Investigando los últimos casos judiciales de gran relevancia, nos encontramos con una historia muy vigente y candente que ha encontrado varios escollos en el camino para aclarar y resolver la situación de decenas de damnificados.
Se trata del caso de Sara Goldring, que sin duda puso en evidencia la fragilidad de los controles de los organismos responsables, la transparencia en la gestión pública y el propio acceso a la Justicia.
Estos pilares fundamentales del estado democrático, están hoy paradójicamente amenazados ante eventos como éste.
Sara Goldring
Nacida en Argentina, tomó las riendas de la sociedad de bolsa fundada por su marido Mauricio Cukier en los años ’80.
Formaban un buen equipo, su marido un hábil contador, el hijo mayor Marcos operaba casas de cambio en Argentina.
Juntos construyeron un imperio llegando a manejar un portafolio de inversión estimado en 200 millones de dólares.
Goldring de 75 años, nunca tuvo una educación terciaria, convirtiéndose en la primera mujer en operar en la Bolsa de Valores de Montevideo donde ocupó un lugar en el Directorio.
Sus clientes en su mayoría eran personas mayores, comerciantes de clase media, con un perfil conservador, que invirtieron sus ahorros y jubilación con Goldring, pensando tener un respaldo futuro.
Entre sus clientes estaban sus escribanos, arquitectos, ex empleadores, familiares, médicos, y amigos de la familia entre otros.
En los ańos 2000 Goldring se aventuró a invertir en la bolsa de valores americana. Como no tenía licencia para operar directamente en las bolsas americanas, lo hacía a través de varios bancos de inversión americanos que le brindaban la plataforma operativa para comprar y vender en el mercado de acciones.
Entre dichos bancos se encontraba Jefferies LLC . La operativa era a muy grandes rasgos la siguiente: Goldring captaba depósitos de sus clientes, los giraba a la cuenta de una de sus empresas en bancos de inversión en Estados Unidos, para así conseguir precios más competitivos, menores costos operacionales etc.
En el ambiente en el que se desenvolvía, especialmente entre la colectividad judía, Sara Goldring era reconocida por llevar a cabo operaciones bursátiles muy sofisticadas, las cuales
eran tan complejas que lamentablemente la mayoría de sus clientes no las entendían completamente.
La estructura empresarial robusta y bien organizada de Goldring, combinada con la aparente regulación y supervisión del Banco Central de Uruguay, contribuyó a la confianza depositada por los clientes.
El derrumbe de las empresas de Goldring tuvo consecuencias financieras devastadoras para el mercado uruguayo, con una pérdida aproximada de 150 millones de dólares.
Dra. Regules, ¿cómo se vio usted involucrada en este caso?
Conocía a varios de los damnificados y sabían de mi experiencia en el exterior investigando casos de insider trading y fraudes corporativos.
Solicitaron asesoría sobre la posibilidad de iniciar acciones legales en EE.UU., y tras escuchar sus historias, me involucré profundamente en el caso por su complejidad y desafío.
Actualmente representamos a 146 damnificados. Son ex clientes de la Corredora de Bolsa Sara Goldring. La mayoría uruguayos, comerciantes, profesionales independientes, pequeños ahorristas, personas como tú y yo. En el ambiente en el que se desenvolvía, especialmente entre la colectividad judía, Goldring era reconocida por llevar a cabo operaciones bursátiles muy sofisticadas y generar retornos superlativos. Sus clientes confiaban ciegamente en Goldring no solo por su capacidad técnica y experiencia en el mercado financiero, sino también porque ella misma representaba un grupo económico con un gran patrimonio y reputación establecida.
Cuando asumimos el caso, la situación con Goldring y sus empresas había escalado rápidamente.
Las denuncias penales y las quejas al Banco Central del Uruguay (BCU) se acumulaban, mientras que algunos clientes también habían iniciado demandas civiles por responsabilidad contractual. Esto fue en julio del 2022, y formalizaron las denuncias penales a Goldring recién a fines del año pasado.
Cada vez más, los casos presentan dimensiones internacionales, con relaciones comerciales y jurídicas que abarcan múltiples jurisdicciones. El caso Goldring no se puede entender en su totalidad sin considerar estos aspectos.
¿Cuál fue la participación del gobierno uruguayo en el caso Goldring?
La aparente inercia del Estado uruguayo frente a esta problemática resulta difícil de comprender, especialmente cuando se compara con su actuación en otros casos notorios donde ha asumido un papel proactivo en la protección del ahorro público y los derechos de los inversores y consumidores de servicios financieros.
Además, la falta de transparencia ha sido una característica notoria en la liquidación de las empresas vinculadas a Goldring.
Este caso ha puesto en evidencia la fragilidad de valores democráticos fundamentales, como la transparencia en la gestión pública y el acceso a la justicia.
La falta de acceso a la información pública, que debería ayudar a esclarecer la situación, ha exacerbado la percepción de opacidad y debilidad en estos pilares esenciales del estado democrático.
No olvidemos además que hubo una flagrante ocultación de material probatorio por parte de familiares de Goldring que coincide con el momento de intervención de sus empresas por el Banco Central y que claramente dificulta la investigación de los hechos y de las denuncias por estafa, entre otros.
¿Qué desafíos, además del escaso apoyo por parte las autoridades han encontrado hasta el momento?
Te diría que uno de los mayores desafíos ha sido lidiar con la percepción que ha calado en la opinión pública.
Me explico: hay una creencia- errónea- de que el que invierte es rico, que sabe lo que hace y es plenamente consciente de los riesgos.
Es importante entender que la inversión representa una renuncia presente en espera de una recompensa futura.
Cuando esas inversiones se pierden repentinamente, se desmorona no solo el capital invertido, sino también la sensación de seguridad.
Es el dolor de haber hecho tantas renuncias en vano. El esfuerzo de haber ahorrado es lo que más se siente y la impotencia frente a la situación.
Esto tiene un impacto psicológico muy fuerte y se extiende a los familiares y vínculos sociales de los damnificados, afectando sus vidas de manera significativa.
No es casualidad que fueron los damnificados que terminaron absorbiendo prácticamente el 100% del riesgo- operacional, crediticio, regulatorio etc.
Mientras que, como contra-cara de la moneda, la percepción pública es que Sara Goldring ‘dedicó 30 años a enriquecer a sus clientes, incluso invirtiendo 25 millones de dólares de su propio bolsillo para mitigar las pérdidas ocasionadas por la caída de los mercados internacionales’.
¿Y no fue así?
En parte, sí y en parte, no. La historia es infinitamente más compleja.
Por más que se hayan destinado 25 millones dólares de fondos propios para intentar cubrir las pérdidas (y no estoy afirmando que así haya sido); las pérdidas totalizaron aproximadamente 150 millones de dólares. ¿Dónde está el resto del dinero? Nadie duda que hubo una caída en las bolsas internacionales.
Pero la caída de los mercados fue el catalizador del problema y no la causa. Sirvió para demostrar la falta de controles internos y externos, los cuales claramente fallaron, la [presunta] omisión del BCU en la supervisión de las entidades, y en definitiva el desconocimiento de la operativa de Goldring por parte de los clientes incluso antes de la caída de los mercados. Ofrecer una rentabilidad del 26% cuando la media del mercado es de un 8% es insostenible.
Acá pudo haber pasado una de dos cosas- que el BCU no controló debidamente la operativa de Goldring, o que Goldring haya sorteado y burlado exitosamente los controles del BCU. Incluso dos meses antes de la intervención de las entidades de Goldring, el BCU ya alertaba sobre un esquema Ponzi.
¿Se estaría refiriendo a Goldring?
Es posible, pero esta información no fue revelada por las autoridades como tampoco recibimos la cifra exacta de las pérdidas sufridas.
¿Confía que la Justicia Uruguaya puede dar respuesta a los reclamos de los damnificados?
Sin duda, la justicia desempeña un papel crucial en la investigación y resolución de los reclamos que se presentan a nivel local, especialmente la justicia penal.
La magistratura uruguaya, en general, goza de un alto nivel profesional y compromiso con la equidad.
¿Dónde entran en esta ecuación los reclamos en Estados Unidos?
En casos como el del Caso Goldring, es muy poco probable que se mantenga un esquema de ocultamiento de pérdidas sin la participación de otros actores relevantes.
Goldring desarrollaba su operativa a través de bancos de inversión americanos. En este caso, los bancos estadounidenses involucrados están sujetos a una estricta regulación y supervisión por parte de organismos como la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU.), la FINRA (Autoridad Reguladora de la Industria Financiera) y la CFTC (Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas), entre otros.
La participación de estos bancos, regulados y supervisados rigurosamente, plantea importantes preguntas sobre la eficacia de los mecanismos de control y supervisión en la prevención y detección de prácticas fraudulentas.
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