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Nuestro Lenguaje, el Inglés, y la Cultura por Gustavo Melazzi

Nuestro Lenguaje, el Inglés, y la Cultura por Gustavo Melazzi
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1) Ante nuestros ojos un fenómeno se desarrolla. Progresa sin pausa ocupando espacios, pero no parece suscitar preocupación. Participamos en él todos los días, incluso sin detenernos a pensar qué ocurre.
Me preocupa, y pese a ser un tema lejano a mi formación y experiencia, lo creo muy importante y, por ello, aventuro transmitir mi inquietud. Intento avanzar en su planteamiento y proponer un enfoque integral y, de pronto, explicitar sus aspectos de fondo.
Cada vez más, nos inundan palabras en inglés. ¿Cómo impactan en nuestro lenguaje? ¿Qué consecuencias generarán en la Cultura?
2) Los ejemplos nos rodean, y avanzan. Si consideramos palabras aisladas anotemos: sponsor (patrocinador); parking (estacionamiento); views (imágenes); Shopping center (centro comercial); for sale (venta o liquidación); real state (bienes inmuebles); OK (está bien)… y el lector podrá agregar innumerables .
Las mencionadas se caracterizan por tener sinónimos en castellano. Pensemos: ¿qué razón hay para ello? Ninguna, en principio; pero más adelante, al bucear en ciertos condicionamientos sociales, la encontremos.
Un fenómeno más reciente refiere a la TV por cable. Aumentan las películas con parlamentos en inglés sin leyendas en castellano. Lo mismo ocurre con varias documentales: Natgeo o Discovery Channel.
Se podría pensar: se trata de meras palabras ¿cuál es el problema? Pero el significado de las “palabras” es más profundo. Quienes estudian semiótica nos ilustran al respecto (en este caso, además, son en inglés). Anotemos que también las “meras” palabras están sufriendo desde hace años los embates de la etapa social en que vivimos. Zigmunt Bauman y Riccardo Mazzeo señalan este apasionante tema:
“Tengo la impresión de que las palabras en nuestro mundo líquido están bajo una presión cada vez mayor. Como señalas, no es sólo que su número disminuya, sino que también se están acortando y se las reduce a series de consonantes en los mensajes electrónicos que hoy son, cada vez más, el medio principal de comunicación” .
3) Por lo pronto, sobre la invasión de términos en inglés, anotemos:
a) Si los términos en inglés que se incorporan derivan de nuevas tecnologías o algo similar y no tienen sinónimos en castellano, su uso es correcto.
b) En caso de existir sinónimos, lo correcto es recurrir a ellos. Comienza a darse el ridículo caso de que el autor de un texto escribe una palabra en inglés y, a continuación y entre paréntesis, figura el sinónimo en castellano.
Es obvio que el castellano no va a desaparecer; pero poco a poco se va vaciando su capacidad de expresión; de transmitir conocimiento. Es la cuarta lengua más hablada del planeta, superando a la suma del francés y el árabe. Merece que la respetemos y se adopten medidas en este sentido, y nadie puede argumentar que seguir traduciendo libros o manuales y exigir subtítulos en castellano, sea “inviable económicamente”.
c) Es indiscutible que nuestra lengua es mucho más rica que el inglés. Tiene potencial para expresar más matices; da lugar a interpretaciones con mayor riqueza. Permite describir e intercambiar emociones de manera más precisa. Enriquece las formas de pensar.
4) Nos introducimos entonces en la comunicación, en el lenguaje.
En la historia de la constitución del homínido con base en la evolución de las formas del trabajo, el desarrollo del lenguaje posibilitó el intercambio de experiencias, el aprendizaje y avance a formas sociales complejas. El alfabeto y la escritura las potenciaron con las imprentas y, contemporáneamente, mediante la electrónica. Desde los orígenes del ser humano, lo social tiene al lenguaje como un elemento central.
Distintos lenguajes expresan diversas sociedades y culturas. En ellas, cada individuo construye su identidad (desde la infancia ), aunque también el lenguaje abre posibilidades de acción e interpretación. En palabras de un investigador: “El lenguaje es un fenómeno social (…) con una precondición fundamental: es un dominio consensual” .
En otras palabras, el lenguaje es una relación que establecemos con nuestro mundo, y siempre es una relación particular y con una determinada realidad, consentida con otros. En el texto citado y poco más adelante, el autor señala:
“Como dicen los miembros del pueblo Xhosa de Sudáfrica: ‘soy porque somos’. Los individuos son generados dentro de una cultura lingüística dada, dentro de un sistema de coordinación del comportamiento dado, dentro de un lenguaje dado, dentro de una comunidad” (Ob. cit. Pág. 58).
En el mismo sentido, importa citar otro autor:
“Al igual que el lenguaje, el estilo es una convención cuya obediencia conviene a todos. Vuelta convención generalizada, la norma se naturaliza, se vuelve transparente –o sea invisible- y opera de modo inconsciente como principio de la producción y registro del sentido del hecho cultural. La Cultura brota así ‘naturalmente’, y aquello que en el fondo no era más que una convención fruto de la necesidad o el azar se vuelve una verdad” .
Estamos ahora en condiciones de preguntarnos sobre el inglés.
Si el lenguaje es una relación social que surge y expresa una cultura dada, y moldea las identidades, la progresiva penetración de palabras, frases y demás en inglés: ¿qué puede significar? Es una ligereza aducir que sean “meras palabras”. Pocas dudas caben que el fenómeno es algo más profundo .
5) Un par de alegatos que se difunden para el aprendizaje del inglés.
El fundamental lo señala como una herramienta destacada para la obtención de empleo, en lo posible, calificado. Pero el argumento es extremadamente simplista; es preciso profundizar y comprender la evolución de los procesos de trabajo.
En los albores del S XX, el Taylorismo sistematizó la producción con base en una dirección centralizada orientada por la obtención de ganancias, y basada en el esfuerzo reiterativo y monótono de los trabajadores; el análisis de movimientos y tiempos se centró en el esfuerzo humano. Luego, el Fordismo pasó a centrar el proceso de trabajo en la maquinaria (la fuerza de trabajo como su complemento –recordar la genial Tiempos Modernos, de Chaplin) y la producción en serie. Pero consolidó un aspecto que es determinante poner en claro para lo que nos interesa.
La dirección del proceso perfeccionó una idea central, vigente hoy: el conocimiento del proceso productivo en su conjunto y el de las tareas específicas a desarrollar se debe retirar de los trabajadores, para concentrar sus formas y control de tiempos en la dirección. El resultado es simplificar todo lo posible las tareas (trabajadores menos calificados y peor retribuidos), así como sustituirlos por máquinas. La introducción de computadoras; el sistema just in time (originalmente japonés); la formación de grupos de trabajo, caracterizan los sistemas contemporáneos.
En definitiva y, dicho frontalmente, en lo esencial el trabajador debe aprender a leer manuales. Y vienen en inglés; sin traducir. Todo lo demás que se diga sobre oportunidades de empleo; desarrollo personal, son ilusiones.
El otro alegato, secundario, reitera que el inglés abre oportunidades, y que si se pretendiera cuestionar su más amplia difusión, sería un acto de egoísmo, dado que buena parte de los sectores medios, algo calificados y con retribuciones decorosas lo lograron ayudados por el inglés.
No se cuestiona que conocer el idioma, en ciertos aspectos colabora en la situación social de esos sectores. Pero en esencia no es así; hay un cúmulo de factores que lo explican, y atribuir al inglés un papel preponderante es un fetiche. La exposición precedente explica que el sistema necesita trabajadores mínimamente calificados, pero el inglés no “abre las puertas del paraíso”.
6) Lenguaje y Cultura.
Señalamos ya que lenguaje y Cultura están íntimamente entrelazados. Para complementar esta idea, anotemos que además de palabras en inglés, importamos masivamente aspectos claramente culturales. El festejo de Halloween; es frecuente que en cumpleaños infantiles se cante el Happy Birthday; predomina la distribución de películas cuyo idioma y contextos indican los ideales a seguir en la vida cotidiana; la globalización de los juguetes (Walt Disney), y así sucesivamente .
Todos estos componentes, integrados, tienen origen en una misma comunidad. No se trata, por lo tanto, sólo de “palabras” ni de lenguaje. Por todo lo dicho, debemos considerar la Cultura, como tal, como sociedad.
Antes de finalizar el punto: ¿qué razones facilitan que tal penetración sea tan generalizada? ¿Hasta qué punto somos rehenes de un contexto general? Por supuesto, son muchas; pero una vez más, deben analizarse en conjunto con las características de la sociedad.
En verdad, lo que encontramos es un “campo fértil” para tal despliegue. Sucintamente: la Cultura del sistema nos señala que no corresponde buscarle “el sentido”, las razones y tendencias de la sociedad. Se trata de continuar el sendero que el mercado decide. Ya no es necesario el análisis; el pensar. Estamos inmersos en la masificación de los individuos; el consumismo; la sociedad del espectáculo. El “progreso” se identifica (y limita) al “cambio”, que se permite y consagra exclusivamente dentro de ese sendero general.
Ese vacío entonces de elaboración, de pensamiento, se llena con la idea de un “cambio” que sólo es válido por sí mismo, así como lo es una moda. Se cree en la ruptura, en la innovación. Los avances tecnológicos y la innovación consolidan esta ilusión del “cambio”. Las personas adolecen entonces de una gran inestabilidad, sea inmediata o por su futuro, y se aferran a “lo nuevo”, sea lo que sea. “La inestabilidad del propio sujeto histórico [conduce] a una ‘inquietud’ que ha hecho de la innovación permanente el auténtico producto cultural” (Chávez, Ob. cit. Pág. 29).
La adopción de nuevas palabras, frases, costumbres, cristaliza entonces esta “innovación permanente”. Nuevamente con Chávez: “la historia de la cultura no acumula ni reformula sus lenguajes, sino que los reemplaza” (Ob. cit. Pág. 109). He aquí el campo fértil del que hablábamos.
Implícitamente, se reniega del presente, de esta sociedad, la nuestra. Ya no se trataría de plantarse y luchar por mejorarla. Se la considera atrasada, limitada; se la desprecia. El cambio, el progreso, viene de afuera; en lo que nos importa, se supone que el cambio en el lenguaje sería entonces un factor positivo.
7) Conclusión.
El Lenguaje es una adopción consensual por parte de una comunidad y forma parte de su Cultura. Al posibilitar la penetración difusa, no reconocida, de sus componentes, se plantea la pregunta: el acuerdo social condensado en ese lenguaje importado: ¿es el mismo que el nuestro? ¿Qué implica?
No somos iguales; nunca lo fuimos. ¿Aspiramos a serlo?
Muchos años atrás, Franz Fanon concluyó: “Cuando un pueblo pierde su Cultura, lo primero que pierde es su lenguaje” (Los condenados de la tierra).
Proliferan los cursos de inglés. En la publicidad de uno de ellos por TV, la ilusión que genera es explícita:
“con este curso, tendrás el poder del inglés en tus manos”.
¿No será mejor al revés?: “tus manos en poder del inglés”
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Como dato anecdótico, es posible que en nuestro país, parking haya sido una de las precursoras.
Z. Bauman y R. Mazzeo: Elogio de la literatura. Ed. Gedisa, 2019, Barcelona. Pág. 22.
Liliana Bodoc: “Honrar orgullosamente su lengua materna, hogareña (…) que se cocinó en las ollas de cada casa, de cada barrio, con cada madre. Que el niño ame su voz. (…) Las palabras; el silencio; los símbolos, sustento de la literatura (…) es toda la cultura”.
En: https://youtube.comwatch?v=sGVZHOSFOUc
Rafael Echeverría: Ontología del lenguaje. Ed. Granica. Bs. Ass. 2007. Pág. 58.
Norberto Chávez: El diseño invisible. Ed. Paidós. Bs. As. 2006. Pág. 23.
A menos que alguien piense que en la medida que compartir un lenguaje es compartir una comunidad, con el inglés “compartimos” la comunidad inglesa y la del mundo.
Frente a tantos “héroes” infantiles, son de extrañar análisis como los realizados para Tarzán; el Pato Donald y sus sobrinos, etc. en tanto formadores de una determinada cultura.

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