Una nueva bomba mediática estallo en nuestro ex apacible país. Miles de compatriotas buscan su nombre en un conjunto archivístico denominado Archivo Berutti. El ser parte de ese acerbo trae consecuencias, para la mayoría es un orgullo, pero no estar en él produce amargura. Parecería que si la dictadura no nos espió fui algo que no quiero ser, pues no fui indiferente y fui opositor, pero no se me tomó en cuenta. De ser cierta esta hipótesis de situación estaríamos en un nuevo estadio de cómo asumir el trágico pasado reciente. Se reafirma el repudio al poder dictatorial y hay una necesidad de reafirmar y profundizar la cristalinidad y la ética como pilares fundamentales del sistema democrático.
¿Qué son los archivos de las Agencias de Inteligencia? La primera afirmación, obvia pero que igual hay que recalcarla, es una información generada por instituciones militares. Para ello utiliza códigos y lenguaje propio de la institución y son de carácter secreto. Nunca debe caer en manos del enemigo. Segunda afirmación, tiene un objetivo claro, vigilar a todos aquellos posibles sospechosos de transformarse en enemigos del poder constituido y lógicamente aquellos ya inscriptos en el catálogo de enemigos. Desde la instalación del concepto político de Guerra Fría la disyuntiva es entre capitalismo vs socialismo. Sobre esa base se elabora un minucioso y gigantesco archivo patronímico unidos por una serie de códigos secretos que entrecruzan informaciones relevantes para operar y eliminar el “peligro” utilizando cualquier método, incluido hostigamiento, persecuciones, segregación social, exilio forzado, torturas inenarrables hasta asesinatos “ejemplarizantes” y desapariciones forzadas incluida las de bebes y la apropiación y cambio de identidad de recién nacidos. El conjunto construye miedo colectivo y paralización social. La política pública, o sea el debate colectivo se mira con recelo por muchos y con repudio en otros. Todos coinciden en recluirse en lo individual.
La materia prima de los archivos son los documentos. Son el testimonio material del accionar de una institución, en este caso secreta y en “democracia” vista como reservada, pero en lo sustancial continúa como secreta. Sabemos de su existencia, pero cómo funciona y quienes la integran la asemejamos más a una película que a una realidad. En un sentido muy amplio y genérico, documento es un objeto corporal producto de la actividad humana, que sirve de fuente de conocimiento y que demuestra o prueba algo. El Diccionario de Terminología Archivista elaborado en 1993 por la Dirección de Archivos Estatales Españoles lo define de esta manera: “Un documento de archivo es el testimonio material de un hecho o acto realizado en el ejercicio de sus funciones por personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, de acuerdo con unas características de tipo material y formal.” Un concepto fundamental para entender que estamos frente a un archivo es que es un conjunto armónico de piezas, que desmontadas y separadas carecen de sentido. Un documento separado de los precedentes y subsiguientes y arrancado del corpus al que pertenecía pierde valor. Para entender un documento hay que pensarlo como un eslabón de una cadena.
El llamado Archivo Berrutti reúne documentación generada en diferentes unidades o instituciones del Estado que los une una línea común de objetivo: detectar y castigar al enemigo del Estado. La política del Estado dictatorial va jerarquizando en el tiempo la peligrosidad de diferentes enemigos de acuerdo de sus necesidades. Integra documentación generada por la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, se corroboran nombre con el archivo de la Dirección de Identificación Civil ambas dependientes del Ministerio del Interior, Actas de la llamada justicia Militar, del Servicio de Información de Defensa II y II Exterior quien a su vez se nutre de informes y datos del Servicio Exterior de la República dependiente en este caso del Ministerio de Relaciones Exteriores, ESMACO (Estado Mayor Conjunto), OCOA (Organismo Coordinador Anti-subversivo), interrogatorios a presos políticos arrancados bajo tortura, prensa nacional y extranjera junto a boletines, manifiestos políticos, volantes, etc.
Se espió todo, pero no se conoció todo y se comprendió menos. Se prohibieron palabras, canciones y escritores, pero la sociedad inventó nuevas palabras, surgieron nuevas canciones y nacieron otros escritores utilizando otros lenguajes. Quisieron arrasar con la vida social organizada, el debate crítico público y las utopías, pero perdieron.
Hoy leemos un patético conjunto documental del que debemos aprender muchas cosas. Representa una de las caras más oscuras y miserable del Estado moderno, utilizar dineros públicos para espiar a sus propios ciudadanos sin sustento legal violentando toda normativa nacional e internacional de protección a los Derechos Humanos.
Como ciudadanos demócratas exijamos la inmediata protección al derecho a la intimidad de hombres y mujeres víctimas del Terrorismo de Estado. Expresiones arrancadas en la tortura no tienen valor ético ni aportan a la verdad, solo expresa que hubo torturadores y terrorismo de Estado.
Las Agencias de Inteligencia deben rendir periódicamente informes sobre su accionar al Parlamento, quien decidirá el carácter de reserva según el caso, siendo sancionado fuertemente el espionaje, hostigamiento y persecución a personas y actividades legalmente ejercidas de acuerdo a la ley, la Constitución y la normativa internacional.
Los Archivos de las Agencias de Inteligencia que colectaron información de actividades políticas, sociales, culturales, religiosas, gremiales en su momento legales así como todo el Archivo ideológico de los años de dictadura y los años previos y posteriores, incluido el archivo patronímico, deberán pasar al Archivo Nacional de la Memoria, dependiente por ley al Archivo General de la Nación quien deberá contar con fondos económicos especiales para confeccionar un inventario de carácter civil de uso público. El acceso público deberá regirse de acuerdo a la normativo de protección al derecho a la intimidad en vigor.
El Poder Ejecutivo tiene la obligación de dar a conocer a la ciudadanía, en particular a investigadores, víctimas y familiares, las claves de entrecruzamiento de datos entre un mismo archivos y archivos de diferentes reparticiones manteniendo su integralidad y procedencia para efectivamente colaborar en la búsqueda de la verdad de lo sucedido.
La magnitud de la documentación hoy pública demuestra con una contundente prueba documental el accionar del Terrorismo de Estado dando por tierra la “teoría de los dos demonios” así como la impunidad a los responsables.
Reafirmar la necesidad de un acuerdo Inter partidario democrático y social para una drástica reducción de las Fuerzas Armadas y un estricto control de las Agencias de Inteligencia y una revisión de los objetivos estratégicos de ambas. Nunca más vigente el pensamiento artiguista proclamado en las Instrucciones del Años XIII “El despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas constitucionales que aseguren inviolable la soberbia de los pueblos” (artículo 18).
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