Días atrás, el Presidente de la República Luis Lacalle Pou, anunció que se procedería a fundir el águila de popa del acorazado Graf Spee extraída del fondo del Río de la Plata de los restos del pecio del buque, a efectos de transformarla en una “Paloma” como símbolo de la paz. A tal fin, propuso el concurso del reconocido artista y escultor Pablo Atchugarry.
En menos de 48 horas se generó una catarata de opiniones, en su mayoría discordantes con la decisión del Presidente, que definitivamente llevó al mandatario a desistir de su anuncio.
Personalmente, celebramos la decisión final, pues es un bien de gran interés por su valor patrimonial, histórico y cultural, una pieza única y de carácter testimonial de uno de los episodios bélicos, que marcó a nuestra sociedad al inicio de la mayor conflagración del siglo XX.
Más allá de su significado material, no deja de ser un símbolo de las atrocidades y crueldad del régimen nazi, que no deben pasar al olvido ni ocultarse con transformaciones que no permitirían en el marco de un proceso educativo, reflexionar a las diferentes generaciones, desde un diálogo presente – pasado a través de bienes patrimoniales.
Hechas estas aclaraciones, el desafío para las autoridades es determinar el destino del águila del Graf Spee y al respecto, hace algunos años estuve involucrado en forma fortuita en una interesante reunión que hoy decidimos dar a conocer porque tiene que ver con el tema que nos convoca.
La reunión a la que hago referencia se realizó en el Centro de Estudios Históricos Navales y Marítimos CEHIS (Museo Naval), en la Rambla Charles De Gaulle y Luis Alberto de Herrera, participando de la misma el Director del Centro, el Intendente Arq. Mariano Arana y otras autoridades capitalinas y de la Armada Nacional, con motivo de la prórroga del comodato del predio municipal en el cual se encuentra el Museo.
El entonces intendente fue invitado a recorrer las instalaciones para conocer el acervo patrimonial de dicho Centro Histórico, entre los cuales hay diversos objetos, fotografías de época, maquetas, documentos históricos, del Áyax, Achilles, Exeter de la comunidad británica y también del Graf Spee, acorazado alemán, protagonistas todos de la denominada “Batalla del Río de la Plata”.
En los días previos a esa reunión, me había encontrado con el gran artista plástico y escultor de la Escuela de Torres García, el Sr. Mario Lorieto, a quien el intendente Arana, conocía perfectamente dada su profunda sensibilidad a todas las manifestaciones artísticas
Dentro de la obra de Lorieto, podemos apreciar en la capital montevideana “El árbol de la Vida y el tiempo” e “Italia Infinita”, sobre Avenida Italia y en el Parque de Esculturas del ex Edificio Libertad “La manzana ciudadana”.
¿A qué viene esto? Lorieto, había presentado al Arq. Arana un proyecto para crear un parque de esculturas para Montevideo en los jardines de la parte elevada de la Rambla Charles De Gaulle, a continuación del Museo Naval, visualizando que era necesario revalorizar ese espacio urbano.
Pero tal vez, lo más interesante es que en ese predio, que se inicia al oeste en la plazoleta en honor a Winston Churchill y termina en el Museo Naval, estaba proyectado que se levantaran varias esculturas en homenaje a la victoria aliada que restableció la paz y finalizadas las dos Guerras Mundiales se proponía se retomara el nombre de Parque de “Los Aliados”.
Decimos retomara ese nombre, porque Arana, sabía perfectamente que el actual Parque José Batlle y Ordóñez, había tenido anteriormente la denominación de Parque de los Aliados en honor a los vencedores de la Primera Guerra, nombre que se cambió en homenaje al mencionado Presidente fallecido en 1929.
El destino no quiso que se concretara el proyecto que tuvieron en el papel aquellas dos destacadas personalidades, un excelente escultor y un docente de la memoria urbana, que lamentablemente ya no están entre nosotros.
Sin embargo, el lugar de referencia en la rambla montevideana es muy visitado por uruguayos y turistas, además de por su hermosa vista, también porque en ese punto se encuentra el cartel icónico de MONTEVIDEO.
Pero, además, dicho predio se encuentra sobre la calle Charles de Gaulle y homenajea con una plazoleta a Winston Churchill, dos estadistas que contribuyeron significativamente para lograr a través de la victoria militar, el restablecimiento de la anhelada paz, ante la invasión de la coalición encabezada por la Alemania nazi, junto a Italia y Japón (Potencias del Eje).
Retomando el tema del Graf Spee, muchos desconocen que, en el episodio de la Batalla del Río de la Plata, el crucero “Uruguay”, marcó a las naves combatientes nuestra presencia soberana en aguas jurisdiccionales. El testimonio de esa peligrosa maniobra fue plasmado por el Capitán de Navío y artista plástico Mario Mascarello en una pintura cuya reproducción se puede ver sobre la rambla frente al Museo Naval
En los últimos días, hemos escuchado a algunos dirigentes políticos decir que Uruguay no sufrió víctimas como consecuencia de la segunda guerra mundial, porque declaró la guerra a las potencias del eje pocos meses antes de finalizar la misma en 1945, y no envió tropas.
Es cierto que Uruguay se mantuvo neutral hasta enero de 1942, fecha en la que se rompieron relaciones diplomáticas con las Potencias del Eje y al no contar con buques mercantes propios para mantener el comercio internacional, requisó buques mercantes italianos, que se encontraban en nuestra principal Terminal Portuaria, para tal actividad.
Dos de ellos, uno rebautizado como el Transporte Nacional “Montevideo” y el otro como” Maldonado”, con tripulaciones civiles uruguayas y bajo el Comando de Oficiales de la Armada, fueron torpedeados y hundidos en el Caribe por un submarino alemán y otro italiano.
En el caso del “Montevideo” perdieron la vida 14 tripulantes y el Comandante del “Maldonado” hecho prisionero, fue llevado a Alemania en el propio submarino que hundió su buque, dejando a la tripulación abandonada en balsas sufriendo una penosa odisea.
Esos acontecimientos, tuvieron un fuerte impacto emocional en nuestra sociedad e incluso para reparar la pérdida de uno de los cargueros, el gobierno uruguayo dispuso la incautación del mercante alemán “Tacoma”.
En suma, durante la segunda Guerra Mundial, existió una activa participación de nuestra Marina Mercante y de Oficiales Navales embarcados en algunas de esas naves, todo lo cual está testimoniado y forma parte del patrimonio histórico y cultural de todos los uruguayos, que se encuentra disponible en el Museo Naval y nuestro deber es darlo a conocer a todas las generaciones que desconocen los momentos dramáticos en el mar que soportaron compatriotas a causa de la violencia del régimen nazi.
Por todo lo expresado, estimamos razonable que se analice la conveniencia que el águila del Graf Spee pase a formar parte del acervo del CEHIS para su museificación. Este proceso debe incluir acciones políticas, culturales y sociales encaminadas a petrificar su valor simbólico, en el marco de un proyecto más amplio, que incluya todos los episodios relacionados con los acontecimientos marítimos de nuestro país en la Segunda Guerra Mundial con su significado, contribuyendo a reparar el olvido.
Finalmente, siguiendo la idea que el escultor Mario Lorieto manejó con el Arquitecto Mariano Arana, estimo que podría ser reconsiderado el espacio de cara al mar comprendido entre la Plazoleta Churchill y limitado al sur por la Rambla Charles De Gaulle hasta el Museo Naval, en cuya entrada se encuentra una gran pieza de artillería extraída del pecio del Graf Spee, para situar una o más piezas escultóricas en diálogo con esas referencias del lugar.
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