Ser oficialista no es changa

Comenzamos un nuevo año y con cambio de gobierno.
Y la tarea periodística de cada jueves se nos complica un poco.
Empezar a relacionarnos con los nuevos gobernantes: ministros,
parlamentarios, jerarcas de organismos, todo un nuevo elenco.
Algunos son perfectos desconocidos y por lo tanto una incógnita.
Muchos son compañeros de ruta que conocemos de siempre y que
estamos seguros se van a desempeñar muy bien en la nueva etapa.
Otros tantos, más vale perderlos que encontrarlos, porque carecen
de idoneidad o simplemente llegan simplemente por reparto político.
Para muestra alcanza un botón dice un viejo refrán popular y anda
sobrevolando algún impresentable para la embajada en Argentina.
Tenemos confianza en el presidente electo y esperamos que sepa
pararse frente a presiones de chacras partidarias o corporaciones.
Que la Razón de Estado no lo haga desviarse de lo que está bien.
De nuestro lado retornamos a la fajina habitual de dar lugar a todos.
Sabiendo de antemano que no nos temblará la mano al escribir ni
se silenciarán las VOCES cuando haya que criticar posibles errores.
Dando por descontado el palazo de los dogmáticos de nuestras filas
que pretenden barrer bajo la alfombra y no darle armas al “enemigo”
Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, y a muchos
les molesta que “la cuña del mismo palo” les diga que le erraron.
Seguiremos haciendo periodismo independiente y libre, que no es
sinónimo de objetivo y aséptico, falacia que algunos sostienen
vehementemente para mostrarse como seres desideologizados.
No ocultamos nuestro pensamiento, pero no somos fieles creyentes
de pensamientos únicos ni dueños de la verdad revelada. No existe.
Apostaremos siempre a la diversidad y a generar mucho debate,
está en nuestra naturaleza, el cuestionar todo y ser irreverentes.
Nos esperan cinco años complicados, es más fácil ser oposición.
Alfredo García