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Contra mi costumbre por Juan Martín Posadas

Contra mi costumbre  por  Juan Martín Posadas
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Tengo por costumbre –no sé si mala o buena pero ciertamente vieja- de no contestar alusiones a mis escritos que aparecen en escritos de otros. Voy a hacer una excepción, creo que sea la segunda vez en mi larga vida (periodística y de almanaque) y me voy a referir a las alusiones y citas que el director de Voces incluyó en su última editorial del semanario.

Hago esta excepción no tanto por un motivo de afecto personal sino sobre todo por respeto a una publicación, hoy por hoy la única, que da lugar en sus páginas a todas las opiniones. El sectarismo –barato, además- que se ha convertido en un estilo nacional está haciendo un daño generalizado a la convivencia entre orientales. VOCES es una honorable excepción.

Se me cita en un pasaje de mi nota publicada en El País el domingo pasado bajo el título “Nuevo tiempo, nuevo relato” que contiene una exhortación al gobierno y al Partido Nacional a elaborar y difundir un relato para el tiempo que viene, es decir, el tiempo post pandemia. La frase de mi texto contra la cual se manifiesta García (y la cita) es: “El elenco gobernante y particularmente la dirigencia blanca tienen hoy la obligación-necesidad de mostrar una agenda para la tarea post pandemia”. Y García dice: “Es imperioso que todos los partidos y las organizaciones de común acuerdo elaboren la salida de esta situación”.

El asunto es que la realidad –una realidad que rompe los ojos- indica que lo que analizaron, proyectaron, prometieron o se comprometieron a hacer los diferentes partidos políticos antes de la pandemia no puede mantenerse tal cual en este nuevo escenario. Las elecciones marcaron una preferencia, fue elegido un gobierno, pero el Uruguay post pandemia es un escenario nuevo y diferente. Ese hecho inesperado de la realidad obliga a reformulaciones; quizás no sustantivas, pero reformulaciones al fin.

Para el tiempo de la pandemia el gobierno sostuvo un relato-discurso que se encapsuló en la fórmula “libertad responsable”. El Frente Amplio y asociados (SMU) propuso otro relato: cuarentena obligatoria, alarma (falta de camas, saturación eminente de CTI) que culminó en la denuncia de genocidio. El relato del gobierno fue exitoso, se instaló (basta leer las encuestas): el del Frente no. Pero exitoso y todo para el tiempo que viene el gobierno no puede seguir con el mismo: hace falta otro.

Los relatos no solamente fijan en el imaginario colectivo las características de un tiempo pasado (donde había elementos para ser interpretado de una forma o de otra) sino que también son la base para la construcción de lo que vendrá. Lo que vendrá, el tiempo post pandemia, el que fue empujado dos años para adelante, no tiene todavía un relato, no hay jun discurso bien armado que ponga en palabras (discurso) la sustancia de lo que en él se quiere construir.

La necesidad sobreviniente de renovar aquel discurso enfocado en un Uruguay que era hacia un Uruguay ahora distinto es una necesidad común tanto para los partidos en el gobierno como para la oposición. Cada uno atenderá el suyo. Lo común es la tarea, sobre la base de que la política en democracia es, entre otras cosas, una confrontación de relato. La única base común –de antes, de hora y de siempre- es la aceptación de la variedad de relatos y la habilidad de encaminar una convivencia de equilibrios.

El común acuerdo que reclama García en su editorial no está, creo yo, en la unificación de los relatos sino en la base democrática de que hay diversidad de relatos, pero una convicción común de que el camino es la tramitación razonable y respetuosa (reglada democráticamente) de esa diversidad.

Yo decía en mi nota en El País que, según mi percepción, el resumen, en pocas palabras, de la propuesta-invitación del Partido Nacional al Uruguay pre pandemia era una moción a que el Uruguay “se desplazase de la modorra repetitiva hacia una disposición de movimiento, de entusiasmo, de soltarse…o algo equivalente”. Y exponía mi deseo de que mi Partido lo replantease nuevamente sin más dilaciones. El Frente Amplio tendrá que hacer lo propio: verá cuándo y cómo.

El común acuerdo, creo yo, es que esta tarea es necesaria y urgente. Si se quiere agregar que para bien del país eso ha de ser encarado con un sentido de reconocimiento de la variedad de puntos de vista, estoy de acuerdo. Pero no me caben dudas de que el gobierno y particularmente la dirigencia blanca tienen la obligación y la necesidad de mostrar rápidamente una agenda para la tarea post pandemia.

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