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Una manga de ladrones del primero al último por Mauricio Rodríguez

Una manga de ladrones del primero al último por Mauricio Rodríguez
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Luego de su difusión a través de Netflix, la serie española “La casa de papel” se ha convertido en un fenómeno mundial y ha llevado a sus actores principales a transformarse en celebridades internacionales. Una historia atrapante que se centra en el asalto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y que va camino a ser un antes y un después en la televisión española.

 

En una nota publicada este martes, el diario español El Mundo se pregunta: “¿Es ‘La casa de papel’ la serie más exitosa de la historia de España?”. Y a continuación enumera una serie de argumentos que corren a favor de esa hipótesis. Entre otras cosas, se trata de una de las series más vistas en la plataforma Netflix y ha sido tendencia en las redes sociales en todo el mundo. En Latinoamérica se ha transformado en un inesperado boom. El diario señala, acertadamente, la gran calidad técnica, actoral y estética de la serie como factores clave para explicar esta fiebre papelera.

En su versión original “La casa de papel” cuenta con 15 episodios de unos 70 minutos, divididos en dos partes: la primera de nueve capítulos y la segunda de seis. Netflix decidió introducir algunos cambios a la hora de subirla a su plataforma: modificó la duración de cada capítulo y los dividió en “dos temporadas”. La primera – de 13 episodios, que duran  unos 45 minutos – se vio durante 2017 y la segunda – los seis “capítulos finales” – se verá a partir de abril en Brasil y se supone que también en el resto de Latinoamérica. De todas maneras, a estas alturas, los devotos de la serie ya se las han ingeniado para poder rastrear y ver los capítulos pendientes y, sobre todo, saber cómo termina la historia.

“La casa de papel” empieza con la toma – con rehenes incluidos – de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. El asalto es el corolario de un plan cuidadosa y perfectamente urdido durante meses por un grupo de asaltantes encabezados por El Profesor, un personaje metódico hasta la obsesión, magistralmente interpretado por el actor Álvaro Morte. El Profesor recluta y entrena a los otros ocho integrantes de la pandilla, un grupo de delincuentes con un largo prontuario que se identifican por nombres de ciudades: Tokio (Úrsula Corberó), Nairobi (Alba Flores, nieta de la legendaria Lola), Río (Miguel Herrán), Moscú (Paco Tous), Berlín (Pedro Alonso), Denver (Jaime Lorente), Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García). La intención de los atracadores es permanecer cinco días encerrados con los rehenes – entre los que se cuentan los empleados de la Fábrica y los alumnos del colegio Británico que el día del asalto estaban visitando el lugar – , “fabricar” 2.400 millones de euros y luego escapar por un antiguo túnel ubicado debajo del edificio. Como estrategia “mediática” apuestan a que la opinión pública se ponga de su lado, sobre todo porque la idea general del plan es que no van a robarle su dinero a nadie sino que van a “imprimir” sus propios billetes. “Me llamo Tokio, pero cuando empezó esta historia no me llamaba así” se escucha al comenzar el primer capítulo. La frase es el disparador inicial de la historia.  Poco después se verá a los asaltantes vistiendo monos rojos y máscaras deformadas de Salvador Dalí, dos detalles que se han transformado en íconos de la serie.

Durante las horas de alta tensión que dura el asalto, El Profesor negocia con la Policía – especialmente con la inspectora Raquel Murillo – interpretada por la actriz Itziar Ituño – con el único objetivo de ganar tiempo para imprimir los billetes y luego intentar huir por el túnel. Del otro lado de la cinta amarilla que rodea a la Fábrica la Policía y los investigadores también tienen sus propias historias que se cruzan con romances, divorcios y egos exacerbados.

Cada personaje termina siendo una variopinta muestra de distintas miserias humanas, además de que van turnando sus minutos de protagonismo en la pantalla. La web oficial de “La casa de papel” hace una descripción general de cada uno de ellos. Del Profesor señala: “Treintañero. Barba, gafas de pasta… El cerebro de la operación. Un hombre que nadie asociaría a priori a ningún plan criminal. Dialogante, de fina ironía y autodidacta, es la antítesis de cualquiera de los individuos que integran su banda. De inteligencia superior, ha planeado durante años hasta el mínimo detalle de la operación. Parece saberlo todo, anticiparse a todo desde su puesto de observación en el exterior.” De Tokio afirma: “Dura, impulsiva, con una aparente falta de empatía (aunque esto sólo sea una pose). Su vida siempre fue un balancín. Tokio ingresó en el mundo del crimen con 14 años siguiendo los pasos de su novio, de 28. Desde entonces ha alternado periodos de normalidad, con su empleo convencional, con otros ligados a todo tipo de atracos. Eso sí, cada vez más audaces. En uno de ellos, el asalto a una furgoneta de Prosegur, se vio envuelta en un tiroteo con el resultado de tres muertos, uno de ellos su novio”. De Berlín, la mano derecha del Profesor durante el asalto, dice: “Ladrón de guante blanco especializado en el robo de joyas. Ingresó en el mundo del crimen para mantener el altísimo nivel de vida al que estaba acostumbrado desde la cuna. Es un hombre que sabe tener modales finos, que se cree superior al resto de la banda, a quienes desprecia íntimamente. Pero también sabe ser brutal y directo cuando conviene. Su talón de Aquiles son las mujeres, y esta será la circunstancia que ponga en riesgo su liderazgo”.

La repentina popularidad de la serie también ha disparado la cantidad de reproducciones de su canción “casi oficial”, “Bella ciao”. Se trata de una composición muy popular, cantada en su momento por los simpatizantes del movimiento partisano italiano durante la Segunda Guerra Mundial cuando resistían a las tropas fascistas y nazis. La popularidad de Bella ciao comenzó a crecer a mitad del siglo XX durante los festivales organizados en todo el mundo por las juventudes comunistas, sobre todo las que se desarrollaron en Praga o Viena. Luego fue traducida del italiano original a varios idiomas. En mitad de la serie, Berlín la canta junto al Profesor casi como un grito de guerra, durante una profunda charla que tienen antes de tomar la Fábrica. La canción ha sido interpretada por innumerables artistas; entre otros, por Manu Chao y Mercedes Sosa.

La repercusión de la serie ha generado enormes cantidades de tela para cortar. Los actores han visto crecer exponencialmente a sus seguidores en las redes sociales. Además, el conductor argentino Marcelo Tinelli planea utilizar la historia como marco para la apertura de su programa “Bailando por un sueño” en este 2018. El ex asaltante uruguayo Luis Mario Vitette denunció en una nota del diario El País que le iniciará acciones legales a la productora española por plagio, porque entiende que varios de los elementos que aparecen en la tira fueron tomados del atraco que él mismo protagonizó en Argentina. En 2006 Vitette participó junto a otros de un asalto a una sucursal del Banco Río del que se llevaron 25 millones de dólares. Según él, varios detalles que se muestran en la serie fueron “copiados” del asalto real: el auto que usaron y que luego fue abandonado, la figura del “cerebro” (El Profesor) que lo organiza todo, la toma de rehenes para “despistar” a la Policía, etc.

El furor de “La casa de papel” parece apenas haber comenzado. Y de hecho ya se ubicó entre las 20 series más vistas de la web IMDB (Internet Movie Database) una base de datos en línea que almacena información relacionada con distintos filmes. Como forma práctica de “medir” esta popularidad, hace unos días el actor Pedro Alfonso (Berlín) anunció a través de un video que visitará Argentina y le envió saludos a Leonel Messi. El mensaje se hizo instantáneamente viral y alcanzó miles de reproducciones.

 

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