Los sábados de noche era el lugar de encuentro y paseo. Se caminaba sobre las grandes losas de granito, bajo los grandes plátanos. Había que vestirse para ir a pasear por 18: ellos traje y corbata y nosotras, ropa “de salir”. Los desfiles convocaban: patrióticos, de carnaval, políticos. 18 era el centro urbano, punto nodal de las actividades comerciales y de esparcimiento.
La avenida cambió, y no fue de golpe: se transformó lentamente en la avenida que vemos hoy (que sigue llamada “principal”). Cerraron las grandes tiendas, cines y cafés. Aparecieron galerías, atravesando las manzanas con hileras de pequeñísimos negocios que luego quedaron como corredores semi-abandonados. Se tapiaron las ventanas altas de las viejas casonas. Crecieron marquesinas desparejas, tratando atraer público. Pasó por etapas de abandono y ocupación de parte importante de las aceras por puestos informales. Se cortaron los árboles para ampliar la calzada. Se levantaron parte de las losas de granito rosa.
En distintos momentos, se hicieron acciones para mejorarla: aceras y plazas, lámparas con plantas colgantes, regulación del número de puestos de venta por cuadra, construcción de paradas de ómnibus que poco duraron. Pero no se pensó globalmente en la crisis del centro, en las causas del cambio. Los cambios del amoblamiento urbano no revirtieron el proceso de deterioro.
El centro urbano se excentró: el paseo, los cines y algún teatro, la exhibición de modas y luces de las vidrieras se trasladaron a los shopping centers. El espacio privado sustituyó al espacio público al ofrecer a esas actividades lugares seguros, que respondían a nuevas demandas: seguridad, higiene, confort, áreas de estacionamiento, acceso a diversidad concentrada de comercios, entretenimientos, servicios. A lo que se agrega que los shopping segregan a su público: allí no nos encontramos con gente que porte estigmas de pobreza o de deterioro. Simplemente, no los dejan entrar.
Durante ese proceso, cambió la gente en 18: el área de paseo se transformó en sitio de pasaje necesario. Se satura de gente a la hora en que uniformemente cierran comercios y oficinas. Las paradas de transporte colectivo (por 18 pasa la mayoría del transporte colectivo urbano) ahora apartadas de las bocacalles, se llenan a esa hora de gente de retorno, protagonistas del gigantesco pulso urbano que vacía las periferias de gente en las mañanas y la devuelve a sus viviendas al atardecer. Después de las 20 hs., casi todo está cerrado, poca gente queda en las aceras y algunas cuadras se perciben como peligrosas por lo oscuras, solitarias y por el aspecto de quienes aún quedan en la avenida y sus plazas.
El 9 de agosto la Intendencia dio a conocer un proyecto para 18 de Julio al 2019. Se especifica que el proyecto ejecutivo debe estar completo entre junio y octubre de 2017 (espero que no llamen proyecto ejecutivo a lo dado a conocer) y que las obras empezarán en el primer trimestre de 2018, con un costo total de cuatro millones de dólares, financiados por la Intendencia con fondos propios (y supongo, ejecutado por operarios municipales, ya que no parece haber tiempo para licitar las obras)
El proyecto se propone “ampliar y mejorar el espacio peatonal”, para lo que se suman anchos “de entre 2 y 4 mts.” a las aceras, donde se prevé la ubicación de stands comerciales, bancos, macetones y algunas dársenas para que se detengan eventuales vehículos (para urgencias); “habilitar la circulación sin interferencias de birodados”, por una calzada de 3 mts. ubicada en el eje de la Avenida; “mejorar la calidad ambiental”, factor que parece depender de que se usen buses eléctricos (no gases ni ruidos) y de la colocación de plantas y priorizar y optimizar el transporte colectivo, para los que se definen dos sendas, de distinto sentido de marcha, de sólo 3.70 m. de ancho. Estas permiten pasar un solo ómnibus y carecen de dársenas para habilitar el adelanto cuando estén detenidos por cualquier razón. Se prohíbe la circulación de vehículos privados por la Avenida.
En síntesis la obra propone cuatro cambios: instalar una ciclovía, ensanchar las veredas, quitar los automóviles y exigir que las empresas transportistas usen vehículos eléctricos para circular en el tramo modificado. La obra se realizará pintando los pavimentos con colores diferentes, sin modificar lo que está construido, según se indica en planos.
Cabe preguntarse dónde comienza y termina la intervención: el material gráfico suministrado (sin fecha ni autor) refiere a dos cuadras y la perspectiva muestra un tramo que parece ser desde Yi, mirando hacia quiebre de El Gaucho. ¿Llegará el cambio hasta allí o hasta El Obelisco? No sabemos tampoco como se articula con las plazas: como integra o no los espacios laterales de la Diagonal Agraciada, la Explanada Municipal, la plaza de los Treinta y Tres ni el atravesamiento de la Plaza Libertad.
Hay muchas preguntas más: ¿Que pavimentos se colocarán en la ampliación de veredas? ¿Arena y portland como en las aceras de la Ciudad Vieja? ¿Cómo serán los elementos de iluminación? ¿Qué reglamentación deberán cumplir las marquesinas comerciales? ¿Los bolardos? ¿Las ciclovías? ¿Se permitirá que para adelantarse los buses pisen el verde de las ciclovías? ¿Qué sucederá con los previsibles embotellamientos en San José, Colonia u otras vías paralelas a 18? ¿Se suspenderán allí los estacionamientos? ¿Dónde podrán estacionar quienes persistan (o deban por trabajo o salud) ir al centro en vehículos privados?
En lo que refiere a la movilidad, se postula la adopción de buses eléctricos y se los dibuja con coches dobles. CUCTSA, (Salgado) dice que no fue consultado y que ese cambio no puede hacerse en corto plazo. Es impensable que el actual volumen de buses ruidosos y polientas marchen en fila India por sendas estrechas. ¿Dónde se subirían los pasajeros de ómnibus comunes a esos coches con aire acondicionado? ¿Habrá estaciones de transferencia? ¿Dónde? Imaginemos un bus averiado detenido en una vía de una sola senda, cortando toda posible circulación. ¿Qué sucede si hay un accidente y deben llegar bomberos o policía? ¿Cómo llega una emergencia móvil y donde estaciona para atender a alguien?
La Intendencia no se interesa por solucionar los problemas ya generados y los que se agregan para la circulación y estacionamiento de vehículos privados. Es claro que es una meta que éstos dejen de ir al centro, o de circular, vistas las innúmeras trabas que se interponen. Las medidas tomadas sistemáticamente y las propuestas, sea el limitar velocidades, las multas, trampas, cepos, remolques y lo que debe pagarse por éstas sanciones que aparecen tener funciones exclusivamente meramente recaudatorias. Obviamente desalientan su uso… en las áreas centrales.
Sin embargo, la gente usa cada vez más vehículos privados y el número de boletos que vende el transporte colectivo sigue descendiendo. ¿Será por puro capricho de los conductores? Una respuesta adecuada a esa pregunta debiera estar al comienzo de cualquier propuesta de cambio de la movilidad urbana. Dice el informe que sólo un 8% de quienes transitan por 18 de Julio lo hacen en vehículos particulares (el BID pagó a un extranjero para contarlos, ¿será que los uruguayos no sabemos hacerlo?) Por tanto, dice la Propuesta de 18, no habría problema en que circulen por otras calles. Si eso es así y los conductores que tienen libertad de elegir, no usan la Avenida, debe ser porque no resulta amigable hacerlo. Pero el redactor no debe haber probado a circular por las saturadas calles paralelas a 18 en las horas pico. Y menos debe haber logrado estacionar, en todo el centro.
¡Son buenas razones para abandonar el centro y optar por ir a un shopping!
La Intendencia ha decidido convertir a los montevideanos en ciclistas y dedica a quienes así se muevan el lugar simbólico del centro de la Avenida principal. Bien por los que hacen ejercicio y andan en bicicleta. Pero es importante señalar que la alta esperanza de vida y la emigración de jóvenes han resultado en que tengamos la población más envejecida del continente, que además tiene hábitos sedentarios. ¿Estarán en condiciones, desearán convertirse en ciclistas? Sumemos que los adultos y adultos mayores son quienes probablemente viven en los edificios frentistas a 18. Cabe preguntarse también si serán los ciclistas, circulando lejos de las veredas y sus vidrieras, clientes potenciales de los comercios radicados.
Una vez más se cree que es posible revitalizar un sector vital de la ciudad haciendo cambios que requieren poca inversión y son superficialmente diseñados. Otra vez se deciden esos cambios sin consultar quienes son agentes de la vitalidad del sitio. Una vez más se difunde una propuesta sin hacer públicos sus fundamentos y detalles y costos que deben asumir terceras entidades.
La centralidad de una ciudad es producto de la convergencia de voluntades y valores colectivos. Son la cultura y hábitos de la sociedad los que jerarquizan ciertos sitios para su uso común. Para que un sitio siga siendo central, los cambios espaciales y de equipamiento son necesarios. Deben mantener algunos valores y cambiar otros para adecuarse a nuevas formas de convivencia y cultura. Esas operaciones deben ser cuidadosas: el atractivo de un sitio central es especialmente frágil y sensible. Medidas inadecuadas pueden quitarle su valor simbólico. Memoricemos el efecto de la creación de la Zona Azul (tarifa de estacionamiento) en la Ciudad Vieja o el de las estaciones de transferencia montadas y desmontadas en la Plaza Independencia. Generaron el éxodo de personas y actividades allí radicadas. Las intervenciones no debidamente estudiadas y proyectadas generan fracasos, como los corredores Garzón y General Flores.
En este caso puede afirmarse que la propuesta aumenta las dificultades de circulación en la ciudad, de uso de la Avenida 18 de Julio, de acceso a la misma de quienes viven y trabajan en ella y, posiblemente, expulse de la zona a la clientela potencial de los comercios. Creo que, por suerte, se está a tiempo de repensar la propuesta publicada y de confeccionar un proyecto ejecutivo completo, darlo a conocer a los usuarios y actores de la Avenida y a la ciudadanía en general, a tiempo para recibir sus aportes antes de iniciar obras. Y como duda que me cuesta plantear… ¿será todo esto algo más que propaganda electoral?
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