Cuando hablamos de cannabis parece que el tema se resume únicamente a hablar de la lucha contra el narcotráfico y del consumo problemático de drogas, temas que claramente son importantes pero que indudablemente no pueden ser los únicos tratados por esta política pública y por nuestras autoridades en la materia.
En esta nota le quiero dar una visión diferente al tema cannabis; Quiero hablar de la industria nacional en torno al cannabis, quiero hablar de la cantidad de puestos de trabajo que genera esta industria, quiero hablar del desarrollo productivo, de la investigación y de la innovación en tecnología que podemos lograr a través del cannabis, quiero hablar del inmenso potencial que no estamos visualizando y que, por ende, se lo estamos negando al País, a los productores y a nuestra industria nacional.
En sus inicios, la regulación intentó luchar contra el narcotráfico generando los derechos y las vías de acceso al cannabis, dando una producción de calidad a los usuarios, generando mejoras de salud pública, quitándole de esta forma los consumidores al narcotráfico.
Lamentablemente ese objetivo no se ha cumplido en su totalidad y seguimos con un mercado legal de cannabis totalmente insuficiente, no fuimos capaces de cubrir la demanda a través de la producción generada en las empresas licitantes y dimos lugar a un mercado paralelo de cannabis que lejos está en la mayoría de los casos de llamarse narcotráfico o por lo menos de responder a esos códigos, prácticas y usos tan nocivos para nuestra sociedad.
El auto cultivo y los clubes de cannabis, fueron los lugares donde los usuarios pudieron refugiarse y encontrar un acceso suficiente y de calidad para sus demandas, pero las propias limitaciones del sistema en cuanto a cantidades de producción y número de socios bloquearon la posibilidad de crecimiento de estas vías de acceso.
Sin embargo, y a pesar de todo, sería mezquino decir que esto es un error atribuible a la legalidad, o ver en esta situación un problema causado por el propio mercado regulado del cannabis.
Hoy tenemos la gran oportunidad de consolidar la Marca País que venimos generando, tenemos una de nuestras últimas oportunidades para generar valor agregado y competir productivamente con el mundo y la región que vienen creciendo sin pausa y a pasos agigantados, sobre todo, en los productos derivados.
La industria del Cannabis no se reduce únicamente al cultivo y la cosecha de flores para uso adulto, las posibilidades de industrialización son muchísimas y abarcan desde la producción de semillas para aceite y harina, la generación de extractos con diversas finalidades, hasta el cultivo de cáñamo para fibras y materiales de construcción, todas actividades que recién se están comenzando a vislumbrar y realizar en nuestro país y que necesitan reglas claras para su desarrollo, registro y competitividad.
Estamos hablando de un producto agroecológico, con todas las características de un cultivo deseado, beneficioso para el suelo y que ayuda en gran parte a combatir y minimizar la famosa huella de carbono, actualmente uno de los temas más preocupantes a nivel medio ambiental.