El 1 de abril de 1920 el diario El País publicaba un artículo de opinión de uno de sus directores y fundadores, Washington Beltrán, titulado “Qué toupet” contra el ex presidente de la República Batlle y Ordóñez, a quien llamaba como el “campeón del fraude”. Ese mismo día los padrinos del ofendido ex presidente se hicieron presentes en la redacción del diario con un contundente mensaje: “El señor Batlle y Ordóñez le exige una reparación por las armas y nosotros seremos sus padrinos.” Uno de esos padrinos era el Dr. Francisco Ghigliani.
Ghigliani era argentino de nacimiento. Ocupó varios puestos de gobierno en nuestro país, pasando por el Consejo de Protección de Menores, la Junta Económico-Administrativa de Montevideo, el Consejo Directivo de la Asistencia Pública Nacional, el Consejo del Patronato de Delincuentes y Menores, la Comisión Nacional de Educación Física, fue diputado, senador y ministro de Estado. También fue uno de los fundadores del balneario Atlántida y, además, aviador.
El 3 de enero de 1930, en el despacho del ministro de Instrucción Pública, Dr. Santín Carlos Rossi, se reúnen las personas recientemente nombradas por el Consejo Nacional de Administración -recordemos que la constitución de 1917 le dio al Uruguay un gobierno bicéfalo, integrado por un presidente de la República y un Consejo Nacional de Administración- para integrar la Comisión Directiva Honoraria del organismo recién creado: doctor Francisco Ghigliani, don Carlos Butler y el ingeniero Gilberto Lasnier. En esta primera instancia se designa como presidente interino al Dr. Ghigliani que sería confirmado en su cargo el día 29 de enero, tal como luce en el Acta N 5 de la Comisión, siendo electo como vicepresidente el Sr. Carlos Butler.
Ghigliani fue, por lejos, un personaje polémico de nuestra historia política que hoy es poco recordado. Su gestión al frente del Sodre, caracterizada por una impronta muy personal y enérgica, permitió que el “Servicio” no naufragara en un inicio dificultoso. Quizá sea recordado por cuestiones más pasionales como darle cuatro balazos al entonces senador Alberto Demicheli; por haberse casado, después de enviudar, con su “hija adoptiva” de 20 años; por haber apoyado a Terra y su golpe de estado; o por haber fallecido en circunstancias que aún hoy no permiten afirmar si se trató de un suicidio o de un homicidio.
Una vez que asumió la presidencia del Sodre comenzó una frenética actividad que desde el día uno marcó el futuro del “Servicio”.
La primera decisión tomada por la novel Comisión fue la de realizar un llamado público para proveer los cargos por concurso de dos jefes radio electricistas y un jefe de audiciones, más conocido como speaker.
El segundo punto tratado en esa primera sesión fue una nota enviada por la Comisión Nacional de Educación Física, donde solicita la autorización para transmitir por la Estación Oficial “conferencias breves y periódicas sobre temas de educación física que estarían a cargo de profesores de su dependencia”.
Como último punto se recibió un pedido del Senado de la República para que se formule un presupuesto “por la instalación y servicio permanente de transmisión por radio de las sesiones que celebre la Cámara de Senadores”.
A las 12 del mediodía culminó la primera sesión fijando los días miércoles de cada semana a la hora 19 para realizar las sesiones en el local del Estudio del “Servicio”
-como pasó a denominarse la nueva dependencia- ubicado en el mítico Palacio Legislativo.
Los libros de contabilidad del Sodre comienzan a contarse con una suma de $2.050 que habían sido obtenidos por la Comisión Asesora de Radio Difusión “en conceptos de donaciones para los fines perseguidos”.
El 22 de enero de 1930, tal como luce en el Acta N 4 del Sodre, el Ministerio de Instrucción Pública delega en el “Servicio”, la misión de hacerse cargo de la Estación de Difusión Radio Eléctrica que, hasta ese momento, dependía del Ministerio de Guerra y Marina. Comenzando una historia que marcaría, al menos, las primeras décadas de vida del “Servicio”.
El 29 de enero de 1930 la Comisión Directiva crea una Comisión Asesora para la música, incorporando a algunas personas que serán claves para el futuro, no solo de la música de nuestro país, sino que serán fundamentales para la historia del Sodre. Virgilio Scarabelli, Domingo Dente, Carlos Correa Luna, Vicente Pablo y Eduardo Fabini. Estos últimos inmortalizados en la historia institucional por haber sido el primer director de la Orquesta Sinfónica Nacional el maestro Vicente Pablo, y Eduardo Fabini quien le dará nombre a la principal sala del país y del Auditorio Nacional.
La trascendencia de las figuras que pasaron por la Comisión Directiva del Sodre llega hasta nuestros días. Ghigliani, Juan E. Pivel Devoto, Adela Reta, Juan Martín Posadas, Nelly Goitiño. Pero no puedo pasar por alto que, el 24 de mayo de 1930, el Ministerio de Instrucción Pública transcribe el decreto del Consejo Nacional de Administración por el cual se designa al Dr. Carlos Quijano, con 30 años de edad recién cumplidos, para integrar esta primera Comisión Directiva del Sodre. Un Quijano que se convertirá, en las próximas décadas, en una figura trascendental para nuestra cultura abriendo una de las tribunas más importantes que tuvo nuestro país como lo fue Marcha.
En la siguiente edición hablaremos de la transmisión del primer mundial de “Football” a través del “Servicio”, de la adquisición del Teatro Urquiza y del nacimiento de los primeros elencos estables
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