Home Cine Israel Adrián Caetano: “El cine en el Uruguay está en manos de la clase media.” Por: Martín Imer
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Israel Adrián Caetano: “El cine en el Uruguay está en manos de la clase media.” Por: Martín Imer

Israel Adrián Caetano: “El cine en el Uruguay está en manos de la clase media.” Por: Martín Imer
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El estreno de la película TOGO, primera producción nacional producida por el gigante internacional Netflix, nos permitió una oportunidad para conversar con su realizador, Israel Adrián Caetano, uno de los cineastas más activos de la escena rioplatense, ya sea filmando en su país o en Argentina. Su nuevo film es un neo-western filmado en el barrio Palermo, siguiendo el día a día de un cuidacoches que termina siendo el único que hace frente a una banda de narcotraficantes. Una cinta muy entretenida que no solo refleja un amor incondicional por el cine sino una serie de temas de actualidad que no siempre suelen verse en las películas uruguayas, algo de lo que también pudimos hablar con el director.

¿Cómo surgió la propuesta? ¿Deseabas volver a filmar en Uruguay?

Filmar voy a filmar dónde me toque y pueda. Pero si me dan a elegir siempre va a ser Argentina y Uruguay. En este caso se dio porque Uruguay era el único país en donde se podía filmar en pandemia. No tenía una idea clara, solo sabía que estar en un lugar donde fuera posible hacer una película era un escenario propicio. Después los procesos de creación son siempre los mismos a la hora de encontrar una historia: caminar por la calle ensimismado y a la vez con los sentidos bien atentos. Es así como me aparecen las películas. Lo que tenía seguro es que TOGO tenía que ser factible a como dé lugar. No iba a pasar un año más sin filmar. Y tampoco tenía ganas de andar convenciendo a nadie para que me produjera, andar convenciendo a nadie que es más provechoso (no sé si rentable) hacer una película sin pedir permiso que andar brindando servicios a ver si ocurre la teoría del derrame, ese proceder aspiracional de clase media. La única manera en la que las películas suceden es como tal cual suceden.

¿Qué te atrajo, visualmente, del barrio Palermo para ambientar la cinta allí?

Eso fue una mera casualidad: Fue el barrio en el que viví cuando volví de Argentina. Y ahí mismo, abajo del edificio donde vivía, es que empecé a ver la película. Esa plaza era el escenario diario de mi vida durante un par de meses cada vez que me asomaba a la ventana.

En tu cine habitan personajes muchas veces marginados, incluso algunos sórdidos, lo que sucede también aquí. ¿Qué te interesa de explorar las vidas de seres así?

¿SERES ASI? ¿Qué serían los seres ASÍ? Hay algo muy colonizante en pensar que esos SERES ASI nos quedan más lejos que uno de clase media yanki. A nadie de clase media le preguntan por qué hace películas de SERES ASI. Yo los veo todos los días, me los cruzo todos los días. Es más grande el esfuerzo por invisibilizar a estos personajes que pro visibilizarlos. Y lo que me interesa de ellos es la hidalguía y el desprejuicio en el que viven. Tampoco entiendo a qué sordidez te referís en el caso de TOGO. Me interesan los héroes. Y siempre los descubro más latentes en las clases populares que en los estratos medios. Ni hablar en los altos.

Es una película que bebe de los mejores códigos del western, desde la relación de los protagonistas hasta el enfrentamiento contra el mal. ¿Qué westerns te gustan, y cuales te inspiraron particularmente para el mundo de TOGO?

El género en su totalidad. Hace tiempo ya descreo de la justicia en manos de las instituciones, pero sí creo en los colectivos y en la dignidad de los anónimos que son los que hacen que las cosas avancen. Eso, para mí, es la base del western: un sentido de justicia que nace de los principios del individuo y que se propaga a sus cercanos, una integridad que la mayoría de las veces no ejercen quienes representan a las instituciones. En una sociedad sin ley, o una ley que no respetan quienes deberían dar el ejemplo, el héroe es una metáfora, un ideal que la mayoría comparte, casi de manera cristiana, religiosa, una esperanza de que no todo se hace a cambio de una retribución más que la satisfacción de haber hecho lo correcto.

La película muestra una vida urbana que no suele verse en nuestro cine, incluso con el tráfico de drogas presente en la acción. ¿Por qué pensás que eso es algo que no se suele filmar?

Porque el cine en el Uruguay está en manos de la clase media. Si bien hay un estado que apoya de manera democrática, eso está en vías de destrucción por leyes de mercado en dónde solo lo rentable económicamente es respetado. Y el cine es también un hecho cultural, por ende social. Y el acceso a la realización debe de ser obligatoriamente gratuita y plural. Sin eso estamos condenados a agradar para que nos financien, a una meritocracia de mercado en donde las historias que nos representan pasan a ser de segunda categoría, las de menores presupuestos. Es fácil subsidiar al éxito, es adherirse para la foto de sonrisas huecas. El desafío es apoyar siempre al débil, dar oportunidades al que no las tiene. El cine en Uruguay necesita y debe de ser apoyado por el estado. Y las voces del éxito no representan más que un lugar de confort nocivo para la construcción de algo nuevo, diferente.

TOGO es una inversión fuerte dentro de una cinematografía nacional que, por su intermitente continuidad, suele ser considerada “joven”. ¿Qué crees que falta en nuestro país para volver al cine más “industrial” y frecuente?

Una política proteccionista que deje de subsidiar lo extranjero para hacer foco en lo propio.

¿Crees que la película tiene al final un mensaje optimista o no crees en los mensajes en una película?

No creo ni en los mensajes de guasap.

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