Home Entrevista Central Daniel Panario, ingeniero agrónomo: “El hidrógeno verde es mentira”

Daniel Panario, ingeniero agrónomo: “El hidrógeno verde es mentira”

Daniel Panario, ingeniero agrónomo:  “El hidrógeno verde es mentira”
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Consultamos a varios expertos ambientales sobre a quién debíamos entrevistar sobre el problema del agua y su nombre fue unánime. Nos fuimos hasta su refugio en San Luis y nos dio una clase sobre ese tema y muchos otros más. El hombre sabe de lo que habla.

Por Jorge Lauro y Alfredo García /Fotos Rodrigo López

¿Dónde nació? ¿Es montevideano?
Montevideano más o menos, medio pandense, medio saucense. En aquella época era “nacer y morir en la capital”.
¿Qué edad tiene?
Ochenta.
¿Qué hacía la familia?
Mi padre era funcionario de la OSE, desde los diecisiete años. Arrancó con los ingleses y terminó con medalla de plata, jubilado de la OSE.
¿Muchos hermanos?
No, dos hermanas. Una vive y la otra falleció. A la que vive le llevo quince años. Está jovencita todavía.
¿A qué escuela fue?
La escuela la hice en el Seminario, en Montevideo. Teníamos casa en Montevideo, también. El liceo lo hice en el Zorrilla.
El viejo y querido Zorrilla.
El edificio nuevo lo inauguré. Me gustaba el campo, entonces decidí hacer agronomía. Tenía unos amigos viejos que me decían el Ingeniero, porque iba a las estancias de ellos a andar a caballo. Agarré por el lado de la agronomía, pero me gustó más la ciencia que la aplicación. En aquel tiempo había tres especialidades posibles, y yo elegí la científica. A partir de ahí empecé a trabajar primero en Suelos, en un concurso que, creo, debe haber sido el único de libre oposición que hubo en el Ministerio de Ganadería. Lo gané, y trabajé en la cartografía de suelos hasta que salía la dictadura. Nosotros habíamos publicado la carta de suelos del Uruguay, y habíamos generado mucho prestigio, y entonces, durante la dictadura, casi no nos tocaron. Pero en aquella época había momentos, como en 1976, donde había que desaparecer. Y desaparecí, porque mi exmujer era brasileña. Por ahí me escapaba, y me iba un tiempo para Brasil. En Brasil se usan los apellidos al revés, el que va adelante es el de la madre, entonces con eso les hacía una confusión espantosa, porque el que se iba era Ponce de León y el que volvía era Panario.
Zafó.
Con eso zafé. Hay cosas que vale la pena contarlas. Uruguay siempre fue el país “del amigo que tiene un amigo”. Como yo trabajaba en el área ambiental, ya empezaba a ver que la agricultura no era buena como pensaba, y empecé a entrar en el tema ambiental por la erosión de suelos. Me había hecho amigo de un colorado pachequista, que estaba a cargo de la parte ambiental. Antes del ministerio existía un instituto. Yo era el único técnico que sabía algo del tema, y me agarró para que lo ayudara. Ya por el 76 estaba por irme definitivamente, y le dije que me tenía que ir a Brasil, que me tenían acorralado. Me dijo que esperara un poquito. Y esperé. Dormía vestido en casa, en Pando, donde tengo la chacra. Un día me llamó y me dijo que me quedara tranquilo, que no tenía más antecedentes.
¿Borró todos los antecedentes?
Con un amigo logró que los borraran. A partir de ahí me quedé más tranquilo. Después, cuando el plebiscito, algo salió, porque me llamaron a declarar. Pero ya había aflojado la represión, ahí por el 83. Y no mentí demasiado, les dije que sí había votado a los demócratas cristianos. También ahí hay una anécdota graciosa. Me preguntaron qué era yo del ingeniero Panario. Les dije que yo era agrónomo, que no lo conocía. Y pasó el tiempo. Sanguinetti decidió que la investigación del Estado era prescindible. Yo estaba en la Dirección de Suelos, que es una dirección de investigación. A todos los que estábamos en estas cosas nos dio la oportunidad de renunciar, pagándonos dos años de sueldo si nos íbamos. Yo ya había ganado un concurso en la Facultad de Humanidades y Ciencias en aquel tiempo, y trabajaba pero con medio horario, sin dedicación total. Como me tenía fe para agarrar la dedicación total, agarré y me fui a la Facultad de Humanidades. Hay cosas graciosas en esto. Me dieron la salida, le pedí a mi jefe que dijera que yo no servía para nada, para que me dieran el despido. Y me lo dieron. Pero como los primeros en irse fueron los informáticos, que ya en esa época eran los que pagaban los sueldos, quedé pagando sueldos. Al cabo de un año contrataron nuevos informáticos, y ahí me pagaron y me fui. En ese momento fue que gané la dedicación total, y ahí quedé en la docencia, hasta el día de hoy.
¿Cuándo se da el pase a la Facultad de Ciencias?
Eso fue cuando se creó la Facultad de Ciencias, que fue una creación que hizo Mario Otero en aquella época, un epistemólogo, junto con Mario Wschebor, que era un matemático. Separaron una parte. Aquello era Humanidades y Ciencias, y separaron lo que era Ciencias. Me fui para Ciencias. En aquella época estaba en el Departamento de Geografía, que podía haber quedado de cualquiera de los dos lados, y yo presioné para que quedara para este, para el lado de Ciencias.
Es más ciencia que humanidades.
En aquella época le geografía humana, como le llamaban, tenía cierto desarrollo. Después la geografía humana desapareció, sustituida por una geografía general de la naturaleza, dejando de lado la parte humana.
¿Y por qué la agricultura no es tan beneficiosa?
Bueno, la agricultura que hemos hecho. De eso se trata. En la época en que yo estaba en Suelos empezaron a ver el tema de la erosión. Hay que ver la historia de la agricultura y la erosión en Uruguay. Empezamos por Canelones y lo hicimos bosta, y después, en la época de Luis Batlle, mediante subsidios, se llevó la agricultura para el litoral, que aguantó más, porque ahí la tierra es más fértil.
¿Son mejores tierras?
Más o menos. Las tierras de Canelones eran buenas, pero aguantaron hasta que no aguantaron más, que además les dieron para tabaco, porque no es lo mismo plantar en mil hectáreas que plantar en cuarenta. Una agricultura más intensiva. En una época se empezó a desarrollar la remolacha azucarera, que era terrible desde el punto de vista de la erosión del suelo, porque era un cultivo de invierno que tenía que ser carpido, que se plantaba en líneas, y al que el exceso de agua le hacía mal, con lo cual lo plantaban en líneas para que se fuera el agua que sobraba.
¿Y eso erosiona el suelo por arrastre?
Claro. En aquella época, con un compañero, agarramos por el lado de la conservación de suelos y se nos ocurrió una estrategia que fue muy buena. En aquel tiempo los agricultores eran agricultores, no eran empresarios. Eran propietarios, como todavía lo sigue siendo algún arrocero. Vivían de los préstamos del República. Hablando con los agrónomos del República se nos ocurrió que el banco no les diera créditos si no hacían un plan de manejo de suelos.
¿Lograron eso?
Logramos eso, en aquella época, antes del glifosato.
¿El manejo de suelos es la rotación de cultivos?
Rotación de cultivos, plantar en paralelo con la pendiente, dejar fajas buffer, que son unas fajas empastadas para que interrumpan las correntías. Funcionó muy bien, hasta que, como siempre…
Los intereses económicos…
Van minando todo. Cuando empezaron los empresarios se acabó la historia. Cuando vino el glifosato… Esa gente cree que la tecnología lo va a resolver todo, y le digo que no.
El culto a la tecnología.
Exacto, el positivismo filosófico. Se llegó a decir que los que se dedicaban a la conservación de suelos se iban a tener que jubilar con la llegada del glifosato, porque con eso se acababa el problema. Pero claro, no fue así. Vino el desastre de la soja por un lado, y el desastre de la forestación por otro. Surgieron los planes modernos de uso y manejo, estos que determinó Aguerre. Cuando subió Lacalle Pou vino con la “liberad responsable”, como le llama él, como si fueran todos buenos. Es como todo. Esto se basa en un modelo matemático muy sencillo de pérdida aceptable de suelo. La longitud de la pendiente, su inclinación, el cultivo anterior, el porcentaje de materia orgánica y una cantidad de parámetros, que corrés un poquito y entonces ya se puede plantar. Tampoco los agrónomos somos todos gente muy lista, muy honesta. Hay muchos que sí, pero no todos.
¿Y qué pasa con el declive? ¿El sustrato termina en el mar?
Es una forma de decir. ¡Qué difícil pregunta! A ver, termina en los arroyos. El 95% de lo que va a dar a los arroyos queda en el camino, y lo que llega al mar es un 5%. Eso, si lo pensás en escala humana… Pero si lo pensás en una escala de trescientos millones de años, entonces sí, va a dar todo al mar. Todo lo que falta entre dos separaciones de agua, se lo llevó al mar el arroyo que pasa por el medio, pero en trescientos millones de años.
No se le puede exigir a ningún gobierno que se preocupe por lo que va a pasar dentro de trescientos millones de años.
Pero sí por ese 95% que queda por el camino. Acá, además, tenemos un problema propio de la colonización cultural y es que esas ecuaciones de pérdida de suelo se generan en Estados Unidos en las regiones del cinturón del maíz y del trigo, que son tierras que tienen una capa arable arriba, que es la que tiene materia orgánica y mayor capacidad de producir biomasa. Se gasta despacito, se erosiona pero sigue funcionando igual, hacia abajo, porque abajo también hay un sedimento, y ese sedimento se puede convertir en suelo. De ahí surgen las pérdidas permisibles, porque se supone que se está perdiendo el equivalente a lo que se puede regenerar. Lo que ocurre es que el suelo nuestro está formado por capas, y la capa de arriba es la que tiene las buenas condiciones fisicoquímicas. La de abajo tiene malas condiciones físicas porque el agua pasa despacio, y ahí no hay condiciones de oxigenación. En cualquier libro de agronomía se habla del requerimiento de un suelo fértil, bien drenado, donde el agua pase bien. Y acá no pasa tan fácil, y lo permisible termina siendo un desastre, porque no hay tal permisible.
Vamos a terminar todos convertidos en un arrozal.
Todas estas cosas se pueden complicar. El arroz es un cultivo inundable. Podría ser. Inclusive los arroceros tratan de impermeabilizarlo para gastar menos agua. Cuanta menos agua pase para abajo, mejor, porque es más barato. Pero eso lo podés hacer en terrenos planos, como la cuenca de la Laguna Merín, o haciendo taipas cada pocos metros, que son como terracitas, de manera tal que se pueda juntar entre cinco y diez centímetros de agua entre una y otra. Pero si la pendiente es mucha, entonces tenés que hacer tantas terracitas que no hay modo. Y tampoco el agua es infinita, como estamos viendo. En la cuenca de la Laguna Merín hay mucha agua y poco uso, por la poca población, entonces dale que va, dale que es tarde. Pero no puede ser así en todo el territorio, porque nos quedamos sin agua. La vez pasada iba para Buenos Aires en Buquebús y se me sienta Michelini al lado. Nos conocemos por el tema de los desaparecidos, en el que trabajamos con él. Nos pusimos a charlar. Estaban por aprobar la ley de riego. Le dije que era un disparate lo que iban a hacer. Me preguntó que cuánto llovía acá, y cuánto escurría. Le dije que ambas cosas dependían, pero que era entre trescientos y seiscientos milímetros. “Estamos tirando el agua”, me dijo. Y le dije que no, que esa agua que corre se precisa que corra, porque el río es un ecosistema. Si lo querés tener sano y que el agua no se pudra, tiene que correr. Y a su vez el Río de la Plata precisa que le llegue agua dulce, por los peces que tienen que desovar y demás. El agua no se tira, se precisa. No se puede graduar cuánto dejás correr y cuánto usás en el camino. Y no se puede decir que estás tirando el agua. Eso no es así. No lo pude convencer, por supuesto.
¿Cuáles son los problemas de fondo de ese plan de riego?
Cada embalse es un acumulador de fósforo y nitrógeno. El fósforo es muy maldito. En condiciones de anoxia, como se pueden generar en el fondo de los embalses, por la materia orgánica, se vuelve biodisponible aunque no lo fuera inicialmente, y entonces el propio embalse genera fósforo disponible. Tenés que tener en cuenta varias cosas. Una es que la capacidad de dilución está dada por el caudal. Cuando más caudal, más capacidad de dilución. En segundo lugar, para que esté funcionando el sistema tiene que haber un continuo. Los peces tienen que poder subir y bajar, si no, se corta, y resulta que, de un lado de la represa, tenés un tipo de peces y del otro lado, otros. Los peces son como los pájaros. ¿Qué me importa un pajarito? Sí, me importa un pajarito. Y también un pececito. El sábalo, que es detritívoro, tiene que nadar contracorriente para poder reproducirse. Después baja y tiene que volver a subir, y no puede hacerlo con la represa. Te doy un ejemplo que conozco, pero quién sabe cuántos más hay. Precisamos un ecosistema sano. Cuando se hace una represa se habla del caudal ecológico. Tiene que salir agua para que funcione el sistema. Pero es una entelequia, nadie sabe cuál es el caudal ecológico, que depende y es diferente para cada ecosistema y cada río. En Europa en este momento están desarmando represas, para conseguir otra vez la continuidad. A veces desarman algunas grandes, y la gente protesta, porque toda la vida tuvo esa represa, donde iban a andar en bote. Las quieren sacar por los problemas que están generando desde el punto de vista de la contaminación. ¿Qué es lo que está pasando, en el fondo? Que todo el sistema no funciona. No se puede seguir haciendo lo mismo y que siga la jauja. El hidrógeno verde es mentira, no es hidrógeno verde, es mentira. Se habla de las fuentes alternativas, fotovoltaicas, eólicas. Lo que tenemos que hacer es gastar menos, cambiar el paradigma, la cosmovisión. Es lo que hemos estado publicando. A los veteranos nos llamó la CEPAL para que escribamos sobre desarrollo sustentable en América Latina. Hicimos un librito. Tengo que felicitar a Alicia Bárcenas, que era la directora de la CEPAL y ahora está de canciller de México. Ella es ambientalista, en el fondo, pero el resto de la CEPAL no estaba muy conforme con lo que hicimos. Pero bueno, está publicado, se llama La tragedia ambiental de América Latina, y lo que estamos proponiendo, con mucho cuidado, porque no es cuestión de estar tirando bombas, es un cambio de paradigmas más en la visión de las culturas andino-amazónicas. El buen vivir, el vivir sabroso, como dice Francia Márquez. Está en todas esas culturas, con distintas variantes, entre quechuas, aimaras. En el fondo, todos comparten una cosmovisión. Y están todos comunicados. En Ecuador hay un lugar que era de peregrinación para los amazónicos y para los andinos. Son culturas que estaban conectadas.
¿Es viable pensar en enfrentarse a los intereses económicos de la agroindustria?
No y sí. Acá van a seguir haciendo lo que se les dé la gana, por supuesto. Nos van a morder todo lo que puedan, con la Operación Neptuno y la forestación, otro tema del que no he hablado todavía. Si al agua la sacan de arriba, no llega abajo. Eso está claro.
¿La forestación no se planteó para zonas del territorio que no servían para otra cosa?
Sí, pero lo que se eligió fueron las zonas del territorio donde se produce mucha madera, y no donde no se puede hacer otra cosa que no sea forestación. Si te muestro la carta de áreas de prioridad forestal, contra el río Uruguay hay una cantidad de zonas que son de interés forestal y no son de otro tipo de interés. Eso no quiere decir que se las tenga que forestar todas, pero bueno. No están nada forestadas. ¿Por qué? Porque no superan los quince metros cúbicos, o algo así. Hace muchísimos años hicimos un estudio de cuántos metros cúbicos de madera daba por hectárea por año en los distintos suelos con amplia capacidad productiva forestal. No me niego a que se planten árboles en cualquier lado. Pero plantemos robles. Otra cosa es regalarles eucaliptos a las pasteras. Pero bueno, ese es otro tema. Los eucaliptos se plantan ahora en esos suelos de cantos rodados, suelos de depósito del río Uruguay, que están altos, porque el río Uruguay antes pasaba mucho más arriba. No quiero mentir pero creo que daba en el orden de quince metros cúbicos por año. Y en Tacuarembó y Rivera daba cincuenta metros cúbicos. Y en las sierras veinticinco, y las sierras son baratas, porque no es lo mismo pagar cinco o siete mil dólares o sacar veinticinco metros cúbicos anuales por hectárea y pagar tres mil quinientos dólares. Además, con esa plata, ya te sacás a todos los productores agropecuarios del camino y dejás un plastrón de eucaliptos en la sierra, que es la zona que produce el agua. La gente dice que la sierra no produce nada. Las sierras son productoras de agua, señor. ¿Cuál es la vocación de uso de las sierras? Producir agua de buena calidad y abundante, en los períodos en que falta. Uno piensa en las sierras como una cosa seca. Es mentira. En verano, apenas baja la presión, empiezan a correr los arroyitos, los arroyitos serranos, como se decía en aquellas cancioncitas. Las sierras son una estructura toda rota, con miles de rajaduras. Cuatro metros lineales por metro cuadrado, de rajaduras que juntan agua. Deja de llover y esa agua va saliendo despacito. Les digo siempre a mis alumnos que el agua vale cuando falta, y que cuesta cuando sobra, porque tenés que evacuar gente y genera una cantidad de problemas. El agua que vale la produce fundamentalmente la sierra. Usemos las sierras para lo que realmente sirven, que es para producir agua.
Se había hablado muchas veces que la plantación forestal iba producir desertificación.
También.
¿Se ha dado eso?
Sí. Lo tenemos todo publicado. Si nos llegamos a equivocar en una, nos empalan. Así que cuando decimos una cosa la decimos con la base de una publicación en una revista científica internacional que fue evaluada por pares. Tenemos todo eso. No sólo nosotros, sino una cantidad de colegas. El otro día me dijeron: “Los ingenieros agrónomos dicen”. Pará, vamos a hablar. ¿Qué ingenieros? ¿Los del INIA, que son investigadores? ¿Los de la Universidad? Dicen lo mismo que yo. Los ingenieros agrónomos que no investigan nada, que digan lo que quieran. El barrendero de la esquina también dice lo que quiere. Y eventualmente puede ser docente universitario, porque la universidad es de libre aspiración. Pero tiene que demostrar que lo que hace sirve para algo.
Entonces se abusó del tema forestación en terrenos en donde se perjudica la producción de agua.
Por supuesto, y en parte lo estamos pagando.
Una de las críticas a la forestación es que se hace en terrenos que son para la agricultura.
También, porque ahora no dan abasto, y entonces dejan instalarse a Montes del Plata en Colonia, que no tiene casi suelos malos. Quieren plantar lo que venga. Es bestial. Hay una reunión ahora, a la que me invitaron, y a la que voy a ir, por supuesto. Es sobre silvopastoreo. Hay que llenar un formulario para inscribirse. Me inscribí. El formulario no tiene opciones, todo se trata de las oportunidades que brinda el hacer silvopastoreo. Así, no. Así demostrás cualquier cosa.
¿No hay gobiernos que tengan mejores políticas y más consciencia sobre esto? ¿O la ola general va en un sentido y los va llevando?
Lo primero en que uno piensa es en corrupción feroz. En el fondo a lo mejor no es así, pero no se animan a sincerarse. Terminó de construirse UPM2 y todas las calificadoras de riesgo nos mejoraron la calificación. ¡Qué casualidad! En la división internacional del trabajo, en determinado momento, nos dijeron: “Ustedes van a plantar eucaliptos”. Ahora estamos regalando los pinos, que son de fibra larga. Son los que se usan para hacer los diarios, que ahora son digitales, entonces se consumen poco. Se los estamos regalando a China, los pinos que plantamos. Y ahora a plantar eucaliptos por todos lados, hasta que tengamos que hacer escavamientos, porque no nos vamos a creer que toda la vida vamos a precisar papel de fibra corta.
El papel higiénico se va a seguir usando.
Ese es el grave problema. Pañales y papel higiénico parece que se van a seguir usando. Pero sí, habrá pulpa de celulosa por un tiempo. Hasta que aparezca otra cosa, también. Viste cómo son. Agarramos un cultivo y rompemos todo con ese cultivo. Después, cuando no sirve más, se abandona.
¿Y eso no es una manera de rotar los suelos?
Claro, de romper los suelos. Porque dejaste todo el desastre. Soy muy ecléctico, y voy para donde me gusta, para donde me parece que hay investigación, porque además tengo una formación de esas de escopeta de munición fina. Se me ocurre investigar qué hacían los indios hace dos mil años y lo hago. Se me ocurre otra cosa, también la hago. Tengo libertad, porque estoy en la Universidad y lo que tengo que hacer es publicar. En una época, porque pensé que era muy importante hacerlo, se me ocurrió estudiar la pastura natural y su efecto en la ganadería. Llegué a publicar alguna cosa. Al mismo tiempo, empecé a estimular la formación de un equipo de ecología de pastizales, que ahora es mi fuerte, aunque me abrí. Negocié el lugar para que tuvieran sus laboratorios y sus cosas, y quedaron funcionando, y funcionan muy bien. Pero en aquella época estaba publicando alguna cosa sobre esto, con un profesor chileno que traje, que era muy bueno en estos temas y con el cual trabajé un tiempo. Había agarrado un poquito de nombre en el tema. Me invitó el INIA a dar una charla sobre el tema. Había habido otras charlas anteriores a mí, por supuesto, acerca del trabajo en praderas artificiales. Uno planteó la importancia de la chicoria en la producción lechera. Le dije que siempre se iba a poder hacer algo con la tierra que sobra. Cuando yo era niño decíamos: “¡Qué chicoria!”, cuando el año venía muy malo. Ahora ellos piensan en el rubro salvador de las tierras degradadas que hicieron bosta. ¿No se puede hacer? Sí, se puede, pero lo que vas a encontrar es una cosa que cada vez produce menos. Finamente podrás plantar cactus, y las cabras se comen los cactus.
Se dejó la producción de ovejas, ha disminuido muchísimo.
Sí. Dicen que tenemos ocho millones de vacas y que antes teníamos no sé cuántas, y que las seguimos teniendo, que ese número no baja aunque plantamos eucaliptos. No baja porque teníamos veinte millones de ovejas y ahora no sé cuántas quedan, y lo que no se comen las ovejas lo comen las vacas. Y que no coman las ovejas implica que comen mejor las vacas. Esto no es África, donde hay jirafas, conejos y todo lo que hay en el medio, para que coman todos. Acá tenemos vacas y ovejas, que compiten en entre ellas. Bueno, la oveja es todo un problema. Bien manejado, todo se puede hacer. Lo que no se puede hacer es el agronegocio. Es imposible mantener una producción de ese tipo sin destruir todo, entre otras cosas el agua, y hoy lo estamos viendo.
¿Cuánto influye la soja en el tema del agua?
En la calidad, muchísimo. En la cantidad, menos que el eucalipto. No se puede hacer nada a lo bruto. Hay que entender los hilos de la naturaleza para manejarlos y correr un poquito para allí y otro para allá. Hay una película de la Deutsche Welle, muy entretenida y muy bien hecha, sobre los ríos voladores. A esta zona de acá le llaman “el cuadrilátero de la suerte”, aquí, el sur de Brasil, Paraguay y Argentina. ¿Por qué? Si ustedes miran, en este paralelo, 34 o 36, en este intervalo, en todo el mundo es un desierto. En Sudáfrica es un área árida o semiárida. Lo mismo en Australia y en Nueva Zelanda, y en Chile. Acá no, acá es húmeda. Por lo que hemos estudiado, si bien no lo hemos publicado todavía, estos cambios en las precipitaciones están muy relacionados a lo que yo llamo “el humor del sol”. En algunas condiciones la actividad solar es suficientemente importante para que se enfríe la Tierra. Cuando se enfría, acá nos toca más árida, y cuando se calienta nos toca más cálida y más húmeda, históricamente. ¿Qué tenemos de diferente nosotros acá? Tenemos dos cosas diferentes al resto del mundo. Una es la existencia de la Amazonia, y la cordillera, y después, más hacia acá, el humedal, los esteros de Iberá y una zona húmeda muy importante en Brasil, el Pantanal, que tiene agua permanente durante ciertas estaciones del año. Lo normal, en los continentes, es que los vientos alisios, los que se generan por diferentes temperaturas entre el viento y el mar, sean el equivalente a nuestra brisa de verano: el agua está más fría, el continente se calienta y se mete el vapor de agua para compensar las diferencias de presión. Cuando el aire asciende se genera una depresión, y esa depresión se compensa con aire más pesado, que viene de una zona más fresca que es el mar. Eso mete la humedad en el continente, y llueve. Mete humedad y mete vientos. Permanentemente está en esa banda, no sigue para adentro. El agua llega hasta ahí nomás. Los alisios son más potentes, porque incluyen el Caribe, con aguas muy calientes, con lo cual, para compensar diferencias de temperatura, tiene que entrar mucha más cantidad de agua, y entonces se mete continente adentro. Pero en este caso no tendría que seguir viajando hacia el oeste. ¿Por qué sigue, entonces? Estoy siguiendo fanáticamente la historia de estos gurises, con los que se dio exactamente lo que yo pensaba que iba a pasar.
¿Los gurises perdidos en la selva de Colombia?
Sí. Tengo mucha relación con Colombia. Les dije que lo que estaba pasando era esto, esto y esto. Y fue lo que pasó. Estoy esperando que me contesten. Lo que ocurre es que los grandes árboles de esa zona evacúan una barbaridad. El árbol no sólo evapora para enfriarse, sino que evapora porque tiene que sacar agua para arriba para captar nutrientes. Imaginate un árbol que tiene cuarenta metros de altura, la cantidad de nutrientes que requiere y que la selva casi no tiene.
La selva es de tierras pobres.
Por supuesto, en esa zona casi no hay tierra. Lo que hay es lo que se está pudriendo y cayó del árbol, que lo tiene que mandar para arriba antes que se pierda para abajo. Están reciclando permanentemente. El piso se enfría en el lugar donde evaporó, entonces chupa el aire que ya se calentó con la lluvia anterior, que estaba unos kilómetros antes. Y así la sigue impulsando, hasta que llega a los Andes. Y como es agua que viaja, baja, no de los altos cúmulos que están a siete mil metros de altura, y que es una enorme cantidad, con diez veces lo que transporta el Amazonas en volúmenes de vapor de agua, choca contra la cordillera y empieza a correr hacia abajo. Esta es mi interpretación, en la que agrego un poquito de mis conocimientos hipotéticamente. Hay una fuerza que se llama Coriolis, que está generada por la rotación de la Tierra, que en el fondo es una inercia. Si vos vas para acá, y la Tierra viene girando así, te vas acercando. Es como si te fueras desviando hacia donde viene la Tierra. Eso genera un choque. Choca, y agarra para acá, succionada, a su vez, por la cantidad de agua que están evaporando Pantanal e Iberá, esas enormes zonas húmedas de Argentina y Brasil. Entonces la corriente agarra para este lado. A veces llueve acá, y otras veces más al norte o más al sur, dependiendo de los eventos. ¿Pero qué es lo que ocurre? Que, si sacamos árboles de la Amazonia, ese tire y afloje que generan los árboles cuando llueve y evaporan, llovía dieciséis horas por día, decían, ahí donde estaban los gurises, la temperatura era como de 30 grados, pero tenían que estar abrigados porque se empapaban, y enfriaba y enseguida se calentaba, tira y empuja, y así. Entonces, si se achica la selva se acabó el cuadrilátero de la suerte.
Entonces, Bolsonaro nos mató.
Ah, nos liquida a nosotros. Eso es así. Por algo la Deutsche Welle es la que saca este artículo, muy bien filmado, con una producción carísima que costó un millón de dólares, donde financiaron al científico que está al frente de esa investigación, uno de los principales del IPCC, no un canario cualquiera, sino uno que sabe y tiene plata para trabajar, con aviones o lo que haga falta.
¿Hay que hacer una gobernanza mundial para los recursos indispensables de la humanidad, como son las selvas?
Es una manera de ver las cosas. Otra es que, si cada cual se gobierna su pedacito, todo funciona. Para sobrevivir, tenés que hacerlo bien.
Pero ya vimos que se talan árboles para el agronegocio indiscriminadamente.
Lo que digo cuando digo que cada cual se gobierne su pedacito es que los indios que viven en la selva gobiernen su pedacito. Vas a ver que no les cortan la selva así.
Los garimpeiros terminan trabajando para la minería clandestina.
Pero los indios no.
Lo terminan haciendo por hambre, porque les envenenan el agua y se quedan sin poder pescar.
Todo eso es cierto. No sé si esto sirve para que se entienda lo que pienso, ¿pero por qué el ejército estuvo persiguiendo a cuatro niños durante diecisiete días y no los pudieron encontrar? Una cosa es lo que intentás hacer y otra es lo que siente el que está siendo buscado. Estuvieron huyendo durante diecisiete días y no los pudieron encontrar. La mayor tenía trece años. Los buscaron con perros, con aviones, con helicópteros, con bengalas, con ciento y pico de soldados caminando por la selva, con GPS, con brújula, con imágenes satelitales y toda la tecnología del mundo. Para lo que sirvió fue para enseñarles a manejar el GPS a los indios, que dijeron: “Déjenos solos”, y se fueron caminando, y así los encontraron. ¿Por qué el ejército colombiano no puede con los paramilitares? Los paramilitares viven en Bogotá. Los otros reclutan niños de la selva, y esos niños son inhallables para el ejército, el ejército más poderoso y mejor entrenado de Sudamérica. Pero en el fondo lo que no se dan cuenta es que no entienden la selva, y que los que sí la entienden son gurises de trece años. Si esa gurisa de trece años hubiera querido matar a los soldados con una escopeta, los mata. Los vio cuarenta veces, le pasaron por al lado. Pasaron por el campamento permanente de ellos, y cuando pasaron los milicos ellos se escondieron en el tronco de un árbol y los milicos siguieron viaje. Llevaron un perro, que tampoco estaba acostumbrado a andar en la selva, está claro. No se puede hacer agricultura si no tenés alambre o perro. ¿Cómo van a plantar maíz donde hay venado de campo, venado de los pantanos, pecaríes y todo tipo de bichos, si no tenés perros? A donde quiero ir con todo eso es que si realmente le das a los indios su gobernanza, van a hacer lo que saben hacer en función de lo que han vivido. Uno hace lo que sabe hacer, las sociedades hacen lo que saben hacer. Creo que la gobernanza es de ese tipo, algo bien anarquista, de alguna forma. Creo que Petro hizo la jugada sabiendo lo que hacía, cuando lo obligó a llevar indios al ejército. Ahora lo dicen, que creían que no podían hablar con los indios porque creían que eran unos delincuentes, y que se encontraron con que los indios fueron sus compañeros, los que les ayudaron y les enseñaron. Trabajaron juntos y aprendieron de ellos. Avivate, negro, ¿no? Poné unos cuantos soldados con indios a cuidar los pueblos de la guerrilla, de los disidentes de las FARC, de los paramilitares. Habrá algún indio que haga cualquier cagada, como en todos lados, de eso no cabe duda. Pero trabajar con los indios es la única manera de competir con esa gente que está reclutando niños, y mostrarles que les podés dar cobertura, que en parte se la dan estos propios hijos de puta que les llevan los niños. Demostrá que vos podés ocupar tu territorio con gente que conoce el territorio y por lo tanto tiene capacidad de controlarlo. En las zonas amazónicas no cabe duda que, si querés cuidar el ambiente, tenés que tener la gente que se mueve como un jaguar en la selva, y esa es la gente que vivió ahí. De todas maneras hay cosas que son milagrosas. Hay cosas que la gurisa no quiere decir, que no ha contado. Vamos a ver si las cuenta. Un bebe de un año no puede estar cuarenta y cinco días a agua. Ni quince. Pero la chica no dice nada, dice que le daba agüita. ¿Qué le dio? Le dio algo que sabe que le puede dar. La madre le debió haber dicho. Pero que le dio de comer, le dio. Me enamoré un poco de esa historia.
¿Cómo llegamos a esta situación del agua salada y trihalometanos?
¿Querés que te cuente lo que yo pienso? Estoy seguro que es así. Es una crisis provocada, voluntariamente.
¿Por los dueños de agua Salus?
No, por los dueños del Plan Neptuno. Por el gerente general de la OSE, Arturo Castagnino, que desde el 70 está luchando por conseguir cosas a partir de la construcción del proyecto Neptuno. En el 70 ya estaba arriba de la mesa. Entonces yo pensaba que, a lo mejor, no estaba mal. Me acuerdo de una pelea que tuvo con el gordo Guillermo González, de Brecha. Guillermo era mi amigo y me consultaba. Tuvimos un intercambio y Brecha lo publicó. El Gordo me contaba que estaba fumando su pipa y subió Castagnino. Cuando era director de Brecha, el despacho del Gordo daba a la calle. Debía pesar ciento cuarenta kilos. Fue Castagnino y se empezaron a pelear. “Te voy a agarrar y te voy a tirar para abajo por la ventana”. Y el Gordo lo miró y le dijo que hiciera la prueba.
Era bravo.
Para que veas de dónde viene Castagnino con este tipo de cosas. La cuestión es que los políticos oyen a los científicos cuando los científicos les dicen lo que quieren oír. Si no, no los oyen y listo, miran para otro lado. De todas formas se asesoran con técnicos, como los agrónomos que dicen que los eucaliptos no hacen daño. Preguntan porque saben que no saben nada, pero no les preguntan a científicos sino a los que les van a decir lo que quieren escuchar. Hay un juego de intereses. No sé si es Castagnino, si es Lacalle, si es quien quiere hacer más plata, o si simplemente son los amigos de SACEEM. Eso no lo sé. Lo que sí sé es que si había una crisis en ciernes, se justificaba que se hiciera el proyecto Neptuno. Primero nos dijeron que siempre que llovió paró, y que siempre que paró, llovió. Se venía el evento de El Niño, y todos, yo también, pensamos que entonces nos íbamos a inundar. Pero yo no puedo decir que va a ser mañana o que va a ser dentro de un mes. Digo que va a venir porque lo dicen los modelos. Yo no trabajo con modelos pero confío en la gente que lo hace. Si dicen que va a venir, va a venir. Listo. Ya empezó a subir la temperatura en el Pacífico y está todo dado. Y acá cuando viene El Niño, llueve. Hace tres meses consultaron por primera vez al INUMET para ver qué iba a pasar. Les respondieron que se iba a normalizar en invierno. Pero acá en invierno nunca llueve mucho, es medio seco. No se normalizó del todo. Pero ponele que hubieran embocado y hubiera llovido diez milímetros un día y quince al otro. Con eso no pasa nada. La tierra seca, quinientos cuarenta embalses secos en la cuenca del Santa Lucía esperando agua, así que llueven cuarenta milímetros y no pasa nada. Eso ellos no lo saben. El otro día me entrevistó El Mercurio, les dije que yo pensaba que la crisis había sido provocada, en parte, que están mirando para arriba y que ahora lo que les falta es tocar los tambores a ver si llueve.
O contratar rabdomantes.
Los rabdomantes tienen base científica. No sé si los tambores no la tienen. Conozco un científico que dice que sí, que la tienen. Pero los rabdomantes la tienen seguro.
El sonido tiene propiedades que hay que estudiar mucho más.
Este físico meteorólogo peruano dice que el sonido de ciertas frecuencias lo usan los aborígenes de todos los continentes, en la misma frecuencia, y que él entiende que lo que generan es la posibilidad de condensación de la humedad.
Si es provocada, ¿qué papel juega la oposición en eso? ¿No sale a denunciar?
Salió a denunciar, por supuesto, y ahora quieren que se cree el comité de emergencia. Nosotros hace tres meses sacamos un manifiesto diciendo lo que iba a pasar y lo que tendrían que hacer para que no pasara. No sé si lo vieron. Sacamos un manifiesto, todos los especialistas en investigación y gestión del agua. Estuvo en toda la prensa. Les dijimos qué tenían que hacer, y no lo hicieron, porque estaban esperando que se generara el problemita para meter el Plan Neptuno. Lo siguen diciendo, pero ahora el presidente lo dice con más asco, para el largo plazo el Plan Neptuno, y dice que hay que ver qué hacemos entre medio. Vamos a ver si no lo tranca alguno de los juicios que le pusieron, de los cuales soy testigo, para que me hagan juicio penal como me hizo Antía (risas).
Va a ser Castagnino ahora.
En realidad los hace Marcelo Cousillas, el abogado del ministerio, que además es docente del posgrado que yo dirijo, y es el que me pone los juicios.
Contradicciones en el seno de la Universidad.
No son contradicciones, es una filosofía.
¿La sequía no viene de tres años? ¿No se podría haber combatido de otra manera?
Sí, por supuesto que se podía. Entre otras cosas, se podría haber hecho la represa que debió haber hecho Vázquez y que tiró para adelante.
La famosa Casupá.
Pero no es la única solución.
¿Pero eso solucionaba algo?
Sí, si hubiera estado pronta. En el 2022 llovió, a pesar de la sequía. La sequía va por barrios. Llovió, y salía agua de Paso Severino que no sabían ni qué hacer con ella. Una cantidad espantosa de agua. Si hubiera estado llena la represa, teníamos dieciocho meses de agua.
Se durmió el gobierno anterior.
Sí, se durmió, por supuesto. Pero por lo menos había decidido y les dio todo financiado. Parte del problema que había al principio es que, si la hacen privados, la vamos a pagar nosotros pero no figura en la deuda externa. Las calificadoras de riesgo lo que quieren es que estas cosas las hagan los privados, para que lucren los privados. Agarraron la manganeta de que si no es deuda pública directa, entonces no figura en la deuda. Es una cosa escandalosa que está hecha para que se haga lo que quieren las multinacionales. Y, por si hace falta algo más, Estados Unidos devalúa el dólar, con lo cual te pone el cogote acá. Lula sale a querer terciar, pero no le da. Ojalá le diera, pero no le da el cuerito.
Hay un acuífero que está en Canelones.
El Raigón.
¿No puede ser utilizado?
Está siendo utilizado, en San José, en Libertad.
¿Pero no tiene capacidad para Montevideo?
Ahí están las once medidas que nosotros habíamos propuesto. ¿Qué quiso hacer Castagnino, que después además le vino bárbaro al que vino después? El anterior director de la OSE sí sabe. Pero estuvo al frente de la OSE y siguió con la política que nosotros llamamos de “comando y control”. O sea, yo manejo todo controlado desde mi escritorio. Desmontaron todas las posibilidades que había y que ya estaban instaladas para sacar agua de diferentes cuerpos de agua. Las fueron abandonando para centralizar todo en la cuenca del Santa Lucía. Lo hizo el Frente. Tabaré Vázquez no era un socialista, vamos a decir las cosas claras. Era todo lo contrario, un liberal. Y un liberal autoritario, con esa estructura de comando y control, de concentración del poder. Creó la no sé qué del agua en Presidencia, cambio climático en Presidencia. Él quería controlar absolutamente todo, y a su vez le parecía bien que la OSE controlara todo. ¿Por qué sigue Casupá? Porque Casupá también pertenece a la cuenca del Santa Lucía. Lo que ocurre es que es una punta por allá, y el Santa Lucía es tan grande que una punta por allá nos da agua para dieciocho meses. Me da mucha lástima, porque yo conozco el arroyo Casupá, un arroyo precioso. Pero bueno, de algún lado hay que sacar el agua, lo entiendo. Los trece científicos que firmamos esa declaración no nos pusimos de acuerdo en usar Casupá. Yo no lo puse. Presentamos medidas que no incluían Casupá. ¿De qué vale que hagamos el Proyecto Neptuno si no da para abastecer Montevideo y la mitad del agua se va a perder por el camino, por cañerías rotas? ¿Antes de arreglar las cañerías vas a hacer un proyecto que no alcanza por sí mismo y que menos va a alcanzar porque se pierde la mitad del agua por el camino? ¿No te parece ridículo?
Arreglar las cañerías rotas de OSE es una cuestión histórica que cuesta miles de millones.
¿Y no se va a hacer?
Por eso nadie lo hace, porque es muy grande. Algo se ha hecho.
Sí, algo se ha hecho. Un 1% por año. En cien años habrán hecho el 100% y habrá que empezar de vuelta en el mismo punto que ahora. No, hay que invertir en serio. Nos enfrentamos a una crisis. ¿Cuesta tanto? ¿Qué pasa si lo hacemos con nuestros recursos? Los mil y pico de funcionaros que dejamos de contratar los contratamos y los ponemos a trabajar en eso. ¿Cuántas retroexcavadoras faltan? ¿Doscientas? Compramos doscientas. Y empezás a arreglar. Hablás con las intendencias de Montevideo y Canelones. Toda esa manga de funcionarios al pedo que tienen, ¿cuántos pueden prestar para empezar a arreglar caños? Otra cosa es que se jugaron al saneamiento. Es importante, sí, pero no se puede hacer saneamiento convencional para toda la gente de Canelones que vive dispersa. Hay otras alternativas, pero no, están haciendo saneamiento convencional. Te digo más. MEVIR había hecho un sistema de tratamiento de aguas muy bueno, que implicaba pozos decantadores con conexiones de caños de cuatro pulgadas con poco desnivel. Eso se lleva a una plantita de tratamiento natural y es baratísimo. Y dijeron que no, que querían caños de quince pulgadas, convencionales. Y que si no, la OSE no se hacía cargo de mantener el saneamiento. Cuando nunca dio un problema y funcionaba muy bien. De nuevo, comando y control. ¿Quién fue el que dijo que había que hacer primero el saneamiento convencional, antes que arreglar caños, y gastar toda la plata en eso?
¿Quién fue?
Tabaré Vázquez, Mujica. El Frente. No todo el período, porque en el fondo no hicieron nada. El cambio lo hizo el primer gobierno de Tabaré.
¿Y cuál es el papel de Castagnino?
Su plan era sacar agua infinita del Río de la Plata, con el emisario subacuático que nos tira argentina, con toda esa agua podrida del Riachuelo, quince kilómetros agua adentro. Hay todo una discusión, y nosotros lo señalamos en esas medidas. Ahora se enteran. A mí en su momento me llamó la empresa de agua argentina para saber si había una alternativa, y yo les di una, pero no les gustó, por supuesto. Fue hace como diez años. Y la Cancillería recién se entera ahora de que le van a tirar un emisario subacuático. Está sí dentro de las aguas jurisdiccionales argentinas. A su vez, y es casualidad, el río Paraná sale por la costa argentina pero el Uruguay por la costa uruguaya, entonces no vamos a tener permanentemente la mierda de Buenos Aires, pero sí cuando sople el viento del sur, que nos la va a tirar para la costa. Y a su vez, internacionalmente, el Río de la Plata está considerado un río que puede quedar muerto, anóxico. Ya ocurrió una vez. Lo quisieron negar, pero era mentira. Ocurrió cuando se murieron doscientas toneladas de lachas que tuvo que sacar la Intendencia de Montevideo. Dijeron que era un virus. Atendeme, nosotros tenemos virólogos. ¿No se podía analizar eso? Pasa que las lachas también son descomponedores de fondo, y hubo quince días sin viento. Cuando hay viento, se mezcla la columna de agua y se oxigena. Pero si tenés un pez que vive en el fondo, si se queda sin oxígeno, se muere. Y fue lo que ocurrió, un evento hasta ahora, pero… No quedó demostrado, pero los biólogos de la DINARA me decían eso que vos dijiste yo lo firmo.
¿Pero la responsabilidad era de que no hubo viento?
Claro, pero si porque no hay viento se pudre el agua es porque ya está al borde. Por todo lo que le tiran. Antes la tiraban al Riachuelo, que de todas formas termina en el Río de la Plata, pero ahora la tiran directamente.
¿Cómo influye el glifosato y todas esas cosas que terminan en los cursos de agua?
Hace un tiempo te hubiera dicho que en este punto el problema es otro. Ahora también es otro. Uno se equivoca, pero va reviendo y aprende. La mentalidad de un científico es pensar cómo sucederían las cosas si todo lo que yo pienso está mal. El tema es el siguiente. La soja hace tiempo que se plantaba, y no era tan grave la situación. Claro, ha ido aumentando y ahora estamos en un millón y no sé cuántas miles de hectáreas. Un disparate. Eso de que “somos todos buenos, hagan lo que quieran”, “libertad responsable” y no sé qué más. Esos dichos de ese señor, que cuando era oposición bien que me llamaba para pegarle al Frente.
Después se cortó la línea roja.
Por supuesto. Pero una vez nos recibió con Hoenir Sarthou en Presidencia, aunque no nos dio bola. Antes se plantaba y había unas máquinas que ponían a tanta profundidad las semillas y a otra el fósforo, lo que implica dos cuchillas clavadas y un mayor gasto de energía. Lo que hicieron, entonces, fue usar dos máquinas, una pone las semillas, y después vienen con una tolva que pone el fósforo granulado y lo esparce. Es fósforo reactivo, o soluble, llamémosle así. Quedan los granitos en el suelo. Como es soluble, cuando llueve entra. Una parte entra, y la otra corre, y ese fósforo soluble termina en los embalses, pudriendo todo.
Y alimentando las cianobacterias.
Es lo que precisan las cianobacterias para reproducirse, el fósforo pronto. Preguntabas por el glifosato. Yo creía que era una proporción chica. Resulta que estamos trabajando con Ofelia, que hizo la tesis doctoral con uno de nosotros en la Universidad de León. Está jubilada pero sigue trabajando, porque de meterte en la ciencia no zafás más. O algunos, otros sí zafan. Ella empezó a calcular el glifosato sulfosforado y soluble. Empezó a calcular lo que habíamos importado de glifosato. Cuando al fertilizante le sumamos eso, nos dio un disparate, por lo que a su vez el glifosato aporta de fósforo, y sus metabolitos, porque después se empieza a pudrir pero los metabolitos suelen ser peores que el glifosato. Ahí está la respuesta. El sistema pudre el agua. El glifosato mata la vegetación. Queda el suelo desnudo. Agregan fósforo soluble, lo tiran al suelo, sin nada que le impida que corra con el agua cuando llueva, porque todavía no nació la soja. Y cuando cosechan la soja queda como esta tabla, por las características de la soja, que es una planta que es muy apetecida por las bacterias y los hongos, porque tiene proteínas. Si después no plantan trigo, el suelo queda como esta mesa. A veces plantan trigo, pero vale poco, entonces es un riesgo con pocas ganancias. Aquella cosa del riesgo y el beneficio. Tendrían que hacerlo, pero no lo hacen, porque además ya no los obligan más. Como dijo Lacalle, no se los va a inspeccionar más porque son gente buena que va a hacer las cosas bien. El otro día se hizo una reunión en Facultad de Ciencias, para hablar sobre el tema del agua. La pasaban por YouTube y me conecté para escucharla. Al final un señor dijo: “Ustedes no nos explican nada a los vecinos para que podamos hablar con otros vecinos y contarles”. Le dije que el instituto que yo dirijo podía hacer una cartita. Después me quedé pensando que para qué voy a hacer una cartita, si la gente no lee nada. No lee ni diez renglones, y en diez renglones no explico lo que pasa. ¿Qué hacemos? ¿Qué vamos a hacer? Yo salgo en la televisión, en TV Ciudad, y la gente tampoco escucha mucho rato, se distrae. A mi compañero que estaba en el estrado le dije que vamos a hacer otra cosa, filmaciones de un minuto. Una pregunta, una respuesta. En un minuto. De repente así pegamos algo.
A la juventud el tema ambiental le interesa.
Fijate que el Movimiento por el Agua y la Vida fue el que organizó esta reunión en Facultad de Ciencias. Se trasmitía en YouTube, donde podés escribir preguntas para que las lean. ¿Cuántos estábamos inscritos en YouTube? Quince. Y el salón estaba bastante vacío. De esos quince, tres me llamaron para hablar después, porque son conocidos. No se llegó a nadie externo. Los jóvenes están en la de ellos.
¿Cómo se sale del tema de la sequía? Evidentemente, el Proyecto Neptuno no va a ser la solución. La represa de Casupá hubiera servido para palearlo. Pero si venimos de tres años y la cosa continúa…
No continúa. Con El Niño se acaba, y nos vamos a ahogar. Y se van a olvidar. Van a construir Neptuno. Estarán las coimas y las empresas cobrarán sus ganancias, y nos darán los préstamos. Depende de cuán bien o mal quieras pensar. Pero sí. Y va a haber evacuados.
Hablaste del hidrógeno verde y dijiste que no sirve. Teóricamente, van a usar agua del Acuífero Guaraní.
Es el Proyecto Tambor. Van a sacar un poquitito de hidrógeno, una cantidad ridícula. De esa manera UPM se deshará con más ganancia de los restos orgánicos de la forestación, sin que vuelvan los elementos al suelo. En el fondo, es un negocito más para UPM. La cantidad de hidrógeno es muy pequeña, pero si la mezclás con materia orgánica, se genera un volumen mayor de combustible, más manejable que el hidrógeno. El hidrógeno se escapa hasta de los tambores de acero, porque la molécula es muy pequeña. A su vez es totalmente ineficiente. Si no la mezclás para generar un hidrocarburo, donde aumenten los volúmenes, el negocio es para reutilizar restos de las pasteras. Lo que quieren hacer en el río Uruguay es más serio desde el punto de vista de los volúmenes. De ahí se puede sacar más agua. Trabajé en la represa de Salto Grande, y lo vi, con doscientos metros cúbicos por segundo, lo cual es ridículamente bajo. A veces también se queda sin agua. En este momento Iguazú estaba casi sin agua. No sé cuáles eran los volúmenes que tenía. Debían ser mayores, porque ahora hay dos represas en Brasil, entonces va largando de a poco.
Hubo épocas en que había que prender las centrales térmicas porque no había agua en las represas.
Por supuesto, y ahí fue que se creó todo esto, que estuvo bien. Lo hicieron con una mentalidad descentralizadora, en última instancia. Por un lado fotovoltaica, por otro viento, por otro las viejas represas del Bonete y Salto Grande, y por otro un poco de biomasa. Por ahí van las cosas. Eso no se puede centralizar del todo, porque, si no, no lo podés comercializar. Se puede centralizar del todo en pequeñas comunidades. Hicieron una prueba con MEVIR, donde les dieron sus propios molinos para que tuvieran su energía. ¿Quién había para mantener ese sistema, después? Una persona, que después se jubiló. Y se terminó. Ahora los molinos están tirados ahí. La descentralización está bien, pero tiene que ser semicentralizada. En el caso de la OSE había una planta de tratamiento en el arroyo Pando, que la abandonaron. Primero Pando se alimentaba de su pozo, que después no dio abasto y fue abandonado, entonces sacaron agua del arroyo, que se empezó a pudrir por la agricultura, y lo abandonaron también, pasando a traer agua del Santa Lucía. Y tanto lo abandonaron que, aparentemente, no lo pueden poner de vuelta a funcionar en seguida. Podían hacerlo, porque ya está limpio, pero tampoco se encargan de cuidar las cuencas. La prioridad son los agricultores, no que la población tome agua.
¿El desmonte de los montes criollos en las costas de los ríos y la fumigación hasta el agua se ha frenado?
Más o menos. El desmonte sí, porque es una cosa sobre la que se puede hacer mucha bulla, como hace Orsi, y castiga poco al productor. Pero si lo empezás a castigar porque plantó demasiado cerca del agua, las multas son mayores. Y ya no multás sólo a un tipo que está sacando arena, que es un empresarito. En el fondo, le pegan el tiro en las piernas. Si no saca arena del Santa Lucía, ¿de dónde va a sacar arena para hacer las carreteras Orsi? No pasa nada. Cuando terminamos el curso yo llevo a mis estudiantes al Santa Lucía, y les muestro que la arena es un recurso renovable, porque el río trae más de la que puede transportar. Por eso se formó el arroyo Vejiga, que no es arroyo sino que es un tramo del Santa Lucía, junto con otros tres que utilizó el río para desviarse y poder sacar agua, porque el cauce principal se venía rellenando, y no lograba ensancharse porque tiene monte alrededor.
¿No hay que aprovechar ahora que está seco para dragar y hacerlo más profundo?
Está interesante lo que decís, pero no. Por algo eligieron el río Santa Lucía los que lo eligieron. Para el tamaño que tenía Montevideo cuando se empezó a generar Aguas Corrientes, no se precisaba el Santa Lucía y lo podían haber sacado del Pando, el Solís Chico o de otro lado más cerca. Usaron el Santa Lucía porque hace muchos años se descubrió que el agua había que filtrarla, y eso cambió la salud del mundo. En aquel tiempo no había desinfectantes. Se desinfectaba en cama de arena y listo, eso era todo. Lo que ocurre es que el Santa Lucía, allá por 1880, cuando se hizo la compañía de Aguas Corrientes, que después compraron los ingleses, viene por un lecho de arena. Una parte va por arriba y otra por abajo, y la que va por abajo después asoma. Lo he visto. He hecho el Santa Lucía en bote a motor, corriente arriba, en momentos en que estaba cortado en tramos. Cada vez que llegaba a un tramo cortado tenía que bajar el motor y cargar el bote. Y no es que no corriera, porque en el río había rápidos, pero había lugares en que estaba cortado. La capacidad de autodepuración que tiene es bestial, porque tiene arena. Canalizarlo es perder el tiempo, por un lado, porque la primera creciente te lo taparía. Y segundo, no conviene sacarle demasiado. Pero sí sacarle lo que se pueda, para tener arena barata.
O sea que de sed no nos vamos a morir, porque va a venir lluvia.
Bueno, no sé qué va a pasar antes de que empiece a llover. Creo que tenemos diez días sin lluvia por delante, dicen los que saben.
¿Por qué no se puede usar masivamente Raigón?
Porque no da abasto, porque para eso precisás descentralizar. Yo acá en San Luis tengo agua de pozo, porque por suerte esa zona no la unificaron con todo el resto. Pueden hacerlo, pero quedó separado, de todas maneras. El agua que me dan no la tomo, porque tengo agua mía. Sirve para atender algunas poblaciones, por eso te hablo de la descentralización. En Pando, donde estaba el pozo, ahora hay un barrio.
Hicieron pozos en el Parque Batlle ahora.
Es que está lleno de acuíferos. Le acabo de escribir a Verónica Piñeyro, la vicepresidenta del Frente Amplio, que es funcionaria de la Intendencia. Cuando hicieron el emisario yo trabajaba para la Intendencia en el tema del manejo de playas. Es fundamental cómo funciona el agua en la costa. Todos esos vallados que están haciendo los recomendamos nosotros. Cuando estaba en eso conseguí los informes de la consultora que había hecho el emisario subacuático, que la Intendencia no los tiene. Entre las cosas que me enteré está que cuando estaban haciendo la fundación del emisario, en uno de los pozos salió tanta agua que no podían fundarlo. Fue en la Ramírez, un poquito para adentro, pero viene de arriba. Quiere decir que ahí hay un acuífero bestial. Se lo mandé decir a Verónica. Bien, gracias. Montevideo está lleno de pozos. El lago del Parque Rodó, inclusive, está alimentado por un pozo. Decían que esa agua debía estar contaminada por el saneamiento, pero parece que no es así. Las aguas profundas no se contaminan con el saneamiento, no les llega, se filtra en el camino. El PEDECIBA invitó a un especialista español en aguas subterráneas, que dijo que los acuíferos profundos no se contaminan, que el agua de las cloacas hay que tirarla para el acuífero, porque cuando llega, llega pura y potable. Y lo explicó, y mostró los datos que tiene de Barcelona y de no sé dónde. Efectivamente, este pozo que hicieron en el Parque Batlle tendría el agua bien. Ese pozo que vertía en los laguitos del Parque Rodó tenía un poco de nitrato de más, pero eso se arregla. Y además el nitrato a vos y a mí no nos hace nada, aunque a un bebé lo puede complicar. Pero esto sirve puntualmente. Montevideo gasta por día doscientos millones de litros. No lo podés sacar de ahí. Pero lo que sí podés hacer es un proceso de descentralización y empezar a diversificar las fuentes de agua. En Europa nadie quiere tomar agua superficial. Todos quieren tomar aguas de acuífero, porque, entre otras cosas, no tiene trihalometanos. Lo que dijo la Facultad de Química fue vergonzoso.
Que el agua no era problema.
Que los trihalometanos no eran el problema, porque se acumulan durante muchos años. Antes ni se sabía lo que eran los trihalometanos. Nos los están dando desde que nacimos, y ahora en una cantidad que es un disparate por encima de la norma. No puede decir que no va a pasar nada, cuando le están dando por arriba de la norma. Cuando vas a la Agencia Ambiental Americana, te da los valores para el trihalometanos, y también los valores deseables, que son cero. Y ella dice lo que dice. Puede ser ignorancia, no sé. Me cuesta un poco tratar de ignorante a una química en estos temas. Dice que lo malo sería tener bacterias o virus, y que hay que desinfectar el agua. ¿La única forma de potabilizar el agua es con hipoclorito de sodio? No, no es la única. Hay otros cloruros que se pueden usar. Se puede usar agua oxigenada u ozono. Pero arreglate, negro. ¿Por qué me trajiste a esta situación? Ahora gastá, poné plata. Porque además no hay plata. ¿No hay plata de qué? Sacá un préstamo. Si hiciste una pastera, podés sacar un préstamo. ¿Para qué querés guardar la plata? ¿Para comprar un Hércules en el que después la desalinizadora no entra por quince centímetros?
Es gente que liga mal, también.
Lo que pasa es que el gobierno no le pregunta a nadie. El ejército nuestro es una mierda, ¿pero no saben de logística? ¿No pueden hacer una planta, si se les dan los datos? No les dio la medida, y entonces descubrieron que tienen que traerla por barco. Listo. ¿Para qué compramos dos Hércules, además? Para ir a buscar las vacunas. ¡Qué terror!
Si en la facultad dicen que hay que hacer baños cortos porque los vapores pueden ser peligrosos, ¿tomar el agua no debe ser un poco peor?
Si se hierve el agua la evaporás…
Y se concentra la sal.
Sí, pero no me importa. En el fondo la sal es lo de menos en comparación con los trihalometanos.
Y los bromuros.
El bromuro es un trihalometano, es su precursor.
O sea que hirviéndola se elimina…
No se elimina del todo, pero se reduce sustancialmente, sin duda. Yo nunca recomiendo hervir, porque la gente cree que con el hervido se va a sacar los plaguicidas, y eso no pasa. Pero con los trihalometanos, sí.

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