Se habla sobre destreza física y rendimiento cuando hablamos de deportes sin considerar otros factores que refieren al ámbito mental, sobre todo el pensamiento, concentración y habilidad para la toma de decisiones en ciertos términos de tiempo.
El ajedrez es un juego de mesa en el que dos personas se enfrentan, disponiendo cada una de 16 fichas o piezas que representan a los diferentes personajes de un ejército monárquico y cada una posee distintas características que, siguiendo las reglas del juego, les permiten moverse sobre el tablero de juego, dividido en 64 cuadros o escaques, oscuros y claros de forma alternativa.
Esta disciplina es un juego de mesa de estrategia y habilidad mental. No obstante, en su versión de competición, el ajedrez es considerado como un deporte por la FIDE (The International Chess Federation) o Federación Internacional de Ajedrez, el organismo encargado de regular las competiciones internacionales de éste.
El objetivo de este juego es derrotar primero al Rey del contrincante, sacándolo del tablero. Según las reglas, esto se hace amenazando la casilla que ocupa el Rey del oponente con alguna de las piezas propias, sin que el otro jugador pueda proteger a su Rey interponiendo una pieza entre este y la pieza que lo amenaza, mover su rey a un escaque libre o capturar a la pieza que lo está amenazando. Dejar al otro jugador sin ninguna de estas opciones, trae como resultado el jaque mate y el fin de la partida.
Referente a las reglas, para dar comienzo a una partida de ajedrez, son necesarios dos jugadores. Cada jugador controla 16 piezas, ya sean las de color claro, llamadas “blancas”, o las 16 piezas de color oscuro, llamadas “negras”. El color que corresponderá a cada jugador se decide mediante un sorteo. Las piezas de ajedrez de cada jugador al principio de la partida son: un rey, una reina o dama, dos alfiles, dos caballos, dos torres o roques, y ocho peones.
Las piezas se mueven sobre un tablero de ajedrez cuadrado de 8×8; es decir, un total de 64 escaques o casillas, también cuadradas, que van alternando los colores claros y oscuros (32 y 32). El tablero es colocado de tal forma que ambos jugadores tengan un escaque blanco en la casilla de la esquina derecha respectiva.
Posteriormente, las piezas de ajedrez se ubican sobre el tablero al inicio de la partida. Las torres van en las esquinas del tablero, a la derecha y a la izquierda; también tenemos los caballos, que se distribuyen en las casillas inmediatamente al lado de las torres. Los alfiles se ponen en las casillas inmediatamente al lado de los caballos, la reina se ubica en la casilla central del mismo color que las piezas del jugador, el rey queda en la casilla vacante al lado de la dama, y los peones se usan en la siguiente hilera del tablero.
Referente al juego, los jugadores se mueven por turnos y el jugador con las piezas blancas es siempre el que se mueve primero, de forma que puede comenzar con alguna de las aperturas del ajedrez. En cada turno, un jugador solo puede mover una pieza. Sin embargo, hay una de las jugadas del ajedrez que queda libre de esta regla: el enroque. Cada tipo de pieza de ajedrez se mueve de una forma diferente.
Finalmente, para terminar un juego de ajedrez, se debe derrotar al Rey del contrincante. Es decir, hacer un jaque mate (una jugada que ataque al rey). Al estar en esta situación, el rival está obligado a salir del jaque, pero si no hay defensa posible contra este, el rey está en jaque mate y quien lo inflige al rey rival, gana.
Si bien podemos mencionar que una partida de ajedrez también termina cuando un jugador decide rendirse o si se excede el tiempo establecido; en ambos casos, el oponente gana el juego. También, el juego termina cuando no es posible la victoria para ninguno de los jugadores o si ambos acuerdan este resultado, conocido como tablas o empate, entre otras excepciones. En resumen, esas son las reglas generales del ajedrez.
Si comento sobre los antecedentes históricos de este deporte, el ajedrez tiene su origen en la India, más concretamente en el Valle del Indo, y data del siglo VI d.C. Originalmente conocido como Chaturanga, o juego del ejército, se difundió rápidamente por las rutas comerciales, llegó a Persia, y desde allí al Imperio bizantino, extendiéndose posteriormente por toda Asia. La mayoría de los historiadores coinciden en ubicar el origen del ajedrez en la India en el siglo VII. El mundo árabe, adoptó el ajedrez con un entusiasmo sin igual: estudiaron y analizaron en profundidad los mecanismos del juego, escribieron numerosos tratados sobre el mismo y desarrollaron el sistema de notación algebraica.
El juego llegó a Europa entre los años 700 y 900, a través de la conquista de España por el Islam, aunque también lo practicaban los vikingos y los Cruzados que regresaban de Tierra Santa. En las excavaciones de una sepultura vikinga hallada en la costa sur de Bretaña se encontró un juego de ajedrez, y en la región francesa de los Vosgos se descubrieron unas piezas del siglo X, de origen escandinavo, que respondían al modelo árabe tradicional. Durante la edad media España e Italia eran los países donde más se practicaba. Se jugaba de acuerdo con las normas árabes (descritas en diversos tratados de los que fue traductor y adaptador Alfonso X el Sabio), según las cuales la reina y el alfil son piezas relativamente débiles, que sólo pueden avanzar de casilla en casilla. Sin dudas, hay mucho más para contar sobre el ajedrez, pero eso será en otra edición.
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