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¿Quién bloqueó a Elon Musk? Por Hoenir Sarthou

¿Quién bloqueó a Elon Musk? Por Hoenir Sarthou
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¿Por qué bloqueó Brasil a la red social “X” (ex Twitter)?
Todos, mal o bien, somos un poco románticos. Es así que de inmediato surgieron análisis que abanderaron a Elon Musk como paladín de la libertad de expresión, y al Juez Alexandre De Moraes (y a Lula, que lo respalda) como un dictadorzuelo cagatintas, autoritario a golpes de sentencia. También surgieron otros análisis, que ven a Musk como un derechista reaccionario, racista, discriminador y misógino, y a De Moraes (y a Lula) como izquierdistas- progresistas que protegen a la sensibilidad diversa e inclusiva.
¿Qué hay de cierto en esos enfoques maniqueos? ¿Sirven para entender realmente lo que está pasando entre Brasil y la red “X”?
Es cierto que, por su omnipresente presencia en los medios masivos y en los discursos públicos, uno tiende a asociar al poder económico de alcance global con el Foro Económico Mundial y su agenda 2030. Sin embargo, no todos los poderosos ni todos los think tanks de este mundo entonan ese discurso. De hecho, hay organizaciones, como la fundación o red “Atlas”, o “Atlas Network” (su nombre en inglés), que entonan uno en apariencia bastante distinto.
Atlas Network fue fundada en 1981 en EEUU por el inglés Sir Anthony Fraser, en su momento propulsor de Margaret Tatcher, y aparece muy ligada financiera e ideológicamente al grupo económico de los hermanos Koch, millonarios ultraliberales en economía y archiconservadores en todo lo demás.
Atlas está concebida como un tanque de ideas y una red destinada a promover en el mundo las políticas de libertad de mercado y de limitación de la intervención estatal. Su estrategia es conectar y financiar grupos y personas capaces de replicar nuevas fundaciones y tanques de ideas de corte ultra liberal. También ha financiado a líderes políticos como Javier Milei, Mauricio Macri y Sebastián Piñera. Y es notorio, observando las publicaciones directas y de medios conectados con Atlas, su aliento a Elon Musk, quien a su vez ha respaldado a Donald Trump, y aparentemente contribuido a financiar a Milei,a Piñera, a Erdogan, y no ha ocultado su simpatía por Bolsonaro.
¿Puede decirse que la élite económica global tiene ahora una pata izquierda y una derecha?
Desde que Musk se hizo con el control de Twitter, fue evidente que había atrás de esa decisión una intencionalidad política, en particular respecto a la política estadounidense. Musk avaló esa impresión publicando todos los mensajes que la anterior conducción de Twitter había censurado, empezando por los de Donald Trump, que, siendo presidente de los EEUU, había sido bloqueado en Twitter.
¿Estoy sosteniendo que Musk es un liberal a ultranza y un partidario de la libertad irrestricta de comunicación?
No, no me atrevería. Musk es un gran empresario. Es probable que haya detectado un nicho bastante abandonado en el mercado del tráfico de influencias políticas. El Foro Económico Mundial y sus figuras visibles, Schwab, Soros, Gates, y sus voceros políticos, como Barack Obama y los Clinton, patentaron la estrategia de operar en el mundo a través de partidos, gobiernos e instituciones supuestamente “de izquierda”. Toda su agenda está diseñada para captar esa sensibilidad, seguramente porque es más fácil operar y hacer negocios avalados por fuerzas pretendidamente críticas del capital. Como consecuencia, es común que los gobernantes económicamente liberales y políticamente conservadores se presenten como distantes de la agenda del Foro. ¿Es muy loco suponer que Musk haya detectado esa veta y busque adquirir influencia sobre esos gobernantes medio huérfanos?
Su trato con Milei parece indicarlo. Lo apoyó, lo financió, lo visitó y le propuso comprar el litio argentino. No lo digo yo. Lo dijo el propio Milei. O sea, distinto discurso y distintas alianzas, pero un mismo objetivo: recursos naturales valiosos.
Aun en caso de que Musk, por la razón que sea, haya resuelto explotar ese nicho del mercado, no hay que creer que él y sus rivales de la pata global “progresista” se dejan llevar por locas pasiones. Basta ver la lista de aportantes a Atlas y la integración del capital accionario de Tesla, para percibir que Musk, sus patrocinadores y sus supuestos rivales, incluida Mark “Metaberg” son socios. Podrán competir y disputar sobre Trump, sobre el calentamiento global, sobre la censura y sobre los viajes al espacio, pero son socios de negocios y tienen intereses similares, como lo deja en claro lo planteado a Milei.
Vuelvo al tema inicial. ¿Qué llevó al juez De Moraes (y a Lula) a bloquear a Musk-X?
Formalmente, De Moraes tiene un buen argumento. La ley brasileña obliga a las empresas extranjeras que operan en Brasil a tener representantes responsables en el país. Y Musk retiró los que tenía y se niega a nombrar nuevos. Pero cualquiera comprende que esa no es la verdadera razón del conflicto.
Si De Moraes quisiera garantizar la libertad de expresión y de información de los brasileños, tendría que apretar y bloquear a You Tube, a Facebuck, a Tik Tok y a cuanta red social anda por allí. Ya que todas ellas censuran contenidos o eliminan a sus usuarios si insisten con temas álgidos, como la pandemia, las vacunas o el cambio climático. Paradójicamente, De Moraes no se metió con ninguna de ellas, sino que bloqueó a X por permitir la difusión de “discursos de odio”, o nazis, o de “atacantes virtuales”.
Curiosa noción de la libertad de expresión la de De Moraes, que tolera el derecho de las redes a bloquear a sus usuarios y se preocupa porque una de ellas no los bloquea. Entiéndase bien, no niego que tenga el derecho a exigir que X tenga responsables en Brasil. Digo que sorprende que no mueva un dedo cuando otras redes sociales vulneran descaradamente la libertad de expresión y de información de los brasileños.
Insisto: ¿qué mueve realmente a De Moraes- Lula a la guerra contra Musk X? ¿Creen ustedes en ellos como una especie de Don Quijote (y Sancho Panza) que embisten contra los molinos de viento globales y contra los 22 millones de usuarios de X en Brasil? ¿Por qué no temen que, la prensa, los organismos de derechos humanos, los relatores de la ONU y las cortes internacionales intervengan y los pulvericen preventiva e internacionalmente? ¿Actúan por su cuenta o tienen algún respaldo y estímulo detrás?
Señalo algunas coincidencias. Este año hay elecciones en los EEUU. En las pasadas elecciones de los EEUU hubo boicot empresarial generalizado contra Facebook, porque Zuckerberg se negaba a censurar los “discursos nazis y de odio” de los partidarios de Trump. Zuckerberg se aflojó y censuró, y después siguió censurando a quien cuestionara la pandemia. Trump perdió. Musk anunció que compraría Twitter. Trump anunció que volvería a postularse. Obama y los Clinton hicieron extrañas advertencias sobre el peligro de la “desinfomación” y de “discursos de odio” en las redes sociales y propusieron censura. Trump volvió a postularse. Musk desproscribió a Trump. De Moraes-Lula bloquean a Musk-X y lo acusan de tolerar contenidos “nazis y discursos de odio”. Ni la ONU, ni las cortes internacionales, ni el gobierno de EEUU, ni la prensa, ni los organismos de derechos humanos dicen una palabra crítica. ¿Pueden sacar ustedes alguna conclusión?
Yo saco algunas: 1) En el Olimpo económico global, sobre todo entre los dioses menores, puede haber algunas diferencias y alguna que otra cornada, aunque la sangre no llegue al río. 2) Los Estados sí tienen los medios técnicos para bloquear a las redes, incluso por satélite, y podrían imponerles el respeto a la legislación nacional, en especial la prohibición de eliminar unilateralmente contenidos y usuarios. 3) La mayoría de los gobernantes no usan ese poder, salvo cuando hacen mandados y tienen algún colchón importante de respaldo. 4) Por alguna razón, hay intereses poderosos que no quieren a Trump en el gobierno de los EEUU, ni a Musk-X haciendo campaña por él. 4) Lo de Brasil puede ser apenas la inauguración de un campeonato que se jugará y se definirá en otras canchas.

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Alfredo Garcia Nació en Montevideo el 9 de agosto de 1954. Es Licenciado en Historia por la Universidad de Estocolmo, Suecia; que fue su lugar de residencia entre 1975 y 1983. Hizo un postgrado en Marketing y realizó los cursos del Master de Marketing en la Universidad Católica de Montevideo. Trabajó durante veinte años en la industria farmacéutica en el área privada. Su labor como periodista comenzó en los semanarios Opinar y Opción a principios de los ochenta. Participó en 1984 en el periódico Cinco Días clausurado por la dictadura. Miembro del grupo fundador del diario La Hora, integró luego el staff de los semanarios Las Bases y Mate Amargo. Escribió también en las revistas Mediomundo y Latitud 3035. Es el impulsor y Redactor Responsable del Semanario Voces. Publicó el libro Voces junto con Jorge Lauro en el año 2006 y el libro PEPE Coloquios en el año 2009. En el año 2012 publica con Rodolfo Ungerfeld: Ciencia.uy- Charlas con investigadores. En 2014 publica el libro Charlas con Pedro y en 2019 Once Rounds con Lacalle Pou. Todos editados por Editorial Fin de Siglo.