Montevideo primero: la utopía de la movilidad metropolitana por Salvador Schelotto

2025 encuentra a Montevideo en una encrucijada donde convergen desafíos y oportunidades. Con el nuevo gobierno crece la expectativa en el proyecto de desarrollo nacional sostenible, conjugando crecimiento económico, reducción de desigualdades y protección del ambiente. Ello involucra a los gobiernos departamentales y locales, por cuanto en mayo se renovarán esos gobiernos. El comienzo del nuevo ciclo progresista permite alentar que se avance en las políticas metropolitanas, que tienen un núcleo central en la cuestión de la movilidad, en particular del transporte colectivo de pasajeros.

Montevideo es mucho más que una ciudad; su estructura urbana hace tiempo desbordó los límites del departamento; desde hace varias décadas sabemos de la existencia del “área metropolitana”. Resulta entonces ineludible pensar a Montevideo como gran ciudad metropolitana inmersa en un amplio territorio -región metropolitana- complejo y heterogéneo.

El 16 de setiembre de 2024, en un acto fundamental de campaña, Yamandú Orsi se refirió a la movilidad metropolitana planteando la construcción de “ejes troncales ágiles de transporte público en toda el área metropolitana”. Y dijo a continuación, “el tiempo de cada uno de los uruguayos vale y mucho. Por eso la movilidad debe ser estimulada y mejorada. Con cambios en la modalidad y un funcionamiento complementario y coordinado del transporte público”.

El actual sistema de transporte de pasajeros, cuestionado en su eficiencia y calidad del servicio (urbano y de media distancia) multiplicidad de líneas y empresas, impacta  en Montevideo a lo largo de los grandes ejes viales troncales, que se proyectan más allá del departamento, cuya mejora viene siendo reclamada hace décadas.

La utopía es que quienes habitan permanentemente en Montevideo y quienes vienen diariamente a la ciudad desde Canelones o San José y también la habitan en horario diurno, tengan un servicio cómodo, eficiente y de precio adecuado. Apostando a que cada día más personas opten por usar ese transporte colectivo. Desde el paradigma que las políticas de movilidad deben tener como propósito facilitar que se muevan las personas y no los vehículos.

2025 es clave para definir los grandes trazos del proyecto. En los próximos meses se deberá diseñar la hoja de ruta, acuerdos interinstitucionales y multinivel, realizar estudios de inversión, explorar financiamiento y diseñar la institucionalidad de la propuesta. Un nuevo modelo metropolitano de transporte colectivo de pasajeros es más que una infraestructura. Implica innovar en la operación del sistema y en este aspecto es fundamental el papel del sector privado. No es un desafío menor gestionar esa innovación: requiere alinear recursos y actores institucionales, empresariales y gremiales, de modo de blindar los acuerdos interinstitucionales que se construyan.

Acciones posibles y necesarias, que demandan una coordinación robusta, audacia y visión estratégica. Soy ferviente partidario de esa iniciativa.