Museos en peligro por Nelson Di Maggio
El fulminante incendio del Museo Nacional de Río de Janeiro puso en órbita el desinterés cultural de la mayoría de los países y en especial, de los latinoamericanos.
El 8 de julio de 1978 en Río de Janeiro, hace 40 años, un hecho similar que arrasó el Museo de Arte Moderno de la capital carioca afectó a la cultura uruguaya: desaparecieron 73 fundamentales obras de Joaquín Torres García y artistas más jóvenes (Washington Barcala, Nelson Ramos); más 150 cuadros del acervo permanente, entre los que figuraban obras de Van Gogh, Kandinsky, Matisse, Picasso, Max Ernst, Fernand Léger. Una tragedia anunciada al igual que el reciente desastre.
La repercusión pública fue notable. Los medios de comunicación recogieron hasta el detalle el acontecimiento; las llameantes imágenes fueron escalofriantes y los testimonios, emocionantes. El origen, la negligencia de siempre: falta de presupuesto para el mantenimiento del edificio, insuficiencia de personal, ausencia de especialistas e investigadores, ausencia de tecnología de seguridad de las obras dentro de un espacio físico insuficiente.
El dolor por la irremediable pérdida artística, la alarma y las inquietudes irrumpieron fuertemente en Uruguay. Justo, en un año de aniversarios.
En 2018 se cumplen 180 años de la creación del museo nacional. El 18 de julio de 1838 se abrió el primer museo y galería de arte a instancias del gran artista Juan Manuel Besnes e Irigoyen. De origen vasco, pero considerado el primer pintor uruguayo, donante de dos de sus obras y el aporte de variadas personas con trabajos de variada procedencia. La modestia y la improvisación duró hasta 1911, cuando se dividieron en Museo de Bellas Artes, Museo Histórico y Museo de Historia Natural. Las modificaciones sucesivas son conocidas y no es ahora el momento de enunciarlas.
Lo que sí importa es saber el estado actual de los museos nacionales. El Museo Nacional de Artes Visuales (antes de Bellas Artes, luego de Artes Plásticas) es el único que se acerca a las exigencias que debe tener una institución museística. En una entrevista y recorrido con Enrique Aguerre, director del museo, explicó que actualmente tiene habilitación de la Dirección Nacional de Bomberos para las cinco salas (está en proceso la habilitación total del edificio), al igual que el Zorrilla y el Figari. Además, tiene puertas cortafuego, puesta al día del sistema eléctrico con adquisición de iluminación led, y 32 cámaras inteligentes de movimiento programado. En la sala de depósito del acervo, las pinturas se guardan en peines verticales y en planeras horizontales, los dibujos (foto), que responden a una costosa tecnología utilizada en los museos más sofisticados.
El mnav cuenta con 18 funcionarios y 7 vigilantes contratados, además de la guardia nocturna. Como en los restantes museos el personal es muy inferior al necesario. Faltan especialistas e investigadores para ejercer las diferentes tareas inherentes a una institución dinámica y atractiva.
Por su parte, Andrés Azpiroz, director del Museo Histórico Nacional, informó que las sedes abiertas que conforman la institución cuentan con un sistema de seguridad electrónica con servicios de vigilancia, detectores de humo y extintores al día según la normativa vigente. El horario de visitas va de miércoles a domingos (raro en la Ciudad Vieja) en las casas de Rivera, Lavalleja, Montero o Museo Romántico, mientras que Casa Giró, recién habilitada, abre solo miércoles y viernes para visitas y de lunes a miércoles para biblioteca. La Quinta de Herrera será reabierta en octubre luego de un trabajo arduo de recuperación de su colección original. Permanecen cerradas la Casa de Garibaldi y la Quinta de Batlle. La de Ximénez está dedicada a tareas de restauración y conservación.
El panorama parcial de la situación de los museos, que suman más de 200 en todo el territorio nacional, no deja de ser inquietante. La causa fundamental es la falta de un presupuesto digno que proteja las necesidades elementales de seguridad de los museos nacionales que no es contemplado en la Rendición de Cuentas. Al parecer, para contar las visitas que realizan diputados y senadores, fanáticos del fútbol, a los museos nacionales sobran los dedos de una mano.
Que el incendio de Río sea motivo de fuerte reflexión y un alerta máxima entre los responsables de soluciones posibles. Siempre fue mejor prevenir que llorar. Ojalá se reaccione en tiempo y forma.
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