Notable colección de pintura por Nelson Di Maggio
Son numerosas las colecciones de arte privadas sobre los integrantes del Taller Torres García (ttg). A mitad del siglo xx era relativamente fácil adquirir obras cuando la fama de los artistas no había trepado a una dimensión internacional y la cotización desconocía el delirio actual. Surgieron coleccionistas conocedores y exigentes (Irisarri, Leborgne, Manhard, Sapriza), seguidos de posteriores generaciones (Prato, Lorente, Arandú Cabrera), todos relacionados afectivamente con los miembros del ttg.
El caso de Roberto Sapriza (1922-2017) es singular. Un montevideano formado en la cercanía de José Bergamín, Sabat Pebet, Paco Espínola, Esther de Cáceres; profesor de literatura clásica en el Colegio Seminario, y crítico de arte en Removedor, El Ciudadano, El Bien Público, Marcha y El País. Jurado y curador de exposiciones, amistó desde joven con Gonzalo Fonseca, que ilustró uno de sus libros, El puerto y Arturo.
La colección Sapriza surgió de un hecho especial. Cuando Fonseca enfrentó a su padre por contradecir sus deseos de seguir arquitectura para dedicarse a la pintura, se marchó de la casa. Joven y sin recursos, lo auxilió su amigo Sapriza, que le ofreció gratis para vivir en una casa que tenía desocupada; ese gesto fue retribuido con cuadros que le ofrecía de manera regular. Así, la colección se amplió en 43 obras fechadas entre 1944 y 1954 que ahora se exhiben en Castells a partir de ayer con subasta marcada para el 6 de junio. Es un regocijo visual e intelectual ver reunidas esa cantidad de piezas de un artista veinteañero, pero ya dotado de la capacidad de otorgar a cada pincelada, a cada signo, a cada composición un sello personal, inconfundible, hasta reformular la herencia de Joaquín Torres García que, desde su encuentro en 1948, definió su destino artístico. Ya en 1944 —a los 22 años— ejecutó uno de los veintisiete murales que realizaron los miembros del ttg en el Hospital Saint Bois, y dejó claro que no solo era un alumno avanzado del maestro, sino que estaba dotado de un talento excepcional, una finísima sensibilidad, una espontánea y temprana alteración de los cánones establecidos, y, en especial, por ser privativo del artista, las ráfagas de humor que atraviesan sus cuadros si hay una mirada activa que sepa descifrar sus secretas intenciones. Si es cierto en parte que en sus cuadros de caballete (retratos, bodegones, paisajes, vistas del puerto, el Cerro, estaciones de ferrocarril, los cafés, curiosos anticipos de formas escultóricas, constructivos) siguió con entusiasmo la estética torresgarciana, ahora, a la distancia, al revisitar las obras del artista adolescente, se descubre el suave distanciamiento que impuso su fuerte capacidad inventiva, producto de sus tempranos viajes por Bolivia y Perú en contacto con las ruinas de Machu Picchu y Cusco a partir de 1946, sus largos periplos por Oriente Medio y el norte de África. Alcanzará, empero, la estatura de estrella del firmamento artístico internacional por su formidable dimensión escultórica, solo conocida en Uruguay por una única pieza —Rumi-Saiko, ejecutada en basalto de Cerdeña en 1996— ubicada en el Parque de Esculturas.
Un solo cuadro de Francisco Matto (1911-1994), Picadilly Circus, 1966, once años mayor que Fonseca, es demostrativo de la diferencia sustancial entre ambos. Matto entró al taller de Torres García en 1939 cuando ya era un pintor sólido. También pintor viajero visitó de joven Tierra del Fuego y descubrió la atracción por el arte etnográfico y los objetos de los indios onas con los que inició el coleccionismo. Autodidacto, empezó a dibujar y pintar con desenfada libertad formal, atraído por Matisse por su claridad cromática, paisajes que recrean sensualmente en una suerte de celebración vital. En 1939 se acercó a Torres García y en un par de años formó parte del grupo fundador del ttg, que dirigirá por cierto tiempo luego de la muerte del maestro. Devoto continuador y defensor de Torres García, adquirió un refinamiento formal (similar y diferente al de Fonseca) y un poder de síntesis verdaderamente asombroso, arropado de un encanto irresistible. La transparencia y luminosidad de la pincelada suelta, la suave religiosidad que impregna a los signos, el inflexible orden geométrico, la prístina tersura del trazo, la tensa vibración de un plano límite se unen a la capacidad de sugerir el fundamento de una estructura abstracta o la trascendencia de un elemento figurativo; y eso hace de Matto un artista de alto voltaje imaginativo al sugerir la historia del arte de todos los tiempos como si fuera una citación permanente encadenada a un temperamento que hurga en el pasado las señales del presente. El óleo sobre cartón de la colección Sapriza anticipa la profundidad expresiva y personalísima posterior.
Fonseca y Matto son las dos personalidades mayores, junto con Augusto Torres, surgidas del ttg. Pero en la colección Sapriza se observan, además, trabajos de la década del 50 de Manuel Pailós (1919-2004), un vibrante cuadro constructivo ajeno a su estilo característico que lo singulizará después; un óleo sobre cuero de Augusto Torres (1913-1992); maderas superpuestas de Manuel Otero (1921-2003) y Puerto constructivo de Jorge Visca (1920-2000), que luego de su fallecimiento revelará en el Museo Gurvich una oculta dimensión creadora. Cerámicas pintadas al óleo y una tetera de Josep Collell (1912-2011), y diversas publicaciones completan un interesante panorama, nada frecuente, para disfrutar el arte nacional en un período de esplendor.
Galardón al mapi
El Museo de Arte Precolombino e Indígena (mapi) fue galardonado con el Best Practice Award 2018, otorgado por el Comité para la Educación y la Acción Cultural del Consejo Internacional de Museos (ceca-icom) en su séptima edición, por la experiencia del Consejo de Niños del mapi.
Cinco museos del mundo fueron los premiados, con el objetivo de «favorecer la comparación de proyectos implementados por miembros del ceca y difundir dichos proyectos al seno de toda la comunidad museística, de tal manera que los mismos puedan inspirar al conjunto de profesionales del medio».
El reconocimiento que ubica al mapi en el podio de los museos internacionales más destacados por sus buenas prácticas será entregado en la conferencia anual del ceca que este año se celebrará en Tiflis, Georgia, en el mes de setiembre.
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