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¿Violentos? No, gente bien

¿Violentos? No, gente bien
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Parece que alguna gente influenciada por los videos juegos o las series televisivas ha naturalizado la violencia con los seres humanos. Hace tiempo fue quemada una persona en situación de calle en la Ciudad Vieja, donde también tuvo sus andanzas la pandilla del bate de béisbol que nunca fue detenida. Pero las golpizas no son monopolio montevideano, porque varios jóvenes golpearon a otro en la Paloma hace unos meses y ahora ocurrió la agresión a un joven por sus ocasionales vecinos en Punta del Este.

¿Qué nos está pasando como sociedad? ¿Hay una grieta más estructural que la descripta abundantemente como partidaria, que divide hoy a la sociedad? ¿Existe la aporofobia en algunos estamentos sociales? ¿Influye en algo el discurso de la legítima defensa de la LUC? ¿Influyen la segregación urbana y educativa para ello? ¿Se afirma el convencimiento de que es válida la “justicia” por mano propia? ¿Hay un mensaje desde la política que promueve esta realidad? ¿Es una prueba de la grieta existente? ¿Qué significa la apariencia delictiva? ¿El único pichi bueno es el pichi muerto? ¿Es justa la Justicia con estos delitos?

 

El estado en cuestión por José Luis Perera

Los episodios de justicia por mano propia que todos conocemos, sacan a la luz algunas de las falencias más hondas de nuestra sociedad.

No estoy seguro de que haya un mensaje desde la política que los promueva. Aunque hay ejemplos de ello. El entonces senador Fernando Huidobro, allá por 2008, dijo que «Parecería muy recomendable desobedecer a la querida compañera ministra: no hay más remedio por ahora que armarse» (discrepando con la ministra Daisy Tourné que proponía desarmar a la población). Y en 2018 el ex fiscal Zubía -entonces candidato a diputado-, reivindicó el mostrar el arma que portaba durante una entrevista, porque sirvió para «significar lo difícil que es vivir hoy».

Los hechos en cuestión ponen en entredicho la existencia misma del Estado, de sus instituciones y de sus leyes. Implican la ruptura del contrato social, aquel que otorga al Estado el monopolio de la fuerza. Son una forma extrema de privatización de la violencia, y reproduce y aumenta los niveles de inseguridad, ya que supone amenazas a la integridad de las personas.

Algunas posibles explicaciones:

  1. Deficiencias del sistema de justicia. Muchas personas no confían en el sistema de justicia del Estado, la lentitud en los procesos, el exceso de trámites, el mal servicio a la ciudadanía, y la impunidad percibida o efectiva en relación con casi todos los delitos. Incluida la impunidad en los casos de justicia por mano propia.
  2. Estímulo de la violencia a través de los medios de comunicación. Como dice Beliz “el inusitado despliegue de violencia por parte de los medios, especialmente de los programas de noticias, contribuye a estimular el fenómeno de la violencia y a percibir el entorno de manera que motiva a algunos a tomar la justicia por sus propias manos”.
  3. Alta percepción de inseguridad, o, en algunos casos, aumento real de la inseguridad.

Para acabar con esta práctica el Estado debe recuperar su legitimidad, mejorar la credibilidad de las instituciones, ampliar la seguridad jurídica de los ciudadanos. Si cuando estos hechos se suceden, la justicia es débil, se repetirán.

Por otro lado, es importante mejorar la percepción de seguridad de los ciudadanos a través de los medios de comunicación, disminuir la visibilidad de hechos violentos y eliminar la concepción de justicia por mano propia como mecanismo legítimo, único u oportuno.

Un estudio de 2015 que incluye el nivel de aprobación medio que los habitantes de la región dan a la aplicación de la justicia por mano propia, señala que los indicadores demográficos que más tienden a estar relacionados con el apoyo a ese método son la edad —entre más joven sea la persona, más probable es que la apruebe—. Y ese sí que es un problema de enorme magnitud.

 

Pérdida de referentes de autoridad por Martha Valfre

¿Qué nos está pasando como sociedad?

Entiendo que lo que hay es una pérdida de valores y referentes.

Los tradicionales puntales de la sociedad están desvalorizados. La iglesia dejó de ser referente como consecuencia de los abusos sexuales. Los padres han perdido autoridad por tratar de ser más amigos que padres. Se perdió confianza en el Estado por la corrupción. Eso hace que frente a la ausencia del “padre” (en sentido lacaniano) las personas comienzan a dudar de la autoridad y prime la violencia.

¿Existe la aporofobia en algunos estamentos sociales? 

No necesariamente. Es el rechazo al diferente.

¿Influye en algo el discurso de la legítima defensa de la LUC? 

Para nada. Intentar culpar a la LUC por esto es como querer echarle la culpa a los murciélagos por el Corona Virus.

¿Influyen la segregación urbana y educativa para ello?

Tampoco lo veo por este lado.

¿Se afirma el convencimiento de que es válida la “justicia” por mano propia?

Frente a la pérdida de referentes de autoridad surge la necesidad de reunirse con “pares” que den certezas, y ahí el todo es más que la suma de las partes. Y en grupo terminan haciendo cosas que a nivel individual ni lo intentarían.

¿Hay un mensaje desde la política que promueve esta realidad? 

Tampoco lo veo así.

¿Es una prueba de la grieta existente?

No es necesariamente grieta sino rechazo al diferente. De ahí que haya un rebrote de xenofobia entre otras.

¿Qué significa la apariencia delictiva? 

Justamente es la prueba de que es el rechazo al diferente. Aquel que no se ve como “nosotros” es delincuente.

¿El único pichi bueno es el pichi muerto?

Nunca.

¿Es justa la Justicia con estos delitos? 

La justicia es a lo que se aspira. En la vida diaria apenas puede aspirarse a algo que se le asemeje.

 

‘Apariencia delictiva’ por Camilo Márquez

 

Existen, de un tiempo a esta parte, una serie de casos de ataques a personas marginales, linchamientos y golpizas en grupo a supuestos o verdaderos rateros. Exhibe un humor social que admite este tipo de accionar explosivo de una parte de la población. Se trata de violencia reaccionaria en todas las circunstancias, en el caso del ataque a personas sin vivienda que ocupan plazas o escaparates, ya tiene el tufillo del fachismo.

El último episodio es el del muchacho golpeado y hasta atropellado con un cuatriciclo en un balneario de Maldonado por un grupo de energúmenos que lo confundieron con un ladrón y que tuvo amplia repercusión en los medios.

No es sorprendente que estos sucesos se hagan más frecuentes cuando desde arriba se baja una línea de endurecimiento de penas, un creciente espaldarazo a la acción policial en todos los órdenes y la creación de figuras inusuales y caprichosas como la de “apariencia delictiva” para facilitar la detención de transeúntes y fraguar causas. Algo que por cierto ocurre hace largo tiempo, ¿O hay que recordar los casos donde la policía balea y luego planta armas para montar escenarios de enfrentamiento, en especial contra la juventud de los barrios?

La coalición de gobierno hace gárgaras periódicamente de que el suyo es un gobierno “democrático” o incluso “republicano”, según que facción del mismo haga uso del micrófono. Es un verdadero adefesio intelectual que quienes sostengan tal cosa dieran vida a una ley que dislocó la capacidad de debate del organismo por excelencia para tal fin, el parlamento. Esto es exacto, aunque con una consideración: ese condicionamiento fue aceptado de buena gana por la oposición que le dio su voto en un 50% ese extenso paquete, es decir que se volvió un engranaje de ese mecanismo. Oficialismo y Frente Amplio se confabularon para dar vida a un avasallamiento constitucional. La crisis capitalista, por un lado, y la lucha de clases, por el otro, erosionaron esta convergencia y obligaron al FA a pasarse a un campo de oposición por cuentagotas. Incluso algunos dirigentes se han visto obligados a desmarcarse de la llamada “Comisión de Expertos” de la seguridad social de la que tanto el FA como el PIT-CNT participan y acuerdan en sus principales líneas con los “expertos” multicolores y de las Cámaras Empresariales, por ejemplo, en aumentar la edad de retiro.

A lo largo del mundo los regímenes políticos se caracterizan cada vez más por recurrir a métodos excepcionales de gobierno. En especial cuando deben proceder a ataques a los derechos previsionales o laborales. Una guerra contra los trabajadores que la burguesía emprende con resultados desiguales, marchas y contramarchas. Uruguay no está en un limbo, la burguesía necesita destruir conquistas históricas y no se priva de nada, incluido, potencialmente, el estado policial.

Esto obliga a los sectores antagonistas a preparar las condiciones para la derrota de todos los planes del capital y sus agentes, incluidos los que operan dentro del movimiento obrero; la burocracia sindical, que ha dado nuevas muestras de descomposición.

Este es el marco de conjunto en que debe abordarse la violencia y la “justicia por mano propia” entre los sectores empobrecidos o incluso de capas mejor posicionadas que se ensañan con un individuo que les toca la billetera. Refleja a una sociedad en un impasse, que ante la ausencia de respuestas colectivas estalla en raptos de cólera individuales y estériles. Del laberinto se sale por arriba.

 

¿Pena de muerte? Por Esteban Pérez

Cuando Gandini lanzó aquella frase “los de apariencia delictiva…” para defender la Ley de Urgente Consideración tuvo un desliz o más bien le afloró por su boca incontrolable la visión ideológica de la burguesía: los pobres son pobres, se visten a lo pobre, huelen a pobre, tienen apariencia delictiva por lo tanto son pichis con tendencia a ser delincuentes.

En el fondo lo que siente es el temor al desarrollo de la lucha de clase que conlleva el miedo del triunfo de los pobres, que les arrebaten el poder y junto a él sus riquezas y privilegios. Se miran en el espejo del pueblo y sienten horror al pensar en la posibilidad de que un día puedan convertirse en uno más de esa masa gris e inferior. Desde ahí, desde sus privilegios, les mana el odio al pobrerío.

Odio volcado en los artículos represivos de la LUC, otorgando carta blanca a la policía y generando condiciones para la justicia por mano propia. Se está gestando un ambientún similar en algunos aspectos a aquellos que dieron nacimiento a los linchamientos, Ku Klux Klan, etc., en definitiva “la gente de bien versus la chusma”. Para aquellos, justicia de guantes blancos, para los segundos mano de hierro aún más allá de los límites que la ley exige.

Hemos visto meter pobres presos a roletes, según el Comisionado Parlamentario la inmensa mayoría de los encarcelados proviene de la población más humilde. No percibimos la misma urgencia con respecto a los chetos de la Operación Océano e incluso, cada vez más, se cultiva el ambiente a favor de torturadores, asesinos y violadores de la dictadura los que, en definitiva, cumplieron los mandados de la oligarquía manchándose las manos de sangre para que les salvaran sus intereses.

Según la ideología de la burguesía, su riqueza está por encima de la Constitución y de la vida de trabajadores y marginados del sistema. En la Edad Media los embriones de burguesía, si protestaban los mandaban a la hoguera por herejes y por no respetar el orden establecido por Dios.

Desde hace un tiempo nos viene llamando la atención la ejecución en serie en nuestro país de travestis, sin que las investigaciones den algún resultado. También nos alarmó la reciente agresión por parte de una patota, a un joven por su apariencia delictiva en Maldonado. Por otro lado, nos induce a sospecha el incremento de ejecuciones de personas con antecedentes, bajo el título de “ajustes de cuentas”.

¿No estará operando (más allá de la lucha entre bandas) en este caldo de cultivo, algún comando “cazapichis”, como antes los escuadrones de la muerte? Si no lo está, mejor.

Pero las condiciones se van creando y siempre hay fascistas añorando la pena de muerte para “sanar la sociedad…”

 

Vestir diferente no te hace un chorro por Martin Forischi

Es un gusto estar otra vez en la Reflexión Semanal, una columna que nos caracteriza desde tanto tiempo, y en el que conocen la temática, la forma, la manera; Habrá reflexión, habrá polémica, habrá análisis, todo lo que tienen que saber, con nuestro estilo, que tiene que ver con decir la verdad, la nuestra, no hay una única, no hay una exclusiva, pero es la nuestra, la que nos permite mirarlos a la cara a ustedes, y contarles lo que estamos sintiendo, con errores, con aciertos, pero con honestidad, como siempre digo es mi verdad,  y es lo que estoy creyendo en  el momento que se los estoy diciendo, en este gran Semanario que me permite expresarme.

El tema de hoy es excluyente, es atrapante, allí con el título de apertura de la Reflexión hecha por Alfredo García vieron un poco el recorrido que va a tener esta columna, con muchas cosas para atacar y para abordar desde lo periodístico; estableceremos contacto con el derecho penal, y con las ciencias sociales, de lo que nos pasa como sociedad.

Respecto al caso del joven de 18 años en Punta del Este, la primer pregunta tiene que ver en especifico desde lo humano, sobre si después de lo ocurrido, si es importante o no la entidad de las lesiones sufridas por el chico; Y la importancia o no que los agresores se hayan preocupado a posteriori por ofrecerle dinero para reparar el daño… es una discusión que tendré con mis compañeros, más que una discusión cada uno en su respectivo pienso tendrá su punto de vista y es una pregunta un poco capciosa y engañosa porque me parece que no cabe duda que lo importante aquí es la conducta de los imputados que los convierte en la figura del cazador, lo importante aquí es lo que no está permitido hacer, por algo hay conductas que se las consideran ilegitimas pasibles de una pena porque lo que se trata de proteger son los derechos humanos.

Abocándonos directamente a los imputados lo que hicieron es inusual. ¿Por qué hablo de una cuestión inusual? Porque lo que le hicieron a ese chico de 18 años fue una cacería eh, los que tuvieron la billetera de payaso, los que tuvieron un bolsillo infinito le dieron cacería a un chico humilde, de clase media, como la que hacen los animales depredadores con su presa, al aprovecharse de su ventaja física y de edad frente a un niño de 18 años; porque eso es lo que es, un niño, sí un niño porque tiene 18 años y recuerdo cuando yo tenía esa edad y era prácticamente niño aún. Y hay que ponerse un poco en el lugar del otro, y vivir esa mise en scene que vivió el chico, sentirse asfixiado en sentido figurado, cuyo ataque te deja en estado de indefensión, vulnerándole los espacios obligándolo a correr por las calles, donde insisto mas allá de si se constataron lesiones graves o leves lo importante es ponerse en el lugar del otro y sentir lo que sintió ese niño.

Yo quiero creer que lo que motivo a esos hombres a darle caza al chico fue una conducta aislada, pero estoy seguro que una de las cosas que los motivaron fue producto de los estereotipos y de los prejuicios.

A los agresores se les imputa el delito de lesiones leves art. 316 del Cód. Penal. Lo sucedido en Punta del Este demuestra que se ocasiono un daño por acción, un trastorno fisiológico del que por consecuencia se deriva una enfermedad del cuerpo o de la mente. Creo que en este caso de las dos.

Son lesiones leves porque según el médico forense Sergio Mozo, la duración de las mismas será menor a 20 días. No hay duda de que le cabe esta figura delictual porque se consume instantáneamente en el momento en que se causó el trastorno fisiológico del que se deriva la enfermedad y que eventualmente puede llegar a tener efectos permanentes porque la dilatación de la enfermedad, que puede ser para siempre, es un efecto del delito.

Y después el de violencia privada art. 288 Cód. Penal. Aquí se tutela el amparo de la libertad individual en lo referente a la autonomía de la voluntad y a la independencia de las acciones, lesionándose la libertad de obrar del chico, por intermedio de violencia y amenazas, tanto porque se anula la capacidad de que el tome una determinación, como también obligándolo a proceder de distinta forma a la que el tenia resuelto.

El art. 289 legisla sobre varias circunstancias agravantes, aquí la que creo se aplica es que la violencia o amenaza se lleve a cabo por varias personas, que pueden estar juntos o separados. Hasta aquí lo referente a la ciencia penal.

Sigo sin entender que le pasa a la sociedad uruguaya con los estereotipos y los prejuicios, porque hay en la sociedad una serie de creencias y atributos que se le asigna a determinada clase social, sin fundamento alguno de que, según como se viste, del como lleva su cabello, si usa gorro lo tratan como delincuente, creyendo que, de esa manera pueden detectar una potencialidad criminal y eso es un grandísimo absurdo, eso se llama prejuicio.

Ahora a pesar de vestir así y aunque sea de otra clase social y cultural, ¿puede o no puede tener la suerte de veranear en el mismo balneario que frecuenta la clase alta? Tengamos en cuenta que el hecho de vestir diferente no te hace un chorro, el problema es que para ciertos individuos de clase alta el hecho de tener apariencia delictiva te convierte en eso, y no podemos permitir que en nuestra sociedad individuos piensen así.

Pero no todos los seres humanos se manejan con estereotipos e igualmente conviven con estos anormales, y se mueven sanamente por la calle, pero tenemos una sociedad prejuiciosa, este niño al salir a la calle no tenía por qué saber que en ese barrio la comunidad se maneja con prejuicios.

No hay que vivir con ese estigma de que a determinados lugares no se puede acceder por la clase social a la cual perteneces; Que sea menos probable que un joven de clase media pueda veranear en Punta respecto a un chico de clase alta, no lo hace imposible, estas grietas sociales hay que desterrarlas de nuestra sociedad, y la sanción penal en este caso debe ser ejemplificante. Acá no estamos hablando de un hecho social complejo de difícil comprensión. Estas mentes chiquitas creen que determinada crisis social es producto de determinada clase social y es un error pensar así y actuar en consecuencia.

 

El coronel tiene quien lo reenvíe por Sol Inés Zunin

Me reenvían un audio.

Un coronel llama a su tropa a votar en blanco para exigir al gobierno rapidez en concretar los cambios que votaron y que detalla, a saber:

Recuperar “la laicidad” y terminar con “la ideología de género y el falso relato del pasado”, el “asistencialismo del MIDES” y “las pensiones vitalicias” a quienes el coronel llama “terroristas” sin, por supuesto, olvidarse de reclamar libertad para unos “veteranos”, según él, infamemente encarcelados.

Sensibilizado y movilizado en la defensa de quienes torturaron, violaron, asesinaron y robaron –oh! caramba! sus defendidos violaron hasta la inviolable propiedad privada!- el coronel olvida recordar las jubilaciones que en régimen de total privilegio percibe el oficialato de las FFAA, la violencia machista que las políticas de género intentan combatir, los subsidios millonarios que perciben los agroexportadores –entre los que se cuentan varios representantes de su clase- y que hacen palidecer los $1200 mensuales de la canasta MIDES y se olvida de la laicidad también, claro.

Y ésta sociedad, a la que le encanta mirarse en el espejo de Latinoamérica para corroborar que es la más bella y la más democrática, no sólo no condena su negacionismo, y su justificación del terrorismo de estado, sino que toma con normalidad semejante germen dentro de sus FFAA. En un país europeo y serio -y por lo tanto admirado ;-/ – como Alemania, ese apologista del crimen ya estaría cumpliendo trabajos comunitarios –mínimo- y presentando disculpas públicas.

Pero acá no. Porque en realidad, a pesar de las pretensiones, acá la dinámica sigue siendo que los más fuertes sometan a los más débiles, y por eso, cuando esos más fuertes lamentan la pérdida del respeto en realidad lloran la pérdida del miedo del desposeído al poderoso. Eso es lo que entienden por respeto y que la LUC vino a restaurar, después de que la ola progresista trajera un tímido intento de responsabilidad personal y horizontalidad sin privilegios.

Justamente el motivo por el que adoran la caridad –en la que ellos eligen cuánto y cuándo- y denostan los derechos -que igualan-.

Los delincuentes de Pinares no se hacen en un día, sino que son la consecuencia lógica de la cultura de una tribu que antepone la propiedad a la vida, el poder a la justicia, el status a los derechos y a la que algo o alguienes le abrieron el dique de contención.

Por eso, al igual que el mega traficante de cocaína bautizado candorosamente por la prensa como “empresario”, están en su casa, mientras que la mujer de los 5gr de marihuana está presa.

Llamálo aporofobia, llamálo defensa de clase. Llamálo lucha de clases.

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