Home Teatro Los monstruos de un mundo que tambalea
0

Los monstruos de un mundo que tambalea

Los monstruos de un mundo que tambalea
0

El año pasado, cuando escribíamos sobre Clausura del amor, obra del dramaturgo y director francés Pascal Rambert que protagonizaban Cecilia Cósero y Mateo Chiarino, señalábamos que había una recurrencia de los personajes a referirse a las posibilidades y los límites de las palabras. Con las palabras “se hacen cosas” como decía John Austin, no solo se transmite información, y el teatro es un espacio particularmente potente para comprobar la performatividad de la palabra. En Clausura del amor, indicábamos, “se aprecia un intercambio de monólogos en que las palabras hieren, lastiman, dejan huellas en las otras personas”. Finlandia, la obra que el propio Rambert dirige para la Comedia Nacional, parece compartir esta característica, aunque también se diferencia bastante en otros aspectos.

En primer lugar vale señalar que Ranbert suele tener presente para quien o para qué escribe. En el programa de mano se incluye un texto de Marie Plantin en el que se afirma: “Pascal Rambert escribe para. Sus piezas nunca surgen de la nada, son siempre fruto de un nuevo encuentro o de un vínculo que se teje en el tiempo. Cada objeto -como él llama a sus obras- convoca a sus intérpretes con la misma ficción que se desarrolla, derivando en una misteriosa alquimia entre sujeto humano y sujeto narrativo”. En este caso el autor escribió la obra para los actores españoles que la estrenaron en Madrid. Más allá de cómo habrá sido el proceso de escritura, la obra desde el inicio estaba pensada para intérpretes españoles, y desde allí surge esta historia que se ubica en una zona de Europa todavía algo desconocida para quienes viven en España, pero protagonizada por dos españoles. De alguna forma Rambert parece buscar que los personajes estén aislados de su contexto, que solo estén ellos y sus palabras que buscan, al igual que en Clausura del amor, herir y lastimar.

En la versión uruguaya los personajes, como es característico en los trabajos de Rambert, llevan los nombres de pila de los actores que los representan: Diego y Stefanie. La historia transcurre en Finlandia, donde Stefanie se encuentra rodando una película. Diego ha conducido 4000 mil kilómetros en auto para llegar al hotel de madrugada. Él también es actor, pero de teatro, tiene más prestigio intelectual, pero menos euros en la cuenta bancaria. La pareja se está separando, y si bien se anuncia que el tema central de la obra es la forma en que buscan resolver quien se queda con Nina, su hija, esto no parece ser lo más relevante en la mayor parte del intercambio. Sí, la niña no solo aparece en los parlamentos sino que también se hace presente en un momento del espectáculo, pero la mayor parte de la obra se articula en un intercambio de casi monólogos en que los personajes se agreden mutuamente mostrando grandes dosis de resentimiento.

Fue el propio director y dramaturgo quien tomo la decisión de trabajar con Diego Arbelo y Stefanie Neukirch, según cuenta en el programa de la obra “A menudo se dice que en el teatro los actores no se hablan cuando actúan, pero lo que me gusta a mí es que los actores sean exactamente como la vida. Entonces, al verlos, me dije que quería trabajar con ellos”. Y se entiende la decisión, Arbelo y Neukirch poseen una potencia particular y logran que la poética de Rambert, que no es naturalista, aparezca como “la vida”. Para esto parece haber también un trabajo de adaptación del texto a nuestro país. Por ejemplo, para tomar un fragmento de la obra publicado en el programa, Stefanie le dice a Diego: “… yo creo que sos un inútil es duro decirlo pero creo que sos un fracasado un tipo que no llegó a nada y ahora no nos vas a hacer pagar ni a mí ni a Nina por tu fracaso en la vida ¿tá?” Ese ¿tá? Es solo el indicio más claro de la adaptación del texto a nuestra forma de hablar. Pero lo fundamental es cómo los actores se apropian del resentimiento de los personajes elaborado por el autor para hacer que creamos en todo momento en ellos.

El diseño escenográfico, casi totalmente blanco, parece reforzar esa sensación de frialdad que nos sugiere el título de la obra. Un reloj de frente a la platea señala la hora de la madrugada en que transcurre la historia. Es información relevante porque nos permite entender que el tiempo de la historia que se representa coincide con el tiempo de la representación. Esta coincidencia, junto con un diseño “realista” parece indicar que estamos ante un espectáculo con esa convención. Pero el lenguaje de los personajes no es realista. La poética de Rambert parte de lo que podría ser un intercambio en esas condiciones, pero se eleva de la coyuntura y de la historia individual. El autor propone un texto en donde afloran diferencias de clase, diferencias en la forma de entender la profesión, diferencias en la forma de entender el amor. Pero fundamentalmente pone foco en cómo hay un universo masculino que se desmorona. Diego es un personaje posesivo, celoso, egoísta, repleto de contradicciones, pero parece actuar con un instinto de supervivencia que refleja un momento de transición. Un momento en que un cúmulo de privilegios están tambaleando. Y esto trasciende ampliamente la situación puntual.

Tampoco el personaje femenino está exento de contradicciones, y en un intercambio en que permanentemente se toman palabras del interlocutor para devolverlas como un ataque, es difícil calibrar las acusaciones. En este aspecto sí resulta clave la aparición de Nina sobre el final. Todo el intercambio de violencias de la pareja parece encarnar en una niña que de alguna manera representa otros momentos de su relación. Con Nina presente la angustia y la crueldad se amplifican. El momento final, por primera vez en un tono de voz casi susurrante, hace que gran parte de la angustia de la obra se la vaya masticando el púbico.

Finlandia va hasta el 9 de junio, y más allá de otras consideraciones, es de esas obras que cuentan con actuaciones que invitan al teatro por sí mismas. No se la pierdan.

Finlandia. Autoría y dirección: Pascal Rambert. Elenco: Stefanie Neukirch, Diego Arbelo y Julieta Correa. Fotografía: Carlos Dossena.

Funciones: jueves a sábados a las 21:00, domingos a las 17:00. Sala Verdi

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js
Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.