Victoria Pasquet, militante del Partido Colorado: Tener una fórmula con mujeres no significa nada
La conocimos por su participación en las tertulias de En Perspectiva y la incluimos en la lista de entrevistables. Su origen político familiar es inconfundible, pero demostró una capacidad cuestionadora y transgresora impresionante. Una charla fantástica que brinda confianza en que la política vive y lucha.
Por Jorge Lauro y Alfredo García / Fotos Rodrigo López
PERFIL
Nació en 1994, en Montevideo. Sus padres son abogados. Tiene una hermana mayor. Fue a la escuela en el Colegio Saint George’s y al Liceo Saint Brendan’s. Estudió Abogacía en la Udelar. Trabajó un año y medio en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo y se fue a Inglaterra, por la Beca Chevening, a estudiar Políticas Públicas, entre 2022 y 2023.
¿Qué hiciste al volver de Inglaterra?
Me puse a laburar de coordinadora del programa de Robert Silva.
¡Qué fracaso el primer trabajo político que hacés! ¿No?
Sí, igual. Me pareció que fue alucinante y estoy muy orgullosa del trabajo que hicimos.
¿Bancar a Manzi y a Sanjurjo?
Los amo, grandes amigos, grandes personas. Si son buenos en lo técnico, son diez veces mejores personas.
¿Cuánto de ese programa queda en el programa del Partido Colorado ahora?
Bueno, estamos trabajando en eso. Hay muchas más coincidencias que diferencias. Eso es lo que nos ha pasado en el proceso, trabajando con los equipos de los diferentes precandidatos. Obviamente hay un tema que es el más difícil, que va a ser seguridad. Eso nos trasciende a los coordinadores. Tiene mucho más que ver con decisiones políticas. Pero en lo que estamos trabajando, básicamente, todo el resto lo hacemos con mucha facilidad, los programas son parecidos.
¿Cómo se conjuga Sanjurjo con Zubía?
Todavía nosotros no nos hemos ocupado de eso. Vendrá de más arriba cómo se armarán esas reuniones. No lo vamos a resolver nosotros. Lo solucionarán Andrés Ojeda, Zubía y Sanjurjo.
¿Estás conforme con la fórmula del Partido Colorado?
Sí. Me parece muy complementaria.
¿Convencida o resignada?
Obviamente, uno esperaba que ganara el otro el candidato, con el que uno trabajaba. Ahora, al final de cuentas y mirando lo que pasó, cómo se configuran las otras fórmulas, creo que la nuestra es muy satisfactoria.
Porque es de unidad y complementaria en los perfiles. Hay un tipo que representa mucho más renovación, un tipo que representa mucha más experiencia.
No hay una mujer.
Eso es cierto.
¿Partido Colorado machista en lugar de batllista?
Son todos los partidos machistas. Tener una fórmula con mujeres no significa nada. Son símbolos, está bueno, pero no me compro que porque tenés una fórmula paritaria ahora sos el partido feminista. Yo sé que la política es un lugar muy machista, donde es muy difícil que haya mujeres con proyección que se queden. El feminismo ha logrado instalar que es necesario que tengamos la participación de las mujeres y que haya más incidencia. Y eso está pasando en todos los partidos. Quieren más mujeres en lugares de representación.
Eso queda bien.
Pero sigue pasando que las dinámicas adentro del partido siguen siendo muy machistas y la antorcha se sigue pasando entre hombres y a veces es tan sutil que es muy difícil meterse. En los equipos técnicos en los que yo trabajé las dinámicas son como muy masculinas, donde hay siete tipos de 80 años hablando de los 90 y vos ves mujeres jóvenes que tienen muchísimo que aportar, pero no se les da lugar.
¿Es una singularidad uruguaya? En todos lados han llegado mujeres a la presidencia.
No me explico por qué en Uruguay no aprobamos la ley de paridad. Es raro para un país tradicionalmente progresista. La verdad no sé por qué Uruguay está con ese atraso en el tema mujeres.
¿Y como joven es más complicado todavía?
Claro, siendo joven es más difícil. Faltan oportunidades de formación y de fogueo para los jóvenes. Si vos sos un joven que te interesan, por ejemplo, las políticas públicas, si no es a través de un partido, es muy difícil que llegues a poder aplicar algo de todo eso, porque en Uruguay la sociedad civil es muy chica.
¿Cuando hablás de sociedad civil, a qué te referís?
Cuando vivía en Inglaterra, si a vos te interesaba política penitenciaria, tenés setenta y cuatro ONG que están trabajado en investigación, que van a las cárceles, que hacen trabajo con los presos. Así que la entrada es muy transparente, es muy fácil, hay llamados todo el tiempo, hay mucha oportunidad para que gente joven se forme en políticas públicas sin depender de la política partidaria. En Uruguay eso no pasa, no lo suficiente, las oportunidades son muy escasas.
Sin embargo, ONG abundan.
Sí, abundan, pero no con oportunidades. Entonces, ¿cómo agarrás experiencia como joven? Y bueno, metiéndote en un partido y ahí tenés la competencia y siempre va a haber señores que tienen mucha más experiencia que vos. Entonces, es muy probable que con parámetros objetivos no seas la mejor opción para un cargo o para lo que sea. Y después, andá a conseguir la plata para los cargos electivos. O sea: ¿con qué plata vas a ser diputado vos, con 25 años? Es muy difícil. Entonces, hay mil barreras para los jóvenes.
Sigue siendo un problema la financiación de los partidos políticos.
Bueno, vamos a ver qué pasa en este período. Tiene media sanción esta ley nueva, que no es lo ideal.
¿Ojeda es renovación profunda o superficial?
Yo creo que sí. El crackeó un código, es muy millennial este término. Él descifró un código que a muchos se nos había pasado por el costado. Encontró una identidad coalicionista, de ser nativo coalición, el pragmatismo.
Y es evidentemente carismático. Un amigo siempre me dice que en una coyuntura donde no hay grandes quiebres, porque no hay problemas estructurales, la elección es mucho más estética que de fondo. Y él encontró la manera de llegar a un montón de gente que los demás no la habíamos visto. Si me dejás a mí, estaría hablando de batllismo y un montón de cosas que son vintage y a todo el mundo le importan poco.
El batllismo se lo robó el Frente, en gran medida.
Han tenido éxito en representar mejor que nosotros algunos valores batllistas. Yo sigo creyendo que no se puede ser batllista sin ser colorado, por lo menos genuinamente. Pero te reconozco que son la mejor representación.
Eso te lo pusieron en la mamadera y lo repetís como un mantra.
¿Se puede ser batllista haciendo coaliciones con el herrerismo?
El otro día escuchaba a Patricia González que, al principio, cuando se estaba configurando el Frente Amplio, era medio impensado que ciertas identidades socialdemócratas, comunistas y socialistas se fusionaran en una cosa y ahora está la identidad frenteamplista, de la que mucha gente se siente parte, incluso por encima de los partidos individuales que la componen. Quizás estamos pasando por lo mismo.
¿Trabajan para la disolución del batllismo, entonces?
No trabajo para disolver nada. Creo que hay cosas que pasan, independientemente de lo que uno quiera o no, y lo que hacés es mirar la realidad y trabajás con lo que tenés. Esto es lo que hay.
Pero trabajás para modificar la realidad.
En un margen donde sea posible. Y donde no te quedes hablando sola en un páramo de la importancia del batllismo, porque eso es lo que te pasa hoy. Si lo que te importa realmente es hacer políticas batllistas que lleguen a la gente, que cambien ciertas cosas, este marco no es 1900. No estás debatiendo socialismo y batllismo con Mibelli en El Día. Ojalá, pero El Día no existe y están las redes.
¿Qué hubo de batllismo en estos cuatro años y pico?
Mirá, primero, para empezar, el Partido Colorado no ganó las elecciones y sacó el 12% en una coalición liderada por el Partido Nacional, que sacó el 28%. O sea que las políticas fueron principalmente lideradas por gente del Partido Nacional. En ese esquema, lo que podía haber de impulso particular nuestro era poco. Yo soy crítica porque creo que el partido podría haber sido mucho más firme hablando de ciertos temas. También hay que reconocer que nosotros venimos de una situación bastante infame y particular, que es que hace dos elecciones seguidas que nos quedamos sin líderes, porque se iban para casa.
¿Eligieron mal a los líderes?
Pero cómo te ibas a imaginar que pasara eso. Talvi era un poco más enigmático. ¡Qué sé yo! Capaz que hay una cuota de responsabilidad nuestra. Ahora pasó lo mismo con Bordaberry y la verdad que no era algo muy imaginable que se vaya el líder. No sé si se imaginan el quilombo interno que genera eso. Porque es la primera vez que yo trabajo de verdad en elecciones. O sea que ahora me meto más en la interna partidaria, antes estaba como un pasito más afuera. Y me vine a dar cuenta que el problema del Partido Colorado, en realidad, más que ideológico o político, es humano.
¿En qué sentido humano? Explicalo.
Que nos odiamos todos, que nadie se fuma. Y eso pasa, para mí, por lo menos en parte porque hace como diez años, no sé cuánto tiempo,
que no tenés líder. Entonces, para adentro, eso genera que nadie te reconoce jerarquía, que nadie te reconoce legitimidad, que todo el mundo piensa que es mejor que el otro. No hay nadie que baje una línea y diga: “Esto se ordena de esta manera”. O sea, nadie ordena las cosas, no hay criterio y se generan un montón de rencores, resquemores y temitas que son muy viejos, que hacen que después nadie te acompañe para un proyecto de ley. Te hablan los mismos tuyos en contra. Eso, con una mínima dosis de compañerismo, no pasa. No te acompañan en lo que hacés. Se desvinculan de tu laburo. Así no podés hacer un partido. Un partido es una colectividad de personas que tiran para el mismo lado y eligen un rumbo y de repente no es el que querías. Pero de eso siempre hubo en el partido. Eso hay que entenderlo también, que no es que todo mundo era batllista en el Partido Colorado.
Estaba el riverismo.
Que siempre existió, pero le ganaba el batllismo. Eso sigue pasando hoy en día, pero había otra noción de partido, que acá hay algo por encima de todos nosotros que nos trasciende, nos une y nos hace ir para el mismo lado. Y eso ahora se rompió. Pero es por temas humanos, no ideológicos.
Así que la culpa de todo esto es por los líos entre Jorge Batlle y Sanguinetti.
Nací en el 94, te puedes imaginar que no lo viví. Pero te hablo de lo que veo ahora. Eso seguramente también influyó. Se habla tanto de que falta autoridad. Para mí en el Partido Colorado es lo más visible de todo. Pero en el buen sentido de la autoridad legítimamente ganada por votos, que alguien diga: “Muchachos, vamos para allá” y los demás van. Eso no pasa. Tenés un gran despelote de gente que piensa cosas distintas y todo el mundo se cree con el derecho de que esas sean las ideas que representen al partido.
Es muy difícil dirigir un partido con un 40% de los votos.
Vamos a ver qué pasa, vamos a ver la actitud de los demás. Podés tener una actitud de colaboración con el que sacó más votos. Alguien tiene que liderar este partido y tener ganas de quedarse. En los próximos cinco o diez años te ponés en una actitud de colaborar o podés tener una actitud infame como la que ha habido hasta ahora en muchas ocasiones. Vamos a ver, quizás no sale de acá el líder del Partido Colorado. Quizás sí. Ahí va mucho en cómo labure.
¿Cómo está trabajando?
En el programa está laburando con todos sentados en una mesa, buscando los acuerdos, buscando la unión. No pretendiendo que el programa sea 40% Ojeda, 20% Robert y 20% Gurméndez. No es la idea. No estamos trabajando así.
¿Qué propuestas claves se pueden esperar?
No podría decirte eso, porque todavía no lo hicieron. Todavía no tenemos una serie de OK que hay que tener un punto de vista presupuestal y político.
¿Cuáles querés meter vos?
Hay una que nosotros tenemos en seguridad, que a mí me gusta mucho, que es como un shock con los menores de edad que estén en riesgo social porque uno de sus padres fue privado de libertad. Entonces a ese niño todo el Estado le cae con un psicólogo, un asistente social, o lo que se necesite.
El predictor más importante de que un niño va a delinquir es que sus padres hayan delinquido. Entonces, atacar eso de temprano me parece de las cosas más importantes en seguridad. Yo hice mi tesis sobre cárceles y la pregunta que me hice fue: ¿Por qué Uruguay tiene las cárceles que tiene? Es raro por todos los indicadores que tiene en general y es raro porque pareceríamos estar todos de acuerdo en que esto es un desastre. En el sistema político hay un consenso, y resulta que la situación no cambia.
¿Por qué no?
Si entrevistás a gente que está por fuera del sistema, te van a decir que tiene que ver con razones ideológicas o político electorales. La gente que está dentro del sistema no te va a decir nada de eso. El problema es que no tenemos capacidad institucional para mejorar las cárceles. Cuando trajimos gente para ocuparse, nos fue mal porque construimos unas unidades que no tenían enchufes, y los presos las hicieron mierda, porque no podían calentar agua para el mate. Trajimos un nutricionista y les hizo un chop suey de pollo a los presos. No sabían ni lo que era. Se lo tiraban entre ellos y preferían comer lo que comían antes. No tenemos gente capacitada y ni podés estudiar criminología en este país. Y después no tenemos buenos sistemas de datos. Es un agujero negro lo que pasa en las cárceles. No hay transparencia en la gestión. Nadie sabe quién está a cargo de que las cárceles funcionen mejor. Por eso lo del Ministerio de Justicia para mí es bueno.
Tenés un Comisionado Parlamentario que ya prácticamente lleva dos períodos y es el tipo que más conoce el sistema carcelario.
Puede analizar la realidad, pero no ejecuta la política carcelaria.
Eso pasa en otros ámbitos. En educación tenés el mismo problema.
En Uruguay el 50% de la gente no termina el liceo. Está muy difícil hacer política pública profesional con eso.
¿Y cómo se encara eso de la mitad de los chiquilines que no termina el liceo?
Bueno, se sigue intentando, pero no es mágico. Haciendo política.
Tu candidato es el padre de la transformación educativa. No hizo nada.
El egreso mejoró, creo que un 7%. Mejorar el egreso en general es un huevo. El Frente estuvo quince años y tampoco logró mucho.
Venían con EDUY21, pusieron a un ideólogo a la cabeza y la montaña parió un ratón.
Pero, en cinco años, ¿qué querés ver?… todo el mundo es ingeniero porque viene la reforma educativa.
Hablaron de ciento treinta y seis liceos, y creo que son treinta.
Hubo una pandemia en el medio y todos los problemas presupuestales que eso acarrea. Se hicieron setenta y hoy me van a decir: “Bueno, sí, pero algunos con infraestructura vieja”. Está bien. Pero los maestros con ocho horas y con tres comidas, y los talleres, eso no estaba con infraestructura vieja o nueva. Ahora hay setenta y antes había siete. O sea, tampoco la pavada. Y ojo, los ciento treinta y seis liceos, porque Talvi no ganó y, aunque hubiera ganado, él siempre dijo en diez años. Si se sigue con ese proyecto de los Centros María Espínola, cinco años más y se llega a los ciento treinta y seis, ahí agárrense. Para 2025 se proyectan sesenta y siete. No es mágico, no se puede esperar eso de ningún gobierno, menos en educación. No iba a haber un milagro después de cinco años.
El regreso de Pedro Bordaberry, ¿suma o resta?
Suma. Hoy hay gente que se siente muy representada por Bordaberry, que es un tipo muy trabajador y muy solvente, que le hace bien a esa parte del partido que siempre existió. Desde que existe Partido Colorado hubo riverismo, con gente que piensa así y está muy bien que tenga una expresión. Creo que Bordaberry es lo mejor de esa parte del partido, por
supuesto que suma. Ojalá que venga.
Puede venir y comerse el partido.
Que pase lo que tenga que pasar, pero yo quiero que la gente elija un líder que se quede más de cinco minutos.
¿Con ese antecedente de abandono?
Pero no de candidato. De senador, seguramente salga, pero no va a ser Secretario General del partido.
¿Pensás que el Partido Colorado va a crecer?
Sí, porque pienso que Andrés sintonizó con una parte de la ciudadanía que quiere…
Quiere glamour, quiere músculos, un Cuquito colorado.
Creo que es aspiracional, es cierto, para mucha gente es aspiracional. A mí no me convoca demasiado que venga cualquier candidato. Yo voy a votar a Andrés convencida, por otras razones, pero no por eso. Después hay mucha gente que le gusta que le digas: “Mirá, yo lo que quiero es que no gane el Frente Amplio”. Esa gente no soy yo, pero hay gente que existe, que le gusta que le digas eso. Todo lo que dice Andrés en función de eso la atrapa. Y todos los demás precandidatos en particular no supieron hablarle a esa gente.
Es sano para la política decir: “Quiero ganarle a aquel” y no decir: “Yo quiero hacer esto”.
No es tan grave, me parece. No es lo mejor, no es lo más saludable. No es que esté buenísimo que traigamos cosas como esa.
¿Cuáles son tus argumentos profundos para votar a Ojeda?
A mí me pasa lo siguiente: estoy en la vuelta desde 2015, tenía 19 años.
Nos fue horrible en las elecciones municipales y ahí los jóvenes nos empezamos a juntar espontáneamente. Entonces, desde ese momento en que yo estoy ahí en la vuelta, Andrés está, siempre estuvo y es cierto lo que él dice, que nunca estuvo en las vacas gordas, no las vio nunca. Nunca le pidió nada al partido. En todo ese tiempo, siempre estuvo para ayudar. Y entonces a mí ese lado me tira porque creo que él quiere al partido y creo que es hora de que alguien se ponga al hombro el Partido Colorado con amor. Sonará cursi o hippie esto, pero lo digo de verdad, porque siento que muchas veces ha sido usado como un partido taxi: “A ver si llego con este vehículo a algún lado”. Creo que lo han querido utilizar y uno, para cambiar algo, lo tiene que querer primero. Él quiere que le vaya bien, que repunte, que funcione en el interior, que los comités departamentales vuelvan a funcionar, que vuelva a tener una voz fuerte. Creo que es sincero y genuino, que a él realmente le interesa. Eso, por un lado, como colorada, para mí vale mucho. Por otro lado, lo de que es tan flojo programáticamente, para mí es algo que han instalado pero que no es verdad.
Uno se da cuenta por el discurso de la persona.
Él captó que evidentemente a la gran mayoría de la gente le chupa un huevo todo eso que a mí me encanta de qué vamos a hacer con el INAU o con los CAIF. La gente no entiende nada ni le importa todo eso. Disculpame, pero no lo veo a Delgado haciendo grandes disquisiciones programáticas sobre el Uruguay.
Si rascás un poquito, podés sacarle jugo.
Fijate qué pasa si lo analizás a Andrés. Creo que él tiene experiencia. Lo tuve de profesor de Penal, Andrés sabe mucho también de seguridad. Por ejemplo, él habla de un equilibrio entre el Estado y el mercado. Está a favor de la ley de eutanasia. Quiere un Ministerio de Justicia. Está a favor de los allanamientos nocturnos. Está en contra del plebiscito de la Seguridad Social. Es más de lo que se puede decir de Cosse, por ejemplo, que no se pronunció. Tiene claro adónde quiere ir.
Andrés se definió como socialdemócrata y se lleva a Capillera y a Zubía.
Me parece un divague cuestionar esos apoyos. Cuando está todo el mundo lleno de apoyos que no representan mucho. Si Elsa Capillera va y se fuma el programa que nosotros estamos armando, a mí me da igual si se vacuna o no se vacuna.
Pero hay una gran incongruencia.
Me parece mucho mejor que esas diferencias se resuelvan en ámbitos así como este y que no tengamos un Uruguay atomizado, con quince mil partidos políticos que todos representan una cosa mucho más coherente, mucho más congruente, si quiere. Pero es una cosa mucho más atomizada, donde es mucho más difícil para mí establecer rumbos claros, con una seriedad de un partido donde esas diferencias se institucionalizan, se discuten y después se resuelve el rumbo. Y es lo que te digo, hay una discusión y después se resuelve algo y vamos todos para ahí. Y no importa si te vacunás o no te vacunás, mientras esos procesos se acaten.
Sos optimista con respecto al futuro del partido en las elecciones. ¿Qué porcentaje le das?
Ni idea. No tengo ganas de ponerlo, después te escrachan por cualquier cosa. Vamos a no hacérsela tan fácil.
¿Le ganan a Cabildo?
Sí, hasta ahí me animo. Me parece que lo que han relevado las encuestas es que no están ni cerca. Las últimas mediciones les dan el 4%. Tienen algunos quilombos ahí adentro.
Se cayó todo el mundo.
Porque así funciona esto. Los blancos también se cagaron a pedos y después van a ir a votar todos juntos. Sí, eso pasa, es así. Y el Frente también tiene sus cosas.
¿Gana la coalición otra vez el gobierno?
No sé. Creo que va a estar más peleado que en las anteriores. El que sea que gane, gana por menos que en 2019.
¿Y qué temas definen esa mayoría?
Ojalá yo creyera que se ganan las elecciones con temas programáticos y con las mejores propuestas. Yo creo que eso juega un rol, lamentablemente, mucho más pequeño que el que a mí me gustaría. Creo que las elecciones se van a ganar con el que cometa la menor cantidad de cagadas de acá a octubre. Carisma, buen tino…
Y tenés un partido que todos los días tiene un escándalo nuevo.
Terrible. Yo he sido muy dura con eso, es una pena, un espanto. El Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado largó un comunicado duro.
Fue mucho más duro que con Cardoso.
No me acuerdo, en serio. Pero sí me hubiera gustado que fuera más duro con Cardoso también. Y con todo el mundo que esté en la función pública, del partido que sea; sin duda, con Cardoso también.
¿O sea que la elección pasada la ganaron por el carisma de Lacalle Pou?
Creo que ahí era un poquito distinto. Había mucha gente que quería un cambio, que después de quince años del Frente Amplio dijo: “Bueno, vamos a ver qué pasa”. Otra cosa, que creo que ahora no está pasando, es mucho más un tema estético, ¿viste?, como: “el que me gusta más”, “el que es más simpático”. No está pasando nada especialmente grave o crítico en este momento, más allá de los problemas estructurales de siempre que tenemos.
Pero no es que explotó una bomba ahora hace dos minutos y bueno, entonces elijo al tipo simpático, que me gusta más.
¡Qué bravo es que la gente vote por eso!
Yo creo que sí. Igual no soy apocalíptica. No creo que ahora estemos en esa época. Yo creo que ahora este contexto es así. De repente pasan cinco años y no tenemos más ese contexto y se dan otras cosas donde la gente empieza a votar por otros motivos. Pero creo que en esta elección en particular, pasa eso. Y por eso para mí la campaña está tan quieta, participa menos gente, no hay tanto clima electoral. Además, para mí, son tres perfiles parecidos. Los candidatos que ganan en los tres partidos son bastante moderados, en el sentido de que no son de los de la lengua más filosa. Lo máximo que dijo Orsi fue que el país se cae a pedazos en una semana y después se da una tranquilidad. Entonces hay una chatura…
Evaluá la gestión del gobierno.
Creo que se hicieron muchas cosas muy buenas. Son muy importantes para el país. Bajó la inflación y es positivo. Los nuevos puestos de trabajo que se generaron, la infraestructura también es positiva. Y la transformación educativa en la etapa inicial en la que está, esperemos que siga, también me parece que es algo positivo para el país. Me parece que se probó algo que también se probó cuando ganó el Frente en 2004, que en este país no hay nada tan radicalmente distinto a lo otro. Eso es más discursivo que otra cosa. Cuando ganó el Frente había mucha gente con cucos. Yo era muy chica, pero igual me acuerdo: amenazaban con Venezuela y Cuba, pero es mentira. Y ahora ya lo sabemos de manera mucho más reciente. No es verdad. El Uruguay no es así, no es que viene uno y te cambia todo el país. El Frente en la primera gestión hizo cambios muy importantes, pero no es que te cambia el ADN del país y vas a ser la Venezuela de Chávez. Y con este gobierno pasó lo mismo. Puede haber cosas que te gusten más, que te gusten menos, cosas que se podrían haber hecho mejor, sin duda. Infancia es un debe, seguridad es otro debe. Las cifras, menos los homicidios y por violencia doméstica, mejoraron. Sin duda, hay que hacer muchísimo más. Pero se ha demostrado una vez más, después de quince años, que tampoco es que ahora gana la derecha y la gente se muere de hambre.
Aumentó la pobreza infantil.
Marginalmente, de manera estadísticamente no significativa. O sea, sí, es verdad, pero no es radical. No es una cosa radical lo que ha pasado en este gobierno, ni para un lado ni para el otro, y creo que hay un montón de cosas positivas.
Tres errores grandes de este gobierno.
Seguir sin poder bajar significativamente la tasa de homicidios. Es un debe grande. No sé si decir que es un error, pero hay que hacer mucho más. Por supuesto que la pobreza infantil también es un tema que hay que encarar con más recursos, de manera más focalizada. Hay que darles bola a las mujeres que están a cargo de niños en situación de pobreza, que son el 70% de la pobreza infantil. Eso es el Sistema de Cuidados, y capacitación. Las mujeres con hijos en este país tienen que tener el tiempo de capacitarse y que el Estado se encargue de cuidar a sus hijos. Eso es lo siguiente que hay que hacer. Y otro tema que es superpolémico, pero yo pienso que se nos va la vida si no empezamos a probar cosas, es el de las drogas. Yo no soy ingenua y pienso que con la legalización se van a terminar los problemas de drogas en Uruguay. No podemos dar pasos solos y pensar que vamos a solucionar las cosas, pero tenemos que hacer lo que siempre hicimos y nos ha salido bastante bien, que es ser vanguardistas y dar un primer paso. ¿Por qué pienso que tenemos que ser nosotros? Porque ningún país que tenga la plata y los consensos necesarios para hacerlo tiene el problema que tenemos nosotros con la pasta base. Los que lo tienen es imposible que caminen en esta dirección porque no tienen legalizada la marihuana y es un quilombo político. Lo vimos hablando con expertos colombianos.
¿Qué dijeron?
Les encantaría, pero ya están peleando con un tenedor a ver si pueden legalizar un poco el porro. Entonces no hay ningún país que esté en condiciones políticas de ir en esa dirección y que se le vaya tanto la vida como a nosotros. Tenemos que empezar. Por ejemplo, en algunos países como Suiza y Canadá, ellos tienen lugares públicos donde vos podés ir a consumir heroína, el problema que tienen es ese, y te supervisa un equipo médico.
Control de daños.
Eso ha funcionado bien. La evidencia es favorable en ese sentido, la gente empieza a consumir menos, cumple sus actividades diarias. En Uruguay es más difícil porque el problema que tenemos no es con la heroína, es con la pasta base, que es muy diferente. O sea, no genera saciedad. La gente no se va a dormir, es un bardo. Yo no digo que sea fácil. Ahora hay algo análogo a eso que podemos hacer acá. Bueno, entre los expertos que han venido a hablar, uno de ellos es John Collins, un tipo que sabe mucho, que estudia esto en Reino Unido, dijo que acá hay una oportunidad, o sea, de una manera muy controlada, en un plan piloto. ¿Por qué no estudiar a ver si proporcionando microdosis de cocaína o de hongos, no hay manera de tratar esto? ¿Por qué no podemos probar eso entonces? ¿Y si nos va mal? Bueno, es una cagada, la verdad.
Conejillos de indias tenemos un montón.
Siempre fuimos conejillos de indias ahora en Uruguay. Y José Batlle y Ordoñez decía que los países tienen la obligación de ser conejillos de indias en la medida que puedan. Tienen una obligación de contribuir al saber universal. Tenemos una necesidad, por el problema de las drogas en este país. Las cárceles están en 90% con drogas, el crimen es todo droga. Y se nos va todo al carajo, si no hacemos algo. Y lo que estamos haciendo, la verdad, no nos sirve de mucho. No ahora, en general. En el mundo se consume más droga que nunca. Nadie la tiene muy clara.
¿Cómo convencés a los carcamanes de tu partido de que acepten algo de eso?
Te sorprenderías. Hay un estudio que muestra que los partidos tienden a pensar que su electorado es mucho más conservador de lo que realmente es. Esto se ha hecho en países de Europa y en Estados Unidos. El único tema donde eso no pasa es con la migración. Ahí el electorado es más conservador de lo que ellos mismos piensan. Pero con todo lo demás es menos conservador. Aunque ellos perciben que, si proponen algo mío, progre, lo va a dejar de votar mucha más gente que lo que en realidad pasa. Yo creo que hay que hacer mucho estudio empírico acá. Juan Miguel Petit hizo hace poco un estudio, sobre eso que se dice de que la sociedad uruguaya no quiere que haya menos gente en la cárcel. Lo que mostró el estudio es que la gente dice que, si es primario y el delito no es violento ni vinculado a las drogas, está de acuerdo con que no vaya a la cárcel, 70%. Eso es algo que los políticos no piensan. Creen que, si dicen esto, les van a decir que defiende al delincuente. Es mentira. Hay que hacer estudios, mostrárselos, convencer. Creo que con la cárcel se logró eso, permeó la idea. No están en contra.
Pasó a ser un tema central en la conversación de la gente.
Como que está todo el tiempo presente. Porque aparte, con el CPP cambió mucho todo y la gente sale más rápido de la cárcel. Se dan cuenta de esto. Es un problemón, en serio. Bueno, y eso, para mí, permeó. Con esto quizás haya que hacer el mismo laburo, que es lento e ingrato.
¿Cómo funcionó la coalición? ¿No fue muy herrerocentrista?
Sí, 100%.
¿Y ustedes fueron mascotas?
Creo que fue demasiado tranqui el rol del Partido Colorado. Creo que hay un mal entendimiento de lo que significa la ética de la responsabilidad. Nosotros siempre entendimos que eso nos diferencia de los blancos, que tienen más un perfil de ética de la convicción. Nosotros de ética de la responsabilidad. ¿Qué quiere decir esto? Te lo fumás, te tragás el sapo y hacés lo que tenés que hacer. Creo que llevamos eso muy lejos. Lo que decía de los liderazgos también incide y todas las rencillas internas también. Incide también el rol de Sanguinetti como Secretario General. Creo que eso no fue bueno. Eso fue un error de Talvi, el poner a Sanguinetti como Secretario General. Sí, creo que habría que haber pataleado mucho más por varias cosas. El presupuesto de la educación es la principal, por ejemplo, y yo espero que eso cambie con las elecciones que vienen. Ojalá podamos votar mejor y con más espalda para poder hacer eso y ojalá se forme el ámbito este de la coalición.
“Perro que ladra no muerde”. Cabildo ladraba y no mordía.
Así le fue a Cabildo Abierto, igual. Tampoco está tan claro, si me preguntás estratégicamente, qué es lo mejor o qué es lo peor. No sé por qué Cabildo rompió las bolas desde que empezó hasta que terminó y así le fue. Y nosotros no y vamos a ver cómo nos va, pero ideológicamente no.
Manini se quedó, mientras hubo otro que se las tomó.
Sí, sin duda, pero vamos a ver cómo les va.
Cabildo tuvo inconvenientes con unas casitas y algún episodio muy sonado.
Sí, sí. Puede ser que sea por eso que le fue así de mal. Lo que digo es que tampoco esto te asegura que te vaya mejor necesariamente. Igual creo que es lo que hay que hacer. O sea, cuando algo te parece que está mal, vos tenés que pararte de manos, sobre todo con algunas cosas. Hay una línea muy fina entre negociar y ser responsable y hacer valer ciertas cosas. Esto que te digo, el presupuesto para la educación, es una. Sí, yo creo que ahí habría que haber sido más firme.
¿Es necesario que la coalición se dé un ámbito orgánico de dirección?
Creo que es necesario tener una mesa para acordar ciertas cosas básicas. No sé si en un ámbito orgánico, parece muy rimbombante. Pero no se puede centralizar todo en una figura, por lo menos si realmente la idea es la continuidad y que esto siga existiendo y que haya coalición para más años. Si esa es la idea, entonces tiene que haber algún tipo de formato partidario en donde nos pongamos de acuerdo en algunas cosas más allá del Compromiso por mi país.
¿Puede sobrevivir la coalición a una derrota?
Sí, y si eso pasa, por qué no. No lo sé, pero si el proceso va para el lado que parece ir, parecería haber una tendencia. Desde que surgió lo de que fuera solo por las intendencias y después pasó lo de este gobierno, la tendencia es que cada vez funcione de manera más compacta y no más dispersa. Veremos qué pasa.
Además, la concentración. Eran cinco partidos, ahora son cuatro. Van a ser tres, porque el Partido Independiente seguramente desaparezca en el intento.
Bueno, no sé.
¿Qué tan responsable es Sanguinetti de la debacle del partido?
Yo no creo en demonizar a las figuras y poner las responsabilidades de que un partido vote mal en una sola persona. Creo que esa es una visión muy atractiva, a todo el mundo le gusta crear monstruos y gente horrible. “Este es el padre de todos los males”. Eso es una mentira. Sí me parece que, desde Sanguinetti y Jorge Batlle, el partido se cerró mucho en sí mismo. Para eso también tiene que haber otra gente que haga los esfuerzos para que eso sea distinto, ¿me explico? Eso siguió pasando con el correr de los años, se perdió mucho la discusión interna, se perdió mucho el funcionamiento de las convenciones de una orgánica partidaria, donde todos los colorados sintamos que este es nuestro proyecto, que estamos todos en el mismo barco y y que le tenemos cariño a este proyecto común. Entonces sí me parece que ese proceso empezó a gestarse en esa época, pero no le achaco toda la responsabilidad a él, como no se le achaca a una sola persona por nada que pase en el mundo.
Se acabó el partido en asambleas.
No digo que se acabó porque vamos a ver qué pasa en el futuro. Creo que viene flojo lo de las asambleas en los últimos años en este partido. Sí, creo que sí. Y a mí me paspa mucho, particularmente porque no tengo ganas de ir a discutir un sábado de pavadas circunstanciales como qué mínima sanción disciplinaria le vamos a poner a un tipo que juntó votos con los blancos sin pasar por la Convención. No me parece que tengamos que estar discutiendo eso y me parece que con eso alejamos también a los jóvenes que quieren ir a discutir doctrina partidaria. Por ejemplo, la paridad es un tema muy de la
Convención del partido. Votaron todos diferente. Nunca se discutió en ningún ámbito de eso. Pueden discutirse también ciertos aspectos tributarios. A mí me gustaría hablar, por ejemplo, del impuesto a la herencia en algún momento. ¿Qué tan inviable sigue siendo?
O las exoneraciones que existen en Uruguay.
Por ejemplo, sobre el impuesto a la herencia, el argumento más bien colorado no es que estemos en contra, filosóficamente estamos a favor, pero no se puede implementar porque la gente pone los bienes en otro lado, bla, bla, bla. Entonces, argumentos más o menos de tipo empírico, no ideológico. Eso sigue siendo así porque hay países que lo tienen esto ahora. En Reino Unido, eso fue tremenda discusión. Y se implementa el impuesto a las grandes fortunas.
En muchos lados se ha hecho eso.
Exacto. Entonces no, realmente no se puede en Uruguay, ahora no es hora de renovar un poquito esa discusión. Esas son discusiones para tener en la orgánica, pero nos juntamos a hablar de esas pavada que mencioné.
¿Cuánto pesa el tema del medioambiente para vos?
Creo que con Adrián muchos colorados entendimos el impacto que tiene, en el sentido de la oportunidad, la parte de cuidar el ambiente. Porque Uruguay no es un país que contamine mucho, por suerte. Eso es porque ligamos, porque nuestra matriz productiva se dio de cierta manera. Pero no es porque hayamos hecho mucho esfuerzo, pero eso hoy por hoy es tremenda oportunidad de mercado. Porque está lleno de empresas que están buscando exportación de carne biosegura con certificaciones de que es sano para el ambiente. Y energía también, y los centros de datos con toda la energía que usan. Google, por ejemplo, viene acá porque tenemos energía renovable de donde se puede alimentar eso. O sea, es una oportunidad enorme. Y donde se pueden hacer un montón de cosas muy interesantes, como el bono verde, por ejemplo. Es una de las cosas que hizo Adrián desde el Ministerio. Voy a decir algo que es muy políticamente incorrecto ahora. Yo me siento medio cornuda cuando estoy comprándome una pajita de aluminio y no tirando un papel. Ir reciclando cosas, cuando después están las empresas contaminando todo lo que quieren y pagan unas multas pequeñas.
Pero sobre todo en otras partes del mundo nos bajan línea acá al subdesarrollo donde estamos intentando que la gente coma y tenga una casa y me decís que no le ponga film a la manzana y vos estás contaminando todas las aguas y se mueren todos los bichos y yo no tengo nada que ver. Entonces yo me siento cornuda con esa agenda, eso me pasa. Así que, en ese sentido, no sé si me conecto tanto con el medioambiente, todos los ambientalistas me van a caer… que vengan. Pero sí creo que como país hay mucho para hacer en política ambiental, y para crecer económicamente.
El Partido Colorado históricamente tenía una masa enorme de gente.
¿Por qué lo abandonaron? ¿Qué te dicen?
Tradicionalmente estaban el Partido Colorado y el Partido Nacional, si bien los dos con matrices liberales, el Partido Colorado era más progresista y era más activo en cuanto a promover desde el Estado y garantizar la justicia social. Y el otro era más liberal en el sentido más cabal. Eso con el Frente Amplio cambia. Y hay un partido que, sin tener una matriz liberal, se identifica muchísimo más con la justicia social y ha hecho de ella su bandera mucho más fuerte. Entonces hay una gran parte del electorado que se vuelca ahí. Mi diagnóstico es que, como esa representación se fue a otro lado, buscar una nueva es un poco traicionarte. Se han vuelto locos y han cambiado de acuerdo al viento. Ahora somos un poco más de derecha y vamos más por esa senda y si viene para otro lado, entonces estamos más con otras propuestas. En realidad lo que tenés que hacer es ser consecuente con lo que vos pensás y tener el mismo discurso durante años. Y un día
el viento de los tiempos te va a dar la razón, pero vas a tener que estar bien parado para ese momento, y entonces tenés que tener claro lo que sos.
¿Y qué sos?
Por qué yo no soy del Frente, te contesto por mí. Esto es un debate que tuvo Batlle con Mibelli en 1917, y nadie ha expresado mejor, siento yo, por qué
alguien sería colorado y no del Frente Amplio. Batlle le decía: “Nosotros no es que no veamos que hay diferentes clases. Lo que no creemos es que la lucha de clases sea el motor de la historia. Entonces nosotros creemos que a las personas las definen sus ideas y no sus condiciones materiales de existencia. Entonces yo no represento personas, no represento a la clase media o no represento a la clase trabajadora. Yo represento un conjunto de ideas y el que las tenga es bienvenido. Esa es la diferencia del idealismo versus el materialismo”. Entonces se construye toda una serie de consecuencias que tiene que ver con esta matriz de pensamiento que es idealista y no materialista. En ese marco, además, nosotros somos internacionalistas versus el nacionalismo blanco. Y más bien progresistas versus el conservadurismo que también había. Y también, como el Frente, preocupados por la justicia social. Pero dentro de esta matriz que implica favorecer el marco republicano y el Estado de Derecho por sobre otras consideraciones. Hay sectores del Frente, donde para ellos eso es menos importante. Entonces todo eso hay que bancarlo. Aunque, en un momento de la historia, te van a votar tres personas.
No es fácil.
Tenés que bancarte, y no salir a buscar con manotazos de ahogado que te voten. Los partidos de centro en el mundo tienen este problema. Mirá cómo está el radicalismo. No es un momento para una cosa muy moderada que justo queda en el medio del espectro ideológico.
El radicalismo hizo una transición hacia el conservadurismo muy fuerte.
No sé si hizo una transición o aparecieron otros partidos y otras expresiones. Apareció el peronismo que lo movió en el espectro sin que se moviera él tanto. Quedaron así por cómo se configuró después. Y bueno, si hay momentos en el mundo en donde el viento no va favorable a lo que pensás… Batlle decía: “Lo de hoy es simple episodio”. No podés construir la identidad partidaria mirando el hoy. Tenés que mirar con germen de eternidad, lo pensás para hoy y para dentro de unos cincuenta años. Hoy capaz que te votan dos personas y tenés todo encarrilado, porque si es para representar a esas dos personas, entonces vale la pena. Y cuando el viento de cola te favorezca a vos, no vas a ser un inconsecuente y un incoherente que saliste a buscar votos de donde pensaste que había. Pero bueno, hay que bancar la intemperie, ¿no? De repente te queds sin cargos, te quedás sin plata. Eso es bravo. Para mí es el dilema en el que estuvo metido el partido todos estos años, que es priorizar la supervivencia antes que el sentido.
Se contradice con lo que dijiste hoy de la importancia de tener el ala riverista dentro del partido. Ese sector es nacionalista y el batllismo es internacionalista.
Era más conservador, pero no necesariamente nacionalista. Además, era más mano dura, hoy por hoy, Zubia es un buen representante de ellos. Yo no pienso así. A la gente que pensaba así en diferentes épocas, antes la unía otra cosa, y ahora eso como que se diluyó. Voy a tomar un concepto wilsonista, pero realmente es muy bueno el concepto de la comunidad espiritual. Eso no está.
El batllismo no cree en el espíritu.
¡Cómo no! Espiritualista racionalista de Ahrens y Krause. ¡Cómo no va a ser! Yo, por ejemplo, tengo una diferencia, tiendo a ser más positivista que jusnaturalista. Pero Batlle también no era tan arreligioso. Arreligioso sí, pero como que tenía sus creencias en algo trascendente a la vida terrenal. Pero era espiritualista racionalista.
¿Dónde vas a estar en estas elecciones?
En ningún lado.
¿No vas en ninguna lista?
Me gusta que me hayan preguntado esto. ¿Saben por qué? Porque creo que esto lo tiene que decir un poco más de gente de la que lo dice. Yo estoy verde para ser, por ejemplo, candidata a diputada.
Tenés 29 años. Hay cada mono.
La gente me dice eso, pero cada uno tiene su vara. Si duermen bien los monos… Claro, el tema es de cada uno. Y no tiene que ver con la edad. Me falta conocer el país, hablar con más gente, entender más. Cuanto más estudié este país, más me di cuenta de lo que me falta saber y entender. Estamos en una época donde cualquiera es Churchill.
Si los jóvenes se entregan antes de pelear, estamos en el horno.
Hay jóvenes mucho más jóvenes que yo, que están mucho más preparados que yo. Y capaz que hay gente que tiene 65 años y está menos preparada que cualquier tipo que tenga 30 años. No pasa por ahí. Pasa por cuánto Uruguay conocés, con cuánta gente hablaste, qué tan abierto estuviste con todos. No sé, siento que me queda grande todavía y me gustaría que mucha más gente dijera eso, pero siento que todo el mundo aspira a un cargo.
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