El 11 de agosto pasado la compañía Baco Teatro volvió al escenario de La Candela con una nueva versión de Rescatame.
Cuando se estrenó, en el año 2016, muchos espectadores asociaban Rescatame a Rescatate, el espectáculo de 2006 que permaneció en cartel de forma ininterrumpida por trece temporadas. Pero desde la compañía aclaraban que no se trataba de la segunda parte de Rescatate, sino más bien su “resaca”. Como se recordará, en Rescatate aparecían dos realidades sociales antagónicas separadas por pocos metros al norte y al sur de Avenida Italia a la altura de Malvín. La marginalidad social convivía con dueños de casas de cobranzas y la corrupción policial empresarial aparecía como telón de fondo. Mientras tanto, la “espectacularización” mediática banalizaba la tragedia.
Pero más allá de la originalidad con la que se enfrentaban naturalmente sectores sociales diferentes en un mismo espacio, la clave del éxito de Rescatate fue la cercanía de los personajes, y en particular la capacidad de trasladar al escenario un nuevo tipo social que recién aparecía en nuestra ciudad hace casi dos décadas: el “plancha”. La capacidad de detectar el habla de sus contemporáneos, y de llevarla al escenario, fue uno de los factores que hicieron de Rescatate el espectáculo de autor nacional que más años se mantuvo en cartel en la historia de nuestra escena.
RescataMe
Rescatame, estrenada en 2016 como decíamos más arriba, se inspiró en un secuestro ocurrido en 2015 que tuvo un amplio tratamiento mediático. Pero más allá de partir del hecho policial concreto, Rescatame tiene una deriva propia que retoma la idea de reunir a dos personas de contextos socioculturales distintos en una situación crítica. Son dos los secuestrados en Rescatame, un arquitecto y empresario que vive en Carrasco y un joven “ñery” de La Cruz de Carrasco. El divertido artificio que se utiliza para que ambos permanezcan secuestrados en el mismo espacio se lo dejamos al espectador, pero a partir de esa situación Bouzas nos contó en su momento que la idea era sacarle el estigma a las dos clases sociales “están los dos metidos en el mismo pozo, con las mismas necesidades básicas insatisfechas. Primero se relacionan desde sus preconceptos, desde sus etiquetas, y después se empieza a humanizar el vínculo”.
La brecha cultural en 2016 ya era más extrema que la de Rescatate. Robar era prácticamente un accidente para los planchas que protagonizaban Rescatate, pero 10 años después ser narco es “la” opción para los pibes que viven en los barrios marginales. A eso se refiere también el espectáculo.
Tanto Rescatate como Rescatame bajaron de cartel de forma abrupta en 2018 con entradas agotadas. En otro espacio conversamos con Horacio Nieves y Gustavo Bouzas sobre la situación que los llevó a que los dos espectáculos más emblemáticos de Baco bajaran de cartel (ver Voces N.º 635). Pero lo cierto es que el público siguió preguntando por ambos espectáculos y el año pasado Rescatate volvió en funciones que abarrotaron el Teatro Stella primero y el Florencio Sánchez del Cerro después. Este año fue el turno de Rescatame, que volvió a la misma sala de La Candela en donde se estrenara hace 8 años. La nueva versión, sin embargo, tiene varios elementos novedosos. Si en 2016 la diferencia sociocultural entre sectores sociales se había acentuado, desde ese año al presente la violencia en algunos puntos de la periferia se ha exacerbado más aún. Y el tratamiento mediático de las situaciones vinculadas al sistema judicial también se ha modificado. En la nueva versión de Rescatame los fiscales tienen un rol protagónico, y los audios filtrados que van articulando relatos vinculados a la corrupción en los ámbitos de poder son protagonistas también. Los medios siguen operando, aunque desde soportes diversos. “Pancho Álvez”, el periodista que cubre el secuestro, desprecia las manifestaciones en la periferia y se sensibiliza ante las que suceden en Carrasco. Y más allá del sesgo clasista, siempre impone la lógica del espectáculo a sus noticias, haciendo que corran riesgo las vidas de los secuestrados si es útil esto a que su programa sea “tendencia” en redes sociales.
El elenco ha tenido algunas modificaciones, el más notorio es que el rol del arquitecto hoy lo ocupa Gustavo Bouzas, quien dirigía en 2016. Bouzas impone un carácter más eléctrico y exacerbado al personaje que originalmente encarnaba Horacio Nieves, que se ha hecho cargo de la dirección de la nueva versión. Seguramente el personaje que más llama la atención sea el del “ñery” encarnado por Mauricio Sassetti, un personaje clave no solo porque pone en el escenario una jerga que no suele habitar las tablas teatrales, sino porque desde su lucidez crítica, por momentos intuitiva, pone los cimientos para que la dinámica vincular con su antagonista estructure la crítica social. Una crítica que señala cómo, a pesar de las diferencias, los dos personajes son víctimas, a su modo, de la corrupción estructural del sistema social en que viven.
El “Marionet” de Rescatate reaparece en Rescatame, aunque desplazado por la nueva estrella mediática encarnada en “Pancho Álvez”. Este juego permite guiños permanentes de una obra a la otra, guiños particularmente subrayados ante las referencias a las marcas de refresco que reclaman los secuestrados. La platea disfruta como siempre en los espectáculos de Baco, y esa es una buena noticia para la escena montevideana. La saga teatral más relevante de las últimas décadas ha vuelto, y hay que estar atentos, porque promete nuevas entregas.
Rescatame. Texto: Gustavo Bouzas. Dirección: Horacio Nieves. Elenco: Mauricio Sassetti, Gustavo Bouzas, Joaquín Castelli y Diego González.
Funciones: domingos 19:00. Teatro de la Candela (José Ellauri 308).
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