¿Una alianza estratégica? por Joaquín Andrade

En el contexto de la 80° Asamblea General de la ONU, celebrada en la ciudad de Nueva York entre el 22 y el 24 de este mes, emergieron dinámicas geopolíticas que sugieren una aproximación estratégica entre India y China, dos potencias asiáticas históricamente rivales, en un contexto marcado por la creciente presión estadounidense y la búsqueda de un orden internacional multipolar.

Este fenómeno podría estar motivado por la creciente presión que ambos países perciben de Estados Unidos en diversos frentes.

La Asamblea General de la ONU fue escenario de discursos que reflejaron las tensiones actuales en el orden internacional. El presidente estadounidense, Donald Trump, acusó a China e India de ser los “principales financiadores” de la guerra en Ucrania por continuar

comprando petróleo ruso, una declaración que resalta las fricciones entre Estados Unidos y estos dos países.

Por otro lado, el ministro de Asuntos Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, instó a la paz y al fin de los conflictos, destacando el impacto negativo de las guerras en Ucrania y Gaza sobre el Sur Global. También abogó por una reforma de las instituciones multilaterales para reflejar mejor las realidades contemporáneas.

Estos discursos indican una postura común entre India y China en defensa de un orden internacional multipolar y en oposición a las políticas unilaterales de Estados Unidos.

En este contexto, Pakistán emerge como un actor indirecto pero estratégico. La histórica rivalidad con India y su condición de potencia nuclear convierte a Islamabad en un factor que condiciona cualquier movimiento diplomático en Nueva Delhi.

La cooperación India-China, aunque centrada en lo diplomático y económico, podría modificar la percepción estratégica de Pakistán, impulsándolo a reforzar su defensa y mantener su propio equilibrio nuclear, mientras China sigue siendo su aliado tradicional.

La cuestión nuclear, latente desde hace décadas en el sur de Asia, añade una capa de complejidad a cualquier acercamiento entre India y China, pues cualquier escalada con Pakistán podría tener consecuencias de alto riesgo en la región y repercusiones internacionales.

Un espacio para la colaboración

El 23 de septiembre, China organizó una reunión de alto nivel sobre la Iniciativa de Desarrollo Global (GDI) en la sede de la ONU. Este evento reunió a los líderes de más de 30 países y organizaciones internacionales, incluyendo al secretario general de la ONU, António Guterres.

La declaración final enfatizó la importancia de la multilateralidad, el compromiso con la Agenda 2030 y el apoyo al Sur Global.

Aunque India no fue mencionada explícitamente, su presencia en eventos paralelos y su enfoque en temas similares sugieren una alineación con los objetivos de la GDI.

Este tipo de plataformas permite a ambos países fortalecer su cooperación sin necesidad de formalizar una alianza explícita.

Señales de reaproximación

A pesar de las tensiones, India y China han mostrado señales de reaproximación. Durante la Asamblea General, el primer ministro chino, Li Qiang destacó la necesidad de que ambos países trabajen en la misma dirección para avanzar en lo que calificó como “la asociación

bilateral más importante del mundo” (AP News).

Esta declaración coincide con los esfuerzos diplomáticos previos, como la reciente visita de una delegación bipartidista del Congreso de EEUU. A China, destinada a mejorar las relaciones bilaterales y enfatizar la importancia de la comunicación militar para evitar malentendidos.

La posible colaboración entre India y China podría tener varias implicaciones. Una mayor cooperación entre estas dos potencias podría equilibrar la influencia de EE. UU. en Asia y otras regiones. Ambos países han mostrado intereses en liderar iniciativas que promuevan el desarrollo y la cooperación en el Sur Global, desafiando las estructuras dominadas por Occidente.

India y China han abogado por una reforma de las instituciones como la ONU para reflejar mejor las realidades geopolíticas actuales.

En conclusión, aunque no se ha formalizado una alianza, las acciones y declaraciones recientes sugieren una convergencia estratégica entre ambas naciones. Este acercamiento podría ser una respuesta a las políticas de Donald Trump y una oportunidad para redefinir el orden internacional, en otros términos.

Sería crucial observar cómo evoluciona esta dinámica en los próximos meses y si se concreta en una cooperación más estrecha en áreas clave como comercio, seguridad y desarrollo global, lo que podría marcar un cambio significativo en la arquitectura de las relaciones internacionales.

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