Nació en Rivera el 8 de julio de 1953. A sus veintidós años, en 1975, compuso su primer disco en Tacuarembó, ciudad en la que vivió mucho tiempo. Tuvo que viajar expresamente para grabar ese disco a Montevideo en el sello Clave Iemsa. Eran tiempos difíciles para el Uruguay, en general, repleto de generales y subordinados totalmente impunes. Abel García cuenta una anécdota increíble que remite a esos incipientes tiempos de compositor. Su hermano mayor, Ivo, acostumbraba ir con sus amigos al río Tacuarembó Grande, al monte, a pescar. Un día mientras iban río arriba con una guitarra que ninguno de ellos sabía tocar, tuvieron problemas con el remo que se partió, por lo cual su amigo empezó a usar la guitarra como remo. Inmediatamente desembarcados, su hermano, apiadado, compró a su amigo el empapado instrumento de madera. A partir de ese momento se decidió a cuidarlo y entenderlo. Empezó a estudiar guitarra con el famoso guitarrista Ricardo Rodríguez Cruz, típico guitarrero de boliche, de tangos y folklore. A través de los conocimientos adquiridos por Ivo, Abel también aprendió los primeros acordes, con apenas ocho años de edad. Su primer grupo fue de tango: un amigo de escuela, Miguel Ferreira, había aprendido tres piezas que él también supo interpretar y así formaron un dúo de bandoneón y guitarra que tocó en varias fiestas de la institución pública. Después vino el folklore argentino; con su otro hermano Ramón, ya fallecido, formaron un grupo de folklore Los Fogoneros. Luego surgió otro grupo, junto a Ivo y otros amigos, inspirado en The Beatles y denominado Los Yetis que se disolvió rápidamente sin haber grabado ningún disco. Era 1964. A los trece años, ya se peinaban los pelos largos. Luego, Ivo, lo invitó a tocar el bajo en un grupo llamado Los Estudiantes Modernos, que hacía música bailable, típica y jazz, porque el bajista se había retirado. Como no sabía nada, aprendió: ponía un programa en la radio Zorrilla De San Martín, que se llamaba La Hora De Los Pedidos (parecido a Aquí está Su Disco) y así escuchando en ese programa a Los Iracundos y Los Gatos etc., fue sacando de oído, temas con el bajo. Hizo la prueba y entró al grupo en 1967. Después ganó un concurso de canciones inéditas en categoría solista, organizado por un club de San José. El bajo lo abandonó unos años después de concretar su primer trabajo discográfico y emprender el género folklórico hasta nuestros días. El otro hito se produjo el 16 de setiembre de 1978, cuando debutó como primer cantante en un recital multitudinario de más de cinco mil personas, en el Palacio Peñarol, organizado por un puñado de estudiantes de Historia del IPA. Cree que ese movimiento, llamado Canto Popular, fue importante al menos para mantener la esperanza y el sueño de ver finalizar la dictadura, tuvo una dinámica pequeña al menos al principio, comenzando en pequeñas reuniones familiares y no fue prohibido porque esto podría ser contraproducente para el régimen. Era preferible el control, la tortura psicológica, la teoría del probable y sospechoso enemigo oculto entre los oficialmente “patrios”, aquellos pobres y humildes sobrevivientes, exiliados en su propia tierra. Algunas radios emitían ciertas canciones metafóricas, cx 30, cx28 y se vivía al límite, auto gestionando la propia creatividad conviviendo con la censura previa. Así, Abel García, musicalizó muchos poemas además de los propios, que vinieron un poco más tarde; Washington Benavides, le regaló uno todavía inédito en libro: Si te Dijera, que forma parte de su trabajo Andarines Del Sueño y con la que se estrenó iniciando ese famoso festival de 1978.
Musicalizó a Líber Falco, Blas De Otero, León Felipe, Nazim Hikmet, etc. Fue la etapa más rica de la creación uruguaya, la gente leía mucha poesía, uruguaya y latinoamericana, la gente estaba con una perspicacia y una sensibilidad a flor de piel, iba mucho al teatro, que estuvo en auge. Cree que luego vino el desbande culturalmente, el nivel ha bajado mucho: hoy los festivales son puro canyengue y se apuesta por la polka-cumbia. Le interesan los nuevos creadores, por ejemplo, la obra de Diego Rossberg, el cantante de 4 Pesos De Propina. Se identifica mucho con esas letras, esa búsqueda que se sale de lo convencional y también de lo político-ideológico, que más allá de la política aspira a lo espiritual,- no muy bien vistas por algunas personas obtusas que ven solo lo político ideológico-,que parten de lo individual y se convierten luego en colectivas. No está al tanto de todo, sin embargo; ve poquísima televisión, no escucha radio. Es un artista auto gestionado actualmente: desde 2003 hasta el momento. No cree justo hacer un juicio sobre el tema sin conocerlo en profundidad. No forma parte de ninguna “rosca”, término feo si los hay, dice. No canta en festivales criollos, no le caen bien las domas, ni las fiestas gauchas. Cantó en los ómnibus. Ahora comenzará un ciclo por Costa Del Oro y Rocha. Por el momento no editará discos, hay pocas radios para difundir su tipo de música, está cada vez más “under”-dice. Su obra se compone de los trabajos musicales: Polkita De Regreso (1975), Sobre la Vidas (1982), Abel García (1984) Porque El Mañana Existe (1985), Andarines Del Sueño (1986), Uno Más (1989), mi primer disco compacto en 1996 El Típico Uruguayo para el sello Sondor. En mi etapa auto gestionada, Amares (2003) Infinito (2004) Tengo La Canción (2006) Otro Bicho (2010) Vaivenes (2016) Ni Muy Muy Ni Tan Tangos (2018) Romántico y reflexivo (2020) Mi Canto te Pido (2021).
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