Los primeros estrenos de la temporada 2024 de El Galpón, temporada en que la institución cumple 75 años, parecen dialogar con su pasado. Si Agosto, de Tracy Letts, es una versión del espectáculo en que actuara por última vez María Azambuya, integrante y referente de El Galpón desde los años setenta, el estreno de La historia es una historia, de Millor Fernandes, parece un guiño a la tradición de la institución de los años sesenta. Y es que Fernandes también es el autor, junto con Flavio Rangel, de Libertad, Libertad, dirigida por César Campodónico y estrenada el 13 de junio de 1968, el mismo día que Pacheco Areco decretaba medidas prontas de seguridad.
Millor Fernandes (1923-2012) fue un polifacético artista brasileño que se desarrolló, entre otras actividades, como periodista, caricaturista, ensayista y dramaturgo. Considerado un “filósofo-humorista”, acuño frases como: “El último refugio del oprimido es la ironía y ningún tirano, por más violento que sea, escapa a ella. El tirano puede evitar una fotografía. No puede impedir una caricatura. La mordaza aumenta la mordacidad”. Comenzó su carrera teatral con obras como “Uma mulher em tres atos” (1953), “Do tamanho de um defunto” (1955) o “Bonito como um deus” (1955). El grupo Opinião estrenó en 1965 Libertade, Libertade, un espectáculo teatral musical en el que, ya marcados por el golpe del 64, los autores procuraban dar cuenta de distintos contextos en que la libertad era puesta en cuestión, tomando autores de diferentes épocas históricas como referencia. Ese espectáculo fue adaptado y estrenado en Montevideo tres años después, cuando la dictadura comenzaba a tomar forma nuestro país. Libertad, Libertad es uno de los grandes mojones históricos de El Galpón permaneciendo varios años en cartel y girando por todo el territorio de nuestro país.
“A história é uma istória e o homem o único animal que ri” se estrenó en San Pablo en los años setenta. El autor describe esta obra como una: “pequeña colección de ideas razonablemente idiotas, o relativamente tontas, que se fueron formando en mí, alrededor de mí, encima mí, etcétera, en los últimos cuatro o cinco mil años. Es una visión del mundo derivada, por supuesto, de que el Homo, que era “faber” y pasó a “sapiens”, sólo tendrá salvación cuando se convierta en “ludens”. Lo qué equivale a decir que el bípedo sin plumas no tiene salvación. Es, definitivamente, un animal inviable”.
Se desprende de las palabras de Fernandes que la propuesta toma forma de “parodia” a lo Monty Python, o a lo carnaval montevideano. Con inteligencia, Fernandes recorre siglos de “historia” desde que los humanos vivíamos en cavernas hasta el presente, pasando por el relato típico escolar que se detiene en el cercano oriente, Egipto, Grecia, Roma, medioevo europeo, “descubrimiento” de América, las revoluciones francesa e industrial, hasta llegar al presente mismo desde el que se enuncia el espectáculo.
Las características de la obra nos hacen pensar en fenómenos teatrales populares, como los que vemos en febrero en nuestra ciudad, al momento de calibrar la versión de José María Novo del texto de Fernandes. Cada integrante del elenco se acerca a los personajes desde un lugar lúdico y también “crítico”, mostrando cierto escepticismo respecto a algunos aspectos de las historias que interpretan. Los vaivenes históricos son comentados por algunos pasajes musicales que también aportan su propio ángulo lúdico y crítico. Quizá donde no se encuentra del todo el espectáculo es en algunos de los momentos más contemporáneos, en donde la “crítica” debe enfocarse en situaciones más cercanas en el tiempo. Pero lo que sí logra esta versión, de forma coherente con el tipo de teatro que propone, es integrar a la platea y jugar con la complicidad de la misma. Apostando a lo mejor del teatro popular el elenco se juega a un inteligente ida y vuelta que sin invadir integra e involucra al público en el escenario.
Las características del espectáculo también dejan de lado el virtuosismo individual de las actuaciones, pero sí es para resaltar el aspecto musical, desde las composiciones originales hasta el virtuosismo de intérpretes como Marcel García y Camila Cayota. Un virtuosismo que no tiene valor en sí mismo sino como uno de los elementos que suman a la globalidad del espectáculo. Otro aspecto destacable en ese sentido es el vestuario de Fernando Olita, que puede remitir tanto a algunos grupos musicales brasileños de los años setenta como a vestuarios del teatro popular carnavalero montevideano. El vestuario parece representar esa simbiosis de la propuesta global que es un sano riesgo asumido por una de las instituciones teatrales más longevas de América Latina.
La historia es una historia y el hombre es el único animal que ríe. Autor: Millor Fernandes. Traducción: José Fernández. Versión: Ricardo Perdomo. Dirección: José María Novo. Elenco: Claudia Trecu, Camila Cayota, Lucía Rossini, Pierino Zorzini, Ignacio Duarte y Marcel García. Escenografía: Andrés Guido. Vestuario: Fernando Olita. Luces: Martín Blanchet. Música y canciones originales: Pierino Zorzini y Marcel García.
Funciones: sábados 20:30, domingos 19:30. Sala Atahualpa del Teatro El Galpón.
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