Sin lugar a dudas, los fanáticos de la música están teniendo mucha suerte en lo que respecta a biopics en la pantalla grande; es decir, a películas biográficas protagonizadas por varias de las figuras más importantes de la canción popular moderna. Para proyectar un poco hacia atrás este nuevo fenómeno, conviene recordar el enorme impacto causado por Bohemian Rhapsody, versión oficial de la historia de Freddy Mercury contada por sus compañeros de Queen, la cual reavivó el interés del público por este tipo de historias. Así reaccionó Hollywood con varias biopics para todos los gustos, entre las que se encuentran Back to black, basada en la vida de Amy Winehouse, Rocketman, otra versión oficial con producción del propio Elton John, Better man, que ponía a Robbie Williams como un mono antropomórfico, Bob Marley – la leyenda, que relataba el camino al éxito del famoso cantante de reggae y Un perfecto desconocido, reciente biografía de Bob Dylan que llevó a su intérprete, Timothée Chalamet, a una nominación al Oscar.
Hacia ese mismo destino (o mejor aún, el de una victoria) es que parte Jeremy Allen White, intérprete con destacada presencia en la actualidad gracias a su protagónico en la reconocida serie The bear, a la hora de interpretar al mítico cantante Bruce Springsteen en Música de ninguna parte, cinta que llega hoy a las salas de todo el mundo, incluyendo Uruguay. Al igual que la mencionada biopic de Dylan, la película no es precisamente una sucesión de eventos en la vida del artista sino una observación detallada de un momento crucial en su carrera: 1982, cuando el músico prepara Nebraska, álbum que se convertiría en uno de los más destacados dentro de su cuerpo creativo. La película sigue todo el proceso del protagonista para dar con las canciones que terminarían conformando el álbum, las cuales requieren una instrospección especial que le hacen repasar (y a nosotros, junto a él) los momentos que marcaron su vida.
La decisión de ambientar el film en un momento específico es bastante arriesgada, y en una exclusiva conferencia de prensa a la que VOCES tuvo acceso, el director del film, Scott Cooper (Loco corazón), pudo explicar la decisión: “Centrarse en este capítulo tan personal de la vida de Bruce, un capítulo doloroso, y como el disco tenía tanta resonancia en mí, me pareció el tema perfecto para descubrir. Porque Nebraska siempre me enseña algo. Y esta es una película sobre muchas cosas, pero trata sobre un hombre que lucha con su honestidad en el trabajo y la valentía de mirar hacia dentro y lidiar con el trauma personal.
Ese fue el gancho. La dificultad, el desafío, ¿cómo dramatizarlo? Porque gran parte de la película transcurre en su habitación de una casa de alquiler, el silencio frente a la grabadora y la valentía de mirar hacia dentro. ¿Cómo logras que eso sea entretenido? ¿Cómo logras adentrarte en la mente de Bruce? Tener actores tan buenos como estos dos (Allen White y Jeremy Strong, de la serie Succession), que tienen la capacidad de transmitir una gama de emociones con una sola mirada, su forma de moverse, la forma en que nos muestran el tipo de introspección y dolor que solo los grandes actores pueden lograr, actores de cine realmente excelentes. Así que los beneficios y los desafíos fueron esos. Pero cuando tienes actores tan buenos y un material tan bueno, intentas simplemente escuchar y no interferir.”
Allen White habló de su acercamiento a Springsteen y la forma de descifrarlo: “Empecé con mucho miedo, para ser sincero. Recuerdo haberme comprometido con Scott, y estaba muy emocionado de trabajar con él, y me encantó el guion. Pero sé lo querido que es Bruce, y sé lo íntimas y personales que son las relaciones entre el público, los fans y los músicos, especialmente con músicos del nivel de Bruce Springsteen. Y creo que al principio me preocupaban muchas ideas externas. Leí su libro, leí Deliver me from nowhere (libro de Warren Zanes en el que se inspira la película), lo escuché constantemente, vi material de archivo. Y Bruce es una figura tan conocida que sentí que se estaba enterrando en mí mismo por un tiempo. Así que mi gran avance al principio fue intentar alejar a Bruce por un momento para poder acercarme a él durante este período de 1981 y 1982. Este hombre, músico, regresaba a casa después de una gira pensando que encontraría algo de paz y algo diferente, un hombre en su proceso creativo buscando inspiración.
Y una vez que empecé a acercarme a Bruce Springsteen como un hombre en lugar de como un Dios, fue cuando empecé a encontrar mi equilibrio. Y luego creo que otro de los momentos más importantes no fue solo la tarea de retratar a este hombre tan conocido, sino también la tarea de hacer todo lo posible por aprender a tocar la guitarra y cantar sus canciones lo mejor posible. Y hubo un momento en Nashville: grabamos gran parte del disco de Nebraska en RCA. Y sentí una gran cercanía con Bruce.
He tenido mucha suerte en algunos personajes que he interpretado, ya que he tenido que aprender una habilidad para muchos de estos personajes en los últimos años. Pude estar solo en una sala de grabación y cantar letras que no son mías, aprendidas, pero intenté hacerlas mías. Y recuerdo haber tenido un gran éxito en Nashville y sentir una cercanía y una afinidad con Bruce, como si fuera la primera vez que lo hacía.”







