Todo lo insólito es maravilloso. El arte de Pedro Peralta por Alejandra Waltes

Si bien el arte surrealista es representativo, lo representado adquiere un nuevo sentido a través de la elaboración del artista, pasando a formar parte de otra realidad. En el caso de la pintura, el soporte se convierte en el lugar en dónde el creador expresa su propia visión del mundo. El arte surrealista se origina cuando la realidad objetiva es procesada por el creador, surgiendo de la asociación libre que este hace.

 La elaboración que hace el subconsciente de lo objetivo es algo íntimo e irrepetible, pero igualmente podemos distinguir, en líneas generales, dos formas de arte surrealista: una automática, espontánea y fluida, con universos figurativos abstractos propios, y una naturalista, que busca representar, mediante una figuración a veces hiperrealista, el mundo de los sueños y el inconsciente.

El movimiento surrealista supera los límites impuestos a la imaginación por el racionalismo, transforma el concepto de “realidad” en el arte e introduce nuevas técnicas y dinámicas creativas. La obra de Pedro Peralta se enmarca en la corriente del Surrealismo Figurativo.

Pedro Peralta es un solvente pintor y grabador uruguayo nacido en Salto. Pertenece a una familia de artistas visuales y se expresa a través de variadas técnicas como el grabado, la pintura y el dibujo, habiendo abordado también la escultura y el bajorrelieve.

Dibuja y pinta desde niño. Su primera exposición data del año 1983, pero su lenguaje creativo se consolida diez años después. El artista estudió con Carlos Porro, Osvaldo Paz, Vicente Martín y Clever Lara, en cuyo taller ejerció más tarde como docente. Además realizó un postgrado de grabado en metal con David Finkbeiner en el Museo Nacional de Artes Visuales en el año 1986.

Desde 1995 es docente de dibujo, pintura y grabado en madera y metal en su propio taller. Sus obras se encuentran en colecciones públicas y privadas de Uruguay, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Puerto Rico, México, España, Australia y otros países.

En los años 90, viajó a Suecia, a la búsqueda del grupo CoBrA, (Copenhaguen, Bruselas y Ámsterdam) de quien se siente admirador e integrante. Este grupo CoBrA tiene como objetivo aprovechar la libre expresión del inconsciente sin la interferencia ni el control del intelecto. Estas premisas hunden sus raíces en el surrealismo, así como la violencia cromática, el dinamismo y el acento en el proceso.

En 1992, viajando entre Suecia y Finlandia, tuvo que compartir el  barco con un grupo de neonazis, cerca de tres mil hombres ataviados con ropas y símbolos alusivos a la doctrina nacionalsocialista. Aquel hecho lo presionó mucho, y estuvo tres años creando obras inspiradas en ese acontecimiento. “Me pareció tan loco que en ese momento aún pasaran estas cuestiones que busqué dibujarlos con grafito, era una necesidad imperiosa hacerlo.”  Fruto de esa removedora experiencia fue la exposición en El Cabildo titulada  “Barroco terraja”. Luego de culminada la exposición quemó todos los dibujos que la integraron.  

Fue en ese viaje en el que descubrió que debía redirigir su arte, que fuera realmente una representación personal, uruguaya. Tomando como leitmotiv la frase «Los uruguayos descienden de los barcos», se nutrió  de las riquezas culturales de la realidad criolla y las herencias europeas que forjan el sincretismo cultural uruguayo y latinoamericano, para comenzar a expresarlo en sus pinturas.

Según lo expresado por Alicia Haber, curadora de su exposición en el Museo de Arte Visuales del año 2014, lo que más le da placer es sumergirse en el proceso creativo. Cuando comienza a crear sus pinturas, grabados y dibujos no parte de ideas preconcebidas, pero inevitablemente plasma en ellos su mundo interior, su concepción de la vida y del ser humano.

Ese mundo está formado por múltiples facetas: su admiración por las grandes obras de arte del Renacimiento y de los siglos XVII y XVIII, su mirada irónica de la realidad, su sentido del humor, el bagaje cultural que le aportaron sus vivencias en la niñez y juventud en el interior del país, sus contactos tempranos con el mundo del arte, la ideología política en la que estuvo inmerso en sus años formativos, y las ilusiones y desilusiones que esa ideología y su praxis supusieron. Todo ello ha conformado su crítica visión de la condición humana.
Peralta siempre se ha sentido atraído hacia lo mítico, el realismo mágico, el carnaval y las religiones que aúnan catolicismo y paganismo, siendo elementos esenciales en su obra como fuente de inspiración al momento de crear. El talentoso artista se define a sí mismo como barroco, postura muy relacionada con la exageración, lo complejo, lo abundante, el manejo de las formas ascendentes y el predominio de la fantasía, recurrentes elementos que el autor suele manejar con talento y habilidad.

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