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MARTINA CASÁS, diputada del Frente Amplio Seregni decía: encontrar la verdad en el otro

MARTINA CASÁS, diputada del Frente Amplio  Seregni decía: encontrar la verdad en el otro
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Tiene 29 años y toda la energía de una generación que toma su lugar sin pedir permiso. Ecologista y feminista es una clara exponente de la izquierda que se viene. Duerman sin frazada, hay relevo.

Por Jorge Lauro y Alfredo García / Fotos: Rodrigo López

PERFIL:
Nació en Montevideo hace 29 años, pero se crió en Colonia. Su padre trabajó como técnico en inseminación, y su madre fue secretaria de un dentista. Fue a la Escuela 1, José Gervasio Artigas, y después al Liceo 1. Con 18 años vino a estudiar en Montevideo. Tiene dos hermanas más grandes: Rosario y Eugenia.

¿Dónde surge el interés por la biología?
De siempre,me gustaban mucho las plantas. Me acuerdo que con cinco años me regalaron un microscopio. En una época quería ser veterinaria, después ingeniera agrónoma. Cuando estaba en el liceo decía que quería ser bióloga. Entré a Facultad de Ciencias y terminé estudiando ecología de pastizales.
¿Hay mucho campo laboral para los biólogos?
La mayoría se dedica a investigar y a la docencia. Mucho no hay. Los biólogos no somos una sola cosa, hay virólogos, ecólogos, microbiólogos. La biología me ayudó a trabajar en el mundo privado. Desde hace años Facultad de Ciencias trabaja en demostrar que la biología es un campo amplio.
¿Y la vocación política de dónde surge?
De chica, me gustaba mucho. Mi familia es muy politizada. En casa siempre tuvimos muchos libros de historia reciente. Mis padres son frenteamplistas de base. Empecé a militar en facultad, en la Federación de Estudiantes.
¿Sigue siendo difícil ser frenteamplista en el interior?
Sí. Convivís con un montón de personas que sabés que no piensan igual que vos. Es difícil manejar las diferencias en lugares tan cerrados. En el interior, el frenteamplista suele ser un poco más tapado.
¿Sigue habiendo represalias?
No sé si son represalias, pero son etiquetas. “Esa familia de comunistas”.
¿Cómo se explica el fenómeno Moreira y que pueda volver a ganar? ¿No pesa en las mujeres?
Lo que pasa es que a los candidatos no los eligen las mujeres, los elige el Partido Nacional de Colonia. Hay mucha gente que al final del día sabe que es la intendencia la que te contrata si tu hijo tiene un camioncito. Lo terminás votando porque puede llegar a darte una ayuda. Esas cosas pesan en el interior.
La intendencia es un poder económico fuerte.
En todas las intendencias del interior. Tienen su peso. Y muchos viven de eso.
Votaste por primera vez en 2014.
Me olvido de cuándo voté por primera vez, porque ya había militado en 2010.
¿Quién te enganchó en esta cuestión?
Empecé a militar en la FEUU. Nunca me sectoricé en el Frente Amplio, pero me sumaba a las actividades de Jóvenes del Frente y a las campañas como las del No a la Baja. En 2018, percibí que era difícil sostener un cuarto gobierno. Además, entendí que en los temas ambientales había un déficit. Me había sumado a la Unidad Temática de Ambiente del Frente Amplio, que es donde se trabaja el programa. Había ido a visitar a mis padres a Colonia, estábamos mirando el noticiero y apareció Mario Bergara. Me identifiqué con él y quise sumarme a su campaña. Mandé un correo presentándome, y que quería sumarme a la campaña de Mario Bergara. El lunes ya tenía una respuesta, me invitaron y tuve una reunión con quienes hoy son compañeros.
Fue una afiliación digital.
Sí. No sé si pasa seguido. Ha sido un proceso muy lindo, el descubrir que alrededor de Mario había compañeros súper valiosos. Desde el inicio nos dieron un espacio. Cuando llegué dije que quería trabajar en temas ambientales. Nos dieron espacio en los lugares donde se toman decisiones. Que yo termine de diputada suplente significa que realmente nos abrieron los espacios.
¿Cuáles fueron las falencias del Frente Amplio en materia ambiental? ¿UPM, la ley de riego?
No diría que UPM tenga la culpa de las políticas ambientales de un gobierno. Creo que Uruguay necesita industrializarse, ampliar las exportaciones. Necesita otro tipo de desarrollo. Lo que nos faltaba era darles peso a las políticas ambientales. Y eso no significa crear un ministerio. Creo que el Frente Amplio creaba muy buena reglamentación en temas ambientales, pero luego no tiene ningún efecto sobre la toma de decisiones.
Con las leyes que quedaron, UPM vuelca una cantidad de litros de ácido y paga una multa que es irrisoria.
Ahí nos quedaron cosas en el camino. Por ejemplo, en el último período del Frente Amplio se escribió una ley sobre delitos ambientales. Hace poco fue aprobada en el Senado, y ahora está en Comisión en diputados. Es verdad que las multas no le afectan a UPM.
El río Santa Lucía es otro caso.
La cuenca del Santa Lucía ha ido mejorando. De los cuatrocientos tambos que había, más de la mitad han cambiado su manejo de efluentes. Cuesta incluir los temas ambientales en las agendas de los gobiernos. Las prioridades siempre están puestas en el trabajo, la salud, la educación, la seguridad. Los temas ambientales quedan relegados. Una empresa como UPM, que factura dos millones de dólares por día, puede internalizar como un costo una multa de cuarenta mil dólares.
Son chirolas.
Hay que darle mayores herramientas al Estado para que pueda fiscalizar. Porque de ese derrame no se enteran primero UPM o el Estado, sino un vecino. Y es el vecino el que le avisa a UPM, que después le avisa al Ministerio de Ambiente. Tenemos que tener las herramientas para enfrentarnos a esas situaciones. Creo que la creación del Ministerio de Medio Ambiente no implicó una jerarquización de las políticas ambientales. Es el ministerio con menos presupuesto.
Hay una contradicción entre desarrollo y medio ambiente. ¿Qué es más importante?
Existe la idea de que el ambiente se contrapone al desarrollo. De desarrollo sostenible se habla desde 1992. Toda mi generación está muy empapada en eso, y por eso no nos parece natural vincular al ambiente en una política de desarrollo. Hay formas de hacer infraestructuras al servicio de la ciudadanía, y que sean consideradas con el ambiente. El 70% de la infraestructura del Uruguay está en los márgenes litorales y costeros. En un escenario de cambio climático, con tormentas más fuertes y crecimiento del mar, esas cosas se ven dañadas.
La pregunta es cuánto cuesta hacer bien las cosas.
Y no es sólo cuidar el ambiente, sino también las personas. Uniendo el ambiente con el trabajo. Uruguay tiene una población rural baja, y están expuestos a un montón de peligros, entre ellos los agroquímicos y los agrotóxicos. Hicieron un estudio en el que aparecieron trazas de agroquímicos en niños de escuelas rurales. Si empezamos a educar a la gente en que tenemos que hacer compatible el desarrollo con el cuidado del medio ambiente… Ahora ya todos entendimos qué pasa si no cuidamos el agua. Es necesario tener un desarrollo sostenible, porque de lo contrario eso implica que la gente viva mal. Y no hay tal futuro. Si no tenemos costa, no vamos a tener turismo. Si no tenemos bien cuidados los ríos, aparecen las cianobacterias, y eso también afecta la producción rural y el turismo.
¿Cuáles fueron las fallas en los gobiernos del Frente?
Me parece que faltaron leyes específicas, por ejemplo para la protección de ecosistemas. Tenemos una tradición de cuidar cosas muy específicas.
El monte nativo.
El monte nativo, los palmares, el venado de campo, sin una visión global. O de promover una cosa puntual, como la movilidad eléctrica en la ciudad de Montevideo. Nosotros hicimos un cambio brutal en la matriz energética, pero todavía no hemos logrado que eso permee en otras áreas. Seguimos quemando combustible en algunas industrias.
En el transporte es claro.
Es claro. Las personas siguen apuntando a tener un vehículo personal a nafta, y no a un mejor transporte público eléctrico. Y estoy hablando de gobiernos nacionales y departamentales del Frente Amplio. Tenemos que tener una visión más a futuro sobre cómo ir incorporando distintos temas ambientales. Eso no significa que no se haya hecho nada. Creo que el Frente Amplio avanzó muchísimo, como en los planes de uso y manejo del suelo en el agro. Nos falta mejorar en la fiscalización y en la regulación de los transgénicos.
Algunos ambientalistas dicen que el Frente fue el gran promotor de la forestación y la soja, que va en contra del ambiente.
La forestación venía de antes, pero se siguió desarrollando. Las exoneraciones impositivas a la forestación se las quitó el Frente Amplio. Sí, la forestación aumentó en los últimos años. Y la soja, como commodity, avanzó en toda Latinoamérica. En Bolivia, Paraguay, Brasil, Argentina, Uruguay. Y tuvo los mismos efectos en todos lados, con el cambio de ecosistemas enteros. En Uruguay se cambió el pastizal natural. En Argentina, se arrasó el Chaco. En Brasil, el Amazonas. En Paraguay pasa lo mismo. Es un problema regional. Tendríamos que haber sido mucho más estrictos. Avanzó el acaparamiento de las tierras en manos de sociedades anónimas extranjeras.
La coalición denuncia que el período de mayor extranjerización de la tierra fue durante el Frente Amplio.
Hay artículos científicos que hablan de que es un avance regional. No es el Frente Amplio, es esa década en la que aumentaron los precios de los commodities como la soja, la canola y otros. Y aumentaron por el desarrollo de los biocombustibles en la región.
Y aumenta el precio de la tierra y el costo de la producción para los arrendatarios.
Tiene muchísimos efectos. Desplaza a los productores ganaderos. Los productores lecheros siempre te dicen que qué incentivos tienen para levantarse a las cinco de la mañana para buscar la vaca si el vecino planta soja y se va a Cancún veinte días. Y es verdad. Es bastante difícil mantener las producciones que son más sostenibles y tradicionales. Lo que le faltó al Frente Amplio es pesar en la balanza qué hacer. No te hablo de prohibir, porque no soy amiga de prohibir nada, pero sí de tratar de proteger las otras actividades frente a este avance regional. Ahora el hidrógeno verde parece ser la panacea, pero esa misma promesa está en Costa Rica, Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Y es agua, además.
Es el uso intensivo del agua. Depende de dónde se instale qué tipo de agua va a usar, si superficial o no. Algunas producciones parecen ser menos riesgosas que otras. Pero lo que tenemos que ver son los efectos del hidrógeno verde.
¿Positivos o no?
Uruguay necesita tener desarrollo industrial, pero no podés entregar la soberanía, no responder a la extranjerización de la tierra. Si mañana se instalan, no tenemos ninguna normativa que regule el hidrógeno verde. Nunca aplicamos ningún canon del agua para industrias como UPM, Google, Coca Cola. No tenemos una política activa de protección de los recursos naturales, o de defendernos ante el extractivismo. Uno puede dejar entrar una empresa, pero con una contraparte. Cualquier actividad humana tiene un impacto ambiental. ¿Cómo se puede mitigar?
Hasta dónde es aceptable.
Y cómo me lo van a compensar. Lo tienen que compensar con calidad de vida para las personas. Y no se hizo así.
¿La expansión sojera no redundó en el aumento de la canasta alimentaria?
Creo que en esos años se recaudó más impositivamente, y eso se distribuyó de distintas maneras. ¿Pero cómo se distribuye la mitigación de los impactos ambientales? ¿Creaste capacidad técnica en investigación y desarrollo tecnológico? Para algunas cosas, sí. La Universidad de la República tiene carreras nuevas en el interior, que se dedican a estas cosas. Se pudo invertir un poco y se mitigaron los impactos, pero hay que ser mucho más ambicioso. Ahora tenemos que desarrollar cómo producir carne con la menor emisión de gas de efecto invernadero. Cómo transportar la carne y la celulosa con la mayor eficiencia. Cómo disminuir el uso intensivo de agua. Claramente nos falta un montón, y la parte ambiental siempre es la relegada. La postura es la de: “entiendo que tenés este problema, pero tengo que abrir cien escuelas, tengo que dar cuarenta mil puestos de trabajo, tengo que disminuir la inflación”, y los problemas ambientales terminan siendo los últimos.
¿El Frente Amplio tiene en su programa todo esto o es un pensamiento tuyo?
Lo tiene, sí. Dentro del programa del Frente Amplio se desarrolla el concepto de la transición ecológica justa, que habla de cómo transformar la forma en que producimos, para que sea ecológica y justa. Transición significa pasar de un modo de producir a otro, y eso tiene etapas y velocidades. Las velocidades son decisiones políticas. Desde 1992 venimos hablando del desarrollo sostenible y no se ha cumplido ninguno de los objetivos, más que un 15%. Y vamos casi treinta años. Esas son las velocidades políticas. ¿Cómo manejamos esas velocidades? Tenemos apuro en algunas cosas, como en resolver los problemas de crisis hídrica. Sería interesante cambiar cómo producimos la comida, de acá a diez años. La transición ecológica justa es eso.
¿Qué es lo justo?
Cuando producimos de cierta manera, hay gente que se lleva todos los beneficios y no sufre ninguna de las consecuencias. Las personas que invierten en soja no viven en el medio rural.
No tienen problemas con los agrotóxicos.
No van a tener problemas con la avioneta que pasa cerca de le escuela rural o con que en enero no hay agua para el ganado, ni con que desaparecieron las abejas en las colmenas. No hay una distribución justa entre quienes se llevan los beneficios y quienes sufren los perjuicios. Empezar a repartir mejor esas cosas implica cambiar desde cómo cobramos las multas hasta cómo podemos proteger a las poblaciones que viven en el medio rural. Si mañana decidimos invertir en hidrógeno verde, ¿vamos a producir para que Uruguay tenga toda su flota de camiones en base a hidrógeno verde o vamos a producir para expandir el consumo energético de Europa? Muchas veces nadie se hace la pregunta de para qué estamos produciendo. ¿Produzco para generar divisas y tener mi ingreso, y no en base a mis necesidades y mis objetivos? Para que algo sea justo, primero tiene que cubrir las necesidades de los uruguayos. Que sea justo significa que distribuyas la riqueza natural, tanto en las generaciones actuales como en las futuras.
Capaz vuelvan las manifestaciones de Un Solo Uruguay.
No creo.
Cuando les quieras poner impuestos para sostener esa justicia, se van a cortar las rutas.
Lo que no está dicho en el programa del Frente Amplio es cómo se va a hacer y la velocidad de la transición. Y a veces la velocidad de la transición depende de los grupos de resistencia, y hay algunos que tienen muchísimo poder en Uruguay. Ahí vamos a tener que ver cómo se planta un gobierno frente a esos grupos. El desarrollo no es incompatible con el ambiente, lo que es incompatible son los grupos de poder que han tomado las decisiones sobre qué tipo de desarrollo queremos.
¿Vamos a ver un Frente Amplio dispuesto a enfrentar al poder fáctico?
Quiero creer que sí. Los grupos de poder también se dieron cuenta de que es el momento de cambiar cómo estamos produciendo. Tenés grandes empresas productoras de químicos que están buscando formas alternativas. Tenés empresas y bancos de semillas y transgénicos que están buscando otras formas de producir. No se van a oponer del todo a esto, porque sabemos que los límites de este desarrollo productivo los está imponiendo la naturaleza y el cambio climático. Un poco de voluntad por parte de todas las partes va a haber.
Acabás de decir que la mayoría de ellos no paga las consecuencias.
Es verdad que las sufren menos. Pero ellos tienen que ser parte de la solución. No te digo que hay que prohibir los monocultivos, sino buscar una manera de sostener mejor la producción, con mejores planes de manejo del suelo, con tiempos de descanso, con cambios en el transporte.
Mujica les quiso cobrar la contribución inmobiliaria y armaron una revolución.
Por eso hablamos de una transición. Lo que más lleva tiempo es el diálogo político con esos grupos. Obviamente que tenés que tener una actitud muchísimo más confrontativa, pero eso no significa que estés negado a dialogar con esos grupos. Me parece fundamental hablar, desde con las empresas petroleras hasta con el productor sojero. Todos tienen que entender que tienen su rol en ese desarrollo sostenible. Lo que tenemos son apuros diferentes. Mi generación tiene un apuro mucho mayor. Cuando mi sobrino tenga cuarenta años no me van a hablar de las divisas que generó la exportación de soja, si no tienen dónde plantar un tomate.
O cinco grados más de temperatura promedio.
Sí, porque eso de sostener el 1.5 del Acuerdo de París no anduvo. Tuvimos los inviernos más cálidos en el Sur y los veranos más cálidos en el Norte, y muchas de esas temperaturas ya sobrepasan el 1.5. Estamos muy lejos de cumplir nuestras propias metas. Me preguntan si el Frente Amplio va a confrontar. Puede ser. Le tengo fe a mi generación, que está tanto en el Frente Amplio como afuera, y en los otros partidos políticos. Tenemos conocimiento de personas que están en el Partido Nacional y en el Partido Colorado que están interesadas en este camino de minimizar los daños ambientales.
Cabildo Abierto dice que el calentamiento global es un invento.
Una persona de Cabildo Abierto, Domenech. Pero en Cabildo Abierto tenés a Rafael Menéndez, que es consciente de que el cambio climático existe, de que hay que hacer un desarrollo más sostenible. Podemos encontrar un discurso común, con distintos tonos. Seguro encontramos puntos de acuerdo en los partidos políticos y en los movimientos sociales, y tenemos que encontrarlos en los productores y en los exportadores. No creo que se necesite un Frente Amplio confrontador, sino uno que dialogue con todas las partes. Es un tema del que no se escapa ni Uruguay ni la región ni el mundo.
El país está políticamente dividido en dos bloques. Muchas veces muy enfrentados. ¿Cómo tendés puentes?
No veo que Uruguay esté tan polarizado, sigue siendo el país de las cercanías. Estamos tratando de reactivar la juventud interpartidaria, con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y tenemos puntos de encuentro. En educación sé que no puedo discutir con el Partido Colorado, porque vamos a estar en desacuerdo. Pero entendemos la necesidad de llegar a un diálogo en algún momento. Obviamente que en el 2024 se va a megapolarizar todo, porque es el momento de la campaña electoral. Pero tanto dentro como fuera del Parlamento podés encontrar puntos de acuerdo con todos los partidos políticos. Cuando voy a otros países me dicen que es increíble que en Uruguay Mujica se junte con Sanguinetti, o que saludemos al Partido Nacional en su cumpleaños, o que la juventud en la que milito haya sacado, el 20 de mayo, una declaración con la juventud del Partido Nacional. Si empieza a existir la grieta en Uruguay, es porque la gente insiste en que exista.
Es un tema generacional. ¿Son los viejos los que generan la grieta?
Puede ser. Aunque sé que hay jóvenes de Cabildo Abierto con los que nunca voy a tener acuerdo, porque hacen una política que no se parece a lo que su generación expresa. Tengo confianza en que Uruguay ha sabido salir de situaciones muy complejas a base de diálogo entre actores que opinaban muy diferente. Capaz hoy tengo un excelente diálogo con mis congéneres, pero capaz en treinta años no nos podemos ni ver, por la cantidad acumulada de discusiones que no pudimos resolver. Bromeo diciendo que se trata de encontrar el mínimo común múltiplo. Sé que hay cosas con las que no voy a estar de acuerdo, y prefiero manifestarlas. Eso no significa que me generen una ceguera para discutir. Seregni tenía algo que me gusta mucho, y que es encontrar la verdad en el otro. Cada uno tiene su verdad. Por mis valores capaz me cuesta identificar que el otro tiene una verdad. No me molesta que mañana venga un sojero a decirme que las cosas no son como digo. Capaz me cambia la visión. Capaz tiene su verdad, que yo desconocía. Esa es la mejor forma de hacer política. No creo que pase como en Argentina, donde de tanto hablar de la grieta al final terminan todos agrupados.
Los cargos son más poderosos que las grietas.
Se ve que en la grieta florecen los cargos políticos. Va a ser difícil que se genere una grieta en Uruguay, porque tenemos ciertas tradiciones, ciertas políticas que más o menos defendemos todos juntos. Muchas veces los defensores de las empresas públicas no son todos del mismo partido, sino de algunos sectores. El batllismo permeó tanto en la sociedad que nos cuesta imaginarnos un país donde florezca de verdad un discurso de que las empresas públicas son ineficientes.
¿Por qué pierde el Frente?
Capaz la respuesta está muy permeada por El Frente Amplio Escucha, con el que le hicimos exactamente esa pregunta a la gente. Soy del interior, que es muy diverso, tanto como una ciudad. Si bien era centralizada la forma en que la OPP mandaba la plata al interior, al final la política no estaba tan adaptada a las necesidades de las personas. Había una sensación de desarraigo con las políticas públicas del Frente Amplio. Luego, creo que se sintió cierta soberbia en las campañas de logros que hacía el Frente Amplio. A muchos nos cambió la vida, pero a otros no. Que haya aumentado el salario mínimo un 40% en diez años, pero al final del día tu salario son diecisiete mil pesos, por más que la cifra del 40% sea importante, te sigue sin alcanzar. Y cuando recorríamos el país lo hacíamos para explicar las cosas y no para escuchar.
¿Hubo paternalismo?
La falta de receptividad en el diálogo te hace perder. Y luego está que ganaron un montón de discursos, como el de la inseguridad. La gente empezó a sentirse insegura. En parte era una sensación térmica, en algunos lugares, pero en otros era real. Hay gente que estaba viviendo situaciones de inseguridad, y eso hay que aceptarlo. Y también que había compromisos que no se lograron. La suma de todas esas pequeñas cosas dio la imagen de que el Frente Amplio era un proyecto agotado. Pero creo que ahora cambió, porque la gente entendió que el cambio que le prometieron no fue tal. En la recorrida de El Frente Amplio te Escucha pasó que nos dijeran que perdimos por la inseguridad pero que ahora tampoco se sienten más seguros. Sé lo que es ser oposición, ahora, pero no sé lo que es ser oficialismo, más allá de haber sido militante de un gobierno oficialista. Entiendo que a los dirigentes de ese momento les faltaba empatía para con las personas a la hora de ir a escuchar sus problemas. Uruguay cambió muchísimo gracias a los gobiernos del Frente Amplio, y para bien. Pero no alcanzó con eso.
En educación marchamos a la B.
Sí.
Ni los gobiernos de Tabaré y el Pepe pudieron lograr un cambio educativo sustancial.
Se enfocaron muchísimo, y creo que lo lograron bastante, hasta que llegaron la pandemia y este gobierno, y mucha gente se cayó del sistema educativo. Pero se universalizó la educación. Cuando salían a corrernos con que nos iba mal en las pruebas PISA, si leés el informe dice que esos resultados están dados porque más gente accede a la educación secundaria, con necesidades básicas no cubiertas, y por ende es muy difícil que tengan buenos resultados en una prueba estandarizada. Se crearon dispositivos adaptados a las distintas realidades de las personas. Esas cosas fueron buenas, pero es verdad que no alcanzó. Y cuando las cosas no alcanzan, la gente quiere un cambio porque ve que por ese camino no fue suficiente.
¿Y ahora?
En educación hemos retrocedido. Que le llamen reforma educativa a una reestructura curricular que lo que implica es un recorte de horas docentes, de opciones de diversificación de bachillerato, haciendo desaparecer incluso el bachillerato biológico como tal, que ya no existe más. Simplifican la educación sin reformarla de verdad. Uno espera que la reforma sea desde la aproximación pedagógica, desde la independencia de los estudiantes, y no tanto lo que hicieron, sin cambiar nada al final del día. Creo que sí, que al Frente Amplio le faltó mucho, pero tener la Universidad de la República en el interior del país le cambió el panorama a un montón de personas. No creo que haya un fracaso educativo, sino que no alcanzó, después de una pandemia y después de una reforma fallida de la educación, por la que cada vez menos gurises siguen yendo al liceo, porque no tienen ningún incentivo, porque ni siquiera te dan de comer. Nosotros teníamos hasta programas para dejar las drogas a través del deporte, y un montón de opciones.
Pero seis de cada diez no terminaban el liceo. ¿Ahora aumentó la deserción?
Por lo que he visto, aumentó. Te pueden criticar un seis de cada diez, pero si pasa a ser un siete de cada diez… Seis de cada diez habiendo primero aumentado y universalizado la educación. Que en tres años logres un siete de cada diez está un poco triste para logros.
¿Qué herencia ves que va a dejar este gobierno? Pensé que iban a tener un poco más de cuidado. Me acuerdo que Azucena Arbeleche decía que había que medirla por dos cosas, por la inflación y por el déficit. De la inflación dejó de hablar.
Bajó.
Dejó de hablar cuando subió un poco en la pandemia. Y sobre el déficit, al final del día, si te ponés a sumar todas las cosas que programaron para 2025, 2026 y 2027, a través de los contratos Crema, a través de los fideicomisos, y en cambio van postergando. En el próximo gobierno, sea de ellos o del Frente Amplio, se van a dar cuenta de la que se mandaron. Es muchísimo más el déficit que van a dejar respecto al que recibieron. Te hablaban de novecientos millones de dólares y ahora deben andar cerca de dos mil millones de dólares, para 2025-2026, en programación de obras que hicieron, en cosas que no tienen que pagar ellos. Patearon varios paquetes para adelante. No crearon ningún proyecto nuevo de energías renovables. No modificaron la educación ni la seguridad social. Aumentaron el combustible, lo que supuestamente no iban a hacer. Dejan múltiples paquetes, y encima te van a dejar el Estado lleno de gente adentro, porque metieron más de cien personas en ASSE, más de setenta en el Ministerio de Ambiente. ¡Y qué paquete el del regalo del puerto, con el contrato con Katoen Natie!
¿Va a tener consecuencias judiciales eso?
Espero que tenga. Que hayan hecho ese acuerdo y que regalen el puerto por tanto tiempo… Hasta ahora no hemos tenido nuevas noticias, pero si nos llegan a dejar el paquete del proyecto Neptuno… La promesa era de doscientos ochenta millones de dólares y ahora son trescientos, teniendo que pagar, durante veinticinco años, un monto fijo por un agua que no va a ser de calidad. Ahí tenés una cantidad de paquetes, que espero tengan alguna consecuencia. Claro, después acá el Senado se va a llenar de gente tratando de abrazarse a un fuero. Espero que esto tenga consecuencias judiciales, porque uno no puede venir y gobernar y luego irse como si todo estuviera bien. Todas las cosas que dijeron que iban a hacer mejor, o que prometieron que iban a cambiar, al final del día no las hicieron mejor, las empeoraron o las están haciendo más caras. Creo que algunas consecuencias tiene que tener, judiciales o condenas políticas. Hay gente que no puede volver a gobernar después de que se vaya ahora.
¿Complica mucho al Frente Amplio el plebiscito de la seguridad social?
Creo que el Frente Amplio tiene la capacidad de gestionar muy bien los desacuerdos. El plenario en el que se decide libertad de acción genera la capacidad de que cada uno pueda expresar su opinión. Estaría bueno que todas las personas dentro del Frente Amplio tengan una postura clara, ya sea a favor o en contra. Cada uno hará la campaña que le toque hacer. Pero no sé si nos complica.
La única que falta es Carolina Cosse.
Sería responsable que todos tengan su postura.
¿No le va a complicar al Frente en la campaña? El gobierno actual lo va a utilizar.
Por eso te digo que sería importante que todos se manifiesten, porque el Frente Amplio es unidad en la diversidad. Tenemos opiniones diversas. Tenemos acciones unitarias, y lo que nos une en la campaña de 2024 es el programa de gobierno. Y una vez terminadas las internas, lo que nos une es la fórmula que acordemos. Tenemos la capacidad de generar cosas que nos unen. Y hay que tener claras las que nos dividen, y quién opina una cosa y quién opina la otra. Si la oposición quiere hablar del “Frente Amplio”, que lo haga. No sé si nos complica. Si ellos lo quieren explotar, que lo exploten. Pero me parece que el Frente Amplio siempre ha sido bastante claro cuando tenemos discrepancias internas. Se conocen, y se conoce cómo las resolvemos. Puede parecer que es un escenario complicado, pero mientras se sepa quién está a favor y en contra, el Frente Amplio tomó la postura de darles libertar de acción a las personas.
Hoy la derecha argumenta que el Frente está cooptado por los sectores más radicales, los tupamaros y los comunistas. ¿Cómo se les responde?
Hay un libro muy interesante que se llama Cómo sobrevivir a la militancia, que habla de cómo funciona realmente el Frente Amplio y cómo tomamos las decisiones. Son corrientes muy fuertes dentro del Frente Amplio. ¿Estamos cooptados por las corrientes radicales? ¡Yo qué sé! No. Tenemos una mesa política en la que todos los sectores tienen representatividad, dialogando. El Frente Amplio no está cooptado por nadie. De verdad somos coalición y movimiento. Cuando las bases toman decisiones, las llevan al plenario y las manifiestan. Y las bases son el conjunto. Como les decía, durante mucho tiempo fui una persona independiente dentro del Frente Amplio, y nunca sentí que mi postura se viera empañada por personas más radicales que yo. Yo sentía que estaba aportando de la misma manera que aportaba una persona del MPP o del Partido Comunista. Creo que desde el desconocimiento de cómo funciona el Frente Amplio, y apoyándose en que ven que ese discurso genera…
Miedo…
La receta de la derecha es esa, cómo gestionar el cuco, la idea de que el Partido Comunista te va a robar los nenes y los va a llevar a Siberia. Y después tenés un montón de posturas, que surgen de nuestro lado y que han permeado, como que “ahí van los moderados”. Tampoco hemos sido tan moderados. Somos una fuerza progresista, de izquierda, que tenemos un montón de sensibilidades que hemos sabido manifestar en base a las necesidades de la gente y los militantes del Frente Amplio. Tenemos una bancada donde cada sector tiene un representante, y no es que la balanza vaya para un lado o para el otro. Creo que es desde el desconocimiento que surgen los cucos.
Aunque sepan.
Porque funciona mucho más decir que el Frente Amplio está radicalizado. Si a ellos les sirve y les funciona… Así como también estoy en desacuerdo con decir que son todos lo mismo, los herreristas y los wilsonistas, como sí lo dicen muchos sectores de la izquierda.
¿Hay wilsonistas?
Bueno, a veces. Creo que el sector Por la Patria tiene sus días wilsonistas, aunque en otros no expresa tanto su sensibilidad.
¿A esta altura, no hay un seguidismo total del lacallismo?
Tengo relación con personas que se consideran wilsonistas, que tratan de que su sensibilidad se siga expresando dentro del Partido Nacional. Lo mismo en el Partido Colorado. Están en una situación complicada, con los sectores muy desperdigados. Y las cosas que se manifiestan en el interior del país no son las mismas que se manifiestan en Montevideo y Canelones, y lo digo para todos los partidos. Mañana vas a Rivera y te fijás cómo arman la lista y capaz el Partido Comunista hizo alianza con Fuerza Renovadora, porque justo en Rivera se llevan bien. Y pasa lo mismo en el interior con el Partido Nacional. Capaz mañana uno de la 71 hace un acuerdo con… Se mezclan. Eso de las divisiones a veces es muy difícil de sostener. Al final las que hacen política son las personas, que no son blanco o negro.
Más allá del perfilismo, ¿se justifica la candidatura de Bergara, sabiendo que no va a ganar la interna?
Creo que es importante que se manifiesten todas las corrientes del Frente Amplio.
¿Pero cuando sabés que no tenés chance?
Yo sabía que Mario Bergara no tenía chance en 2018 y aun así aparecí militando para él. Cuando una persona visibiliza que existe esa identidad dentro del Frente Amplio, hay muchas personas que son independientes y que no se identifican con los candidatos que están en boca de todos. Cuando visibilizás un candidato aparecen un montón de personas. Capaz no suma mucho, si sabés que ya va a perder, pero para mí que las personas se identifiquen con nuestra corriente ya implica ganar. Si saca 10, 12 o 20% es cómo medimos la política, pero para mí hay un montón de cosas que son valiosas, que demuestran que el Frente Amplio es mucho más que un par de opciones. Y que tenemos muchas personas muy preparadas. Y eso es a lo que apuntamos con un candidato como Mario.
¿Milei o Massa?
(Risas). Porque no mastico vidrio, Massa. Pero no deja de ser el ministro de la hiperinflación. No deja de ser parte del problema que tiene Argentina, que están eligiendo como solución a alguien que ya es parte del problema. Pero Milei es inaceptable de toda forma en que lo mires. Es desde fascista hasta mesiánico. Hay algo que no está diagnosticado, pero ayer veía una entrevista y tuvo como un brote psicótico al aire, diciendo que siente murmullos. Clonó al perro. Se conecta con su perro a través de una médium. La hermana es la médium del perro. Si me viera en el problema de tener que ir a un balotaje y elegir entre Massa y Milei, sin lugar a duda que elegiría Massa. También en la elección anterior lo habría votado, para no tener que votar otra opción, porque había que llevar los votos para ese lugar.
¿Y Myriam Bregman?
En un país como Argentina tiene un discurso interesante, pero tiene pocas chances de lograr algo.
Es como Bergara acá.
(Risas).
Tuvo 3%. En cuarenta millones no es poca cosa.
Es interesante. No sé a cuánto vamos a llegar con Mario Bergara acá, pero tenemos un atractivo para muchas personas que se consideran de centroizquierda, o que son de centro y quieren moverse un poquito para la izquierda, porque este gobierno de derecha les fracasó. Creo que tenemos una chance de conseguir adeptos. Argentina tiene una capacidad de sorprenderte en todas las elecciones.
¿Es difícil ser joven y mujer en el Frente?
En el Frente no tanto, en la política sí. El Frente es un partido que se ha avejentado, es verdad. Capaz en sus orígenes no tanto, pero ahora…
Era peor. Ya estaba en los orígenes.
En general es difícil ser joven en política, punto.
Se supone que la izquierda es renovadora.
En ideas y en acciones. Que yo haya llegado a ser diputada suplente sin tener…
Sos la excepción que confirma la regla.
Sin tener familia reconocida. En otros partidos podés ser joven, pero si tenés apellido capaz entrás.
También ha pasado en el Frente: Sendic, Michelini, Arismendi…
También tiene que ver con la trayectoria militante de las personas. Hay gente que milita por ser hijo de, y terminan en el espacio. Creo que he tenido las mismas oportunidades que los demás compañeros militantes. Creo que me han dado espacios en mi sector. Eso no se refleja en todos lados. Me gustaría que en un futuro, así como yo tuve la oportunidad, otros compañeros puedan seguir militando. Cuando sos parte de una fuerza política y sos joven, estás renunciando a un montón de oportunidades. Ahora que soy una persona pública no sé si puedo volver a trabajar en el mundo privado tranquilamente. Trabajé para una empresa durante años, pero no sé si puedo volver a trabajar en el mundo privado, si todo el mundo me reconoce.
Mirá que sí. Mirá a Cánepa.
No creo tener las oportunidades de Cánepa. Vengo de otro núcleo. Sí, es difícil ser joven y ser mujer. Si digo algo y después lo repite un varón, que tiene cincuenta años, capaz lo escuchan más. Es algo en lo que estamos trabajando. Ahora tenemos una comisión de género en el Frente Amplio que está trabajando para que sea un poco más accesible para la mujer militar en política. Hay espacios que tenés que crear, que son importantes para los jóvenes. No podés pensar que los jóvenes tengan las mismas ganas de hacer política y de la misma forma en que se hacía en los años sesenta.
Notás que la juventud se embandera con causas específicas. No a la Baja, la marcha del 20 de mayo, la diversidad, el medio ambiente.
Creo que se identifican con causas, y militan por ellas. Cuando entran en los movimientos sociales tienen facilidad para poder expresar distintas sensibilidades. Creo que, si vas a una reunión de Ovejas Negras, o de los que organizan la marcha de la diversidad, no hablan solamente de los derechos de las personas LGTBQ+, sino de la salud, de la educación. Si te juntás con los chiquilines que trabajan con temas ambientales, también hablan de la distribución de los problemas ambientales en la sociedad. Y así todo. A veces te dicen que tenés que hacer que las feministas o los animalistas vengan a tu partido político, y no, en realidad lo que tenés que hacer es traducir todas las sensibilidades que tienen, en propuestas de tu partido. Tenés que lograr que tu partido se sensibilice con lo que están hablando estos gurises. Creo que sí, que es mucho más fácil militar por el No a la Baja en el Frente Amplio que en el Partido Nacional, donde también había gurises que militaban por eso. Lo mismo si mañana te querés sumar al movimiento de Greta Thunberg. Capaz es más fácil sumarse a eso que tratar de meterlo en el Partido Colorado, donde el ministro de Industria y Energía te va a decir: “No, nena, no me vengas con prohibir los combustibles fósiles”. Es la dificultad que tenemos los partidos políticos, pero no es que los gurises ahora sean unicausales. Las personas que trabajan con el feminismo, el ambientalismo, el animalismo, o lo que sea, tienen el deber de ser críticos con los partidos políticos que pretenden gobernar. Mucha gente me dice que cómo hace para que sus hijos se sumen al Frente Amplio, porque están con tal causa. Y no, no los hagan meterse en el Frente Amplio. Sus causas y sus formas de militar son válidas. Lo que tenés que hacer es tratar de que esa causa aparezca en el partido político en el que estás militando. Esa es la broma ahora, cómo los partidos políticos nos tenemos que actualizar y poner a tiro con esas formas de militar.
¿Te dan bola?
Algunos sí.
Por ser mujer y joven a veces te ningunean. Y feminista, aparte.
Pero no soy la única, por suerte. Somos varias mujeres jóvenes del Frente Amplio dentro del Parlamento. ¿Nos dan bola? Hemos tenido que hacer un esfuerzo mayor que otras personas, para las que a veces lo que dicen es válido simplemente porque lo dijeron. Para que a mí me den bola capaz tengo que sumarme a otras compañeras. Tenemos otra fortaleza, que es aprender a tejer y a trabajar juntas mucho más rápido. Rara vez me quedo callada. Trato de que mi opinión aparezca. Muchas veces no tiene ningún efecto la primera vez que lo decís, pero la insistencia ha hecho que podamos llegar a algunas cosas. Para que más gente tenga la oportunidad que yo tengo hay que ir haciendo caminos. Es desgastante. Capaz no tengo ni el poder político ni económico que tienen otros, pero puedo decir que para mí algo es importante. Y que eso resuene, para mí es suficiente por ahora.Creo que es un camino difícil, pero que tiene sus frutos. Capaz son lentos. Pero tiene sus momentos lindos, y creo que me han escuchado.
¿Dónde te ves a partir del 1º de marzo de 2025?
Me gustaría seguir estando en el Parlamento. Me terminó gustando la tarea parlamentaria. Al principio no entendía.
¿Te ves más como parlamentaria que como ejecutiva?
Es que no tengo idea en qué podría llegar a ser ejecutiva.
Ministra de Ambiente.
Me parece un montón.
Arrugaste de entrada. Por cuota le toca a Bergara.
La tarea parlamentaria me terminó gustando de verdad. Me parece importante ser representante, poder trabajar con un montón de colectivos. Por ahora, porque sé que la conozco, y me gusta, me quedaría acá.

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