¿Qué prioridades tiene Yamandu?

Asumió nuevamente el gobierno el Frente Amplio y durante cinco años Yamandu Orsi será el presidente de la república. A su criterio ¿cuáles son los temas más importantes que debe encarar el primer mandatario? ¿Qué urgencias se deben encarar primero? ¿Qué expectativas existen a nivel popular? ¿Cuál es su ranking de prioridades?

De rehenes, no por Jorge Pasculli

Cuando uno ha atravesado unas cuantas décadas, ya no quiere discursos solemnes ni promesas fáciles. Por eso Orsi me pareció de entrada el candidato necesario para esta próxima etapa. Sobrio, práctico, constructor en equipo durante 20 años en su Canelones. Lo mismo que parece estar sucediendo con este nuevo equipo que armó. El escucha, que no es poco. Y luego decide.
En todo este largo trayecto electoral demostró todo eso y lo reafirmó. Incluso cuando le tendieron una sorpresiva y asquerosa emboscada. Tuvo el temple y la confianza para no salir disparado a hacer la denuncia como le reclamaba un coro de oficialistas. Claro, el juicio se hubiera extendido hasta hoy porque la fiscal que tomó el caso dejó en claro que no tenía ningún apuro…La tramoya se cayó solita. Ese fue el primer gran obstáculo del cual salió limpio, digno, sin rencor y mirando para adelante. Caminando. Y ante la ansiedad y las dudas de quienes adoran las espectacularidades y fanfarrias siguió a paso firme hasta el mismo 1 de marzo. Allí siguió siendo Orsi, sencillo, firme, agradecido, cordial, afectuoso, emotivo. Con cada uno y con todas las personas. Desde Carolina, el rey de España o sus vecinos de Salinas, donde seguirá viviendo junto a su familia. Su discurso fue concreto y preciso. Marcando desde el comienzo su compromiso con la búsqueda de desaparecidos. Fue muy claro en las prioridades: crecimiento del país, porque si no no hay para repartir; repartir, porque hay demasiados uruguayos en la pobreza; y seguridad, porque a pesar de “las cifras” las calles están inundadas de personas abandonadas y de violencia que llegó a todos los barrios y a cualquier hora.
Sin un contexto digno la libertad es puro bla bla.

Este es el país que recibimos. Más allá de las selfies, las “cifras”, los “balances” eufóricos, las permanentes inauguraciones de obras que recién empiezan y que se tendrán que pagar en este período…Así como las múltiples presupuestaciones en organismos públicosy en intendencias, todo de último momento. Etcéteras…También en esto Orsi y el FA han tenido la prudencia de no salir a poner las cosas en su lugar. Claro, tendremos que atravesar estos 5 años juntos. Y no no hay mayorías suficientes. Pero de rehenes, no.
A trabajar juntos por esas reales prioridades que tiene el país, más salud mental y la situación de la niñez y la adolescencia. Como muy bien señaló Orsi, con todos los sectores, no sólo políticos, sino gremiales y sociales. Con la sociedad toda. Con todos los ciudadanos y ciudadanas que quieran meterle el hombro y el corazón. Y ojo, no estamos solos. Vinieron 85 países, 14 mandatarios y 165 representaciones. Nuestro canciller parece muy dispuesto a trabajar duro en la integración del país con esos pueblos por nuestro bien común.
El mundo mira atónito los televisados y narcisistas desplantes y amenazas, clasistas y racistas, de los Trump, Elon Musk, Putin, Zelensky, Milei, Bukele, Maduro, la ultraderecha europea…Mientras, millones de seres humanos deambulan buscando un lugar donde zafar de sus miserias. Tampoco podemos ser rehenes de ellos. Los pueblos y gobiernos sensatos y humanistas tenemos que juntarnos, como pasó el sábado.

Ópticas diferentes por Gonzalo Abella
La derecha neoliberal fue derrotada electoralmente, y el sábado pasado una multitud recibió con enorme entusiasmo la asunción de los vencedores. El Frente Amplio sigue teniendo amplio respaldo en el pueblo organizado y una hegemonía imponente en el frente cultural. Por eso, lo primero que nos surge es el deseo lógico de que todo vaya mejor y que la Coalición ahora derrotada no vuelva nunca más.
Pero a veces lo bueno dura poco o demuestra que no era tan bueno.
¿Cuáles son las medidas urgentes y cuáles son las medidas de fondo que deberían implementarse? Pero en realidad ¿cuáles son las estrategias de cambio que este gobierno está dispuesto a emprender?
Lo que es muy claro es que no se van a tocar los intereses de las Trasnacionales. O sea: no se va a tocar la propiedad extranjera sobre nuestros recursos principales. Tampoco se va a auditar la deuda pública que nos asfixia.
Desde este punto de partida, el tema tampoco puede separarse de otros compromisos que el Gobierno Orsi ha asumido explícita o implícitamente. Sólo para citar ejemplos: la fórmula ganadora se opuso al plebiscito de la Seguridad Social y propone sustituirlo por un diálogo social que convoque a los señores de las AFAPs y a sus víctimas. Otro ejemplo negativo: el desarrollo se ve más como captación de inversiones extranjeras que como apuesta a una industria nacional, y esta línea de acción tiene además graves e inevitables implicancias ambientales. Por otra parte, nunca hemos visto al actual Presidente ni a su Vice en una marcha por Palestina, ni han dicho una sola palabra sobre el dolor de este pueblo, aunque ambos sí concurren religiosamente a las conmemoraciones que organiza el Sionismo para condenar -legítimamente- horrores pasados.
Acotado por estos y otros muchos compromisos, sobre todo con las Trasnacionales que poseen y saquean nuestras riquezas, sin embargo, tal ha sido el retroceso en estos cinco años, que el nuevo Gobierno tiene un gran terreno para avanzar en un sentido positivo.
Un ejemplo es la situación actual de la Educación. Fue tan brutal el atropello antidemocrático de las autoridades hoy derrotadas en su malhadada reforma, que con muy poca cosa se puede ganar la gratitud de los docentes, de los estudiantes y del pueblo más consciente. La anulación de las falsas acreditaciones universitarias y la restauración de una representación docente mínima en los organismos de gobierno educativo, por suerte, son determinaciones que ya han sido anunciadas
Otra posibilidad es frenar al novel Ministro de Economía, abiertamente neoliberal, y hacer, en cambio, del discurso del Ministro de Trabajo algo que vaya más allá de una simple retórica, convocando para ello a la movilización de los trabajadores.
También sería bueno que el Gobierno prestara oídos a una base frenteamplista crítica que aún lo apoya, pero que ya no se calla y cuestiona abiertamente las inconsecuencias de la cúpula. De esa base rebelde surgen demandas y propuestas muy sólidas en lo social, en lo laboral y en lo ambiental.
Sería aún prematuro establecer un diagnóstico pormenorizado. La situación mundial está muy inestable y hasta el gobierno neoliberal ahora derrotado aprendió que se puede ser cómplice en el bloqueo a Cuba, apoyar a Corina Machado y al asesino González Urrutia, contribuir con tropas al martirio del Congo, pero ya no se puede condenar abiertamente a China porque la potencia asiática es demasiado poderosa e importante. Hasta los neoliberales más vendepatrias vacilan ante el libertarismo fanático de Milei y algunos se van convirtiendo en cautelosos pragmáticos. El mundo es cada vez más multilateral y eso es bueno para la causa de los pueblos.
Un Programa d Liberación Nacional hacia el Socialismo está en las antípodas de los objetivos del actual Gobierno, pero siempre hay grietas hacia algunas políticas positivas y quizás haya talento en esta administración para transitarlas. Ojalá.

Alfabetizar, alfabetizar y alfabetizar por Renato Opertti
Vivimos en comarca, mundo y planeta disruptivos que nos interpelan en las relaciones que trabamos entre los humanos, así como con la naturaleza. De no mediar cambios de porte en los estilos de vida predominantes, condenamos a las futuras generaciones a padecer las consecuencias regresivas de la insostenibilidad, no solo por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, sino por relaciones tóxicas e injustas entre los humanos en lo cultural, afiliatorio, político, económico y social.
Nos parece que una de las mayores prioridades del gobierno actual tendría que ser priorizar el bienestar y desarrollo integral y saludable de las nuevas generaciones, como un eje vertebrador de las políticas públicas, y de renovados modos de pensar y hacer. Se trataría de cementar bases de justicia, empatía, justicia y cohesión intergeneracional que ayudaría a preparar a las nuevas generaciones para que asuman y se hagan responsables por estilos de vida sostenibles, saludables y solidarios.
La educación es una base insoslayable para cementar futuros mejores y prometedores para las nuevas generaciones. Nos enfrentamos a una fuerte disyuntiva política que es de larga data. O bien nos seguimos enfrascando en discusiones bizantinas, auto referenciadas, sobre si o no refundar, reformar y/o transformar, y nos quedamos rehenes de nuestras discrepancias; o bien nos atrevemos a avanzar en una educación de excelencia que nos permita mejorar la calidad de pensamiento y de vida de nuestra sociedad, y mejorar nuestra inserción país en un mundo de cambio turbulentos y profundos.
El Uruguay es un país estancado en logros de aprendizaje desde hace varias décadas. Un signo alentador es haber escuchado al futuro presidente de la ANEP, el maestro Pablo Caggiani, asumir que gobiernos de diferente signo político en los 40 años de orgullo democrático, no han logrado mejorar sustantivamente la calidad y equidad de los aprendizajes.
Difícilmente se puede aspirar a lograr una sociedad más democrática justa e inclusiva, si, en la actualidad, una proporción significativa de las niñas, niños y adolescentes, y más aún, entre las poblaciones socialmente vulnerables, son literalmente analfabetos en el manejo solvente de la lengua, oral y escrita, así como respecto a los usos de la matemática, la ciencia y de las tecnologías en la vida diaria. No hay manera posible de formar seres libres y pensantes, así como de mejorar la convivencia y seguridad ciudadana con las altas tasas de reproducción del analfabetismo que padecemos hoy.
El abordaje del analfabetismo es un asunto país de primer orden y la principal deuda que los adultos tenemos con las nuevas generaciones. Nos parece clave que el sistema político, liderado por el gobierno, ponga el foco en desarrollar un plan ambicioso de asistencia escolar y alfabetización en los aprendizajes fundacionales – lengua, ciencia, matemática y tecnologías – que podría implicar:
(i) una campaña pública de alta penetración en la sociedad y en la ciudadanía, sobre el valor de educar y de aprender a lo largo y ancho de toda la vida;
(ii) una fuerte inversión social de apoyo a las familias para garantizar que sus menores a cargo asistan a la educación obligatoria por ley, en un marco de responsabilidades compartidas y vinculantes entre la educación, las familias y las comunidades;
(iii) priorizar la inversión pedagógica sobre cuáles son las maneras más efectivas de enseñar y aprender, fundada en evidencia, y con foco en las poblaciones más vulnerables; y
(iv) asociado al punto anterior, fortalecer las sinergias entre ANEP, Ceibal/MEC, la proyectada universidad pedagógica y la academia para que se oriente a los educadores y a los centros educativos, y dispongan, asimismo, de formación, recursos, herramientas y estímulos para experimentar, validar y extender las prácticas más efectivas de enseñanza y aprendizaje en las alfabetizaciones fundacionales.
A las cosas en educación. Es urgente.

Del discurso al hecho por Cristina de Armas
El concepto de discurso político se encuentra devaluado en la opinión pública, reducido a palabras vacías, intencionadas y dirigidas. El discurso de campaña politica puede ser así, pero el discurso político de un presidente electo, las palabras que dirige a la ciudadanía toda cuando asume, es otra cosa, es un boceto de su intención de gobierno. En ese discurso uno puede visualizar qué tanto los lineamientos de gestión los decide el presidente o su fuerza política. Dos de los temas más importantes de su gestión según ha dicho, serán: pobreza infantil y seguridad. Estos temas apuntan inexorablemente a dos de sus principales hombres de gobierno: el ministro de economía y el ministro del interior. Dos hombres elegidos por el presidente. Ese, es un hecho.
Un hecho insoslayable, es el acuerdo político necesario con la oposición para llevar adelante varios temas de distinta importancia, entre ellos, la creación del Ministerio Público y la designación de un nuevo Fiscal de Corte.
El hecho en que estamos todos de acuerdo es en celebrar nuestra democracia, nuestra paz, política, social, religiosa. Si, somos un ejemplo y si, tenemos todos motivos para festejar. Mantener la pradera a salvo, fuerte próspera y abundante. Instituciones fuertes y Estado de Derecho, debe ser el desvelo de todo gobernante, allí no hay ni puede haber diferencias ideológicas.
Finalmente lo que espera toda población y que en el caso del Frente Amplio representa a la masa social más humilde. “La causa de los pueblos no admite demora”, les decía el presidente Orsi directamente terminando su discurso entendiendo que muchos esperan cambiar su situación en un gobierno de izquierda. El Frente Amplio ya no es novel, ya gobernó y ya perdió. Como dicen que dijo Cicerón: el esclavo no quiere libertad, quiere tener esclavos. Eso es también, un hecho.

Prioridad N° 1: Diálogo Social y Reforma Jubilatoria por Benjamín Nahoum

Cuando, en agosto de 2023, el Plenario del Frente Amplio (FA) aprobó la libertad de acción frente al plebiscito contra la Reforma Jubilatoria multicolor, que por entonces promovían el PIT-CNT y otras organizaciones sociales, se planteó que el FA se comprometía a convocar a un gran diálogo social, para impulsar una reforma de la seguridad social que contribuyera a “la inclusión social, la reducción de la pobreza con el objetivo de su total eliminación, la mejora de la distribución del ingreso, así como la lucha contra la discriminación y la desigualdad”. Por lo mismo, el FA, de forma unánime, se había opuesto a la reforma jubilatoria impuesta por el gobierno herrerista meses antes, “un ajuste fiscal que recae sobre las espaldas de las trabajadoras y trabajadores”, como decía la resolución del Plenario.

Este problema era de tal urgencia que, posteriormente, el presidente del FA y otras compañeras y compañeros sostuvieron que el diálogo debía convocarse al día siguiente mismo de asumir el gobierno, para acelerar los procesos que llevaran a la construcción de esa reforma necesaria, y posteriormente a aprobarla.

Por consiguiente, creo que no cabe duda de que esta cuestión es la prioridad más fuerte que tiene el nuevo gobierno, entre otras cosas porque se optó por un proceso transparente y democrático pero largo y engorroso, porque en el diálogo estarán representados quienes quieren aportar soluciones en el sentido planteado por el FA y quienes se oponen firmemente a ello: todos los partidos de la actual oposición, las cámaras empresariales, los grupos que defienden los intereses de la oligarquía. Esto quedó claro en la campaña por el plebiscito, que aún con esa oposición feroz, concitó el apoyo de casi un millón de uruguayas y uruguayos y fue acompañado por dos de cada tres votantes frenteamplistas.

La prioridad de este tema, por otra parte, no refiere sólo a los pasivos, aunque para ellos es fundamental, porque la reforma de 2023 les expropió cinco años de su vida: muchas veces la jubilación de un adulto o adulta mayor es parte del sostén de una casa, y que no la pueda percibir o perciba una insuficiente, redunda en que ese hogar sea pobre, y eso afecta también al resto de la familia, y particularmente a las niñas y niños, que son pobres si su familia es pobre.

Por otra parte, en los sesudos estudios que hicieron los técnicos del establishment para calcular cuál sería el déficit del sistema jubilatorio en el Siglo Veintidós si se aprobaba el plebiscito, no hay noticia de que se haya tenido en cuenta el aumento de los seguros de paro que se originaria por el incremento no correspondido de la oferta de trabajo que generaría el retiro de trabajadores recién cinco años después.

Por todo esto, poner en marcha rápidamente el Diálogo Social, camino elegido por el gobierno para el rediseño de la seguridad social y especialmente del sistema jubilatorio, es una prioridad indudable y es imperioso que ese rediseño se haga en este primer año del gobierno Orsi. Transformar sus resultados en ley, una vez definidos cuáles serán, bien merecería una ley de urgente de consideración sobre ese único tema, como la que, en 2005, en el gobierno de Tabaré Vázquez, creó el MIDES, también frente a una cuestión que no podía esperar.

Afortunadamente, en el Parlamento, donde van a faltar votos para aprobar otras cosas, los hay para aprobar ésta. Porque en el Senado el Frente Amplio tiene mayoría para aprobar lo que definió su congreso en las Bases Programáticas (volver al acceso a la jubilación a los 60 años de edad; mantener y profundizar los niveles de cobertura y suficiencia del sistema; transformar el pilar de ahorro en no lucrativo), que es un mandato para sus legisladores. Y en Diputados, donde al FA le faltan dos votos para ser mayoría, seguramente contará con los de Identidad Soberana, que apoyó el plebiscito, y por lo tanto más que comparte esos puntos.

Tan uruguayo todo por Miguel Manzi

Todo; hasta la llegada tarde de Lula, “un amigo del Uruguay y de los presidentes del Frente Amplio” (al decir de un locutor) (amigazo, digo yo, que dejó al Uruguay y a Tabaré Vázquez colgado del pincel cuando el patotero de Kirchner bloqueó los puentes).
De los discursos del nuevo presidente, es obvio destacar los énfasis institucionales y los reconocimientos a la “acumulación positiva” en estos 40 años de democracia, y aún más atrás: cuando anunció cinco años de festejos por los 200 años del inicio del proceso de fundación del Estado uruguayo, invitó a repensar aquellos tiempos de forja, y a “poner en -su justo- valor” a los próceres que protagonizaron aquellas gestas (Rivera el primero; tomen nota los letristas de murgas compañeras). Hasta ahí muy bien todo, muy uruguayo.
Pero cuando se refirió a las políticas públicas que pautarían su gobierno, el presidente Orsi, igual que el candidato Orsi, navegó superficialmente por todos los lugares comunes de lo políticamente correcto, sin jugarse ni una fichita a una idea fuerza. Básicamente, lo que sugirió Orsi es que todo va a seguir más o menos igual. Tan, pero tan uruguayo. Y eso me parece una mala noticia. Es verdad, como dijo Sanguinetti hace milenios, que “la democracia no es épica” (Petro lo acaba de descubrir, expresado en sus propios términos hace unos días: “Quise hacer la revolución desde el gobierno, pero no pude”). Es verdad que las naciones avanzan paso a paso, trabajosamente, en un proceso nunca acabado de “acumulación positiva” (también pueden ir pa’trás). Pero es igualmente cierto que el cansino tranco uruguayo no parece estar a la altura de estos tiempos, en los que ”el que no corre, retrocede” (Sordo González dixit). No existe el “salto cualitativo”, pero es imperioso acelerar. Vázquez prometió “la madre de todas las reformas” -la del Estado- y fracasó con total éxito: al final de los 15 años frenteamplistas, había 60.000 funcionarios públicos más que al principio. Mujica prometió “educación, educación y educación”, pero los gremios “no se la llevaron” (los mismos gremios que ahora Mahía quiere “reempoderar”). El gobierno encabezado por Lacalle Pou, azotado por pandemia, sequía, Argentina y otras pestes, prometió más libertad, modernizó algunas estructuras, adelantó algunos pasos, pero ahí siguen las llagas persistentes: el casco duro de pobreza, el rezago en educación, y la violencia creciente a cuenta del narco, triángulo macabro donde se hunden y desaparecen todas las esperanzas.
¿Qué promete Orsi? ¿Cuáles son sus prioridades programáticas? ¿Las tiene? No nos dejó saberlo. Y si las tiene, ¿podrá hacerlas valer? ¿Tiene con qué y con quiénes? ¿Podrá Orsi con el “fuego amigo”? ¿O será este otro “gobierno en disputa”? ¿Alguien votó por “el programa del Frente Amplio”?
Las expectativas ciudadanas están más o menos alineadas con el resultado electoral: los frenteamplistas son más optimistas, los no frenteamplistas menos. Yo busco y rebusco razones para serlo, pero me cuesta encontrarlas.

Los comunes por Marcos Soto
¿Por dónde empezar? ¿Cómo abordar las posibles prioridades del nuevo gobierno sin caer en lugares comunes? …”comunes” proviene del latín “communis”, que significa “que pertenece a todos” o “compartido por varios”. Parece díficil innovar en una lista de prioridades cuando hay desafíos o problemas que persisten o se agravan, y que de algun modo es compartido por todos. Repasando la evolución sobre la percepción ciudadana de cuáles son los principales problemas de nuestro país, encontramos un podio dificil de modificar aun con diferentes partidos en el poder. La inseguridad ciudadana es percibida como el principal, luego el desempleo y la educación. El que mucho abarca poco aprieta, máxime en economías con recursos notoriamente escasos y restricciones fiscales. ¿Debemos apostar a avanzar un poco en varias áreas o centralizar esfuerzos de gestión (y recursos) y lograr avances de impacto focalizados en una lista corta? La ciudadania ha votado por “un cambio” pero ¿qué implica eso? ¿hay consenso en los votantes sobre qué y cómo hacerlo a efectos de que el gobierno entrante responda esa expectativa y no caiga en crisis de representación? Lejos de ser preguntas retóricas, son abiertas y que pretenden disparar pensamiento y reflexión. Comparto con el Presidente que el nuevo gobierno no debería tener aires refundacionales, pero lo que si espero es que rompa con el sesgo de statu quo, “porque siempre se hizo asi”. La primera muestra será la elaboración del presupuesto nacional. La expectativa alli es que se haga en base cero. Esto es, pensar a la asignación de recursos con los problemas actuales en clave de futuro, y no cayendo una vez más en la inercia presupuestal, muy frecuente, pero habla más de una lógica de asignación en clave de pasado. Así las cosas, enfrentar el statu quo presupuestal implicará caras largas de aquellos sectores que puedan ver diluida su asignación, y una responsabilidad adicional en aquellos que ven incrementados los niveles de inversión pública en busqueda de soluciones impostergables con avances de impacto. La lista corta de prioridades deberá estar centrada en: (a) mejorar la calidad de vida de nuestros niños que nacen y se desarrollan bajo las multiples dimensiones de la pobreza, y que condiciona su desarrollo fututo. (b) los niveles de inseguridad. ¿Qué está ocurriendo en nuestros barrios? Estamos lejos de aquello de “nunca más urugayos contra uruguayos”. La violencia ha entrado en espiral incremental, y el peor escenario es normalizarla. Este conflicto interno no viene con los ropajes de otras épocas. No es la intelectualidad con la imaginación al poder. Es otra cosa, en otro medio, por otras causas ¿Será por eso que cuesta reaccionar? El narcotrafico nos ha atravesado como sociedad. (c) Imperioso e impostergables dotar a nuestra sociedad de mayor conocimiento. Esto es educación, pero tambien es inversión en innovación e investigación. Sólo asi lograremos incrementar las probabilidades de crecimiento. Base del programa económico. En fin, estimado lector, una intervencion con demasiadas preguntas, algún intento de respuesta, ¿he caído en lugares comunes? si, porque los problemas comunes no admiten la menor demora.

Hilvanando futuro por Celsa Puente
Mi padre era sastre, por lo que mi infancia circuló entre hilos, agujas y retales. Quizás por esa razón, me impactó una imagen que circuló por las redes sociales desde el día de la asunción de Yamandú Orsi. En ella, dos manos sostienen la silueta del Uruguay como si fuera un retazo de tela, y van zurciendo la pieza en distintos lugares con un hilo rojo, azul y blanco: la bobina de donde se desprende el hilo forma la bandera del Frente Amplio y las costuras resultantes de la acción de zurcir también, naturalmente tienen esos colores.
No dudo que mi infancia debe incidir en la emoción que la imagen me produce, pero esta sensación, mezcla el alivio con felicidad, surge de las palabras y las acciones de nuestra flamante dupla presidencial. Unir y zurcir son las tareas fundamentales. Desterrar el agravio hacia todo aquel que tenga otras ideas, que piense diferente es la plataforma de arranque. ¿Cómo construir una sociedad de atmósfera vivible si no es pensando que cada miembro que la constituye es valioso desde esa diferencia y que para sostener sus ideas necesita argumentos, nunca mecanismos para deshacerse de los que piensan distinto? “Seamos siempre adversarios, nunca enemigos” afirmó el Presidente Orsi ante el auditorio de todo el país luego de haber dado su juramento. Es que hace algunos años que la obstinación de algunos que sueñan con hacer desaparecer a los que no comparten su opinión se ha vuelto un caldo espeso a nivel social en el que es muy difícil respirar. La democracia se sostiene en las diferencias, aquellas que nos encuentran compartiendo argumentos y sustentando posturas, que nos invitan a pensar y a intentar entender por qué el otro o la otra piensan de ese modo tan distinto al nuestro. El crecimiento radica en esos encuentros, en los que intercambiamos y nos enriquecemos. “Me rebelo a ese país de las dos mitades”, dijo nuestro Presidente, también a ese concepto reinante de la libertad como una condición ultra individualista. Superar el clima de agravios, deslegitimaciones, denuncias, falsedades, intrigas, arrogancias desencadenadas, es la primera tarea, nada fácil que deberemos encarar como país. Destituir el predominio del más fuerte para dar lugar a lo colectivo como mecanismo de construcción del espacio de vida, dar lugar a la convivencia atendiendo las manifestaciones del delito para incidir en la profundidad de cuestiones que lo producen, trabajar para la igualdad de posiciones y la igualdad de oportunidades para todos y todas, sin distinciones, con una distribución adecuada que permita el desarrollo de una vida digna, es una tarea que no admite dilaciones y postergaciones. La agenda se nutre con el desarrollo productivo, el cuidado del medio ambiente, los impactos de la tecnología, la salud y en especial, la salud mental. Una mejor vida que nos incluya a todos y todas, la búsqueda de la felicidad pública está en el horizonte.
Pero más allá de las palabras que se pusieron en juego, recupero el gesto. Y entre todos ellos (que por cierto, fueron muchos), el gesto inédito de la dupla presidencial, de descender del auto que los trasladaba hacia la Plaza Independencia para ir al encuentro de la manifestación que con las fotografías de sus seres queridos estaban llevando adelante en la esquina de Libertador y Venezuela los familiares de los detenidos desaparecidos en tiempos de dictadura porque “la democracia gozará de una mejor salud el día que todas las familias uruguayas sepan dónde están sus familiares desaparecidos”
Sigo con la imagen de un país en pleno zurcido y me aferro a él. La acción ya comenzó y es imprescindible que resulte.

Pasemos de la problemática a la “solucionática”. (Jaime Pérez) por
Eduardo Vaz

El ABC de la política sostiene que las prioridades las marca la ciudadanía. Así, tomando lo publicado por Equipos Consultores en febrero 2025, tenemos: el 43% de los uruguayos mencionó individualmente la inseguridad como el primer o segundo problema más significativo, seguido por el desempleo con un 29% y la situación económica con un 23%. La diversidad de preocupaciones se extendió a la educación (13%), el gobierno (10%), el aumento de precios (8%) y problemas sociales (8%). Número más, número menos, por ahí andan los principales problemas.

Con esto bastaría para tener un panorama claro de las urgencias promediales. Si miramos de cerca, cada problema se abre en muchos, cada colectivo social, geográfico, etc., tendrá sus prioridades e importan mucho también.
La cuestión fundamental es la radicalidad del enfoque usado para la compresión de las causas de los problemas, así como los valores desde donde se buscan las soluciones. Información, conocimiento y valores son una trilogía inseparable. Aquí es donde se separan las políticas públicas según las concepciones político-ideológicas de los gobernantes. También en el papel asignado a la gente en la solución de los problemas: sin participación efectiva es imposible cambiar.

No dejes de soñar

Seguiremos discutiendo sobre el libre albedrío, pero, a la hora de gobernar, el principio de realidad manda. Pueden gustarnos o no las relaciones de poder en el mundo y en el país, pero son las que existen. Ante esto, solo la política, democrática y no violenta, es el camino de transformación de la realidad en un cierto sentido. Esa posibilidad es lo que la hace atrapante y valiosa.

La profundidad de los cambios depende también, de aplicar la máxima del maestro Tabárez, “el camino es la recompensa”. No prometamos el sacrificio de una o más generaciones para el futuro venturoso; ese modelo fracasó en el capitalismo (acabamos de vivirlo, otra vez, con la promesa neoliberal de hacer crecer la torta y luego repartir) y en el socialismo del siglo XX o Cuba hoy. La experiencia en ambos casos es que solo se vive peor y nada bueno sale de la miseria de las mayorías. Se trata de dar pasos concretos de avance en derechos (y deberes), en libertades y bienestar social, medibles y disfrutables.

Lo que implica una durísima lucha contra el privilegio, la corrupción, la explotación, el parasitismo y cuanta lacra social existe (y existirá). No terminaremos con el capitalismo global ni con el narcotráfico internacional ni el extractivismo mundial, pero bien podemos tener un estado moderno de bienestar, erradicar la pobreza, y asegurar condiciones dignas a nuestra población con un desarrollo sustentable e inclusivo. No será el advenimiento del paraíso, ni la sociedad del pan y las rosas, pero será un lugar donde la gente quiera vivir y no huir.

El principio de esperanza sigue siendo fértil, pero debe abonarse con resultados cada día.