Hace más de 24 años en una casona, ubicada en la calle Rivera 2317, se planificó el más sangriento atentado del que se tiene noticia en el Río de la Plata.
Hace más de 24 años, el 18 de julio de 1994, en Buenos Aires, se registró un horrendo crimen contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). El saldo: 86 muertos, incluyendo un atacante suicida, y una cifra de heridos que trepó a los 300.
Montevideo estuvo muy cerca de la AMIA. En Montevideo se gestó la conexión uruguaya con los responsables acusados de cometer el atentado en argentina.
Fue el fiscal argentino Alberto Nisman, el que puso el dato arriba de la mesa cuando entregó a la Justicia uruguaya en el año 2013 un documento de 500 páginas que, entre otras cosas, relata con detalles como Moshen Rabbani, un político iraní, que fue encargado de asuntos culturales en la embajada de Irán en Buenos Aires, planeó en la casa montevideana el más sangriento atentado en la historia de la Argentina.
Pero el 18 de enero de 2015, Buenos Aires se paralizó, se paralizó el mundo.
El fiscal Nisman fue encontrado muerto con un disparo en la cabeza. ¿Fue un suicidio, o un asesinato?
A 24 años del atentado a la AMIA y más de tres años de la muerte de Nisman la justicia argentina no tiene dudas: Alberto Nisman no se suicidó, fue asesinado de un disparo en la cabeza en su apartamento de Puerto Madero. El motivo del crimen, según los jueces de la Cámara Federal, fue «consecuencia directa de la denuncia» por presunto encubrimiento del atentado que formulara contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El fallo ni siquiera la nombra, pero ordena al juez del caso Nisman a que se concentre en la hipótesis del homicidio «con la celeridad y seriedad que tan grave hecho impone». La Cámara Federal dio así pleno respaldo a la posición que desde el primer día adoptó la familia del ex fiscal.
Al menos dos personas participaron del crimen en aquella noche de enero de 2015.
Pero el caso Nisman tiene hasta ahora un solo sospechoso, Diego Lagomarsino, un perito informático que trabajaba para el fiscal y que aportó el arma homicida.
Y a pesar de los avances mucha oscuridad aun, tanto en el caso Nisman como en el más antiguo, el caso AMIA.
Mientras tanto, en nuestra Montevideo, la casona de Rivera 2317 seguía allí, gris, oscura, cayéndose, sin destino y con una pesada historia impregnada en sus paredes.
Pero algo cambio en estos días. Primero una volqueta y obreros trabajando abrieron camino a un nuevo destino para esa casa del horror.
Este lunes me acerqué a un operario que sacaba escombro de la casa.
-“¿Es una obra para la Española?”, pregunté en alusión a la mutualista Asociación Española Primera de Socorros Mutuos, que ha ido extendiendo todas las construcciones de la zona alrededor de su sede central.
-“Sí, me responde el hombre con un acento caribeño, aquí se va hacer algo referido al corazón”.
-“¿Usted sabe la historia de esta casa?, le pregunto y agrego, “aquí se planificó el atentado contra la AMIA en Buenos Aires”.
-“Sí, algo me han dicho…” y agregó: “Pues si aquí se quitaron vidas, ahora, con este centro, se van salvar”.
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