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OLIMPICA SIN NUMERAR: ¿De qué resultado me hablás? por Gerardo Tagliaferro

OLIMPICA SIN NUMERAR: ¿De qué resultado me hablás? por Gerardo Tagliaferro
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En algún momento de nuestra historia futbolística reciente alguien patentó el concepto de que, en esta actividad, lo único que importa es el resultado. El problema es cuando el resultado, si uno empieza a hilar fino, no es tan claro.

El “resultadismo” tiende una trampa a periodistas y afición al evaluar el tema del momento: los 15 años del maestro Tabárez al frente de la selección. ¿Por qué? Porque para cualquier toma de partido que analice exclusivamente esta variable podría dar lugar a las célebres dos bibliotecas. O tres. Se puede llegar a la conclusión de que el devenir del ya larguísimo ciclo de Tabárez fue bueno, regular o malo según, como casi todo en la vida, el color del cristal con que se mire. También, según con qué se lo compare.

UNA COMPARACIÓN QUE NO SEA ODIOSA

Voy a despejar primero esta segunda incógnita: ¿con qué comparamos el ciclo Tabárez? Con el riesgo que implica cualquier opción, creo que lo más justo es hacerlo con lo inmediatamente anterior. Propongo ir entonces 15 años hacia atrás de aquel 2006 en el que el maestro fue designado por segunda vez DT de la selección mayor.

Es lo más justo porque son períodos cotejables desde cualquier punto de vista sobre el que se quiera establecer el punto de partida. Pero además porque nos lleva como año 0 del ciclo comparable al inicio de los 90, momento en el cual -más o menos- el fútbol uruguayo se convirtió, de la mano de Paco Casal, en un producto netamente de exportación y los futbolistas de selección pasaron a ser básicamente “repatriados”, con lo cual los entrenadores de selecciones se transformaron más bien en “seleccionadores”.

MUNDIALES: PULGAR HACIA ARRIBA

Uruguay, con la dirección técnica de Tabárez, participó de todos los mundiales que se disputaron en el período 2007 – 2021, cosa que no había sucedido en los tres lustros precedentes. En los 15 años anteriores a Tabárez, no participó en 2006, en 1998 ni en 1994. Solo lo hizo en 2002, y no pasó la primera fase.

En los tres mundiales que el maestro dirigió entre 2007 y 2021, fue cuarto en uno, quinto en otro y 12° en el restante. En todos pasó la primera fase y logró algo que no sucedía desde 1970: ganarle a rivales europeos. Aunque no lo logró en Sudáfrica pese a salir 4° (empató con Francia y perdió con Holanda y Alemania), sí lo hizo en Brasil (ganó a Inglaterra e Italia) y en Rusia (al local y a Portugal, que era el campeón de Europa). De manera que se puede concluir que lo del Uruguay de Tabárez, en mundiales, ha sido muy bueno si lo comparamos con el período propuesto.

Pero no solo de fases finales de Copa del Mundo vive el pueblo futbolero. También están las eliminatorias que, si bien existen solo para clasificar a esa fase final, también son, desde la previa a Francia 98, un campeonato entre las diez selecciones de América del Sur, todas contra todas, en régimen de ida y vuelta.

Si me dicen que con Tabárez logramos siempre el objetivo último, que es clasificar, la dejo por acá, porque tienen razón. Pero, también desde una lógica resultadista, una tabla de posiciones marca precisamente resultados y que nadie intente hacer la trampa de postular que cada equipo empieza la competencia pensando que le da lo mismo entrar primero que quinto. Todos quieren ganar sus partidos y estar lo más arriba posible. La clasificación final no marca dónde quisieron llegar, sino dónde pudieron llegar.

Propongo entonces complejizar el análisis y poner también en la balanza el resultado de esa competencia de dos o más años entre todas las selecciones del continente, que sin dudas es el termómetro que marca dónde está cada una en relación a las demás.

En el período pre-Tabárez, Uruguay terminó 7° entre 9 (sin Brasil) en la eliminatoria de Francia 98, y 5° en la previa a Corea-Japón 2002 y Alemania 2006. Con Tabárez, en las dos primeras terminó igual que en las dos anteriores: 5°. En la tercera, para Rusia 2018, clasificó 2°. Quiere decir que, en dos de tres, la performance del equipo dirigido por Tabárez no fue, en números fríos, mejor que la del comandado por Daniel Passarella y luego Víctor Púa para 2002 ni la del de Carrasco y Jorge Fossatti para 2006.

En sus dos primeras eliminatorias, Tabárez debió disputar repechajes para clasificar al mundial, igual que sus antecesores. Los dos primeros, dirigidos uno por Púa y otro por Fossatti, fueron con Australia. El primero lo ganó y el segundo lo perdió. Los que disputó Tabárez fueron con Costa Rica y con Jordania. Ganó ambos, el primero con mucho sufrimiento (1 a 0 de visitante y 1 a 1 de local) y el segundo con luz. ¿Era lo mismo jugar contra Australia que contra Costa Rica o Jordania? Lo dejo a criterio del lector.

Para concluir este capítulo, diría que el saldo del ciclo Tabárez en cuanto a participación en Copas del Mundo es positivo o incluso muy positivo, pero lo es bastante menos si miramos eliminatoria y mundial como un todo. Durante diez de los quince años analizados, la celeste estuvo en media tabla en Sudamérica, y sufriendo para clasificar. Igual que en los diez anteriores.

COPA AMÉRICA: PULGAR HACIA ABAJO

La otra competencia imprescindible para una medición de este tipo es la Copa América. Veamos.

Entre 1991 y 2006 Uruguay disputó siete Copas América. Ganó una (1995, en casa), en otra salió segundo (1999), en otra tercero (2004) y en otra cuarto (2001). Vale decir que en el 57% de las copas disputadas estuvo entre los cuatro primeros y en el 43% en el podio. En esos 15 años, llegó dos veces a la final.

En el ciclo Tabárez la selección disputó seis Copas América. Ganó una (2011), en otra terminó cuarto (2007) y en las restantes quedó eliminado en cuartos de final (2015, 2019 y 2021) o en primera fase (2016). En este período quedó entre los cuatro primeros en el 33% de los casos y llegó al podio en el 17%. En los últimos 15 años jugó una sola final. Y hace diez que no llega a semifinales.

Los números son inapelables: en materia de Copa América, lo de Tabárez fue menos que lo de sus predecesores inmediatos.

OTROS NÚMEROS: PULGAR RETRAIDO

Quedan otras tres competencias a considerar, se me ocurre, en un análisis de resultados de la era Tabárez. Una es el ranking FIFA, que en rigor no es una competencia pero que marca una clasificación de acuerdo a una compleja ponderación de resultados. Aquí el saldo es, otra vez, netamente favorable al maestro. Desde por lo menos 2010, luego de Sudáfrica, Uruguay ha estado mucho tiempo entre los diez primeros y llegó a ubicarse, en 2012, en el segundo lugar detrás de España, el entonces campeón del mundo. Claro que se puede decir que estar más arriba o más abajo en este ranking no otorga títulos ni clasificaciones a mundiales, pero es un parámetro importante a considerar para ver dónde se está parado.

Una de cal y una de arena. Bajo la dirección técnica de Tabárez Uruguay participó, por primera vez en 84 años, de los Juegos Olímpicos en Londres 2012. La clasificación la ganó un año antes la sub 20 que dirigía Juan Verzeri pero en los Juegos de Londres el técnico fue Tabárez. Llegó con chapa de candidato al oro, como campeón de América, cuarto en Sudáfrica y segundo en el ránking FIFA: se fue eliminado en primera fase. Ganó un solo partido (a Emiratos Árabes) y perdió con Reino Unido y Senegal.

Para terminar este breve racconto, mencionemos la experiencia Tabárez en Copa de las Confederaciones y su comparación con el período anterior. En la etapa 1991-2006 Uruguay participó en la Copa 1997, a la que concurrió con un equipo juvenil, con la base del vicecampeón sub 20 en Malasia y terminó cuarto. En el ciclo Tabárez también participó de una Copa, en 2013, con idéntico resultado final.

Redondeando: en torneos que no sean mundiales, la selección de Tabárez no pasó de un desempeño discreto en estos quince años. En Copa América su performance fue inferior a la del período anterior. En Copa de las Confederaciones, similar. En Juegos Olímpicos, si bien no hay con qué comparar porque no se participó en el período anterior, la clasificación la obtuvo otro entrenador y la actuación con Tabárez fue mala.

¿LO ÚNICO ERA EL RESULTADO?

Desde el punto de vista de los resultados, el “proceso Tabárez” puede ser considerado bueno, regular o malo, según qué parámetro elija uno y con qué quiera compararlo.

¿Cuál es la moraleja de este cuento, entonces? No se fíen de los resultados, ellos no explican todo, ni son lo único que cuenta, en las buenas o en las malas.

¿Qué es lo que explica que Tabárez se haya mantenido 15 años y su “proceso” sea tan respetado, aquí y en el mundo? A juicio de este atrevido escriba, la respuesta está claramente fuera de la cancha, no adentro. Sus méritos y logros afuera sustentan los éxitos de adentro y matizan los fracasos.

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