No se olviden: somos un país laico por Atanasio Aguirre

Empecemos con un chiste de Dave Allen, capo cómico irlandés:

¨Un padre de familia muere y va al cielo. Allí lo recibe un guía que le dice: ¿te gustaría hacer una recorrida por el paraíso? Si, por supuesto me gustaría mucho. Inmediatamente empiezan la recorrida.

El recién llegado, pregunta, ¿Quién es esa gente?

Son los musulmanes y allá están los judíos, y los anglicanos, por ahí los hindúes, los budistas, también los bautistas (agreguemos la Umbanda para nosotros).

El visitante pregunta nuevamente: ¿por qué hay una pared allí? Atrás de la misma tenemos a los católicos, contesta el anfitrión.

Con un tono un tanto inquieto el hombre pregunta -casi como un reproche- ¿Por qué tienen a los católicos tras el muro?

¡Shh!!!, que no lo escuchen.

A ellos les gusta pensar que son los únicos aquí, (en el cielo/paraíso)

No vamos a explicar un chiste, pero sabemos del talento que tienen los buenos comediantes para observar la realidad, y en este caso, para detectar qué es lo que mueve a la Iglesia Católica. Especialmente los sectores más conservadores cuya figura más representativa es el Cardenal Daniel Sturla.

El tema que nos convoca ahora es la reunión organizada por el prelado para ¨bendecir¨ al nuevo gobierno del Frente Amplio, tal como ocurrió con el gobierno de Lacalle Pou, en tiempos en que este quería dejar en claro su postura e inclinación religiosa.

De acuerdo a alguna información, la invitación provenía de varios grupos religiosos que tienen actividad en nuestro país. Puesto así parecía una experiencia divertida e interesante, un acto de concordia entre una diversidad de formas de entender la vida, la trascendencia personal, y entendimiento de la relación con un ser superior. Una lista como la que maneja Allen en su chiste, quizás agregando la religión Umbanda y alguna más. En algún momento que desilusionó, se explicó que sólo se incluía a las religiones judeo-cristianas, las que basan sus credos en la Biblia y no todas ellas.

En definitiva, el presidente de la República, Yamandú Orsi terminó presentándose en la Catedral -símbolo inequívoco de la Iglesia Católica- donde lo recibió Sturla como maestro de ceremonia y hubo oradores del catolicismo, judíos y alguna rama de los Adventistas. El Presidente concurrió con una delegación oficial y la comunicación se manejó en buena medida por los medios oficiales de la Presidencia.

Como ocurrió hace cinco años, surgieron desde tiendas del Partido Colorado y del Partido Independiente duras críticas al encuentro. En aquella ocasión se habían sumado representantes del Frente Amplio, pero esta vez no fue así. La excusa que se manejó es que Orsi se había visto en un brete por cumplir con lo que ya se había hecho anteriormente. No hay duda que el mandatario tenía la oportunidad de rechazar la invitación.

Las críticas de los políticos se basaron en que el acto fue violatorio del principio de laicidad consagrado en nuestra Constitución. Si Orsi hubiera asistido a título personal estaba en todo su derecho. Pero al llevar una delegación oficial y usar medios financiados por el gobierno, le dio una institucionalidad que no corresponde según alguno de esos voceros. Pero el cuestionamiento más contundente y preocupado por una influencia negativa real que puede tener, más allá de poco fructíferas cuestiones legales, vino de otra fuente.

En el programa radial La Tertulia de En Perspectiva, la periodista Ana Laura Pérez levantó una bandera amarilla. Advirtió que la Iglesia Católica es una organización de poder. Que el enfoque que la mayoría tiene, ¨es un poco naif. Lo que uno ve en esas fotos es una demostración palmaria de poder¨. ¨Son organizaciones que pueden poner al presidente parado ahí¨. ¨No es inocente, la Iglesia Católica viene militando y haciendo lobby contra leyes como la de la eutanasia¨ Obviamente, esto no es ¨un grupo de católicos que quieren saludar al nuevo gobierno¨, sino una entidad con una agenda mal ocultada. Puntualiza la periodista, que hay ámbitos para hacer los planteos que la Iglesia quiere hacer, son necesidad de demostraciones de poder. Acepta que se haga lobby, lo que no parece recomendable.

Ante el argumento de Orsi sobre que él tiene que estar donde está el pueblo, la periodista enfatiza ¨nunca vi a un presidente en una fiesta de Iemanjá¨. Este punto sería un tema que merece una columna propia en el futuro.

Un ejemplo que rompe los ojos respecto a esa visión de la Iglesia, fue cuando Tabaré Vázquez anunció que vetaría cualquier ley para despenalizara el aborto. justo a la salida de una reunión con el entonces arzobispo. ¡Oh casualidad!

Otra cosa que quedó a la vista es que la igualdad de la mujer parece que sólo interesa ¨de la boca para afuera¨, como puntualiza él dicho. Cuando es conveniente se apoya la igualdad, pero cuando la cosa va supuestamente en serio, sólo los ¨machos¨ mandan. Con estas actitudes, estas organizaciones no parecen un buen ejemplo para la sociedad de hoy en día.

A lo que voy es lo que ya dije antes, la Iglesia puede tener sus creencias y seducir a sus feligreses para que cumplan con ellas, pero lo que no puede hacer es imponerse a través de la manipulación de los gobiernos de turno y la creación de leyes que incluyen a sus fieles, pero también obligan, malamente, a todos los demás. La religión es un asunto privado, pero el Estado afecta a todos, y tiene el poder de limitar las libertades individuales. No queremos que ninguna religión se sume tramposamente a usar ese poder.

Lo decía el catedrático y seguidor de Malcolm X, Walter Williams, al que mencionamos en otra columna, ¨cuando queremos hacer que nuestro vecino nos de su dinero, buscamos algún político que haga una ley con ese fin¨. En este caso sería, cuando queremos entrometernos en cómo manejan su vida los ciudadanos, hacemos lo mismo, aunque estos no quieran saber de nada con nosotros.

Recordemos y respetemos que hace tiempo que nuestra población decidió que somos un país laico.