Dos caminos para UPM2 por Hoenir Sarthou
Julio María Sanguinetti, uno de los estrategas de la coalición triunfante en las elecciones y el hombre bajo cuyo gobierno se aprobó la ley de forestación vigente, declaró que el camino de impugnar el trazado de la vía férrea era jurídicamente correcto, aunque aclaró que él no estaba de acuerdo porque podría detener la planta de UPM2.
Este lunes, los noticieros de televisión informaron que el futuro gobierno está “estudiando con lupa” el Contrato ROU UPM y que varios de los futuros ministros son partidarios de renegociar con la empresa algunas de las condiciones más desfavorables para el Uruguay. En particular se mencionó a la absurda condición establecida en el contrato de que, si cinco trenes llegan con más de quince minutos de retraso, UPM no deberá pagar parte sustancial del barato canon pactado. A ello se suma que el senador Manini Ríos ha reiterado sus dudas sobre los efectos ambientales del proyecto.
Todo indica que el nuevo gobierno trae aparejado un cambio de estrategia respecto a UPM2 .
El gobierno saliente apostó al secreto, a la ocultación, a los hechos consumados y, cuando no tenía más remedio que hablar del tema, a un superficial optimismo publicitario. Es así que al día de hoy no conocemos los motivos reales por los que se firmó ese contrato en esas condiciones, ni cuánto exactamente le va a costar a Uruguay, ni si UPM comunicó formalmente su “Decisión Final de Inversión” (de la que depende que el contrato entre en vigencia).
Una cosa es cierta. La desconfianza de la población respecto al contrato y al proyecto UPM2 tiende a crecer. Según una encuesta realizada por el “Movimiento Ciudadano UPM2NO” entre fines de año pasado y principios de éste, en varios departamentos del País, casi el 60% de los encuestados admite no tener suficiente informacion sobre el contrato, pero, sin perjuicio de ese dato, del total de los encuestados, aproximadamente un tercio es partidario de seguir adelante con el proyecto UPM2, otro tercio se opone a él, y el tercio final manifiesta tener dudas. Como dato revelador, entre quienes declaran tener más conocimiento del contrato, el rechazo supera ampliamente a la aceptación. En total, algo menos de la tercera parte de los encuestados se manifiesta a favor de UPM2 y dos tercios lo desaprueban o tienen dudas, con la particularidad de que la aceptación es marcadamente menor entre quienes declaran tener más conocimiento . Por lo tanto, si la información hace crecer el rechazo, el tiempo juega contra UPM2 ante la opinión pública.
¿En qué consiste el cambio de estrategia del futuro gobierno?
Bueno, para empezar, da la impresión de que ya no se juega al silencio. Se está hablando públicamente de UPM2 desde ámbitos que muy pronto será gubernamentales.
Cabe preguntarse si esa mayor frecuentación del tema corresponde a una genuina sorpresa ante las condiciones pactadas, que pudiera dar lugar a la revisión o a la rescisión del contrato, o si es una nueva forma de consolidarlo.
Tratemos de pensar la segunda hipótesis. Un nuevo gobierno que intenta seguir adelante con un proyecto muy cuestionado, de abierta inconstitucionalidad y perjudicial para el País. Todos conocemos hoy cierto parafraseo de una vieja frase de Lampedusa, “Es necesario que algo cambie para que todo siga como está”. Bien, ¿qué mejor que introducir algunos cambios no sustanciales al proyecto para que éste pueda seguir adelante?
Sintomáticamente, los cambios que parecen insinuarse tienen que ver mayormente con el tren: cambiar el trazado de la vía y renegociar el pago del canon por el traslado ferroviario de la celulosa. Recordemos que, si bien es para uso preferencial y casi exclusivo de UPM, la via férrea es pagada y construida por Uruguay. Por lo tanto, en rigor, cualquier cambio leve que se haga al trazado es indiferente para UPM.
Quizá un poco más complejo sea renegociar el pago del canon en caso de atraso de los trenes. Pero a uno le cuesta pensar que un negocio como UPM2 se base en la esperanza de que los trenes lleguen con retraso. Todo indica que ese beneficio es marginal y no básico para el negocio.
¿Qué significa para UPM pagar el canon entero, aunque un tren llegue con retraso, si le construyen y le dan en exclusividad la vía que necesita, si dispone gratuitamente de toda el agua del Río Negro para fabricar celulosa y para tirar la porquería sobrante (esa que en Finlandia no quieren recibir), si se va a aumentar la cota de una represa, inundando tierras y destruyendo localidades balnearias, para que a UPM no le falte agua, si dispone de un puerto propio, si no paga impuestos y le pagan miles de millones de dolares por la energía que le sobra y que el comprador no necesita, si se transforman puentes y carreteras para que circulen sus camiones gigantes, si se le permite disponer del sistema público de enseñanza para formatear a sus futuros empleados, si puede estar tranquila de que ninguna ley ni reglamento municipal va a afectar sus ganancias y de que cualquier confliicto se va a resolver en un tribunal del Banco Mundial que –¡oh, casualidad!- ha financiado la forestación?
Sin duda hay gente de buena fe que, con todo derecho, desea cambiar el trazado de la vía y renegociar algunos aspectos absurdos del contrato, como los centavos de dólar del canon. Pero no es ahi que está el negocio de UPM. Ni son esos, tampoco, los mayores perjuicios que le causa a Uruguay. Que Julio María Sanguinetti nos induzca a discutir esos puntos debería alertarnos. Porque Sanguinetti no se caracteriza por su ingenuidad. En síntesis, recordemos a Lampedusa : “Cambiar algo para que todo siga como está”
Mientras eso se debate en ámbitos casi gubernamentales, un grupo de organizaciones y de uruguayos a título individual se ha propuesto un camino diferente.
Se trata de una reforma constitucional, promovida por iniciativa ciudadana, con la que se busca: 1) Declarar nulo el Contrato ROU UPM y sus acuerdos complementarios; 2) Regular los contratos de inversión hechos por el Estado, haciendo obligatoria la aprobación legislativo en los casos en que el contrato implique sometimiento del País a jurisdicción extranjera, estabilidad jurídica (es decir garantía de que ninguna ley o norma disminuirá las ganancias de la empresa), o cuando se pongan a cargo del Estado obligaciones que se extiendan más allá del período de gobierno en curso al firmar el contrato; 3) Disminuir del 25% al 10% del padrón electoral la cantidad de firmas necesarias para promover un referendum contra las leyes, lo que facilitará que esos contratos de inversión puedan ser impugnados por la ciudadanía aun en caso de tener la aprobación legislativa.
El proyecto de reforma constitucional, denominado “Uruguay Soberano”, se presentará en público el día de hoy, jueves 20 de febrero, a partir de las 19 horas, en la sede de AFFUR (Canelones 2033). En el acto, que será abierto y de entrada libre, se presentará también la Comisión Nacional que promoverá la reforma, integrada hasta ahora por las siguientes personas: Eduardo Abenia, Mónica Ansuas, Alcides Aldama, Garabed Arakelian, Garabed “Garo” Arakelián, Pedro Arregui, Karen Bocalandro, Alma Bolón, Fabiana Campos, Federico Cantera Nébel, Guillermo Chiribao, Pablo Díaz, Enrique Echeverría, Ofelia Gutiérrez, Edgardo Gutiérrez Lavie, Daniel Hardy, Oscar Larroca, Estela Magnone, Marcelo Marchese, Ana Lea Martínez, Graciela Milesi, Aelita Moreira, Francisco “Panchito” Nolé, Daniel Panario, Ney Peraza, Julio Porley, Adriana Prieto Pérez, Carlos Ramos Falero, Irineu Riet Correa, Ruth Robaina, Gustavo Salle, Hoenir Sarthou, Sebastián Suárez, Humberto Tartaglia, Mario Thedy, Federico Valdés, César Vega, María de los Angeles “Pelusa” Vera, Enrique Viana, Brenda Vietro Lomazzi, Ricardo Viscardi, Patricia Wolf.
Para quien conozca la trayectoria, procedencia y ámbitos de inserción de los integrantes de la Comisión, resulta evidente el carácter plural, ciudadano y suprapartidario de la iniciativa.
De modo que la disyuntiva parece estar hoy entre renegociar el contrato o anularlo. Un escenario bastante distinto al que se presentaba hasta hace tres meses, en que todo lo de UPM2 parecía definido y consolidado para siempre. Y esto recién empieza.
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