Yendo al rescate de la historia, y al cambio en la velocidad de los cambios, el referente del modelo de periódico tal cual lo conocemos hoy fue una publicación oficial que informaba acerca de las actividades del Senado romano, que llevaba por nombre Acta Diurna Romanas. Con el tiempo, se fueron sumando otras informaciones relevantes de la sociedad romana.
El recorrido es largo: la imprenta irrumpiría hacia 1430, la cuestión informativa aparece en el siglo XVI. Comienza la profesionalización acelerada de las publicaciones noticiosas; Alemania en 1609, Madrid en 1624, y Francia, en 1631. En la medida que se desarrollaba el modelo de negocios, se sofisticaba la gestión y agregaba densidad informativa. También artículos de opinión: en Francia, la Gazette de Théophraste Renaudot, que empezó a imprimirse semanalmente en 1631, incluía “columnistas” como Richelieu o el propio Luis XIII.
Avanzado el siglo XVIII, la prensa adquiere un grado de maduración y solidez financiera que ya puede ser considerada una industria en evolución. Son los turbulentos tiempos de la Francia Revolucionaria (1789) y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que en su artículo II proclama que “la libertad de comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los Derechos más preciosos del hombre; todo ciudadano puede hablar, escribir, imprimir libremente…”.
La sofisticación de la industria sigue complejizando la gestión de la información, la conceptualización del proceso de desarrollo del producto noticioso, el creciente compromiso social y democrático…y, por cierto, el modelo de gestión empresarial: la publicidad, las suscripciones, las ventas…
La vocación libertaria
En ese camino de sofisticación y derechos individuales, crece una idea que será esencial: el derecho a informar y a ser informados. Cuando los hombres de gobierno sienten el límite que significaba la prensa, empiezan las fricciones. El genio de Napoleón Bonaparte lo deja claro, el día después del 18 de Brumario: “si aflojo la brida a la prensa, no permaneceré ni tres meses en el poder”. Para dimensionar de lo pujante de la nueva industria de la noticia y la libertad de opinión e información, en la agitada Francia entre 1631 y 1789 se fundaron más de 300 periódicos, y entre 1789 y 1793, abrieron y cerraron alrededor de mil.
En el siglo XIX aparece la figura del corresponsal. Después llegarían las agencias de noticias, y más acá en el tiempo, las firmas de asesoramiento en comunicaciones o agencias de prensa. Pero éstas son más recientes, siglo XX. Y hacia el final de ese siglo, tras el surgimiento del word wide web, las webs, el sistema global de información basado en enlaces de hipertexto, que son enlaces que conectan diferentes páginas web y permiten a los usuarios navegar de forma rápida.
Las palomas mensajeras
La necesidad de reducir los tiempos de producción del producto newspapers, les llevó a innovar. Una de las más audaces fue la de la agencia Reuters, que para el año 1852 comenzó a valerse de palomas mensajeras para comunicar noticias.
La historia del periodismo ha sido fabulosa. Se combinan luchas emancipadoras de los desclasados, de los movimientos que reivindican derechos democráticos, hasta el rol de faro principista de esas búsquedas.
Los medios de información son organizaciones en permanente evolución, que la tecnología ha potenciado hasta llegar a transformarlos radicalmente, pero conservando sus fundamentos: comunicar con objetividad, informar para la libertad, aportar noticias y reflexiones para darle densidad al debate de los asuntos públicos, como contribución a reflexiones enriquecedoras para una mejor resolución de los conflictos de intereses de los diferentes núcleos de interés.
Ya vendrían los avances para una perspectiva industrial de los periódicos y luego la novedad de la industria informática y el concepto de red con la llegada de Internet en los 90. Se abre un camino lleno de desafíos e incertidumbres, cuyas respuestas hacen a las formas de producción de la cultura y de la comunicación, con una incierta proyección del periodismo de noticias.
Periodismo industrial
La etapa contemporánea se caracteriza por el predominio de los factores económicos en la creación, orientación y significación de los periódicos, la figura profesional del periodista y la integración de la prensa en la industria de los medios de comunicación, de creciente complejidad, diversidad y envergadura. Aunque escorados, las batallas entre la industria del entretenimiento y la de la información, ha seguido adelante.
La era digital sacudió las raíces mismas del mundo de los periódicos. Primero fue la tendencia a ver la “aldea global”. Años después, se volvió al canal local. La aldea sin olvidar la perspectiva global.
Se plantean otros problemas, consecuencias de esos cambios: interacción de las plataformas, revisión de las estrategias editoriales apuntando a una exigencia de contenidos, técnica, multiplataforma. Incluso se va ensayando un mix entre la edición papel y la digital. Es tiempo de la explosión del streaming.
La prensa digital debe resolver sus horarios de cierre de edición. La edición papel tenía unos límites “naturales”, por razones logísticas y de eficiencia de los recursos. Dudas mediante, se produce una ruptura de viejos padrones. Así, la versión digital actualiza sus noticias, en tiempo real, a demanda del contenido y de estacionalidad. El límite no es técnico, sino de costos y de comprensión de dinámicas. Es el fin de la hegemonía de la televisión sobre los otros medios, pero no su extinción, sino su integración a plataformas. Y parece despertar una nueva forma de protagonismo del recurso individual del periodista.
La era de la vergüenza
Al mismo tiempo que van madurando innovaciones tecnológicas y nuevas formas de gestión, de trabajo individual y colaborativo, de contenidos y de negocio, hay también un lado oscuro de la luna.
Hay una anti-industria de la información, que es y será indigna, pero que tienta a muchos a enredarse en sus mieles y, por tanto, a presentarla de manera edulcorada. Esta inversión de los principios, en especial del aporte de la información a la calidad democrática, se abre camino con producciones basadas en las individualidades que llegan con agendas todoterreno. Es la industria del entretenimiento vs la industria de la información.
Aun así, con periodistas y medios dando el combate por una práctica profesional y un modelo de negocio capaz de dar sustento a la aventura de navegar en el ancho mar de la democracia; hay prensa independiente y hay periodistas audaces.
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