“Los tres mosqueteros”, clásica novela del género antaño conocido como “de capa y espada”, y escrita hace más de ciento ochenta años, es una de las más adaptadas a la pantalla grande, teniendo incluso una versión uruguaya coproducida con Argentina. La recientemente estrenada “Los tres mosqueteros: D’Artagnan”, actualmente en salas exhibidoras, es una ambiciosa producción del país galo que adapta nuevamente la famosa aventura y la acerca a un nuevo público.
Existen historias que logran trascender generaciones e incluso mantenerse vigentes en el tiempo. La obra escrita por el emblemático autor francés Alexandre Dumas hace así doscientos años, es un claro ejemplo de ello.
Si bien el relato está ambientado en un periodo histórico muy concreto, la Francia de principios del siglo diecisiete, no por ello ha quedado desfasada temporalmente, y sigue despertando el interés de nuevos lectores y un público que, en pleno siglo veintiuno, aun disfruta de verla adaptada al cine.
El libro narra la historia de un joven llamado D’Artagnan, proveniente de una familia noble venida a menos, que abandona su hogar y llega a París dispuesto a cumplir su sueño de convertirse en un miembro de la “Compañía de Mosqueteros del Rey”. Ya en París el azar lo lleva a enfrentarse con tres miembros del reputado cuerpo, con los cuales pacta batirse a duelo.
A partir de esta rocambolesca circunstancia, se desarrollará una historia de aventuras, heroísmo y amistad, pero también de maquinaciones, intrigas y traiciones, ambientada en la corte del Rey Luis XIII y mezclando personajes ficticios con reales, como el pérfido y manipulador Cardenal Richelieu, entre otros.
El libro, al cual seguirían dos más también protagonizados por los tres mosqueteros que en realidad acabaron siendo cuatro, fue publicado en su época en formato de folletín, historias por entregas que constituyeron el principal entretenimiento popular, al menos hasta la invención del cine y la radio.
La historia tuvo numerosas adaptaciones cinematográficas, la primera de ellas en los albores del siglo pasado, cuando el cine era aún en blanco y negro y sin sonido. Estados Unidos y Francia son los países que tomaron la historia en más oportunidades para trasladarla al celuloide, pero también países como México, e incluso Uruguay en una ambiciosa coproducción con Argentina, filmada en Montevideo, contribuyeron a mantener vivo el interés en la clásica aventura histórica.
Existen, asimismo, una serie y una película de animación, producidas por el emblemático estudio norteamericano Hanna y Barbera, como así también una versión libre del estudio Disney y una serie de anime, es decir animación japonesa, en la cual los mosqueteros son representados por perros, y episodios de famosas series, como Tom y Jerry, que han tomado prestados personajes y situaciones del libro. Incluso, podemos consignar una alocada versión mezcla de spaghetti western y filme de artes marciales dirigida por Bruno Corbucci, hermano del icónico Sergio.
Mención aparte merece la ya citada versión rioplatense, una coproducción entre Uruguay y Argentina, filmada en nuestro país en 1946, de discreto presupuesto pero de correcta factura técnica. En este filme destaca, como curiosidad, además de las escenas filmadas en Parque Capurro y en el castillo del Parque Rodó, la participación del futuro cineasta argentino Armando Bo interpretando eficazmente a uno de los héroes y demostrando una llamativa habilidad para la esgrima.
Luego de varias décadas, el cine francés retoma la famosa historia y versiona la novela en dos partes, la primera, actualmente en cartelera, recibe el nombre de “ Los tres mosqueteros: D’ Artagnan”. Bajo la dirección del joven Martin Bourboulon -este es apenas su tercer opus- podemos disfrutar de una nueva aproximación al clásico, con una soberbia reconstrucción de época, más allá de algunas licencias, un adecuado ritmo narrativo, un par de bien coreografiadas batallas, y un destacado reparto en el cual brillan especialmente los veteranos Vincent Cassel y Eva Green.
El protagonista, al igual que en la narración original, es el joven D’ Artagnan, interpretado por François Civil, quien ya cuenta con destacada experiencia delante de cámaras a pesar de su corta edad. Ya que es una novela bastante extensa, el director resolvió dividirla en dos partes, ciñéndose con bastante exactitud al material de Dumas.
En la película no faltan, lógicamente, las intrigas políticas, las luchas de poder, la pulseada silenciosa entre la Iglesia y la monarquía, el heroísmo y la aventura en su vertiente más clásica. Sin duda, una digna reversión de un clásico que ha demostrado ser atemporal.
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