La actriz y comediante Florencia Infante presenta su nuevo unipersonal. Se llama “Yo soy la tormenta” y será el 22 de marzo a las 21 horas en el Auditorio del Sodre.
En su tercer unipersonal, Florencia Infante navega por las aguas de la soledad y el alivio y reivindica el poder de las contradicciones. La fuerza real del universo femenino; el amor y, por supuesto, la estupidez. En el ojo de la tormenta todo está en calma. ¿Pero alrededor? Flor Infante grita: “Yo soy la tormenta”.
¿Cómo te encuentra este momento de tu carrera?
Un marzo con muchísimo movimiento, porque siento que todos los años tengo la incertidumbre de qué va a pasar y cada vez empiezan a ser más abrumadores los meses. Y marzo me encuentra con mucho trabajo, mucho ensayo, mucha escritura y mucha organización del hogar, porque empiezan las clases. Mucho movimiento. Movimiento es la palabra.
Hablemos de “Yo soy la tormenta”. ¿Cómo se prepara un espectáculo con estas características?
Un espectáculo unipersonal es algo muy perverso de preparar porque sos vos con tu cerebro y tus ideas. En este caso, con Ernesto Muniz, que es mi director y co – guionista, y escribimos juntos. Son horas y horas de conversación, de discusiones, de análisis. Hay una frase que es muy linda y que yo la destaco en el show que es “nos rige el amor y la pasión por lo que hacemos”. Entonces es una máster class de terapia cada vez que nos juntamos a ensayar. Puntualmente con este show es un salto gigante porque yo tengo una sala, que es la mejor sala del país en este momento, en cuanto a infraestructura, técnicos y las posibilidades escénicas de luces. De todo lo que podés hacer en esa sala. Entonces estamos soñando en grande por primera vez pero con el escenario para hacerlo. Porque cuando hago mis shows para mí siempre es el mejor show de mi vida, pero ahora siento la responsabilidad de estar a la altura de la sala en la que voy a presentar mi unipersonal. Soy actriz, empecé a estudiar actuación desde que tengo quince años y soy egresada de una escuela de arte dramático. Y hace cinco que hago comedia, entonces siento que es la confirmación de una coherencia en este camino. Tengo la suerte o la bendición de que todos los shows que yo hice estuvieron agotados. Cientos de funciones agotadas. Esto quiere decir que la gente cree en mi trabajo, entonces en este espectáculo yo quiero redoblar la apuesta. Porque entran casi dos mil personas; hay un grueso de la gente que va a estar ahí porque ya cree en mí y otra gente que va a ir porque soy la de “Subrayado” o porque soy la de “Masterchef”, o porque soy la de “Amamos el talento” o porque soy la de canal 10. Y esta gente tiene que encontrarse con una actriz dándolo todo en todos los aspectos: vestuario, escenografía, luces, etc. En realidad, no va a haber escenografía, pero va a haber una puesta de luces que es como segundo actor.
¿Cuál es la materia prima en tu caso que nutre el humor? ¿De qué te reís en el espectáculo?
De mí. Porque yo siento que si nos rascamos un poquito todos – así sea que vivas en el mejor barrio privado del Uruguay o en un contexto critico – , hay algo en el ADN de todos que nos une, mas allá de la humanidad y los valores. Creo que los uruguayos, hablando de uruguayez, tienen como un árbol común. Por ejemplo, si yo te hablo de mi adolescencia, hay varias generaciones que seguramente en muchos aspectos tuvieron los mismos problemas y las mismas vivencias que yo. Entonces yo no me planto en el escenario diciendo “soy una crack”. Al revés, yo soy la tormenta, porque soy la tormenta, porque yo ya pasé, ya luché con las contradicciones. La tormenta es el choque de un frente caliente con un frente frio e implica agua. Si lo queras llevar a la poesía es la contradicción del ser humano y el llanto. Yo me puedo reír de mí porque ya lloré, ése es el espíritu. La comedia, en definitiva, es tragedia con distancia. Entonces yo me puedo reír de mí porque eso que dolió yo ya lo sané, y lo convertí en algo bello. Pero además eso que a mí me dolió y que sané no debe ser tan distinto a las cosas que vos tuviste que llorar y sanar. Los grandes dolores de la humanidad, de las cosas importantes. No te hablo nunca de lo económico, te hablo de lo humano. Los grandes problemas de la humanidad son los mismos: las pérdidas de amores, de familia, las desilusiones, etc. Hay un baile ahí que bailamos todos juntos, entonces la materia prima para el show soy yo. Pero en mí, que soy una nadie, están todos los nadies del mundo. Yo me río de mí.
¿En el humor vale todo?
Yo creo que no, yo creo que podemos hablar de cualquier cosa pero siempre que haya una fragilidad desde el que se ríe. Porque si yo me paro como se paraban hace 30 años… bueno, hace 30 años no me hubiera parado arriba de un escenario porque no me hubiesen dejado. Pero si voy a hacer estos chistes de gordos, de negros, de gays, de mujeres solteras… ¿Quién soy yo para hacer eso? Ahora, si yo te presento todas mis miserias transformadas en poesía teatralizada, capaz que ahí me dejas algunos “vacíos legales” para que yo me ría de otras cosas. Pero el problema más grande es que a mí no me divierte reírme de otros, a mí me divierte reírme de mí. Porque no me divierte reírme de otros, nunca me divirtió, no me interesa, no me interesa reírme de los demás.
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