Octubre siempre prolifera en festivales. Este año llegó la sexta edición del Detour, con seis competencias de películas, 130 realizadores y dos laboratorios (uno de series web y otro de óperas primas). Se sumó también el tradicional Monfic, en cuatro salas del Movie Montevideo Shopping, y la 12º edición del Festival Llamale H, sobre diversidad sexual y de género, que finaliza el domingo. Además están las salas comerciales, que ofrecen una programación más variada de lo habitual. Veamos cinco films muy diversos en propuestas y calidades, aunque todos con un denominador común: son los que quizá elija el lector para ir al cine este fin de semana.
Acusada (Argentina, Gonzalo Tobal): Una joven fue asesinada y su mejor amiga (Lali Espósito) es la única acusada por el crimen, mientras sus padres (Leonardo Sbaraglia, Inés Estévez) de a poco pierden los estribos y el abogado defensor (Daniel Fanego, excelente) parece ser el único adulto que quizá conduzca a la joven a buen puerto. La película deja de lado los aspectos sórdidos del crimen y observa la mediatización nefasta del caso, la Justicia como factor que desestabiliza en vez de resolver situaciones, y la relación de la chica con sus padres. Es cierto que las escenas del juicio importan poco (el film no es policial) y que un puma suelto por el barrio parece una pedantería de libreto más que un símbolo de algo. Empero la película gana en cómo enfoca la relación entre Fanego y Lali (el abogado la prepara como un director a una actriz), y en el modo en que comunica que, más allá del riesgo de prisión, la joven ya está en otra: su familia.
El Potro: lo mejor del amor (Argentina, Lorena Muñoz): Es imposible no comparar este biopic sobre el cantante cuartetero Rodrigo Bueno, con aquel sobre Gilda, donde se lucía Natalia Oreiro: la muerte de ambos ocurrió en accidentes automovilísticos, la directora y su coguionista son las mismas, y el ambiente y la época en que se movieron son similares. Esas comparaciones elevan a Gilda y hacen que descubramos lo que falta en este nuevo film, más allá que Gilda parecía más querible que Rodrigo, un ser oscuro y quizás menos noble. El problema de esta película es que toca de taquito un montón de tramas referidas a Rodrigo, pero entre canción y canción no desarrolla ninguna. Por su lado, el joven Rodrigo Romero es un clon del cantante pero nunca logra comunicarnos su perturbadora vida interior. De esa forma, todo lo que de auténtico y cercano tuvo el film de Natalia, acá se ve falso e insincero. Una pena.
Lucky (USA, John Carroll Lynch): Lo mejor en cartel no debería pasar desapercibido. Lucky es un nonagenario que resiste el paso del tiempo en un estático desierto, llevando a cabo una férrea rutina diaria: se despierta, prende un cigarrillo, riega las plantas en calzoncillos, se ejercita, toma un vaso de leche, sale munido de su sombrero de cowboy, pasea por las callejuelas del lugar y se sienta en el bar a hacer crucigramas, rezongar un poco con sus amigos y luego volver a casa a ver la TV antes de irse a dormir. Ese rito repetitivo parece protegerlo y a la vez lo vuelve eterno. Hasta que un día se desmaya sin motivo aparente y sin ninguna consecuencia visible. Pero a partir de entonces cambia su mirada del mundo y la gente, aunque todo en este film sea indeleble, perceptible sólo a los ojos de la emoción. Lo que sí advertimos es un universo emparentado claramente con París, Texas (y también con Bagdad Café), mientras la película se convierte en un sensacional homenaje al gran Harry Dean Stanton, que en al final sonríe al espectador, se da vuelta y se pierde en el desierto, dejándonos paralizados por la emoción al advertir cuán querible fue su pasaje por el cine y cuánto se lo extraña hoy, aunque la pantalla siempre lo hará renacer de los frondosos andariveles de su memoria.
Nace una estrella (USA, Bradley Cooper): Cuarta versión del ascenso a la fama de una joven cantante, mientras su mentor masculino cae en picada. O quinta, si contamos la original de 1932 (El precio de la fama), o séptima si recordamos dos filmadas en India. Como sea, el film permite a Bradley Cooper redondear una sentida actuación y debutar como director y colibretista. También trae a la camaleónica Lady Gaga, que debuta en cine y parece encaminarse rumbo al Oscar. Las canciones son muy adecuadas, y una ya parece haber ganado el Oscar por anticipado. Lo demás es lo mismo, mejorcito que lo hecho por Barbra Streisand en 1976, pero inferior al film de William Wellman (1937) y a la obra maestra de 1954 de George Cukor, con Judy Garland y James Mason. Pero al público sólo parece importarle el último reto de Lady Gaga (aparecer a cara lavada), mientras discepolianamente podemos pensar que “todo es igual, nada es mejor: lo mismo Cooper que George Cukor”.
The Party (Gran Bretaña, Sally Potter): Película teatral que transcurre íntegramente durante la celebración del título. Siete personajes (y un octavo muy importante, ausente) en una comedia de humor negro sutil y a la vez desatada, en la que se logra un raro balance, como sólo los británicos saben hacerlo. Elenco de lujo, con picos para Kristin Scott Thomas, Bruno Ganz y la notable Patricia Clarkson. Propuesta austera (unidad de lugar y tiempo, excelente banda sonora, fotografía en blanco y negro, 71 minutos) y notable sentido del ritmo de la recordada cineasta de Orlando, La lección de tango y Ginger y Rosa.
POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES
Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.
Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.
Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.
Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo.
Conozca aquí las opciones de apoyo.