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Gabriel Gurméndez, precandidato colorado: La obsesión por el futuro es la esencia del Partido Colorado

Gabriel Gurméndez, precandidato colorado: La obsesión por el futuro es la esencia del Partido Colorado
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Nos recibió en su búnker de Pocitos, sentado detrás del histórico escritorio de Jorge Batlle que su familia le cedió. Hablamos de su larga trayectoria política y empresarial, de la que se siente orgulloso y que considera es un plus que tiene frente a sus competidores en la interna colorada. No mira para atrás, igual que su histórico líder, está obsesionado por el futuro.
Alfredo García / Fotos: Rodrigo López
¿Cómo llegás a la política?
Empecé el militar allá por junio de 1980, cuando los militares publicaron lo que en ese momento eran las pautas para la constitución que iban a proponer. Mi primera actividad política fue ir a visitarlo a Jorge Batlle. Tenía dieciocho años, y naturalmente tenía una relación de cercanía y familiar con Batlle, que venía de nuestros abuelos, de Luis Batlle. Jorge vivía a una cuadra y media de casa. Ahí fue que se me metió en el alma el personaje, su amor por el país, por la libertad. En ese momento, Batlle estaba proscripto, y no podía hacer política, aunque después la hizo. Era un Batlle íntimo, que te formaba y te alentaba a la acción en el plebiscito. La primera vez que lo vi, me empezó a entregar libros de su biblioteca, algunos de ellos sobre política argentina, de historia política argentina, y de todos los temas. Mi inicio fue en la seducción de Jorge Batlle y su pasión.
Políticamente era de una inteligencia muy particular.
Era un león enjaulado, que estaba en su casa, dándoles atención a los jóvenes, muchachos que, como yo, lo iban a ver. De esa época me acuerdo de Juan Miguel Petit, que hablaba mucho con él, con quien tenía también una relación familiar. Estaba Javier Fernández, el hijo de Mario, el diplomático. Esos fueron los inicios, pero Jorge estuvo proscripto varios años más. En los años siguientes, mientras seguía proscripto y seguía incorporando más jóvenes, a ese grupo de muchachos él le llamaba “la generación del pijama rojo”. Como el tipo estaba en su casa, nos recibía de pijama y con un salto de cama bordó. Esos muchachos, después, terminaron ocupando distintos cargos de gobierno, y responsabilidades.
Ustedes presentaron una lista en el 82.
La ABX. Primero tuvimos que transitar el 80. En ese año conocí a Alejandro Atchugarry. En el 80 los líderes estaban proscriptos y los jóvenes eran la expresión política de los partidos. Teníamos un protagonismo. El primer acto público que se organizó por el NO fue en el cine Cordón, organizado por el Partido Colorado, por nosotros, por la juventud del Partido Colorado. Se hizo en el cine Cordón porque lo gerenciaba un tío mío, que fue el que nos prestó el lugar. Fue el acto en donde Tarigo habló por primera vez. Habló José Luis Batlle, habló mi padre, Máximo, y por la juventud habló Facello, Vasconcellos y Julio Aguiar, por los distintos sectores. Fue el primer acto que rompió el hielo. Después vino el acto de los blancos y ya fue más relajo. Y después vino el acto del cine Arizona. Yo participé en la organización del primer acto, y de hecho el primer acto público y político por el NO en el interior del país fue en Salto y Paysandú, al fin de semana siguiente del de Montevideo. Me tocó ser el primero en hablar. Después vino el 81, cuando asume el Gral. Álvarez. Ahí se apretaron un poco las cosas. También ahí hubo militancia, en un momento muy difícil. El 30 de noviembre del 81 se organizó, entre todos los partidos políticos, aquella “Marcha de la Sonrisa”, un acto de protesta, en el aniversario del plebiscito.
No me acuerdo de eso.
Los colorados decidimos abrirnos de esa organización, porque tenía algunos bemoles que no nos gustaban. Y los jóvenes colorados decidimos marcar el evento con una suerte de reparto de folletos, con algunas opiniones. Jorge fue el que nos dio el mimeógrafo para hacer esos folletos, que ya me lo había prestado en el 80. Ese 30 de noviembre del 81, como consecuencia de esa actividad de difusión de material, que los militares llamaban “subversivo”, nos agarraron oficiales de las Fuerzas Armadas y estuvimos detenidos tres noches en Inteligencia y Enlace. Como consecuencia de esa detención, terminó detenido Jorge Batlle también. Fue un período de militancia de los más lindos. Después vinieron las elecciones internas de 82, después de aprobada la ley de partidos políticos. Mis inicios pasaron por ahí, al lado de este hombre.
¿Cuándo te recibiste de ingeniero?
En el año 1988. Milité mucho en facultad también, porque el 83 tuvo bastante que ver con la caída de la intervención universitaria, cuando se empezó a formar la ASCEEP-FEUU, donde también había una fuerte militancia universitaria. Con nuestro grupo en facultad formábamos parte de la ASCEEP.
Ahí estaban metidos todos, blancos, colorados y frentistas.
Teníamos un objetivo común, por un lado, contra los militares pero al mismo tiempo con una puja con los grupos del Frente, en facultad. Los blancos estaban muy organizados. En Facultad de Ingeniería teníamos un grupo muy fuerte, más fuerte que la famosa CGU. Teníamos una lista de blancos y colorados que era fuerte en la facultad. Fue una linda época, de asambleas multitudinarias, de un entusiasmo y efervescencia imponentes. Fue algo interesante, que marca una diferencia con la política de hoy. Generacionalmente tuvimos esas experiencias comunes. Frentistas, colorados y blancos nos encontrábamos en la militancia política estudiantil, y teníamos referentes. Pablo Iturralde para los blancos. Omar Paganini era activo militante del PDC, con quien teníamos activos debates en las asambleas.
Después trabajaron en el mismo gobierno.
En el año 85 viajamos noventa jóvenes políticos uruguayos a Moscú, al Congreso Mundial de la Juventud de Estudiantes, que en realidad era una organización claramente propagandística del régimen soviético. Pero en ese ambiente de concertación fuimos noventa, viajamos los noventa líderes políticos de la juventud de ese momento. Un día habría que contar esa historia, con todos los que fueron, como Luis Alberto Heber y muchos que después tuvieron protagonismo político. Eso no existe hoy, y los espacios son mucho más estancos. No sé si se conocen las generaciones políticas.
Algunas jóvenes se están empezando a juntar. Hay algo, pero es muy embrionario.
Hubo un espíritu de época, que nos dejó algunas cosas. Entonces me recibí en el 88, y me dediqué a dar clases de matemática y computación. Trabajé desde el 86, cuando entré en el Banco Central, como funcionario de la Comisión de Análisis Financiero. Enseguida Juan Berchesi, presidente de AFE, me llevó a trabajar con él como asesor del proyecto de reestructuración del transporte ferroviario, que fue muy importante y se hizo con la coordinación del Ministerio de Trasporte, donde estaban Jorge Sanguinetti, Atchugarry y Berchesi. Fue una reorientación estratégica del ferrocarril hacia la carga. El futuro venía por la industria forestal. Fue un momento muy difícil, porque cerraron los servicios de pasajeros. A Atchugarry lo conocí en el 80. Era un poco mayor que yo pero no mucho más. Nos tocó organizar una suerte de escrutinio paralelo de los circuitos en el plebiscito. En un momento el régimen no quería dar la famosa cuarta acta de contralor. Habíamos organizado un sistema haciéndonos pasar por periodistas, porque tampoco se permitía acreditar delegados. Graciosamente los carnés de periodistas que usábamos los expedía José Germán Araújo, por CX30. Todavía lo tengo guardado por ahí. Cosas de otro tiempo.
Después te dedicaste a la actividad empresarial.
En el año 88 se produce el episodio del arranque del brazo de Jorge Batlle. El partido se divide en dos. Yo me quedé con Jorge, y me tocó tener un protagonismo especial, porque casi todo el partido orgánico se fue con Tarigo. Tuve una militancia muy activa ese año. La proclamación de la candidatura de Jorge Batlle para la interna se hace en un acto enorme, en el monumento a Rivera, donde después fue el Shopping de Tres Cruces. Creo que fue la vez en que hablé frente a más gente en mi vida.
Por ahora.
El 15 de diciembre del 88. Fue un compromiso político muy fuerte, con el lanzamiento de la campaña. En mayo ganamos la elección, y luego vino la elección nacional, donde también tuve mucha participación y militancia, como candidato a diputado en la lista. En junio del 90 yo tenía veintiocho años y Jorge, en esas locuras suyas, mientras miraba el partido Inglaterra-Egipto del Mundial del 90, me preguntó que dónde me parecía que Lacalle tenía que hacer cambios. Le dije que en las telecomunicaciones, y en el puerto. Yo en esa época vivía con mi abuela, porque mis padres estaban en el exterior. “Pasó una cosa rarísima”, me dijo mi abuela tres días después. “Llamó Jorge Batlle y dice que tenés que ir a la UTE”, que para mi abuela era lo mismo que ANTEL. Ahí me enteré que Batlle me estaba nombrando miembro del directorio de ANTEL. Asumí en setiembre del 90 bajo el gobierno de Lacalle Herrera. Fue un período muy interesante desde el punto de vista de la empresa en sí misma, y políticamente fue el referéndum de las empresas públicas. Nosotros estábamos en una posición favorable a la ley en el referéndum.
Marcharon…
El 13 de diciembre el gobierno perdió ese referéndum, y ahí el Partido Colorado se dividió de vuelta en dos posiciones. Fue un proceso que caducó, y luego ANTEL fue por el camino de tener su propia telefonía celular, con el plan del 94. Después fue que renuncié y ahí sí me encaminé por el mundo privado. Estuve un año en Sudamtex, en la industria textil. Después me seleccionaron para dirigir el proyecto del Aeropuerto Internacional de Punta del Este, un reto muy innovador, porque era la primera privatización de un aeropuerto con ese alcance. Involucraba desde el diseño hasta la financiación y la puesta en marcha. Para una persona joven fue un lindo desafío. Es un aeropuerto que tiene aquello de vanguardia arquitectónica de Carlos Ott. Era desafiante por todos los costados, y fue muy lindo, y un poco mi primer puesto de dirección empresarial. Luego pasé por distintas cosas, en la actividad privada, y ahí seguí hasta que empieza a despuntar la crisis del 2002. Se empezó a sentir el inicio de la crisis financiera argentina. Se estaba empezando a sentir la corrida bancaria en Uruguay, por marzo del 2002. El presidente de ANTEL renunció, el ingeniero Bracco. Ahí me llamó Jorge Batlle y me dijo que me necesitaba ahí. En 2002 asumí otra vez una responsabilidad en el sector público, en la presidencia de ANTEL, lo que fue muy difícil, por el momento en que se vivía, un momento de ajustes, de dificultades, donde todo se estaba derritiendo.
Fue la peor crisis.
Fue la peor crisis económica o financiera de la historia. Y ANTEL era central, porque era de las pocas empresas del gobierno que tenía caja para resolver urgencias. Ingresé en abril del 2002, y a las pocas semanas se empieza a producir la debacle, y viene la devaluación, el feriado bancario, la sustitución de Bensión.
Quedó muy solo.
Fueron momentos muy complejos, emocionalmente difíciles para todos. Ahí asume Alejandro Atchugarry.
¿Fue idea de Jorge?
No solo fue idea de él, sino que le puso el revólver en el pecho. Le dijo que si no agarraba, él se tenía que ir. Era la última ratio. Fue un momento muy difícil. A mí me tocó hacerme cargo de otras cosas, porque también renunciaron Amaro en OSE y el Negro Sanguinetti en ANCAP. Hubo un cambio en AFE, cuando se hizo una partición entre el Ministerio de Transporte y los operadores ferroviarios. Jorge me paseó, me llevó un tiempo como presidente interino de OSE, de ANCAP y de AFE. Me dijo que lo de AFE era por unos días.
Tuvo varios comodines.
A Pedro Bordaberry le pasó lo mismo, éramos las dos figuritas. A él lo puso en el Ministerio de Industria y en el de Turismo. Nos tocó jugar un poquito. Son momentos que recuerdo como de un gran compromiso. Me fui orgulloso de lo que hicimos en ese momento y de la forma en que entregamos el gobierno. Me tocó terminar como ministro de Transporte y Obras Públicas, en julio de 2004, para cerrar el gobierno. Eso me habilitó a poder participar en la elección sin ser candidato, en una campaña que fue la más difícil en la historia del partido.
Se vino abajo el partido.
Fue durísimo, y sabemos las razones por las que pasó eso. A esa campaña la llamaban “de los ministros”, porque los protagonistas eran José Amorín, Martín Aguirrezabala, Pedro Bordaberry, José Villar y yo. Éramos como las figuras de recambio de la 15. Y Stirling era el candidato a presidente. Después de ahí me fui a trabajar al Aeropuerto Internacional de Cancún, como director general de operaciones, una posición empresarial de muy alta responsabilidad. En aquel momento, y creo que hasta hoy, era el aeropuerto internacional más importante de América Latina en materia de movimiento de pasajeros y aviones, y tenía un ritmo de crecimiento enorme.
¿Es tan importante?
Lo tomé con nueve millones de pasajeros, y con un huracán de por medio, que destrozó la ciudad, entregué el aeropuerto en el año 2009 con casi trece millones de pasajeros. Hoy está por los veintipico de millones. Teníamos muchos proyectos de inversión en marcha, terminales, pistas de aterrizaje, torres de control. Llegamos a invertir ochenta millones de dólares por año, y a mí me tocó esa responsabilidad. Un aeropuerto es como una pequeña ciudad, que abarca una diversidad de temas. En 2010 volví a Uruguay y seguí en la actividad privada, como gerente general de Pagnifique. Estuve en proyectos inmobiliarios, en consultoría aeroportuaria y en la industria del free shop. En 2015 me hice cargo de la gerencia general de la empresa Hípica Rioplatense, que administra las salas de slot del Hipódromo de Maroñas.
¿Sos burrero?
De tradición familiar, sí, pero yo agarré la generación en que cerró el Hipódromo.
Jorge era burrero, y fue uno de los promotores de la reapertura.
Era burrero. En mi casa mi bisabuelo fue uno de los fundadores del Jockey Club. Mi tío abuelo político era José Pedro Ramírez. Mi padre y mi abuelo eran burreros. Pero yo no, porque me tocó el cierre. Así que fue muy lindo, porque fue un reencuentro con Jorge en su otra pasión. Yo había hecho mi vida al lado de Jorge en la política, y después me tocó el epílogo en su pasión principal.
Le gustaban más los caballos que la política.
Después esta empresa fue absorbida por una empresa española que se llama Codere, que también tenía la operación del Hotel Casino Carrasco. Y ahí estuve hasta que, por las coincidencias de la vida, con el inicio de la crisis económica generada por la pandemia, se empieza el movimiento de recolección de firmas para ir en contra de la LUC y la portabilidad numérica, y renuncia el presidente de ANTEL. Yo estaba encerrado en mi casa, en pandemia, trabajando, y me llama Lacalle Pou, para preguntarme si podía ir por la oficina ese día a las cuatro de la tarde. Y ahí la historia es conocida. Cuando me ofreció esa responsabilidad, me preguntó si me quería complicar la vida. Le pregunté si era por ANTEL y me dijo que sí. Acepté, y me preguntó que cómo le había dicho que sí tan rápido. Le respondí que era un reflejo pavloviano, que hace veinte años me había pasado exactamente lo mismo. El sí fue fácil, luego hablamos de una cantidad de cosas. Y luego viene esta decisión, que tiene que ver bastante con la historia que te conté. Es una cosa bastante natural.
¿Te tenés fe?
Sí, claro.
El Partido Colorado está complicado.
Con las cosas que te he contado, te das cuenta que siento un gran compromiso, por mi amor al país y a la libertad. Creo realmente que el Uruguay está en una cruz de caminos muy importante. El año que viene el Uruguay tiene que enfrentar la decisión de ir hacia un retroceso, si gana el Frente Amplio, y en eso uno no puede estar pasivo. Sentí que era mi responsabilidad, y hasta mi mandato personal, el dar este paso. El Partido Colorado debe crecer. Si no crece, no gana la coalición. Siento que el Partido Colorado, para que realmente genere un impacto y valga la pena, tiene que marcar ese rumbo de centro liberal republicano, donde tiene que estar su énfasis, su impronta y su carácter. Es lo que quiero representar dentro del Partido Colorado. Acelerar los procesos de cambio que creo que el Uruguay necesita para impulsar el crecimiento de su economía, su apertura el mundo, la reforma del Estado. Tener una visión procompetencia y liberalizadora del espíritu de emprendimiento e innovación, que es lo único que puede mover la economía. Que se suba al barco de los cambios que la tecnología e innovación traen. Esa obsesión por el futuro es la esencia del Partido Colorado. Es lo que siento que representaba Jorge Batlle.
Sos jorgista puro y duro.
Sí, esa es mi visión.
Jorge hizo un parricidio, desde el punto de vista político.
Hay quien dice que yo hago esto por mandato de Jorge Batlle, y digo que no. El mandato de Jorge Batlle es que siempre estemos mirando para adelante. Hoy el Partido Colorado tiene que ocupar ese lugar, el de impulsor de los cambios, de la reforma, el que acelere, el que genere un impacto. Ese es el Partido Colorado que quiero, y el que sí puede marcar una diferencia en la coalición. Quiero que la coalición que venga tenga esa impronta. Y en eso estamos. Ese es el perfil que le estamos dando a nuestro esfuerzo. Lo lindo es que hemos generado en el partido una candidatura que surge desde este lugar, de esta visión de centro, liberal, con origen en la lista 15. Hemos recibido adhesiones y desprendimientos de todos los sectores del partido, que se han incorporado. Gente de Ciudadanos, que además es la juventud. El único legislador del sector del sanguinettismo, Conrado Rodríguez, se vino con nosotros. Hay una cantidad de gente que había dejado de militar, que venía de Vamos Uruguay, y que se va sumando. Y esto está ocurriendo a nivel nacional, donde tenemos estructura. Siento que estamos expresando algo que es del Partido Colorado mismo, superadora de este origen. La suma de las partes es más que eso. Estamos encarnando un espíritu de renovación y de construcción.
¿Apoyaste a Talvi en la elección pasada?
No participé en la campaña de Talvi. A pesar de que tuvo el aliento de Jorge Batlle, mucha de la gente que trabajó con Jorge en cargos de responsabilidad no estuvo en la campaña de Talvi. Él no nos convocó tampoco. Naturalmente voté a Talvi en la elección nacional, sí. Pero no trabajé en la campaña, porque además estaba en la actividad privada, que por ser concesionaria de ciertos servicios públicos, me lo impedía.
¿La diversidad de candidatos le aporta al Partido Colorado, o es una tranca?
El Partido Colorado es un partido de hombres libres.
Los blancos dicen lo mismo.
Pero la libertad nuestra era la de la Defensa, y la de ellos era la de Oribe, la de Rosas. Así que hay un problema conceptual importante, cuando nos degollaban. Somos un partido de hombres libres, y eso demuestra gente con ganas, con compromiso. Un poco la lógica del sistema electoral lleva a impulsar las candidaturas a más para lograr menos. Realmente no existe un antecedente. Aplicando teorías de juego, como matemático e ingeniero, aplicando las leyes de la lógica, eso debería decantar en una concentración gradual. Pero yo no soy politólogo, así que no sé si va a ocurrir. Mientras tanto, habrá que marcar perfiles, y que la gente opte. Y ahí siento, francamente, que no sé si son seis expresiones tan distintas. Yo siento que marco una diferencia en el posicionamiento del pensamiento económico, en la acción del gobierno, en lo que estoy proponiendo. Marco una diferencia en esta capacidad de haber nucleado una expresión partidaria que proviene de muchas sensibilidades, y no de sectores antiguos. Creo que estamos ofreciendo caras nuevas. Y creo, además, que tengo el mejor equipo del Partido Colorado, y los mejores técnicos. Me gusta sentirme diferenciado del resto, donde sí me parece que hay algo más de lo tradicional. Y en economía tengo un grupo sólido.
Alfie no quería nada.
Bueno, pero él está para darnos una mano. Tenemos un pensamiento similar. También hemos sumado a Julio de Brum, a Edgardo Favaro, que fue fundador de CERES, economista líder del Banco Mundial en Asia, y que hoy está muy especializado en la economía de las políticas sociales. Nos está ayudando mucho a encontrar mecanismos de financiación y de exoneraciones tributarias para las urgencias sociales. Y también Álvaro Rosa, que es experto en la reforma del Estado. Y Graciela Pérez Montero, que es una capa en temas de empresas públicas. Y lo mismo te puedo mostrar en otros sectores. En el sector agropecuario el coordinador del equipo es Martín Aguirrezabala, que fue un gran ministro de Agricultura y Pesca. Roberto Vázquez Platero, Pedro Bonino, Carlos Gasparri y Eduardo Blasina.
¿Lo convenciste a Eduardo Blasina?
Apareció en el sector. Y hay personas más jóvenes, como Carlos Rydstrom, Gonzalo Arroyo. Gente vinculada a la producción. En seguridad tengo un peso pesado, Jorge Barrera.
¿Sos manya?
No.
Entonces no tenés problema.
En salud está Ney Castillo. En innovación y tecnología está Óscar Ventura, que trabajó mucho en el programa de Pedro Bordaberry.
Con Pedro no tenés contacto.
Con Pedro tengo una relación muy antigua, nos conocemos del liceo. Trabajamos juntos en el gobierno de Jorge, y tuvimos una actividad privada juntos. Él hoy no está.
Y no va a volver.
Es una pregunta para él.
Es una afirmación mía.
Pero evidentemente tenemos un conocimiento y muchas veces intercambiamos opiniones.
Se puede decir que vos sos el área más liberal del Partido Colorado, frente a los batllistas clásicos.
Ocupo claramente ese espacio, que es el que siento y en el que creo, y el que voy a promover. Es exactamente mi perfil. Por eso marcamos una diferencia con respecto a las demás candidaturas. Y estamos muy bien en el interior, donde tenemos una estructura fuerte. Lo dirá la gente cuando vote. Y estamos tirando propuestas.
Ya vi lo que tiraste de los quinientos millones de ahorro. Estás apuntando a la clase media, ese es el voto que querés ganar.
A la primera cosa que estoy apuntando, la más importante, no va por ahí. Nuestra posición es la del crecimiento económico. Uruguay no está creciendo a su capacidad potencial, analizada por los economistas. Viene creciendo a un ritmo del 1% anual, en los últimos diez años. Muchos economistas coindicen que puede crecer a un ritmo de 2.8% anual, potencialmente. Mi equipo cree que todavía más. Pero para crecer a ese ritmo hay que hacer reformas en el Estado, de desregulación económica.
¿Estamos demasiado regulados?
Sí, claro. Por supuesto que la clase media se beneficia del crecimiento económico, pero nuestro objetivo es el crecimiento económico como manera de generar oportunidades y trabajo, como norte. Acá coinciden el CED, Munyo, el amigo Pascale. Uruguay estaba en un grupo de países que hoy están despegados. Somos nosotros los que tenemos que despegar, y para eso tenemos que atacar una serie de cosas. Para nosotros es central resolver estos temas en el Estado, bajar la carga tributaria, el lastre del Estado, que es lo que nos impide el despegue. Eso hay que traducirlo a favor de la gente. Hay que trasladar ese beneficio para aliviarle la carga a la gente. Y tenemos que resolver esas regulaciones, trabas y monopolios que no permiten que el espíritu emprendedor, la iniciativa privada, la innovación y la tecnología hagan crecer la economía. El Estado no genera valor. Nuestras propuestas van en ese sentido. Aliviar la carga fiscal a la gente.
IASS no paga todo el mundo, lo pagan los salarios más altos.
Pero hay una cantidad de hogares en donde los abuelos son el sustento principal de la familia, y es un impuesto que nos hemos propuesto derogar, desde el primer momento. Y hay nietos de hogares que no son de clase media y que dependen del ingreso de un abuelo o una abuela. Y el impuesto al trabajo es el más retrógrado de los impuestos. Lo dijo Batlle y Ordóñez, no lo digo yo. Y Jorge Batlle estuvo en contra desde el primer momento, cuando se instrumentó el IRPF, que es el verdadero impuesto al trabajo.
El anterior era más injusto que este. Este se hizo por franjas. Y en todo el mundo existe. Vos lo llamás impuesto al trabajo, yo lo llamo impuesto a las retribuciones.
A los sueldos, básicamente.
Los países que están allá arriba, todos lo tienen.
Nosotros tenemos un impuesto alto, y nos pareció que esta propuesta era de compromiso, y que yo la podía hacer porque estoy parado adelante del mejor equipo económico del país, que fue el que me la planteó. Y después planteamos otras medidas, algunas de repente con no tanto impacto en la economía, pero claras para que el ciudadano las entienda. Este es un país caro para trabajar y caro para vivir. Y ahí es donde nosotros tenemos que atacar. Ahí fui con dos propuestas, que más que nada marcaban la dirección. Una de ellas es ratificar que estamos en contra del monopolio de ANCAP y a favor de la liberalización de toda la cadena de distribución y comercialización de combustibles.
¿Eso va a abaratar los costos?
Algo, sí. El mejor costo que se puede obtener es aquel que surge de un mercado en competencia. Eso ocurre siempre. Cualquier mercado que no esté en competencia se presta para una distorsión de los precios. Tenemos la visión de que lo que hagamos va a terminar repercutiendo en el precio más competitivo para la producción nacional y en el mejor precio para el consumidor cuando le meta nafta a la motito o al vehículo en el surtidor. Esto es más viejo que el mate, y los uruguayos ya lo vivimos cuando en Montevideo había monopolio de los lácteos. Hoy vas a cualquier góndola del supermercado y podés elegir el yogur que quieras, con un gran beneficio para el consumidor. Y la Conaprole se fortaleció en esa gimnasia competitiva. Y lo vimos en el Banco de Seguros del Estado cuando se desmonopolizaron los vehículos. Y lo vimos varias veces en ANTEL.
¿De qué manera?
En las telecomunicaciones, cuando empezó la telefonía celular y se abrió la competencia, y los uruguayos tuvieron una explosión de acceso a la telefonía y ANTEL se tuvo que poner las pilas. Y hace poco, cuando vino este grado mayor de competitividad, el gran beneficiado fue el pueblo uruguayo. A partir de la incorporación en la LUC de la portabilidad, el efecto más inmediato e importante es que los uruguayos pasamos de pagar el gigabyte de ochenta a veinte pesos. Los precios de las telecomunicaciones en el Uruguay bajaron cuatro veces. Y la gente usa cuatro veces más la telefonía celular. Y el Uruguay está en el ranking de los diez países más baratos en el costo de los paquetes de internet móvil. Por eso insistimos en estas cosas.
¿La pasta de dientes y el shampoo?
Hay varios informes de economistas que nos muestran que en Uruguay pagamos mucho más por estos productos que en otros países. Y no te hablo de Argentina, con el problema de tipo de cambio. Te hablo de Estados Unidos, España, Francia, Brasil. ¿Qué hay ahí? Resulta que hay un embudo, un trámite de una oficina del Ministerio de Salud Pública que lleva un registro que hace que sea casi imposible entrar otro. Entonces terminamos en una situación de falta de competencia, y la lavada de dientes nuestra es la más cara del mundo. Dijimos una cosa que es muy sencilla y fácil de entender: eliminemos ese registro innecesario. Si en los países serios un producto está avalado por la agencia correspondiente para ser comercializado al público, que venga al Uruguay y que se abaraten los costos. Las propuestas nuestras no es que estén dirigidas a la clase media, son compromisos serios que hablan de los instrumentos que nosotros tenemos para impulsar el crecimiento de la economía, que es nuestra preocupación. Y la cuarta propuesta, a la que no se le prestó tanta atención, también viene con un diseño y unos instrumentos financieros y tributarios que permiten la obtención de recursos desde el sector privado para apuntalar proyectos sociales vinculados a la educación, a los cuidados y a los CAIF, donde haya un origen de financiación privado y un mayor involucramiento, contralor y cercanía de la sociedad civil.
¿Es como un mecenazgo?
Es como un esquema de bonos impacto y exoneraciones, pero con un diseño novedoso que vamos a presentar.
Pascale habla de la economía del conocimiento. Uruguay tiene que apostar a eso. La vaca les gana hasta que venga la carne sintética.
Vengo de ese mundo, el de la tecnología. La gran oportunidad de Uruguay va en apurar el paso en esta materia. El año pasado el CEO de la John Deere dijo en un congreso en Las Vegas que ellos no eran una fábrica de tractores, de maquinaria pasada, sino una empresa de tecnología. Y el mundo va por ese lado. El Uruguay tiene capacidades, más allá de las ventajas del Estado de derecho, la calidad democrática, la calificación crediticia y la cultura cívica. Tenemos talento y conocimiento, y capacidad de iniciativa y emprendedurismo. Si algo se ha demostrado, es la capacidad de exportar billones de dólares en productos de software e informática. Uruguay tiene una gran oportunidad de zambullirse en esa economía del conocimiento, que es lo que hoy mueve a mundo. Vos y yo, los de la generación nuestra, queríamos ser empleados de un banco americano o de la UTE. Hoy hay empresas que no nos imaginábamos que iban a existir. Siempre cuento una anécdota que no me deja muy bien parado pero que es significativa. Cuando era presidente de ANTEL, en 2003, largamos la 2G. Vinieron a presentar la idea de esta nueva generación. Los técnicos me dijeron que era una cosa fantástica, que iba a poder sacar fotos con mi celular y mandárselas a un amigo. Por dentro pensé que era una pelotudez. Y hoy el mundo entero gira alrededor de esa simple prestación, con el audiovisual, las redes sociales, el entretenimiento, la forma de aprender, de mantener los afectos sociales. La revolución del conocimiento es obvia, y creo que para el Uruguay es una gran oportunidad. O nos apuramos o vamos a quedar en desventaja frente al mundo.
¿No dejamos un sector de la población rezagado?
Traigo la anécdota porque es lo que decían en aquel momento, cuando venía la internet. Se decía que iba a haber una gran destrucción de empleo. Y hoy es al revés. La mayoría de los trabajos que todos los humanos hacemos se generan a partir de internet. Todos los cambios tecnológicos amenazan una forma de hacer las cosas y generan grandes oportunidades, desde Gutenberg, cuando los curas decían que se iban a publicar libros que no se podían leer. O la revolución industrial, donde la palabra “sabotaje” viene de los sabots que destruían las máquinas con sus zapatos de madera para tratar de impedir la destrucción del trabajo. Sí, hay cambios, y hay que saber cómo flexibilizar a esas personas y prepararlas para adaptarse, aplicando la máxima del amigo Charles Darwin, que dice que el que sobrevive no es el más fuerte sino el que mejor se adapta. Me parece que el Uruguay se tiene que abrazar a ese camino. Hay temas como la inteligencia artificial, de los que se está hablando en el mundo, en la conversación diaria de la gente y del sistema político, y acá en Uruguay parece un tema del que, por temor, la gente no quiere hablar.
¿Cómo integrás a toda la gente que hoy está por fuera del sistema educativo?
También lo dicen los informes. La prioridad de mediano plazo del Uruguay es la que tiene que ver con el desarrollo del capital humano.
Demográficamente estamos jorobados.
Sí. Tenemos que hacer las cosas para que seamos un país atractivo para que venga gente para ciertos puestos que se puedan requerir. Eso es necesario. Ojalá a la sociedad uruguaya le generemos un sentido de esperanza y que procree.
Se nos están yendo muchos jóvenes formados.
Tengo dos hijos en el exterior, y si hago este esfuerzo que estoy haciendo, es porque me gustaría que las familias uruguayas no tuvieran esta situación y que nuestros nietos estén acá. Pero hay oportunidades. La tecnología lo demostró. Con el acceso y la democratización de las comunicaciones lo vi en ANTEL, cuando abrimos el acceso a una cantidad de comunidades que estaban aisladas. No había equidad y no había igualdad de oportunidades en el acceso. Al final del día se dieron cosas interesantes. Había ciento diez pueblitos del interior rural profundo que no tenían internet. Estaban olvidados. Nosotros les llevamos la internet. Lo primero que te decían las familias es que ellos vivían ahí desde hace cuatro generaciones, con ese estilo de vida, y que si nosotros no hacíamos eso, los hijos se iban a ir de esos pueblitos. La misma imagen vale para el Uruguay. Hay que meterse por ahí.
¿Qué hacemos con la seguridad? Con el narcotráfico. ¿Sos de los que plantea liberar todas las drogas?
El primer titular de mi primera entrevista como candidato, en el diario El País, fue que el narcotráfico es el enemigo público número uno. Esa es la realidad.
No leo pasquines (risas).
Me hubieras leído a mí. La liberación de las drogas es algo que uno puede compartir conceptualmente. Siempre está el ejemplo de la prohibición del alcohol en Estados Unidos. Lo dijo Jorge Batlle y Tabaré Vázquez lo insinuó. Supone una cantidad de cosas, de conocimiento, de docencia. Pero no lo veo como un camino viable para un país de este tamaño en el concierto mundial. Es una utopía. Si el mundo decide ir hacia ahí, creo que podría ser un camino para liberar el tema de la violencia y el narco. Pero es una utopía pensarlo. Viví en México, y vi el avance del narco, con su capacidad corruptora y de violencia implacable. Como siempre, en la actividad criminal va antes el delincuente que la ley. Vamos a hacer nuestras propuestas de seguridad, y no me quiero adelantar pero creo que hay muchas acciones para llevar adelante. El abordaje que hay que hacer es bastante amplio. Creo que esta es la razón principal de los problemas que tenemos en Uruguay, en materia de violencia, y en un tema de salud pública que tiene que ver con la salud mental, donde también creo que Uruguay no está viviendo lo que está pasando en Rosario, en Argentina o en Ecuador. Estamos a tiempo de tomar medidas. Esto trasciende las facturas entre los partidos políticos. Viví en México y vi lo que les pasó a tres gobiernos de distintos signos. Lo vi a Calderón iniciando la guerra contra el narcotráfico, con decenas de miles de desaparecidos. Lo vi fracasar al PRI, y lo veo fracasar a López Obrador. Un solo partido no resuelve las cosas. Tomo la bandera de Pedro Bordaberry, que dijo que el principal enemigo de la sociedad uruguaya hoy es el narcotráfico. Hay cosas en las que debiéramos poder acordar por encima de los partidos, para tomar decisiones de Estado.
¿Es viable en Uruguay?
Creo que sí. En términos políticos, debiéramos ir por ahí. Si no, la gente nos va a castigar a todos. Sin perjuicio de ello, naturalmente que hay que mejorar aspectos vinculados a la represión.
Las cárceles son clave.
Hoy son universidades del delito. Un delincuente primario, si quiere sacar un máster en delito, que vaya a la cárcel y salga con diploma. Hay un tema de inversión en cárceles. Hay un tema institucional, y las cárceles no pueden estar en el mismo instituto, el que rehabilita no puede ser el mismo que encarcela. Eso hay que resolverlo institucionalmente, e invertir. La reinserción laboral y social de estos presos, que en un 70% delinquen nuevamente, es parte del paquete. Como también es parte del paquete el incorporar tecnología en recursos criminológicos. Solamente algo elemental como la videovigilancia tuvo efectos importantes para abatir el delito. Lo viví en ANTEL. Llevamos la fibra óptica a una cantidad de barrios periféricos, y se pusieron cámaras de videovigilancia en barrios que tenían graves problemas de violencia. Ayudó a abatir el delito. Y no te hablo de alta tecnología. El otro día un comisario me decía que con un dron que le aportaron los vecinos pudieron meter presa a gente que estaba en operaciones de abigeato. Hay un paquete tecnológico que puede aportar. Hay un componente de inteligencia. Hay mucho para hacer en Uruguay. Como pasa con el Estado uruguayo, hay una cantidad de recursos, pero todos dispersos por todos lados.
Y mucha chacrita.
Tenés inteligencia estratégica del Estado en presidencia, en la Policía, en la Armada. Hay una cantidad de recursos, pero hay que encontrar la manera de darle duro al enemigo número uno, en la guerra en que estamos. Hay un tema que para mí es central y es que el narcotráfico es una corporación para el lucro, para hacerse de bienes, de lujos, de autos de alta gama y mansiones. Hay que combatir las rutas del dinero, y ahí creo que tenemos mucho para hacer.
¿No la macanearon con la LUC?
Ahí lo que se hizo fue para facilitarle al ciudadano común. Ahí está el problema: se va por medidas que controlan los movimientos de dinero del ciudadano común, del empresario chico, del almacenero, ¿y dónde está el gran negocio del narcotráfico? Hay requisas de droga. Hay una cantidad de procesos judiciales por tráfico de drogas y por la actividad delictiva vinculada al narcotráfico. Y cuando mirás las causas por lavado de dinero hay una absoluta falta de correlación y proporcionalidad. El dinero, que es lo que importa y donde lo podés asfixiar, resulta que desde el punto de vista de la realidad judicial no está reflejado. Esto es por plata y resulta que no hay ninguna causa en donde le estemos pegando en el pecho, a donde le importa al narco. Ahí hay cosas para mejorar y proponer. Por supuesto, hay que mejorar los escáneres en el puerto, y el control del tráfico aéreo en el norte del país. Hay que mejorar aspectos en la frontera. Y después las cosas más blandas: la rehabilitación, las soluciones para los asentamientos, la salud mental. Hay un paquete amplio de abordaje. No es solamente el allanamiento nocturno, del que estoy a favor. No alcanza con eso, es un chasquibum.
Hablaste de un cruce de caminos en estas elecciones. ¿Lo ves así?
Absolutamente
¿Quince años de gobierno del Frente de generaron algún tipo de problema institucional?
No hablo de lo institucional sino de las posibilidades de desarrollo.
La economía creció.
Tenemos problemas de pobreza, de drogadicción, de seguridad. Un ejemplo de un cruce de caminos clarísimo es que lo que está haciendo el PIT-CNT con la promoción de la recolección de firmas para la reforma de la seguridad social, ya de por sí es un cruce de caminos.
Es un sector de la izquierda, no es el Frente como fuerza política.
Es el PIT-CNT que ostenta la dirección general del Frente Amplio.
¿Te creíste el verso ese?
Lo estoy viendo. Estoy viendo a la candidata Carolina Cosse, que es rehén del PIT-CNT y del Partido Comunista.
Recibió a Laura Richardson.
Sí, perfecto.
Tan rehén no es.
Está promoviendo algo que sabemos es fundir al Banco de Previsión Social. No es que va contra la reforma, porque la reforma era ineludible para mantener el sistema. Prometerle a la gente que se va a jubilar a los sesenta años, en un país que no tiene nacimientos y donde la gente vive más, y prometer jubilaciones mínimas en un paquete de cuatro mil millones de dólares por año es populismo puro y demagogia. Lo más grave de todo es la expropiación de las cajas de ahorro individual en las AFAP, con el millón y medio de uruguayos que tenemos ahorrado veintidós mil millones de dólares.
No va a salir. Hay sectores del Frente Amplio que no lo apoyan.
No tengo la bola de cristal, pero estas son las cosas por las que hay que salir a discutir.
Desde el punto de vista económico, el Frente no desvirtuó mucho el rumbo.
Desde el punto de vista económico, no veo que el Frente esté apuntando a lo que para mí es central, que es realmente promover una economía competitiva y abierta que impulse el crecimiento. No veo que el Frente Amplio, con sus propuestas, permita el desarrollo del Uruguay. Lo veo como la fuerza más conservadora del país.
Siendo gobierno quince años no derogó las AFAP.
Ahora las quiere derogar.
La economía se respetó a rajatabla.
¿No se movieron las raíces de los árboles? ¿Dónde está Astori en este Frente Amplio?
Está Bergara.
Vamos a ver.
¿Vos crees que el Frente es muy radical?
Yo a Bergara lo vi radical en un discurso en La Paloma, hace un año y pocos meses. Ese no es Astori.
Hay ciertas reglas básicas de las que no se salen ninguno de los partidos.
Por suerte. El viaje de Mujica y Sanguinetti da señales de institucionalidad de las que nos enorgullecemos todos los uruguayos. Somos una democracia plena, de las pocas del mundo. La rotación de los partidos ha permitido avalar ese crédito, como país y como sociedad. No pongo en riesgo eso. Pero sí creo que estamos en una cruz de caminos en las posibilidades que el Uruguay tiene de avanzar o retroceder.
¿Quedaste conforme con el gobierno de Lacalle Pou?
La primera cosa es estar satisfecho con lo que uno hizo, en el lugar que a uno le tocó. Me voy muy satisfecho de haber cumplido y terminado los objetivos que teníamos trazados. Dejo una ANTEL que creció en todos los frentes: en el número de servicios celulares, en el número de internet fijo. Dejo una ANTEL que superó la batalla de la portabilidad numérica, creciendo, bajando los precios para la gente, con más usuarios que pagan menos y que usan más. Dejamos los mejores números de resultados económicos de la historia de ANTEL durante dos ejercicios consecutivos, y creo que dentro de poco se va a anunciar el tercero. Nunca ANTEL había dado resultados económicos como estos. Creo que pusimos a la empresa al servicio de la gente. Como empresa tuvimos ese balance de la eficiencia comercial y económica, con un rol social como empresa del Estado, igualando para arriba en equidad de acceso. Ciento diez pueblos del interior rural profundo, como te decía. Ciento setenta villas, pueblos y ciudades del interior no tenían fibra óptica. Cuarenta y cuatro barrios de Montevideo, a pocas cuadras de la torre donde Cosse tenía su oficina no tenían fibra óptica. Cumplimos con un rol de democratización y universalización de internet. Por primera vez el acceso a internet en Uruguay no distinguió los tres segmentos socioeconómicos. Se accede por igual a internet independientemente del segmento económico. Llevamos la banda ancha, que es el gran instrumento de conectividad, a todos los centros educativos públicos del Uruguay. Solamente el 30% y pico tenía acceso en el interior. Metimos al Uruguay en el mundo de las nuevas tecnologías, con la 5G. Mejoramos la velocidad de internet y colocamos al Uruguay entre los países más baratos. Del rol que me tocó a mí en la coalición, estoy satisfecho.
¿Por qué sacaron el apoyo al carnaval?
No sacamos el apoyo. Lograr esos resultados y canalizarle a la gente el beneficio de mejores precios supone administrar los gastos con austeridad y profesionalidad. Lo que había en ANTEL es lo que llamo un despilfarro en materia de gastos de publicidad y promociones de eventos que no tenían ningún sentido de resultados ni comercialización, aun en competencia. Lo que hubo que hacer es ajustar los presupuestos de promoción y publicidad a algo que tuviera lógica comercial. Con el carnaval hicimos lo mismo que con todas las actividades de publicidad: un ajuste de presupuesto, y orientamos la inversión hacia donde creíamos que podía tener buenos resultados. ¿Por qué solamente el carnaval de Montevideo y no los del interior? Apuntamos a donde había más participación y posibilidades de presencia. El ajuste en el carnaval fue hasta menor que otros ajustes que se hicieron en materia de gastos. Por supuesto que no nos patinamos ciento veinte millones de dólares en un centro de espectáculos, tema aparte. Hubo un foco en la administración del gasto.
¿Cuánto gastaron por año en publicidad?
En el quinquenio de Cosse, noventa y un millones de dólares. En este último año mío, estábamos alrededor de seis o siete millones de dólares, la mitad de lo que se venía gastando. Fue un esfuerzo muy fuerte y racional, en una batalla competitiva que se dio con la LUC. Gastamos menos en proporción a la cantidad de clientes que tenemos. Crecimos más de ciento y pico de mil clientes en telefonía celular. Hay toda una lógica de negocios, que es la virtud de un gobernante que conoce los dos mundos, el público y el privado. No solamente se trata de la visión, sino también de la capacidad de hacer. Ese es un diferencial que aporto, con la experiencia en la trayectoria pública y el conocimiento de la economía real, donde se apuesta, se genera y se crea trabajo. Es un aporte diferencial en la acción de gobierno.
¿Y lo de Petinatti?
Hay un informe de la agencia de publicidad. Es un referente, es quien tiene la mayor audiencia radial del país. En redes sociales es de quienes tiene mayor impacto de influencia y llegada. Es una persona de muy alto nivel de conocimiento. Se le está pagando una cifra muy negociada, que además es bastante menor a la que la propia Cosse le ofreció cuando lo quiso contratar y después se frustró. Fue una política de ANTEL de usar referentes diferentes: bailarines, jugadores de fútbol, músicos… Se hizo una representación de la sociedad uruguaya toda, con distintos referentes y actividades, y hasta con distintas formas de pensar. Me parece totalmente justificado.
¿Estás conforme con la coalición?
Estoy conforme. Como con todos los gobiernos, uno hace balances. La coalición enfrentó los temas centrales. Surgió del acuerdo de cinco partidos en materia programática, y llevó adelante los compromisos más importantes de ese acuerdo. Mantuvo la economía en marcha. Controló la inflación en términos históricos. Recuperó el empleo y el salario real. Tiene la inversión récord en materia de infraestructura de puentes y vial. Enfrentó con gran coraje cívico reformas ineludibles, como la reforma de la seguridad social y el inicio de la reforma educativa. Y lo hizo en un contexto en el que a medio camino tuvo que superar una expresión de democracia directa como fue el referéndum, que trató de frenar su programa de gobierno. Y en el marco de una pandemia, una guerra y una sequía, aunque no son excusas, y la debacle social y económica de la Argentina, que nos pegó fuerte en el comercio y en el turismo. Francamente, hay un balance positivo. Además, este gobierno no ha terminado.
Ahora van a largar toda la guita que guardaron. El déficit fiscal ya está alto.
La economía va a estar en mejores condiciones, por muchas razones. La Argentina se va a normalizar. La refinería de ANCAP va a tener un año normal. Ya no va a estar el efecto devastador de la sequía. Hay una cantidad de elementos puntuales que van a determinar que el año que viene haya un crecimiento económico y el déficit fiscal, medido contra el PBI, ostente niveles de mejora.
Sos anti monopolio. Lo dijiste en el tema de Minerva.
Estuve en contra de los monopolios de ANCAP, de ANTEL, del Banco de Seguros. En carácter general, mi visión es procompetencia y liberal.
¿El puerto no es un cierto monopolio?
Fueron las condiciones en que fue licitado, en condiciones de oferta restringida. En su momento fue adjudicado por un proceso absolutamente competitivo y libre, como lo fue una subasta. Y entiendo que no es un monopolio, sino una condición de primer derecho de referencia.
¿Y lo de Minerva?
Creo que es una operación inconveniente, en la que se están concentrando demasiado peligrosamente el poder de compra y de faena en un mercado que afecta a decenas de miles de productores, donde la mayoría de ellos son pequeños productores familiares que van a pasar a ser rehenes de la posición dominante de un comprador. Alguien que es procompetitivo y liberal debe promover reformas que no permitan una concentración que potencialmente pueda significar un abuso de precios. Por eso me manifesté en ese sentido.
¿Tenés algún punto de acuerdo con Milei?
Milei es argentino, yo soy uruguayo.
Él es liberal a ultranza.
Se declara libertario.
Corrompiendo un término que me era muy caro.
Yo soy colorado, liberal. No me gusta ponerle apellidos ni adjetivos a lo liberal, pero si tengo que hacerlo, digo que soy liberal clásico.
De John Rawls no sos.
No lo he leído. Mi formación económica, y mi posicionamiento, tiene mucho que ver con Jorge. Acá en Uruguay éramos liberales hace más de treinta años. Milei tiene puntos de coincidencia con la visión liberal de la economía que Jorge Batlle sostuvo desde que hizo el cambio en el pensamiento hegemónico gramsciano que sobre la economía tenían los uruguayos: estatistas, proteccionistas y cerrados. Jorge Batlle fue logrando ese cambio cultural hacia una economía abierta y una competencia desde el punto de vista político. Venimos de ahí. Hay puntos de coincidencia con Milei, sí. En mi casa guardo con mucho cariño el libro de Hayek, El camino a la servidumbre. Es un ejemplar que era de Jorge Batlle, que cayó en mis manos y nunca fue devuelto.
Y lo confesás públicamente, ahora.
Por algo no me lo pidió. Creo que fue consentimiento mutuo. Pero también tenemos con Milei diferencias importantes. Creo mucho en la fortaleza de la institucionalidad democrática del Uruguay, y que tiene mucho que ver con nuestro sistema de partidos. Concibo la acción de gobierno y la promoción del cambio desde partidos institucionalizados. Creo que la primera referencia de un liberal es el respeto al otro y a su opinión. Ahí estoy con Leonardo Guzmán: que alguien que apela a la libertad luego profiera el nombre de un órgano sexual, esencialmente no está cumpliendo con un aspecto fundamental de la concepción de una persona que realmente cree en la libertad y en el respeto a la opinión del otro. No creo en los mesianismos ni en la democracia fuera de los partidos. Creo en una sociedad tolerante y respetuosa. Naturalmente no somos la misma cosa.
¿Qué harías con el Mercosur? ¿Te irías?
Es demasiado costoso irse del Mercosur. Tenemos que encontrar nuestro camino compatible entre lo que podemos lograr dentro del Mercosur, que funcione, y nuestro camino hacia afuera. Nosotros logramos un acuerdo con México que nos permitió grandes cosas. Uruguay tiene una vocación de crecimiento. Y hablando de Milei, si Milei entiende y comparte lo que dice, debería comprender que el Uruguay tiene ese destino, y que si le va mejor al Uruguay, le va a ir mejor a la Argentina, si nos habilitan a comerciar con el mundo y a buscar nuestros espacios. Cuando me preguntan sobre Milei, digo que lo miro desde la perspectiva de los intereses de los uruguayos. Veo en Milei una persona que, al contrario de los Kirchner, que cortaban los puentes, este señor nos abre canales, literalmente. Esa visión compartida de la economía, de la apertura, de la sociedad abierta, debería coincidir con los intereses del Uruguay. Ojalá eso se demuestre. Esto del dragado es muy positivo. Vamos a ver en materia comercial, en la Hidrovía y otros elementos de la integración.
En el hipotético caso en que ganes en el Partido Colorado y después en la coalición, ¿preferís competir con Cosse o con Orsi?
Con Cosse tenemos una némesis. Eso lo deciden los frenteamplistas.
¿Pero qué es más fácil para vos? ¿A quién le ganás más fácil?
Lo determina la opinión pública. Por lo que dicen las encuestas, Cosse expresa una posición más alejada del centro político, que es lo que muchas veces buscamos los uruguayos. Con Orsi tengo una relativa cercanía personal, porque, cuando estaba a cargo de los hipódromos, solíamos tener algunas jornadas de domingos de carreras, como se decía antes. Pero creo que Cosse y Orsi son la misma cosa. Una es más evidente, el otro es más disimulado.
Decís que sos defensor de la libertad. ¿Cómo podés tener en tu sector a un tipo que habla de mano dura y plomo?
¿Te referís a Pablo Pernas? Lo hablé con él. Cuando se aprobó la LUC él me mostró cuáles eran las propuestas que él había planteado en su momento, referidas a las mejoras que la sociedad exigía para los temas de seguridad, y que las que él había planteado habían sido básicamente reflejadas en la LUC, promovidas por la coalición y aprobadas por la gente. Creo que fue un infeliz eslogan publicitario. Pero las acciones que él promovió bajo ese lema fueron reflejadas en la LUC, compartidas por la coalición y ratificadas por el pueblo.
¿Te vas a traer algún líder de otro partido? Tus competidores se están llevando gente de otros lados.
Si piensan parecido y están dispuestos a sumar, son bienvenidos.
No estás en gestiones con nadie.
Si apagás el micrófono…

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Alfredo Garcia Nació en Montevideo el 9 de agosto de 1954. Es Licenciado en Historia por la Universidad de Estocolmo, Suecia; que fue su lugar de residencia entre 1975 y 1983. Hizo un postgrado en Marketing y realizó los cursos del Master de Marketing en la Universidad Católica de Montevideo. Trabajó durante veinte años en la industria farmacéutica en el área privada. Su labor como periodista comenzó en los semanarios Opinar y Opción a principios de los ochenta. Participó en 1984 en el periódico Cinco Días clausurado por la dictadura. Miembro del grupo fundador del diario La Hora, integró luego el staff de los semanarios Las Bases y Mate Amargo. Escribió también en las revistas Mediomundo y Latitud 3035. Es el impulsor y Redactor Responsable del Semanario Voces. Publicó el libro Voces junto con Jorge Lauro en el año 2006 y el libro PEPE Coloquios en el año 2009. En el año 2012 publica con Rodolfo Ungerfeld: Ciencia.uy- Charlas con investigadores. En 2014 publica el libro Charlas con Pedro y en 2019 Once Rounds con Lacalle Pou. Todos editados por Editorial Fin de Siglo.