Desde el jueves 7 al domingo 17 de noviembre se desarrollará en cuatro salas de Movie Montevideo Shopping una nueva edición del Monfic, con 41 películas de 18 países, muchas de las cuales no tendrán exhibición comercial posterior en nuestra ciudad. Las localidades cuestan $ 210, y habrá cuponeras para cinco funciones por $ 750. Este cronista ya ha visto seis de esos títulos, por lo que conviene detenerse un poco en ellos.
Cafarnaum. Candidato al Oscar, el nuevo opus de la libanesa Nadine Labaki cuenta la historia de un niño de doce años que intenta sobrevivir en medio de la pobreza, la exclusión social y la violencia familiar. En este film lleno de gritos y llanto, los planos febriles semejan movimientos bruscos y se mezclan a las imágenes de la miseria más desgarradora para desestabilizar al espectador con escenas conmovedoras y de gran fuerza dramática. Los sueños de los inmigrantes de salir de la pobreza y prosperar son una constante en esta historia, que hace hincapié en las contradicciones del Líbano en forma similar a la que en 1980 llevaba a cabo Pixote en Brasil. El film da un panorama completo y desolador sobre la situación social del Líbano, sus cambios y los sueños de las nuevas generaciones, que intentan escapar del destino de indigencia que les espera.
El árbol de las peras silvestres. La nueva obra del turco Nuri Bilge Ceylan se centra en el viaje espiritual de un joven aspirante a escritor que intenta descubrir qué hará con su vida, y en ese proceso deja de ser necio y altanero. El film se estructura por medio de una serie de conversaciones largas, tensas y fascinantes, sobre el choque entre lo viejo y lo nuevo, y sobre el sentido del arte y la religión en Turquía. Quien sepa navegar por esas aguas frondosas (la película dura algo más de tres horas) podrá arribar a un final emocionalmente apabullante. Con un registro visual memorable por lo grácil y poético, el resultado es ambicioso y debe contarse entre lo mejor del cine turco actual.
Esa mujer. Todo comienza como una típica película de mafiosos, con la novia de un gangster en medio de un conflicto entre bandas rivales. En esa primera parte la nueva película del chino Jia Zhang-ke presenta un submundo criminal rico y complejo en su ambientación. Luego, cuando la mujer toma las riendas del relato, la historia termina convertida en una tragedia basada en el sufrimiento por amor. De esa manera, junto a la notable labor de Zhao Tao (esposa y fetiche de Zhang-ke) lo que comienza pareciéndose a Hitchcock o Scorsese termina recorriendo vías existenciales que derivan de Antonioni, con una exploración de sentimientos que escapan a cualquier explicación racional.
Apolo 11. Si hubo una empresa tan épica como inútil fue la aventura lunar, que sólo sirvió para propagandear el ideal estadounidense mientras se jugaba la pulseada contra los soviéticos durante la Guerra Fría. Este documental de Todd Douglas Miller, ganador en Sundance, despide un rancio tufillo propagandístico de la actual Era Trump. Más allá de ese descuento hay en el film una colosal labor de selección de archivos de la NASA, que convierte al resultado en una innegable pieza de orfebrería, donde debe destacarse la minuciosidad con que el sonido y las imágenes son puestas ante el espectador. Es ante todo un buen material académico para los institutos de enseñanza.
Febrero amargo. Este film uruguayo de Gastón Goicoechea y Agustín Lorenzo está basado en un libro de Amílcar Vasconcellos, que fue publicado en 1973 en defensa de las instituciones republicanas. El documental reconstruye, a través de conocidas figuras políticas y sociales del país, la sublevación del Ejército y la Fuerza Aérea contra el gobierno constitucional, mientras destaca el papel jugado por Vasconcellos desde el Senado denunciando el inminente golpe de estado, y la resistencia de la Armada al mando del contralmirante Juan José Zorrilla, quien desplegó buques e infantes de marina en defensa de la democracia. Film imprescindible para no olvidar que siempre pueden haber tiempos peores.
Pavarotti. Nada en la historia de la ópera ha sido tan sublime y a la vez tan cursi como el tema de este documental de Ron Howard, centrado en la figura del tenor más amado y discutido del siglo 20. Luciano Pavarotti ha sido idolatrado por los melómanos debido a sus épocas de gloria (los años 60 y 70), pero el 90% del público lo recuerda por sus conciertos benéficos junto a divos del rock. El documental demuestra que siempre hubo un solo Luciano detrás de esas dos caras, y al hacerlo evidencia el doble rostro que también tiene la lírica: el excelso que le da la propia música, y el lado más elemental, vulgar y corriente que le otorgaba un hombre que, pese a ser corpulento y sudoroso, poseía una garganta capaz de emitir sonidos inolvidables. La película es una experiencia fascinante, que nos lleva sin esfuerzo al corazón más secreto y latiente de la ópera.
Y a esos seis títulos habría que agregar dos elogiados documentales (Botero, Nureyev), y también Alelí, nueva ficción de las uruguayas Leticia Jorge y Ana Guevara. Además destaca una monográfica francesa con dos films protagonizados por Isabelle Huppert (Frankie, Blanca como la nieve), un drama intimista (Amanda), una comedia bizarra (El misterio del Sr. Pick) y un film bélico sobre un batallón kurdo compuesto sólo por mujeres (Hijas del sol). Y a todo eso aún deberá sumarse una sección con estrenos de Hollywood, donde hay cabida para Bruce Willis (Huérfanos de Brooklyn), Christian Bale y Matt Damon (Contra lo imposible), Julia Roberts (Regresa a mí), y Daniel Craig junto a un notable elenco en la comedia policial Entre navajas y secretos. Serán once días a puro cine.
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