Lamentablemente se suele hablar de la salud mental cuando ocurre un hecho trágico que la pone en primer plano. Por desgracia esto se cumplió con la autoinmolación de una persona en frente al edificio de Presidencia en la mañana del 22, hecho que generó todo tipo de especulaciones sobre las causas y motivaciones que desembocaron en este episodio. Independientemente de la crudeza del suceso, esto es una muestra más de un problema central que tiene nuestro país: la alta tasa de suicidios.
Según el Ministerio de Salud Pública, Uruguay tuvo una tasa de 17.02 suicidios por cada 100.000 habitantes en el 2000, un número alto en comparación con el promedio mundial que fue de 12.96 según datos del Banco Mundial. Esta tasa experimentó un alza brusca con la crisis del 2002, llegando a 20.62, posteriormente bajando a 15.12 en 2005. Luego de leves oscilaciones, se observa un cambio cuantitativo en el año 2013 con un aumento continuado hasta su zénit en 2016 alcanzando una tasa de 20.54. En la actualidad, tenemos una tasa de 20.33 suicidios por cada 100.000 personas, ocupando el décimo segundo lugar a nivel mundial.
De los múltiples factores que inciden en este fenómeno, me centraré en uno que no es habitualmente mencionado, la macroeconomía. Según Di Tella et ál. (2003) los cambios macroeconómicos tienen un fuerte efecto sobre la felicidad de las naciones, a tal punto que las recesiones económicas generan pérdidas psíquicas que trascienden el descenso del PIB. En estas líneas, los investigadores de Berk et al. (2006) encontraron una fuerte influencia entre las distintas variables macroeconómicas y el suicidio en ambos sexos, de forma que hay mayor suicidio masculino cuanta mayor recesión haya, mientras que, en las mujeres, los suicidios aumentan junto al crecimiento económico.
Algunos autores han intentado encontrar una relación entre las variaciones del PBI y la tasa de suicidio, concluyendo que no hay una correlación entre ambos factores. Los autores Moyano & Barría (2006) atribuyen esto a que el crecimiento del PBI no necesariamente
implica mayor igualdad social ni disminución de la inequidad económica, aunque reconocen que “el suicidio es un fenómeno mundial complejo donde participan interactuando factores psicológicos, biológicos, económicos y socioculturales. Sus cifras son un terreno resbaloso lo que agrega un factor más de dificultad para avanzar en la explicación del mismo” (Moyano & Barría, 2006, 355).
Por su parte Ceccherini-Nelli & Priebe (2011) destacan que un factor clave reside en el desempleo ya que sus consecuencias están asociadas a cambios repentinos en las condiciones sociales de las personas y su capacidad de sobrellevar las exigencias e incertidumbres que son generados por la pérdida de un ingreso fijo.
Estas situaciones, exacerbadas sí el Estado falla en brindar una red de seguridad para las personas desempleadas o en peligro de perder su empleo, se potencian junto a los riesgos previos como ser la patología psiquiátrica que pueden culminar en el suicidio. Esto, que se ha profundizado por la pandemia que ha incrementado el miedo a nuevos brotes y la incertidumbre de un mayor dinamismo económico, también aumenta la desesperanza y el riesgo suicida en nuestro país.
El trágico suceso ocurrido el otro día no hace más que recordarnos una gran “deuda” que tiene el Estado uruguayo con la salud mental. En este caso particular, no será posible discernir sí la causa del hecho fueron patologías previas o consecuencia de la situación económica en la que nos deja la pandemia. La discusión sobre la efectividad de las políticas económicas y el cuidado de los dineros públicos es tan antigua como toda discusión ideológica, pero no se puede olvidar que detrás de los números hay personas y que su manejo responsable es tan importante que es de vida o muerte.
Bibliografía:
Banco Mundial. (2019). Crecimiento del PIB (% anual) – Uruguay. https://datos.bancomundial.org/indicator/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?end=2020&locations=UY &start=2000&view=chart
Berk, M., Dodd, S., & Henry, M. (2006). The effect of macroeconomic variables on suicide. Psychological Medicine, 36(2), 181–189. https://doi.org/10.1017/S0033291705006665 Ceccherini-Nelli, A., & Priebe, S., (2011). Economic factors and suicide rates: associations over time in four countries. Soc. Psychiatry Psychiatr Epidemiol, 45, 975-982. doi: 10.1007/s00127-010-0275-2
Di Tella, R., MacCulloch, R. & Oswald, A. (2003). The Macroeconomics of Happiness. The Review of Economics and Statistics, 85(4). 809-827.
Moyano, E., & Barría, R., (2006). Suicidio y producto interno bruto en Chile: Hacia un modelo predictivo. Revista Latinoamericana de Psicología. 38(2), 343-359.
MSP. (2021). Día Nacional de prevención del suicidio. https://www.gub.uy/ministerio-salud-publica/sites/ministerio-salud-publica/files/documentos/ noticias/Presentaci%C3%B3n%20de%20datos%20para%20D%C3%ADa%20Nac%20P%20 Suicidio%202021.pdf
Navas, C., (2009). ¿Influye la realidad económica en el suicidio? El caso colombiano. Revista de economía del caribe, 5, 143-182.
POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES
Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.
Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.
Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.
Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo.
Conozca aquí las opciones de apoyo.