11 y 18 a las 18:00. Auditorio Nelly Goitiño del SODRE.

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.