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Un modelo de negocios alternativo para la prensa por Ernesto Kreimerman

Un modelo de negocios alternativo para la prensa por Ernesto Kreimerman
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Ya no hay un fantasma que recorra Europa, sino que durante el siglo XX se expandió por el planeta. En el mismo Manifiesto, el viejo alemán anticipó la futura globalización: “Impulsada por la necesidad de mercados siempre nuevos, la burguesía invade el mundo entero. Necesita penetrar por todas partes, establecerse en todos los sitios, crear por doquier medios de comunicación… da un carácter cosmopolita a la producción de todos los países… ha quitado a la industria su carácter nacional. Las antiguas industrias nacionales son destruidas o están a punto de serlo. Han sido suplantadas por nuevas industrias, cuya introducción entraña una cuestión vital para todas las naciones civilizadas: industrias que no emplean materias primas indígenas, sino materias primas venidas de las regiones más alejadas, y cuyos productos se consumen, no sólo en el propio país sino en todas las partes del globo”.
Este texto de apenas 23 páginas fue escrito entre 1847 y 1948, y publicado por primera vez el 21 de febrero de 1848, en Londres. Anticipaba, en lenguaje de su tiempo, lo que vendría, la expansión de los mercados, la globalización: “En lugar del antiguo aislamiento de las naciones que se bastaban a sí mismas, se desenvuelve un trafico universal, una interdependencia de las naciones. Y esto, que es verdad para la producción material, se aplica a la producción intelectual. Las producciones intelectuales de una nación advienen propiedad común en todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de día en día más imposibles…”.
La importancia de la comunicación
Hoy es una obviedad destacar la importancia de los medios de comunicación, y más aún con la transformación y profundidad de penetración que se ha alcanzado en esta era digital. Sin embargo, y lo menciono pues omitirlo sería una falta, ya en el Manifiesto Comunista Marx enfatiza en la importancia de los medios de comunicación, así como en la evolución, en paralelo, que éstos han tenido junto al “rápido desarrollo de los instrumentos de producción”.
Y aún antes que Marx, John Milton, en su libro Aeropagítica, impreso en 1644, realiza el primer alegato en favor de la libertad de imprenta. Diría, en su defensa: “Librar a la prensa de las restricciones con las que fuere lastrada, de manera que el poder de determinar lo que era verdad y lo que era mentira, lo que había de publicarse y lo que había de suprimirse, dejare de confiarse a unos cuantos individuos iletrados e ignorantes, los cuales habrían de negar su licencia a toda obra que contuviere parecer o sentimiento apenas superior al nivel de la vulgar superstición”.
Antes, las gacetillas
Existe cierto consenso en ubicar a Julio César y al «Foro Romano», como el primer diario en sentido este fue quien primeramente reconoció el valor de la opinión pública, y por esto, durante el año de su consulado (59 a. de J.C.), hizo reunir diariamente, para utilidad general, las noticias de los acontecimientos más importantes.
La invención de la imprenta, hablamos de 1440 y de Johannes Gutenberg, anticipan un cambio de época. En efecto, el primer periódico europeo es del siglo xvii: el Mercurius Gallobelgicus en Colonia, Alemania, con una amplia repercusión Inglaterra. En los siglos siguientes, los liderazgos políticos tomaron conciencia del potencial de las gacetillas de información para influir en la población. y proliferaron los periódicos de facciones y partidos políticos.
Cuando comenzó a experimentarse con la propaganda, esas gacetillas con información y propaganda comenzaron a desarrollar un modelo de negocio que dio paso a la consolidación de los periódicos. Lo que viene después, es por (casi) todos conocidos.
Periodismo siglo XXI
Atravesamos ya casi un cuarto del siglo XXI y el mundo de la información es mucho más diverso en sus soportes, pero entró en crisis su modelo de negocios, y están cuestionados los cimientos de la industria periodística, de sus modelos de producción y verificación en la empresa periodística; en suma, de la práctica profesional del periodismo.
La credibilidad de los medios se ha erosionado en los últimos 15 años. Las noticias falsas, la información errónea, y las campañas maliciosas constituyen un problema grave de estos tiempos. También la práctica extendida de tomar información de fuentes no verificadas, de escasa confiabilidad, es otro problema recurrente. Se podrá justificar, y ello es así en una buena dosis, que los costos de producción (desde la búsqueda sistematizada, el cruzamiento y la verificación de la materia prima, hasta su redacción y edición, respetando el modelo del manual de estilo y redacción) son elevados, y que la capacidad de sostener un modelo riguroso del proceso periodístico, y en particular, en la contribución de valor agregado con identidad y sesgo específico del medio, es oneroso e insostenible.
La industria de la información es intensiva en recursos humanos; en la estructura de costos, eso se llama salario. Y no es financiable, sino que demanda un alto grado de liquidez, lo que constituye una dificultad mayor para el financiamiento del medio.
Modelo en revisión
Esta breve descripción deja al desnudo una crisis aguda de una herramienta fundamental para la vitalidad del sistema democrático. La quiebra y el cierre de medios de prestigio, la reconversión de productos periodísticos en programas de entretenimiento, la migración de productos con relativos altos costos de producción hacia contenidos menos elaborados y, por tanto, de menor calidad, abrieron aceleradamente las puertas de una crisis de producción y pluralidad.
Así abundaron las noticias falsas e inexactas, las agendas obvias y las promovidas, la información errónea, la desinformación, y hasta las noticias maliciosas. Todo ello, más allá de las intenciones de los profesionales, son parte de los problemas de los medios, como práctica profesiones y como acción empresarial. En general, consecuencia de la reducción de costos.
Pero empresas y profesionales, convencidos de su rol como proveedor de información para la construcción de pensamiento crítico del ciudadano, están empecinados en “buscarle la vuelta”.
No es un problema de nosotros, de los de aquí, sino global. De la industria de la información y de los diarios la expresión más aguda de la crisis. Pero hay modelos de negocios alternativos, en modo beta, en búsqueda de viabilidad.
El lado crítico de la salida es que el nuevo modelo de negocios también apuntale a la industria en su pluralidad.

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