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“Cuando canto mis canciones dejo todo el corazón”

“Cuando canto mis canciones dejo todo el corazón”
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El cantante, compositor y percusionista uruguayo Nacho Lasida presenta su nuevo single “Land of the unknown”, una canción que combina el inglés y el español. Y que fue escrita en homenaje a los aborígenes australianos y su lucha por recuperar sus derechos.

Sus composiciones transitan los estilos folk, rock y pop, y sus conciertos se caracterizan por tener una energía potente y eléctrica, sin perder la intimidad y cercanía con el público. Su primer disco solista, “El primer viaje”, fue editado en 2017 y desde entonces se ha presentado en diferentes escenarios montevideanos. Tocó con Florencia Núñez y de María Nohel.

En 2018 editó un mini concierto acústico de tres canciones llamado “Sesiones acústicas”.

En 2019 viajó a Australia desde donde publicó dos nuevas canciones, “Vals del reencuentro” y “Rise”, su primera canción en inglés. Durante su estadía en Australia, llevó su música por las calles de Melbourne, y se presentó en bares, pubs, terrazas, after office, jardines, puentes y festivales, pero donde más disfrutó esta experiencia fue en las calles, donde vivió experiencias enriquecedoras.

En Melbourne estrenó un nuevo show de “Hombre orquesta”. Donde por medio de una loopera, percusión-analógica digital, guitarra y múltiples voces, interpreta sus propias canciones y algunas versiones de diferentes artistas. En marzo del 2020 regresó a Uruguay. A pesar de la crisis, su música no se detuvo y acaba de lanzar un nuevo sencillo llamado “Land of the unknown”, una canción que combina el inglés y el español, y que fue escrita en honor a los aborígenes australianos y su lucha por recuperar sus derechos.

Paralelamente a esto se encuentra realizando conciertos en la azotea de su casa para los vecinos en cuarentena, que también son transmitidos por Instagram live, a la vez que realiza colaboraciones con diferentes músicos y artistas colegas.

¿Cómo empezaste a vincularte con la música?

A los 10 años la batería fue el instrumento que hizo que me enamorara de la música y me encanta cada vez que tengo la oportunidad de ocupar ese rol. Hay una responsabilidad muy grande en ese instrumento. El baterista, junto con el bajista, en mi opinión son los encargados de establecer los cimientos de cualquier banda. Además, tocando la batería se siente una adrenalina y descarga energética muy particular que no siento en otros instrumentos. Estas tocando realmente con todo el cuerpo y dejando todo en cada golpe, es como una especie de terapia. Lo de la composición vino un tiempo después. Empecé a sentir inquietud por componer cuando empecé a aprender de forma autodidacta a tocar la guitarra. Así como te digo que al tocar la batería dejo todo el cuerpo, cuando canto mis canciones dejo todo el corazón.

¿Cómo fue el proceso de dar vida a “El primer viaje”?

El primer viaje fue mi primer EP como solista y contiene mis primeras canciones. El proceso compositivo fue muy experimental, de alguien que está aprendiendo a hacer algo por primera vez. Esos bocetos de canciones se los mostraba al resto de la banda con la que estaba tocando en ese momento y ahí las trabajábamos en los ensayos. Las canciones se transformaron muchísimo con los chiquilines de esa banda y les estoy muy agradecido por todo el tiempo, profesionalismo y amor que le pusieron. Una vez que consideramos que estaban prontas para grabar, entramos al estudio.

¿Cómo se dio la posibilidad de estar en Australia?

Tenía muchas ganas de tener una experiencia en otro país trabajando en el rubro musical. Hablando con algunos colegas, me recomendaron Australia. Después de pensarlo muchísimo, emprendí la aventura.

¿Cómo fue la experiencia de tocar en distintos lugares allí?

Fue de una libertad increíble. Llegamos a Melbourne y a las dos semanas ya tenía todos los equipos para salir a tocar a la calle. Allá la música callejera está muy profesionalizada, hay mucho nivel en la calle, tuve la suerte de escuchar y de aprender de músicos increíbles. Por otro lado fue muy desafiante salir a tocar puertas de bares para conseguir fechas. Por suerte, rápidamente me establecí y entre los bares y la música en la calle podía vivir tranquilo. Estábamos mi guitarra, mis canciones, yo y una ciudad de cinco millones para cantarle todos los días. Fueron meses de mi vida de mucha felicidad y adrenalina.

¿Cómo te involucraste de alguna manera en la causa de los aborígenes australianos?

 Luego de estar viviendo algunos meses en Australia pudimos sentir ciertas fricciones con el tema. Cierta desconexión de pueblo australiano con sus raíces.  Algunos músicos me contaron historias que me acercaron a esta temática tan crítica de ese país. Los aborígenes son el 3 % de la población y sin embargo empezaron a estar en el censo australiano en los sesenta. Datos como estos me dejaron muy sensibilizado con el tema y generaron que me involucrara, desde un lugar de muchísimo respeto con esta causa.

¿Cómo se dio el proceso de hacerles una canción?

 Si te soy sincero, la canción tuvo varias etapas en su composición. En un principio era una canción introspectiva, hablaba de lo perdido que me encontraba tan lejos en Australia, y al mismo tiempo lo conectado que me sentía en esa soledad. A pesar de que la temática me gustaba, aún sentía que algo le faltaba y no sabía qué era. Hasta que un día, casi por accidente, llego a mis manos el libro “Tell me why”, la autobiografía del músico aborigen australiano Archie Roach. Fue increíble cuando me di cuenta de que mi nueva canción cuadraba perfecto con la temática, como si hubiera nacido para corresponderse con esa historia. Reconociendo que yo conozco apenas una pequeña parte de la historia de discriminación hacia los aborígenes y que mi canción no va a cambiar nada, me di cuenta que ésta canción tenía que ser un regalo para estas mujeres y hombres que, hasta el día de hoy, luchan por ser vistos.

¿Cómo fue la experiencia de realizar conciertos en la azotea de tu casa para los vecinos en cuarentena y via Instagram?

Fue una experiencia hermosa. Teníamos pasaje para viajar de Australia a Montevideo el 19 de marzo. La semana en que íbamos a viajar todas las fronteras se fueron cerrando y nosotros llegamos en la hora a Uruguay. Yo venía con tremendas ganas de estrenar en Uruguay mi nuevo show de “Hombre orquesta” y por todo este apocalipsis la única opción que tuve fue salir a la azotea de casa a cantar para los vecinos que se acercaran. Fue una linda forma de amenizar la cuarentena. Espero con mucho entusiasmo que el coronavirus afloje para estrenar el show y mis nuevas canciones, ahora sí, en los escenarios uruguayos.

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