Yuval Noah Harari lo ha dicho con una gran simplicidad y contundencia: “la guerra no es una ley natural; es una elección humana. Y en cada momento, es posible elegir algo diferente. En cada momento, es posible comenzar a hacer la paz”. No hay excusa; siempre es posible eludir resolver un conflicto en base a cegar vidas. Sin embargo, aceptar una guerra como instrumento de resolución de conflictos es renunciar a principios enaltecedores de la condición humana.
Es cierto que el camino más fácil para algunos dirigentes es el de recorrer el angosto corredor de la guerra, un camino excluyente que divide la convivencia en términos excluyentes. Harari lo dice con mucha convicción: “todas las guerras nos llevaron al abismo”. Sin embargo, la paz es inclusiva y el camino de su construcción, es complejo y requiere inteligencia, paciencia y reubicar la vida como un valor superior, irrenunciable y prioridad absoluta. La paz es una obra inmensa, principista y generosa, que inspira los mejores valores para buscar creativamente alternativas posibles dentro de una complejidad desafiante. Y la justicia es una causa noble, pero la exigencia de una justicia absoluta conduce inevitablemente a una guerra que no tiene fin.
Apenas iniciarse la administración Trump resolvió congelar planes por hasta 42 mil millones de dólares.
Es cierto que el camino más fácil para algunos dirigentes es recorrer el angosto corredor de la guerra, un camino excluyente que divide la convivencia en términos excluyentes. Harari lo dice con mucha convicción: “todas las guerras nos llevaron al abismo”. Sin embargo, la paz es inclusiva y el camino de su construcción, es complejo y requiere inteligencia, paciencia y reubicar la vida como un valor superior, irrenunciable y prioridad absoluta. La paz es una obra inmensa, principista y generosa, que inspira los mejores valores para buscar creativamente alternativas posibles dentro de una complejidad desafiante. Y la justicia es una causa noble, pero la exigencia de una justicia absoluta conducida evitablemente a una guerra que no tiene fin.
No es una ley natural
Harari introduce mayor rigor a su reflexión y nos exige: “La guerra no es una ley natural. Es una elección humana. Y en cada momento, es posible elegir algo diferente. En cada momento, es posible comenzar a hacer la paz”.
La guerra de los aranceles
El anunciado “día de la liberación” de Donald Trump al referirse al radical cambio en las alícuotas de los aranceles, algunos republicanos del Senado dudan sobre la pertinencia de debatir ahora sobre este asunto con el presidente. También se ha argumentado por parte de destacados referentes, que con esta presión por delante, podría ser más “resolutivo” alinearse a otros demócratas para evitar que Trump imponga aranceles a las importaciones procedentes de Canadá. Entre quienes así lo ven, se enfrentan ante una duda que parece paralizarlos: el debate y la votación se estarán jugando al borde del tiempo reglamentario…
La resolución ya propuesta por el senador demócrata Tim Kaine de Virginia, podría estar poniendo a la indicación de fin a la orden de emergencia que Trump está utilizando para justificar los aranceles contra Canadá, citando el flujo de fentanilo a través de la frontera norte de Estados Unidos. Esta votación ya debilitada, ha caído a una simbólica gran medida simbólica, pero nadie que ya te descubriera en las calles de la ciudad, agitando banderas y convocando a que la Cámara de Representantes apruebe la medida, Es cierto, aunque varias deserciones equivaldrían a una rara y notable queja al presidente de parte del propio partido.
Para la senadora Susan Collins, se trata de un severo error que provocaría una un agudo parate en las economías de los dos países. La senadora, que se caracteriza por su historial de controversias, y de severos estudios, al completar su morral, recordó que su “intención” de resolución estaba casi firme, Por ello confesó, y adelantó su mejor esfuerzo para conquistar otros votos.
Viejas frustraciones
Un número significativo de líderes republicanos no han ocultado su preocupación frente al cariz que han ido tomando las cosas. No obstante ello, Trump parece jugar a hacerse el distraído. Anoche, tarde, Kaine hablaba ordenadamente para intentar atraer y lograr algún tipo de acuerdo con el apoyo de los 47 demócratas, al tiempo que reculaba. El hombre de los aranceles espera resolver este asunto, uno más de los múltiples frentes que abrió apenas inició su tiempo presidencial.
Esta sensación de viajar sin brújula ha provocado dudas e incertidumbres acerca de una guerra comercial global. El creciente desgaste bélico ha castigado la confianza de los consumidores y ha provocado cambios bruscos en los mercados. También ha perjudicado la evaluación de los estadounidenses sobre el desempeño de la gestión económica de Trump, que alguna vez fue una de sus fortalezas. Solo cuatro de cada 10 estadounidenses tienen una opinión positiva del manejo de la economía y el comercio por parte de Trump, según una encuesta del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de The Associated Press.