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PAUL RUIZ, psicólogo: No cuidamos el cerebro de los adolescentes

PAUL RUIZ, psicólogo:  No cuidamos el cerebro de los adolescentes
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Hartos de escuchar payadores sobre las drogas, las adicciones, el narcotráfico y todo lo que gira alrededor, nos fuimos en busca de un estudioso del tema. Esta mezcla de veterinario y psicólogo hace años que investiga el tema y sus posturas se basan en evidencia científica. Aprendimos bastante, ojalá les sirvan sus aportes.

Por Jorge Lauro y Alfredo García / Fotos: Rodrigo López

PERFIL:
Nació en Montevideo hace cuarenta y dos años. Su familia es del interior, de Soriano. Se crió en la Costa de Oro, en Solymar. Su viejo era policía y su madre era empleada doméstica. Es hijo único. Fue a la escuela y al liceo público.

¿Cómo llegaste a la universidad? ¿Sos el primero de la familia?
Sí, el primero en llegar, en terminar, en hacer un posgrado. Lo único que me acuerdo, de cuando era chico, era que me gustaba mucho estudiar y que mi vieja compraba libros para que yo estudiara. No sé de dónde salió, porque en mi familia nadie estudió. Todavía tengo guardados los libros que me compraba mi madre.
¿Y qué hiciste primero, Psicología o Veterinaria?
Empecé en Veterinaria, porque de chico decía que iba a ser veterinario. Pero en el liceo me gustó la filosofía, tanto que me seleccionaron para ir a las Olimpiadas de Filosofía. Ahí empecé con las ganas de hacer psicología, y entré cuando estaba en tercero de veterinaria. Le di prioridad y me recibí de psicólogo. La carrera de veterinaria la hice toda, pero nunca me recibí, porque me quedaron un par de exámenes. Me surgió la posibilidad de ir a hacer un doctorado a Argentina, y me fui. Ahí empecé con una beca de la ANII, que era una beca mixta para Uruguay y Argentina. Estaba la mitad del año acá y la mitad allá, haciendo cursos y experimentos.
Qué mezcla rara, veterinaria y psicología.
Agarré el tema desde la neurociencia. Me comí la pastilla de que en psicología iba a aprender más sobre el cerebro. En psicología aprendés un montón de cosas menos del cerebro. Era interesante, y algo aprendí, en definitiva. Pero no era lo que yo quería. Después de recibirme surgió la posibilidad de ir a Córdoba a hacer el doctorado, y fui a la facultad de psicología de allá, donde sí había un laboratorio que hacía las cosas que yo quería hacer, donde estaba lleno de psicólogos que trabajaban con el cerebro. Lo que espera la ANII es que vuelvas acá a desarrollar eso que aprendiste, como un insumo para el país.
¿Hoy ya hay eso?
Sí, tenemos el laboratorio armado en la Facultad de Veterinaria. Yo me recibí de psicólogo para trabajar en veterinaria. La Facultad de Psicología sigue sin querer desarrollar el trabajo en neurociencias con ratas. En psicología hay un laboratorio de ciencias básicas, donde le ponen electrodos en la cabeza a la gente, donde se estudia el cerebro. Pero no hay modelos animales. Por esto estamos en veterinaria. En Argentina, tanto la Universidad de Córdoba como la de Buenos Aires tienen en la facultad de psicología laboratorios con animales. En la Udelar eso no existe, y dudo mucho que vaya a existir, por bastante tiempo.
¿Se niegan por los animalistas?
No, es un tema de desinterés. Los psicólogos están para otra cosa.
¿La psicología no tiene nada que ver con lo físico?¿Problemas en áreas del cerebro no te hacen tener determinadas conductas?
Yo respondería que sí. Pero si acá estuviera sentado algún psicoanalista o algún psicólogo de otro marco teórico, te dirían que el ser es una cosa y el cerebro es otra, y que la conciencia puede ir por un lado mientras el cerebro va por otro, y que no necesariamente se puede entender al sujeto por estudiar su cerebro.
¿Qué función tienen los antidepresivos, si no hubiera una razón física?
Un psicólogo anti psiquiatría te diría que la depresión se puede curar o remitirse con psicoterapia y no con psicofármacos.
Están las dos escuelas. Están los que usan medicamentos y los que no.
Todo ese debate desencadena que en la Facultad de Psicología de la Udelar no haya laboratorios con animales. Son cosas relativamente caras y necesitás una masa crítica que trabaje y lo desarrolle. Todas esas cosas no están hoy en el Uruguay. Cuando yo estudiaba, había algunas autoridades de la facultad que decían que mientras ellos estuvieran en la facultad nunca iba a haber un laboratorio con animales. No quieren que eso forme parte de la currícula de la facultad.
¿Cómo te sentís vos?
Siempre tuve la perspectiva de la veterinaria y fui docente en las dos facultades durante mucho tiempo. Como siempre estuve en veterinaria, eso me daba la perspectiva de verlos de lejos. Yo creo que debería hacerse, pero si ellos no lo quieren hacer, que no lo hagan. Yo voy a intentar transmitir a la gente de psicología que, si a alguien le interesa hacer lo que yo hago, las puertas del laboratorio están abiertas en Veterinaria. En Psicología no va a pasar. A pesar de que Vaz Ferreira hablaba, en sus textos de filosofía elemental, de la importancia de las ciencias básicas y del estudio del cerebro. Lo que pasó es que, después de determinado momento, se barrió con todo eso. Hay una teoría histórica de que la barrida dura del estudio de las ciencias y el cerebro está emparentada con la dictadura. Cuando se interviene la facultad en la dictadura, se elabora un plan de estudios nuevo que está lleno de estadísticas, matemáticas, cerebros, ratas, monos y cosas de estas. Cuando se vuelve a la democracia y se hace el nuevo plan de estudios, lo que se hace es volver a toda la filosofía que se había negado en la dictadura: marxismo, psicoanálisis, etcétera.
¿Pero ahora no hay demostraciones empíricas sobre las endorfinas y todas esas cosas?
“Que lo estudien los biólogos”, te va a decir un psicólogo. Que lo estudie un médico. O un psicólogo en otro lugar. Pero acá no.
Es medio obtuso, ¿no?
Pienso que sí. El año pasado publicamos un artículo con el desarrollo histórico de estos temas en Uruguay. Una cosa interesante que fue sucediendo, que no es lo ideal pero que está bueno, son todas esas líneas de salida que se generaron para la gente a la que le interesaban esos temas. Los psicólogos a los que les interesan cuestiones más psicobiológicas con animales y moleculares del cerebro, están en el Clemente Estable, o en la Facultad de Medicina, como el Laboratorio de Neurobiología del Sueño, a donde fueron muchos psicólogos a los que les interesa ese tema. Algunos en la Facultad de Veterinaria, o en el Laboratorio de Neurociencias de la Facultad de Ciencias. Lugares que tenés disponibles en la Universidad son esos, pero en la Facultad de Psicología no va a pasar.
¿Y ahora hay psicología animal?
En la facultad no. En la facultad hay alguna materia optativa de psicobiología, que te muestra cómo algunos temas de psicología se pueden trabajar con animales.
Pero ahora hay psicólogos de perros.
Pero esa es otra historia. No se forman en la facultad sino en otros lugares, como en la Facultad de Veterinaria.
¿Vos creés en la psicología para perros? (risas).
Entrenan bichos. Tenés patrones de conducta que son comunes a todas las especies. Nosotros en la facultad tenemos un curso que se llama Psicopatología comparada, estudiamos enfermedades mentales en diferentes especies. Podés ver cómo se ve la depresión y la ansiedad en una rata, en un perro, en un gato o en un humano. Y cuando lo estudiás, te das cuenta que tienen pila de cosas en común. Lo que le pasa al cerebro de la rata deprimida es lo que le pasa al cerebro del humano deprimido. Mi tesis doctoral fue sobre eso. Intentamos deprimir ratas y que al cerebro de una rata deprimida le pase lo que le pasa al cerebro de un humano, y después vimos por qué esas ratas deprimidas toman más alcohol, que es lo mismo que hace un humano deprimido. Les ponés una botella y toman muchos mililitros. Y si las ponés con otras ratas que ya toman alcohol, toman más que si están con otras ratas que no toman. El efecto bar también existe en las ratas.
¿Te has dedicado mucho a estudiar el alcoholismo en las ratas?
Lo estudiamos con las ratas y después con los humanos, para ver si lo que veíamos en las ratas lo veíamos en los humanos. La respuesta es que sí.
Depresión y alcoholismo.
No los quiero pudrir con la parte de teoría neurocientífica, pero la teoría más importante es que el cerebro deprimido tiene bajo un conjunto de moléculas, que se llaman neurotransmisores, que el alcohol los sube. La teoría neurocientífica lo que te dice es que el consumo de alcohol en la persona deprimida es una forma de automedicarse, porque el cerebro compensa la bajada de esas moléculas tomando alcohol. Lo vimos en las ratas deprimidas y se puede ver en los humanos deprimidos.
O sea que es un efecto positivo.
Es un efecto antidepresivo en el humano. Pero el hígado… La persona deprimida consume alcohol y se da cuenta que se siente mejor, y sigue tomando alcohol. De hecho, hay toda una teoría con respecto a por qué en Uruguay se consume tanto alcohol, y una de las teorías está vinculada con la depresión. Con esto de que somos un país gris y los índices de depresión en Uruguay son altísimos. Capaz esta cuestión del estado de ánimo está vinculada con el consumo de alcohol.
¿El consumo es altísimo?
Comparado con el resto de América, Uruguay y Argentina son los países que más consumen alcohol. Les ganamos a todos.
Te referís a todos los tipos de alcohol.
A todos. En las encuestas se pregunta por bebidas alcohólicas. La persona responde cuánto toma, y cuando ves el indicador en todos los países de la región, Uruguay es el que gana. Y si eso lo separás por hombres y mujeres y por edad, ganamos más todavía. Los jóvenes uruguayos pican más en punta todavía, en consumo de alcohol comparados con el resto de los países.
¿Jóvenes hasta qué edad? ¿Veinticinco?
Un poco más abajo inclusive. De hecho, en este momento, la edad de debut en Uruguay está en 12.8 años. El primer trago. Ahí tenés toda una máscara que es el inicio del consumo en el entorno de esa edad, que aumenta hasta los dieciocho y se mantiene alto hasta los veinticuatro. Después baja un poco y se modera, aunque no desaparece. ¿Qué les pasa a estos muchachos que en Uruguay, y no en otros países, tienen ese modelo de consumo? Una cosa que comprobamos y que publicamos en 2018 es que, de esos jóvenes, los que tienen más síntomas de depresión son los que toman más alcohol. Ahí ya tenés un dato donde te fuiste de la rata al humano, al homo uruguayensis.
¿Y los estratos sociales?
Las encuestas no dan demasiada diferencia, como tampoco se ve una diferencia marcada entre Montevideo y el interior. La gente siempre jode con “¡Cómo chupan los de afuera!”, mientras los de afuera dicen: “¡Cómo chupan en Montevideo!”. Siempre el que chupa más es el otro. Las encuestas no muestran que haya un lugar que sea netamente preponderante. En la pandemia hicimos un par de encuestas grandes de consumo y tampoco vimos diferencias entre Montevideo y el interior. En la pandemia aumentó el consumo del alcohol en todo el país, parejito.
Aumentó la depresión, además.
En esas encuestas aplicamos escalas que miden depresión con escalas que miden el consumo de alcohol. Se demostró que, a más síntomas de depresión, más consumo de alcohol, que aumentó en la pandemia.
¿Por qué es tan depresivo el uruguayo?
No hay una teoría científica que explique eso. Es muy difícil poder responderlo. Algunos psicólogos dicen que en Uruguay hay un campo electromagnético en el subsuelo, que afecta nuestros chakras. No se puede explicar. Algunos sociólogos plantean un tema de origen genético, la procedencia de determinados lugares donde estos patrones son comunes.
La religión católica.
Nunca leí esa teoría, pero puede ser una posible explicación. Lo que hace difícil este tema es el abordaje científico, el tener datos que comprueben esto. Podemos tirar hipótesis, pero no comprobar lo que estamos diciendo. Por ahora no podemos.
Cuando un uruguayo migra al exterior, ¿deja sus depresiones acá o se las lleva?
La gente se lleva su crianza y la melancolía de no estar en el país.
¿Está estudiado cuánto daña a los gurises el tema del alcohol?
¿En el sistema nervioso? Sí, está bastante estudiado. No solamente en población uruguaya sino en la de muchos países. Siempre digo que el cerebro de los adolescentes debería ser política pública. No cuidamos el cerebro de los adolescentes, que son los cerebros del futuro. Son los que van a desarrollar el país, o no. Y no trabajamos bien con eso. No solo con el alcohol, sino con otras drogas, las edades de inicio en Uruguay son muy tempranas. Ahora estamos dando un curso de posgrado en marihuana, y también vemos que la marihuana hace un daño abundante al cerebro. Los pibes en el entorno de los quince años están consumiendo marihuana también.
Empiezan a esa edad.
Sí, las estadísticas del Instituto Uruguayo de Drogas manejan ese promedio de edad.
Con el alcohol se empieza más temprano que con la marihuana.
Sí. Las primeras drogas que empiezan a tomar son alcohol y energizantes, en el entorno de los trece años. Después vienen los tranquilizantes sin prescripción médica. Después llega el tabaco y la marihuana. Y después la cocaína y las drogas sintéticas. Se puede construir una gráfica bastante clara sobre a qué edades van apareciendo las diferentes drogas. Cuando se desarrollan dispositivos de prevención en centros educativos, siempre hay que mirar esa gráfica para saber en qué momento hay que abordar cada droga. Si le caés a un guacho de trece años a hablar de drogas psicodélicas, capaz es muy interesante pero el tipo está lejos de eso todavía. Uruguay en el tema de la intervención para la prevención es malísimo.
¿Por qué? ¿No hay consciencia de esto?
En primer punto pondría el financiamiento que tiene la Junta Nacional de Drogas, la encargada de desarrollar planes de prevención. El financiamiento es muy escaso. La Junta trabaja mucho y hace todo lo que puede con lo que tiene, pero es poco, porque hay poco disponible. Ese es el primer punto. Después hay un tema de legislatura; hay cosas que están escritas, y otras que no están escritas y que no se hacen, vinculadas, por ejemplo, con la publicidad, las redes sociales y la prevención, o con un tema con el que ahora estamos muy pesados, que es el etiquetado de las bebidas alcohólicas, que en Uruguay es malísimo.
¿Qué sucede con eso?
Tenés una legislación que dice que es obligatorio es sellito de la mujer embarazada en las bebidas alcohólicas. En las bebidas importadas es obligatorio, el sello de la silueta de una mujer embarazada. En Uruguay es obligatorio. Pero si vas al súper vas a ver que la mayoría de las bebidas no lo tienen. ¿Por qué? He consultado a algunos productores y la respuesta es que es un tema de stock. Lo llevan por ese lado. Si agarrás las cervezas, son los más prolijos con ese tema. En muchas cervezas de marcas reconocidas le están empezando a agregar el sellito de la mujer embarazada. Si vas al vino, que es la segunda bebida más consumida, por lo menos en los jóvenes, vas a ver que solo un par de marcas muy conocidas son las que tienen sello. Y si vas a las bebidas blancas, es un viva la Pepa.
Pero eso es solo para mujeres embarazadas, donde en cierta medida hay bastante consciencia. Es cultura popular que no deben tomar.
Las estadísticas que se manejan en el Uruguay sobre el consumo de alcohol en el embarazo, obtenidas del Pereira Rossell, donde hay un grupo de pediatras y neonatólogos que trabajan este tema, indican que el 36% de las mujeres que parieron en 2019 habían consumido alcohol en el embarazo. Hace poquito salieron estadísticas sectorizadas de Argentina, que dan una cifra de 46%. Una de cada dos. Y a su vez, si nos metemos con esto de por qué no hay prevención, hoy en la televisión abierta tenés una publicidad de una mujer festejando su embarazo con una copa de vino. ¿Alguien les puede decir a las bodegas que hacen esa propaganda que eso no está bien? No. De hecho, lo venimos denunciando hace tiempo y esa propaganda sigue ahí. No solamente tenemos el problema de que no están financiadas las estructuras encargadas de la prevención, sino que además no tenemos determinadas voluntades legislativas con respecto a este tema. He estado en el Palacio más de una vez hablando de esto, con Álvaro Dastugue, el encargado de la Comisión de Drogadicción en el Parlamento, y con gente de la Junta Nacional de Drogas. Estuvimos exponiendo el resultado de los trabajos. Nada.
¿Y qué tan eficaz puede ser un sellito?
Tenés dos aspectos que son importantes. La presencia del sello puede generar consciencia. Cuando vos trabajás en prevención tenés que considerar todas las barreras posibles. ¿Se acuerdan cuando se empezó con la política anti tabaco? En las cajas aparecían imágenes de gente enferma, y la gente se preguntaba si eso serviría. Bueno, de todo lo que hay, capaz eso es lo que menos efecto tiene. Pero entre que aumentaste el impuesto, pusiste propaganda y pusiste eso en la caja, generás un conjunto de barreras que, desde la que funciona más a la que funciona menos, todas están trabajando. La ley de etiquetado dice que las bebidas alcohólicas tienen que decir qué graduación tienen, pero en el súper las bebidas blancas no lo dicen. Y tampoco tienen el sello de la mujer embarazada. Eso debería estar en negrita y subrayado. Cuánto alcohol tiene y quién no lo tiene que tomar. Prohibida la venta a los menores de dieciocho, pero todos sabemos que el consumo arranca a los trece. Hay un espacio desde los trece a los dieciocho años donde no se debería consumir pero sucede. ¿Y qué pasó ahí? ¿Por qué se arranca a los trece?
No se controla.
Y dos cosas más. Los principales factores que inciden en el debut son la familia y los amigos. ¿Los adultos estamos todos preocupados porque los adolescentes toman pero les damos alcohol a los pibes? Está empezando a pasar con la marihuana, con un mercado regulado y padres que cultivan en la casa y les separan los cogollos a los hijos, porque están más tranquilos si ellos fuman lo que se produce en la casa. ¿Está estrictamente mal? Capaz no, pero no debería suceder. Si me paro en una perspectiva sanitaria, tengo que desarmar el supermercado, porque todo lo que venden en el súper hace daño, desde el azúcar y la grasa. Entonces esa perspectiva no corre. Pero sí le tengo que dar información a la gente. Y no sucede. A veces en los talleres en centros educativos me pasa, con los padres y con los hijos, nos encontramos con padres que dicen cosas que son inauditas, como que el alcohol no genera adicción.
O que la marihuana no hace nada.
Entre el 17 y el 20% de los chicos de Montevideo dicen que el alcohol no genera adicción. Hay que hacer una torta de prevención. ¿Esto quiere decir que hay que volver al prohibicionismo? No. El mercado regulado de marihuana en Uruguay es una genialidad que hay que sostener, pero que hay que apuntalar desde un montón de lugares. Tiene que seguir estando, pero tenemos que reconocer que hay que mejorarlo. No es que se instala un mercado regulado y se acabó la historia. Ese mercado hay que acompañarlo con un montón de cosas.
La prohibición de fumar en lugares públicos fue un elemento clave. Nadie pensaba que iba a dar resultado y lo tuvo. ¿Con el alcohol no tendría que hacerse algo parecido?
Se podrían hacer cosas por el estilo. El tema es que para hacer eso no tenés empatía política. La política basada en evidencia demuestra todo lo que decís. En los lugares donde se hizo, bajó el consumo. ¿Cuál es el principal indicador que disminuye el consumo? Los impuestos. Si el vino vale cien y mañana vale ciento cincuenta, vas a consumir menos.
¿No se suple con otras drogas?
No.
Si la cocaína fuese más barata, no se consumiría pasta base.
La marginación social tiene un peso más grande. Para terminar consumiendo pasta base es más probable que seas pobre a que no tengas plata para consumir cocaína. Es la misma discusión que la marihuana como puerta de entrada a otras drogas. Te dicen que toda la gente que fuma pasta base empezó con la marihuana. Y es mentira. Lo que la ciencia demuestra es que la gente que consume pasta base antes consumía marihuana, y antes alcohol, y tabaco. ¿Pero qué estuvo primero? La marginación. El contexto socioeconómico es lo que principalmente determina qué droga vas a consumir. No hay drogas que sean puerta de entrada. Y esto es parecido: si le subís los impuestos a una droga, la gente no se va a mover a otras drogas sino que va a consumir menos de la que habitualmente consumía.
Antes se consumía alcohol en el bar y cuando empezó a subir el costo terminaron tomando sentados en el cordón de la vereda y comprando en el súper.
Ese hecho puede tener muchas explicaciones. La gente puede haber dejado por muchos motivos, porque se aburría, porque le parecía monótono, porque en la calle podía hacer más cosas. Pero no ha bajado el gasto, según muestran las investigaciones. Al revés. En la pandemia el INAVI tuvo récords históricos de venta de vino. Los factores que impactan en el consumo están claros, están estudiados científicamente en el Uruguay y en el mundo. El tema es la voluntad política. Y acá aparece un debate súper importante y es que…
Todos los legisladores chupan o se drogan.
Y otra cosa más importante: el éxito que se tuvo en Uruguay contra el tabaco se tuvo porque estábamos luchando contra trasnacionales y éramos como unos Quijotes dándonos de bomba con capitales extranjeros gigantes. Se vivió de otra forma ese combate. Acá, si querés combatir el alcohol, combatís con gente de acá adentro, contra el INAVI, contra las FNC. Y esa gente lo que te puede decir es que hay mucha gente que vive de la venta de cerveza. Y ahí aparece el mercado, y la gente que se quedaría sin trabajo.
Es como las fábricas de armas.
Ahí tenemos otro debate de matriz productiva. A su vez, todos estos productores tienen su peso a nivel político parlamentario. Cuando se hizo la última ley del alcohol en el último período del Frente Amplio, que salió en octubre del último año del segundo Gobierno de Tabaré Vázquez, en una ley en donde estuve como asesor, se aprobó al quinto borrador. Al principio se opusieron a un montón de cosas, y los productores jugaron su partido político y empezaron a recortarla acá y allá. Terminó en algo bastante diferente a lo que se había discutido inicialmente, donde se regulaba mucho más la propaganda, los happy hours y un montón de cosas. Son personas de acá que tienen intereses acá.
Siguen jorobando con el tema del alcohol cero para el que maneja.
Sí, en este Gobierno.
Dos por tres dan manija con que hay que subirlo a 0.3.
Tengo una lista de todas las medidas anti ciencia, si se quiere o anti evidencia, con las que este Gobierno ha estado trabajando con el tema drogas. En pandemia quisieron modificar la ley de alcohol en el tránsito. Uriarte, el ministro de Ganadería, decía que si le ponían mucho vinagre a la ensalada te daba positivo el espirómetro. Otra gente decía que los espirómetros estaban todos vencidos. Dos falsedades. Y son profesionales. Después salió Botana y compañía a decir que no había evidencia para mantener el 0, y que 0,3 podía ser, mientras Uriarte decía que si aumentábamos al 0,3, entonces la gente podía almorzar una copa de vino y que eso le iba a hacer bien a la industria nacional. Podemos estar todo el día hablando de esto. Escribí una nota en La Diaria con Leo Lagos y sacamos una columna gigante con toda la evidencia disponible que mostraba que todo lo que se decía estaba mal. Después empezaron a joder con el tema de los registros de cannabis, con que el Ministerio del Interior tenía que tener los datos de la gente registrada. Insistieron bastante hasta que en un momento se pinchó y se dejó de hablar del tema. Han atentado todo lo que han podido contra el mercado regulado de la marihuana. Hay un núcleo que está totalmente en desacuerdo y que sigue insistiendo en modificarlo. Con el tema del tabaco se flexibiliza, en la supuesta lucha contra el mercado de fronteras, que no se puede comprobar que MONTEPAZ pierda plata por el contrabando de Brasil. Viru viru. Y después aparece el presidente en el yate de los dueños de MONTEPAZ, en Punta del Este.
¿Estás en contra de los transgénicos también?
No estoy en contra de nada. Para mí todo esto es un tema a debatir, al igual que la internación compulsiva. Salieron las Madres del Cerro preocupadas por sus hijos, y las entiendo, porque soy psicólogo clínico y mis pacientes son del tipo de los hijos de las Madres del Cerro. Pero esa no es la solución. Internar gente en contra de su voluntad es algo que se dejó de hacer hace cincuenta años, y hay artículos de revisión científica que te muestran cómo en el mundo cada vez menos países tienen esa medida dentro de su legislatura. ¿Y la ponemos en Uruguay?
¿Sirvió para algo?
No sirvió para nada. Pero al grito de: “¡Pobres Madres del Cerro” metimos esa medida. Está aprobada. Luego se insiste con la marihuana como puerta de entrada. Álvaro Dastugue, todo el grupo de Cabildo Abierto. Básicamente el grupo antidrogas más radical del Gobierno actual son el brazo evangelista del Partido Nacional y Cabildo Abierto. Son los que más sostienen el palo y palo, y la política de droga cero. Arremetieron fuertemente con el tema de que los jóvenes empiezan a consumir marihuana y que la marihuana es la puerta de entrada a otras drogas. Ningún tipo de evidencia científica demuestra eso. Este Gobierno fue la panacea de las medidas anti evidencia, haciendo cosas al boleo, porque les parecía. Y en la campaña, y los vengo escuchando de a uno cuando hablan de drogas, ninguno está tirando ideas muy interesantes. Solamente el Frente Amplio está con el debate de los mercados regulados para disminuir la violencia y el narcotráfico. Anteayer, Raffo salió a decir que su estrategia era luchar contra el narcomenudeo.
Dan manija con eso.
El narcomenudeo es el guacho que tiene una planta en su casa y le vendió unos gramos al amigo. Es la mujer de Punta del Diablo que estaba sola con sus hijos y fue presa por vender unos gramos. ¿Esa es la estrategia? ¿Que el mercado lo manejen los privados porque lo quieren sacar al Estado? ¿Me estás jodiendo? ¿Eso es lo mejor que pueden hacer? Delgado dice que va a mantener de forma fuerte la lucha contra las drogas, algo que está comprobado que no funciona, desde hace centenas de años. El tema de las drogas no define elecciones, aunque digan las estupideces que quieran. No es un tema tan relevante. Capaz el debate de qué van a hacer con el IVA sí define la elección. Pero las drogas no, y entonces se pueden dar cierta libertad para decir alguna estupidez. De hecho, Milei decía que a él no le importaba que la gente consumiera mientras que la cuenta se la pagara la persona, porque la gente con adicciones le genera gastos al Estado. Es verdad, y se gastan puntos del PBI solamente en la gente que consume alcohol.
Por algo los yanquis te cobran un diferencial, si chupás o no, en los seguros.
Se puede tirar cualquier cosa, y eso no va a definir la campaña. No hay ideas interesantes en la vuelta, y nadie está proponiendo cosas innovadoras ni con cierta evidencia de fondo.
Radío capaz es el único que puede plantear algo.
Lo aprecio pila y tengo un muy lindo vínculo con él, casi de tutor. Discutimos mucho y es un loco muy crack. El problema que tiene Daniel es la gente que lo rodea. Si estuviera dentro del Frente Amplio podría hacer mucho más de lo que hizo. Es el secretario de la Junta Nacional de Drogas, cuyo mandato directo es el secretario de Presidencia, Ferrés. Y dentro del partido tiene que negociar con Cabildo, con todo el brazo religioso más ortodoxo. Es re difícil para él.
Le pegan a cada rato.
“Que se retracte”, le dijeron la otra vez, cuando dijo que teníamos que dejarnos de decir que la marihuana era la puerta de entrada a otras drogas. La ciencia entera demuestra lo que el loco dice. ¿Por qué se va a retractar? De hecho, no lo hizo y estuvo perfecto en no hacerlo. Y no le costó el cargo, lo que quiere decir que alguien más lo apoya. No sé si es Lacalle o quién, pero hay alguien más que está dándole cierta espalda. Si no, desde el principio tendrían que haberlo sacado porque vino con una lógica de continuación de políticas del Frente Amplio. Hay todo un núcleo dentro de la coalición que no está de acuerdo con eso.
¿Es verdad que tenemos el consumo per cápita de cocaína más grande?
Las últimas encuestas demuestran que sí, y se hacen a nivel local y comparadas con los distintos continentes. Pero no hay que impactarse tanto con el tema de la cocaína. Agarres la droga que agarres, Uruguay está en el top cinco siempre. Uruguay es un país drogón, como digo en chiste. Con el tabaco bajamos después de la ley, pero siempre estuvimos allá arriba. Con el alcohol somos los primeros en todas las Américas junto con Argentina. En el uso de psicofármacos sin prescripción médica somos los segundos o los terceros después de Estados Unidos. Con la ketamina somos los primeros en todas las Américas. Lo mismo con la cocaína. Con la marihuana solo nos gana Chile en América del Sur. Es un punto para el mercado regulado, porque demuestra que el único país con el mercado regulado no es el que tiene más consumo, sino uno con prohibición.
No subió el consumo de marihuana con la regulación.
No. Lo que ha ido sucediendo es que el consumo de marihuana sube desde los 2000, pero con un índice sostenido. Lo que sostenían los políticos en 2011, antes del mercado regulado, era que esto iba a ser Jamaica, con la gente todo el día fumando. Jamaica es el país que tiene el índice más alto en todas las Américas y el Caribe. Se decía que le íbamos a ganar a Jamaica, y no pasó. Ha habido un crecimiento sostenido en los índices, previo al mercado regulado. En la última encuesta disponible, que es entre estudiantes de educación media, con chicos que van al liceo, hay algunos indicadores que inclusive tienden a bajar un poco.
¿No se naturalizó el consumo?
Lo que tiene Uruguay es una baja percepción del riesgo, un indicador que se estudia bastante en las encuestas. Los países que más consumen son los que tienen menos percepción de riesgo. Uruguay está dentro de ese combo.
Lo que falta es una política de prevención.
Creo que sí.
Se banalizaron los efectos.
Podría estar de acuerdo, sí.
Mis hijos me decían que la marihuana hace menos daño que el tabaco.
Está mal. Toda la ciencia demuestra que es al revés. En la combustión tiene muchos más productos tóxicos la marihuana que el tabaco.
Aun la regulada.
Sí, cualquiera.Hay un punto que lo hace difícil de comparar, y es cómo se fuma una cosa y cómo se fuma la otra. Pero si las dos se fumaran igual, hace más daño la marihuana. Con la marihuana das una seca y la sostenés para que se absorba, y después la soltás. Capaz le pegaste dos secas y ya estás re loco y no seguís más. Pero con el cigarrillo seguís y seguís. Las dinámicas de consumo son difíciles de comparar. Pero es un hecho que el humo que genera la marihuana fumada tiene muchas más contraindicaciones. Y hay un detalle al que nadie le da bola, que es el uso del filtro. Si le ponés un filtro al porro, es re diferente lo que pasa en términos de intoxicación, porque en el filtro quedan un montón de cosas. Pero no se habla de este tipo de cosas. Trabajamos en centros educativos con talleres, y todo el mundo dice que el tabaco hace más daño.
Porque hay más conciencia con respecto al tema.
Sí, y porque la marihuana está banalizada, porque es orgánica, porque es una planta.
Como si el tabaco fuera sintético.
Exacto, Ahora los pibes no fuman mucho tabaco, pero a la marihuana le dan, acompañada de un set de creencias asociadas a la baja percepción de riesgo, asociado a un mayor consumo. Cuando hablás de estos temas, un prohibicionista te puede decir que hay que cancelar el mercado regulado. Y en realidad no. Lo que hay que hacer es mejorarlo. La ley de mercado regulado tiene un capítulo gigante de prevención, del que no se habla.
A nivel de planes de estudio para los jóvenes no hay nada.
Ahí las posibilidades son que un profe de biología o de química hable algo sobre drogas. Después hay un plan de formación que tuvo la Junta Nacional de Drogas, para formar docentes referentes en tema drogas, donde esas personas fueran las encargadas de dar información a los chicos y generar algún tipo de taller. Totalmente voluntario.
¿La política de reducción de daños es buena?
En algunos lugares es muy buena. Pero tenés que asumir que desde que el humano es humano consume algún tipo de droga, y que no tiene sentido ir por el cero, que es casi imposible.
Pero tampoco había los volúmenes de gente que consumen droga hoy.
Depende de qué droga y de qué momento. El alcohol ha sido siempre un fenómeno extendido. O la marihuana en otros lugares, de la que hay registros desde el año 2000 antes de Cristo. Con el alcohol hay registros hasta el año 9000 antes de Cristo. En las pirámides había cervecerías. Desde el punto de vista clínico te puedo decir que un paciente que fuma pasta base y está en abstinencia, muriéndose de ganas de comprar un chasqui en la boca de la esquina, es mejor que se fume un porro. Eso es reducción de daños. ¿Lo es para todo? Para las políticas públicas en general, se puede debatir un poco más. El problema es que la otra opción es el prohibicionismo, que ya fracasó.
Fracasó en todo el mundo. No por legalizar la gente va a salir corriendo a comprar.
Y hay países que son punta en tema drogas y que están empezando a debatir seriamente el mercado regulado de cocaína.
Alemania ahora legalizó el cannabis recreativo.
Y utilizó al Uruguay de ejemplo. De hecho, los asesoró la Dra. Rosario Queirolo, de la Universidad Católica. O sea, una uruguaya asesorando a un alemán. Canadá, que es otro país de punta, tiene un montón de cosas súper interesantes. Un psiquiatra te puede mandar pastillas de CBD, la molécula no psicoactiva del cannabis. El CBD es analgésico y sirve para la gente que se siente mal por algunos tratamientos médicos, y además es ansiolítico. Los psiquiatras prescriben CBD, porque las benzodiacepinas, que son lo que conocemos como clonazepam o alprazolam se usan a mansalva y generan adicción.
¿Es viable sacar a la gente adicta a la cocaína?
Sí, claro. Tenés que tener un dispositivo acorde. Y tenés que pensar algunas cosas, como el después. Ahí aparece la famosa teoría de la puerta giratoria: se interna, se mejora y sale, se interna, se mejora y sale. Es la crítica principal a la internación compulsiva.
Si un tipo está pasado de rosca y no lo internás, se puede morir.
Los médicos ya tienen el protocolo por el cual, si la persona corre riesgo en su vida o en las de otras personas, pueden tener algún tipo de intervención donde no es necesario escribir todo esto de la internación compulsiva anticipada.
Que el adicto lo autorice cuando está sobrio, ¿está mal?
Ponele que tus hijos sean adictos a la pasta base, y estando sobrios firman la internación. Pasado mañana recaen. ¿Qué hacés?
Los interno.
¿Sabés cómo se internan? Viene la Policía. Lo van a tener que reducir contra su voluntad. No me gustaría que pase eso con mis hijos, mandarles un patrullero para que los re casquen.
¿Pero qué es peor? ¿Internarlo, aunque tengas que ser un poco firme o dejarlo que siga consumiendo?
Considerando los derechos humanos…
¿Es un derecho humano volverse adicto patológico, o es un escapismo producto de una necesidad?
Si considerás los derechos humanos, no deberías ejercer ningún tipo de actividad que vaya en contra de la voluntad de la persona, porque estás haciendo algo que va a atentar contra sus derechos.
Entre los derechos y la vida, o la vida de otros, ¿qué es preferible?
Planteo el debate, que es dicotómico. El tema es las posibles intervenciones sin afectar derechos humanos. Esto implica algún tipo de intervención cuando la persona está sobria. Implica asumir que la persona es soberana y puede disponer de su vida. Era mucho más interesante fortalecer las casas de medio camino antes de aprobar la ley de internación compulsiva. Si lo saco de lo dicotómico, hay un montón de cosas para hacer que van más allá de no hacer nada o internar en contra de la voluntad. Pero tampoco se hizo, y tampoco se puso arriba de la mesa la discusión.
Me hacés acordar a aquello de que vivir en la calle es un derecho humano.
Podemos dar ese debate. Capaz no es un derecho humano, pero sacarlo por la fuerza afecta sus derechos humanos. Hay un aspecto claro en todo esto, que es la perspectiva de derechos en general, que es la soberanía. La soberanía va por el lado del mercado regulado. El sanitarismo, con los médicos y los psicólogos todos preocupados por la salud, te va a decir que esto está mal, porque tiene tales consecuencias. Pero otra persona te puede decir que, sabiendo todo eso, igual tiene ganas de fumarse un porro, y que tiene que poder hacerlo. Es el mismo debate sobre la soberanía de quitarse la vida, sobre la eutanasia, sobre el aborto.
La cuestión pasa por legalizar el uso, y dar información sobre los riesgos que se corren. Todo se asocia con diversión, con desinhibirse. Fumar, tomar, o tomarse la pastillita. Vas a la fiesta electrónica y parece que la música pega más.
La percepción es diferente. Los usuarios te dicen que es una fiesta con pasti y otra sin pasti. Durante mucho tiempo hubo un laboratorio portátil donde la gente podía analizar lo que se consumía. Eso luego se desfinanció. Mucha gente dijo que se estimulaba el consumo.¿Preferís que se tomen una pastilla que no saben lo que tiene adentro? Hay gente que se muere por lo que toma. ¿O preferís dar la oportunidad de que alguien lo analice ahí y te diga que sí o que mejor no? Confío más en el laboratorio.
Nos faltan publicidad y educación, entonces.
En prevención nos falta todo, todo lo que tenga que ver con información generalizada, lo que tiene que ver con formación sobre consumo, o con los etiquetados en el alcohol. Publicidad falta, ni que hablar.
Y centros de rehabilitación.
Y la posibilidad de acceder a tratamientos, que son muy caros cuando son privados, Que haya más camas disponibles para adicciones es algo muy importante.
¿Ha mejorado?
En la época de la pandemia pusieron algunos recursos en el Portal Amarillo, que es el centro público de referencia. Pero comparado con el índice de incidencia de los cuadros de consumo problemático es re poco. La mayoría de la gente termina en lugares privados donde te cobran sesenta palos por mes por estar ahí con un psicólogo y un psiquiatra y tener talleres y un control del consumo.
¿Qué tan sensibles son los jóvenes al entorno que tienen?
En todo. Todo es ambiente, amigos, familia.
Incluso hasta la presión en el tema de la sexualidad, del debut sexual no querido.
Y la asociación entre el debut y el consumo de drogas. Hay gente que siguen diciendo que la motivación para consumir es tener sexo, Porque cuando consumís determinadas sustancias te desinhibís, tenés una mejor erección o cosas por el estilo. La mayoría son hombres. La sexualidad, para muchas drogas, termina siendo una motivación de consumo.
¿Cómo vas a tratar el tema de las drogas y las adicciones con tus hijos, cuando crezcan?
Con todo lo que estamos discutiendo, con información clara y certera, con mucha profilaxis y mucha prevención, habilitándolos cuando corresponda y no habilitándolos cuando no corresponda. Y sobre todo siendo yo un buen modelo. Los padres se preocupan un montón, pero no entienden que el modelado es una técnica de modificación de conducta, y que lo que más influye en los hijos es ver el consumo de los padres.
Fracasé con total éxito.
A todos nos ha pasado en algún momento. En los talleres para padres lo discutimos constantemente. Todos preguntan qué pueden hacer. Lo mejor que pueden hacer es tener un consumo controlado frente a sus hijos. Eso es lo primero. Lo otro lo podemos discutir, si en la fiesta de quince ponen o no ponen alcohol, si en la casa va a haber una botella de vino en la heladera o no. Un adolescente que se crie en una casa donde hay alcohol toma más alcohol. Es así. La famosa vitrina con botellitas en la casa ya es un factor que estimula el consumo. Muchas veces como padres no estamos dispuestos a afrontar esas cosas que nos interpelan a nosotros mismos. Si vas a ser modelo, tenés que ser modelo vos.
¿No tenés niguna botella en tu casa?
En este momento no, en ningún lado. Tampoco soy amigo del alcohol, y de la marihuana, tampoco.
Pero has probado drogas.
Sí, casi todas. Pero no me enganché. Lo que más me costó dejar fue el tabaco. Fui fumador muchos años. Las adicciones tienen muchas expresiones, no solamente en las drogas.
La adicción es prevenible si hay voluntad política, en definitiva.
En términos de droga, sí. Si hay voluntad política, los índices pueden bajar mucho, aunque nunca van a ser cero.
Estamos en campaña electoral. ¿Ves que alguien esté pensando en esas cosas?
No.
Se habla de la seguridad y el narcotráfico, pero en los barrios pobres, que son los que salen a chorear para comprarse la dosis de pasta base.
Si tenés plata para la cocaína, no importa. Ese es el discurso. Si la vas a complicar comprando donde no tenés que comprar, eso sí es un problema. Pero si tenés ochenta palos para gastar en merca por mes, hacé la tuya.
Eso fortalece más el narcotráfico que el que va a comprar una dosis de pasta base. Es medio hipócrita el discurso.
Todo lo que tiene que ver con drogas es hipócrita. Agarrá la droga que quieras.
¿Es viable legalizar otras drogas aparte de la marihuana en un país como el nuestro?
Sería un debate gigante y hermoso. Nosotros en Uruguay tenemos algo que solamente Tabaré Vázquez se dio cuenta con el Plan Ceibal y es que nosotros somos un muy buen laboratorio. Es un lugar hermoso para probar cosas y ver qué pasa. Y si nos equivocamos, vamos para atrás. El tema es discutir y ver a dónde llegamos. Si no, te quedás en la discusión con el productor de alcohol, con el político de turno que no sabe nada de drogas, mientras a la Junta Nacional de Drogas no le dan un mango. Y al final nadie hace nada. Pero sería muy importante, en algún momento, entrarle a esto de una forma más seria.
¿Cómo?
Implicaría, de una, sacar a los productores. Es otro problemita, que implicaría una voluntad política importante. Y los productores no deberían participar de ciertas discusiones. Y digo de ciertas discusiones, no de nada. Porque juegan un partido que no tienen que jugar, y tenemos que entender que son intereses contrapuestos. Si vas a ganar menos plata porque vas a vender menos alcohol, lo siento, porque vos no podés vivir de que la gente esté hecha mierda y de que el país gaste un montón de plata en la gente que toma alcohol. No. Es paradójico, educar a los jóvenes en cuándo tienen que decir no, que es uno de los elementos de prohibición más importantes. Esto es lo mismo: saber cuándo decir no a determinadas cosas, políticamente tendría un impacto muy importante. Hay que ver hasta dónde negociamos y con quién. A nivel de productores no hay que negociar. Las políticas tienen que ser del Estado, no de los productores.
Pasa lo mismo con los psicofármacos y los médicos, también.
Bueno, los médicos cada vez están más emparentados con el tema de que ya hay que cortar con muchas de esas cosas. De hecho, hay médicos que ya hacen todo lo posible por no recetar benzodiacepinas.
En las farmacias nunca se hizo control de las famosas recetas verdes.
Uruguay es muy malo en términos de controles.
¿Y los lugares que vendían alcohol a menores de dieciocho años?
Una droga de la que en Uruguay se habla poco y se consume mucho es la ketamina, un psicodélico disociativo de uso veterinario. Es un anestésico. Algunos cirujanos lo usan en humanos, pero no es lo primero que usan, como sí en veterinaria. Hice una investigación interesante sobre este consumo, y el 100% de la gente se la compró a alguien o en la veterinaria. Las veterinarias uruguayas son malísimas controlando. No es de venta libre, pero si buscás, si tenés amigos veterinarios, si te inventás una receta, no la van a controlar mucho.
¿La ketamina es inyectable?
No, se cocina en el microondas, queda hecha cristales y se esnifa. Hay gente que se pincha, pero no es la mayoría. En general Uruguay es muy malo controlando.
Por eso la mayoría pensamos que el tema del tabaco iba a fracasar. Y, sin embargo, bajó. Se tendría que hacer algo parecido con el alcohol.
Es la misma historia de siempre: quién le pone el cascabel al gato. Meterse con el alcohol es meterse con muchas cosas, con mucha gente, con cultura, con tradición. ¿Quién se imagina una navidad sin la cerveza arriba de la mesa? O un cumpleaños sin una cosita para tomar. O un asado. Es muy difícil.
Una cosa es el consumo social, que no está mal.
Ahí tendrías que regular para que la gente mantenga un consumo social y no uno exacerbado, El objetivo no es cero, porque eso no va a existir. En otros países, con el tema del prohibicionismo, pasó que abrían bocas de alcohol.
O se hace su alambique privado.
Yo lo hacía con mis amigos. Comprábamos uva y hacíamos vino casero, y con el orujo hacíamos grappa.
Pasaste por todos los excesos.
Pero con la grappa era una botellita para cada uno. Probábamos recetas, le poníamos miel y veíamos si quedaba rico.
¿Sos optimista con respecto al consumo de drogas y las adicciones en el futuro?
Sí. Tienen que aparecer políticas más ordenadas.
O drogas más inocuas.
De mejor calidad, si comparamos el prensado paraguayo con un cogollo cultivado en un buen lugar. Las drogas no van a desaparecer, lo que debe desaparecer es la guerra contra las drogas.
¿Y la ayahuasca?
Es un capitulo diferente, un reto para el próximo Gobierno, con los psicodélicos, como la ketamina o muchos tipos de hongos. Tenés que regular todo eso. El tema es que la gente consume a morir. En Uruguay es cada vez más común que puedas participar de una ceremonia de ayahusca, que tiene toda una explicación espiritual. Eso va a haber que regularlo, porque hay mucha evidencia de que tiene mucho efecto terapéutico. Las pequeñas dosis de ketamina tienen un efecto antidepresivo. La ayahuasca se usa en rituales que tienen efectos ansiolíticos. En los sesenta, después de Woodstock y el new age, se prohibieron todos los psicodélicos, con Nixon. Quedó claro que no funcionó. Y la ciencia demuestra que tienen muchas propiedades interesantes desde el punto de vista de la salud mental.
¿Y cómo ves a llegada del fentanilo?
Radío dijo que no iba a llegar acá, porque no teníamos esa cultura de consumo. Estoy bastante de acuerdo. No va a llegar. Y aunque llegue va a ser una droga increíblemente cara para Uruguay.
¿Por qué en Estados Unidos sí hay consumo?
Porque ellos están acostumbrados desde siempre a las drogas disociativas, cultural e históricamente. Lo que a uno le llega es justamente cómo pega allá, con los famosos zombis y la gente en la calle. Para ellos tiene otro sentido. Nosotros no tuvimos una epidemia de opiáceos como tuvieron ellos. Y si ya llegó, o si llega, no sé si pegará. Y más allá de todo va a ser una droga carísima. No creo que vaya a haber zombis en la calle como los hay en algunos lugares de Estados Unidos.
Ya hay algunos zombis en la calle.
Sí, pero eso es porque son pobres.
¿Y en Estados Unidos son ricos?
La mayoría de la gente es clase media alta. Los usuarios de fentanilo son de clase media. El mayor factor que predispone al consumo de determinadas drogas es la vulnerabilidad social. La gente dice que la marihuana y el alcohol son la puerta de entrada, pero acá lo que más complica es la pobreza. La mala distribución del ingreso, que haya que vender para poder vivir, la falta de laburo. Eso es lo que complica la historia. Andá a solucionarlo. Pero es eso lo que está de fondo.
¿Se debería admitir el uso de marihuana y alcohol en las cárceles?
La del alcohol no la veo, pero la marihuana creo que sí. El alcohol tiene otros efectos, en todo caso tendría que estar muy reglamentado. No me convence mucho, por las consecuencias. Pero que tengan acceso a una cantidad determinada de gramos de marihuana por mes, como pasa afuera, no lo veo como problema. Y tampoco para el turismo. En Canadá te llevás cien gramos de la variedad que quieras, en un shopping. Acá los turistas no pueden comprar. Son cosas que habría que mejorar.
Eso es a raíz de la oposición que tenía el proyecto.
Lo sigue teniendo. Pero son cosas modificables.
Habría que eliminar el registro de compradores, en definitiva.
Comparto. No se debería registrar.
Si comprás una botella de whisky todos los días, nadie dice nada. Pero era una idea del Pepe: detectar a los jodidos y curarlos.
No es buena idea. Inclusive está reñido con el tema de los derechos, porque hay gente que no consume la del Estado para no registrarse.
Porque tienen miedo de que mañana esa información salga en algún lado.
Tenemos encuestas sobre consumo de marihuana. Una la hicimos el año pasado. Si bien el porcentaje es menor, todavía hay un 20% que consume y compra en el mercado negro. Te preguntarás por qué, si se puede plantar, o asociarse a un club y tener cuarenta gramos por mes de la mejor, que es un montón. ¿Por qué te vas a meter en una boca a comprar marihuana? Es mucho menos que antes, pero todavía hay gente que compra en la boca. Y hay mucha gente en el mercado gris del narcomenudeo, que es lo que todo el mundo critica, con el que compra cuarenta gramos en un club y revende los veinte gramos que no consume.
En la construcción el SUNCA tuvo una campaña muy fuerte con respecto al control del alcohol. Se puede crear consciencia.
Está recontra estudiado cuáles son las profesiones que consumen cada droga. En todo el mundo es igual. La construcción siempre estuvo vinculada al alcohol.
Y los médicos.
Los médicos y toda la parte de salud mental. La principal patología ocupacional de los psicólogos es la adicción al alcohol y al tabaco.
¿Las ratas uruguayas son adictas?
Las de laboratorio son consumidoras pesadas.
¿Cómo deprimís una rata?
Tenés tres posibilidades. La podés comprar genéticamente modificada, porque la depresión se basa en un conjunto de moléculas en el cerebro que están disminuidas. Hay ratas mutantes que ya vienen con esas moléculas disminuidas, que valen un huevo. Las comprás y las reproducís en tu laboratorio. Las podés exponer al alcohol durante la gestación, a través de la madre, o lo podés hacer conductualmente, porque las ratas son bichos que viven en grupo, y si las dejás aisladas tienden a deprimirse. Esa es la forma de hacerlo ambientalmente. La tercera forma es hacerlo farmacológicamente, que es la que usamos nosotros. Hay drogas que te bajan esas moléculas en el cerebro asociadas con la depresión.
¿En humanos también?
La droga que utilizamos en las ratas antes se usaba en humanos como un hipotensor y llegaba un momento en que la gente se deprimía. Ahí se dejó de utilizar.

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