Último adiós a dos personalidades por Nelson Di Maggio
Las artes visuales uruguayas se empobrecen cada vez que desaparece una personalidad de nivel excepcional. Son ignoradas al no aparecer encuadradas en el mito del estrellato y de la consagración. A la mayoría de los observadores les resulta difícil distinguir entre el mero oficio y lo que además de oficio está recorrido por la carga eléctrica del talento.
Abel Rezzano (Salto, 1936-Montevideo, 9 de agosto de 2020), escultor, estudió por breves meses en la Escuela Nacional de Bellas Artes (enba) y fundamentalmente en el Centro de Expresión Artística (cea), taller orientado por Nelson Ramos. Demostró habilidad para los montajes de exposiciones y la diagramación de catálogos. Cofundador de Octaedro, agrupación rupturista en su aspiración conceptual, disuelta al poco tiempo y de escasa proyección pública en años de dictadura, con publicaciones prohibidas y falta de críticos. A los jóvenes principiantes, alumnos del cea en su mayoría, la Alianza Francesa les dio la oportunidad de una exhibición de dibujos; se intentó disimular la debilidad de varios trabajos con un montaje inusual, audaz y decorativo que no les gustó y al reaccionar con desmesura se anuló la inauguración. Pocos minutos después, aplacados los ánimos, Ramos intentó superar la situación, pero el director de la galería se opuso y Metamorfosis del dibujo (1978), exposición que no tuvo lugar, vapuleada por algunos de los integrantes, aparecerá incluida después en sus vanidosos currículos. Solo la mitad de los ocho integrantes: Fernando Álvarez Cozzi, Carlos Barea, Gabriel Galli y Abel Rezzano, alcanzaron una personalidad significativa. Dedicado a la escultura, Rezzano hizo regulares exposiciones y participaciones colectivas con obras en las que incorporó objetos encontrados al acaso. Más tarde utilizó el hierro y la materia pintada para estructuras en series minimalistas en la conquista de una densidad expresiva.
Juan Pedro Margenat (Montevideo, 1940-30 de julio de 2020), arquitecto, se dedicó más a la docencia e investigación que a la práctica profesional (preservación y restauración de algunos edificios). Encarcelado durante la dictadura militar, exiliado en Venezuela, país en auge cultural y económico entre 1975 y 1985, trabajó en la docencia en el área de diseño de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Al mismo tiempo ejerció las asignaturas de diseño interior e historia del mueble en varios institutos. Desde 1982 comenzó a investigar sobre art déco (objetos, muebles, arquitectura) y al volver en 1985 continúa esa investigación y publica Arquitectura art déco en Montevideo, 1925-1950: cuando no todas las catedrales eran blancas (1994). Pionero en rescatar un estilo poco estimado hasta el momento, que fructificó en los años que van entre 1919, fecha de asunción del presidente Baltasar Brum, y 1933, en que se suicida en el momento del golpe de Estado terrista, conocidos en Uruguay como «los años locos». Una década marcada por la renovación y los bríos juveniles funda los cimientos de la futura sociedad de consumo y emerge rápidamente la clase media, el vehículo capaz de interpretar las inquietudes artísticas e instrumentar una época próspera y alocada, abierta y con ganas de darle un sentido renovador a la vida. Rompiendo los códigos de la vieja moral. El art déco acaparó una inquietud que estaba en el aire, hizo el resumen de otros movimientos de vanguardia quitando los aspectos más agresivos e incómodos de asimilar. Margenat logró un inteligente y memorable ensayo sobre art déco —tendencia que dio preeminencia a la línea recta afín a las corrientes vanguardistas, un entrelazamiento de espirales, rectas y ángulos agudos se mezclan con elementos heterogéneos—, donde realiza un análisis detenido y con ejemplos casi exhaustivos de los existentes en Montevideo. Otros libros importantes son Barcos de ladrillo: arquitectura de referentes náuticos en Uruguay 1930-1950 (2001) y Tiempos modernos: arquitectura uruguaya afín a las vanguardias, 1925-1940, textos ineludibles para conocer más y mejor la ciudad en que se vive.
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